Elegimos un recorrido que nos dé
la posibilidad de descubrir una parte de la Sierra de Guadarrama todavía desconocida
para nosotros, partiendo de Miraflores de la Sierra.
Lo que en principio iba a ser una
circular en torno a los 11km de longitud y con un
desnivel de unos 700m de D+, se convirtió en dos atractivos
itinerarios de ida y vuelta, enlazados, con una longitud conjunta de 16.5km y
un desnivel total en ascenso de 1.050m de D+. El primer itinerario hasta el Pico Perdiguera y el segundo a la Mina Cubero.
En azul, ascensos; en rojo, descensos. A la dcha., itinerario 1; a la izq., itinerario 2 |
El motivo del cambio de planes
sobre la marcha fue la consecuencia lógica tras finalizar la incómoda e innecesaria subida entre altos
espartales de más de metro y medio de altura (¡Cómo se enganchan y
obstaculizan la marcha!) durante los
primeros 300m de desnivel hasta alcanzar La Carcamala, en modo todo tieso y
sin trocha (“subida 1” en el mapa adjunto), en lugar de haber seguido por la sombreada, bonita y agradable senda
(marcada con señales blanquiverdes) que luego tomaríamos en la bajada (“descenso
1” en el mapa adjunto).
Tal desacierto nos quitó las
ganas de, una vez en la cima de la Perdiguera, continuar gastando tiempo y
resoplidos en más campo a través, optando en su lugar por enlazar los dos
recorridos de ida y vuelta (1 y 2 en el mapa), dejando para otra ocasión,
cuando ya tuviéramos una idea del conjunto, completar si acaso la circular
original.
Es Miraflores un pueblo grande y
extendido, en el que antiguas y reseñables construcciones coexisten con otras más
recientes. Nuestro punto de partida es un parque junto a la travesía de
Cabezuelo, al que llegamos siguiendo las marcas blanquiverdes que ya aparecen a
la salida de Miraflores hacia el Puerto de Canencia, en el lado izquierdo de la
carretera junto a un letrero que indica “al Pico de la Pala”.
Son las 9 de la mañana cuando
salimos de Miraflores (1.100m) en busca de la subida más directa hacia el pico
de la Pala, primer otero relevante de la Cuerda de la Vaqueriza.
El por qué al poco rato de haber
iniciado la marcha guiados por las marcas las abandonamos conscientemente, para
ascender ladera a través siguiendo un track que habíamos descargado, podemos
achacarlo más a la obstinación que al buen juicio. En este caso la intuición se
plegó ante la tecnología, para mal.
El caso es que seguimos el track
en el GPS hasta llegar al primer pico, La Carcamala (1.450m), tras enredarnos y
pelear con las abundantes matas de desarrollados espartos que cubren la ladera
(Lygeum spartum / esparto basto / albardín, que de todas estas formas se puede
llamar) ¡Craso error! De hecho, la proliferación de estas plantas, en sazón al
final del verano, resulta significativa en esta zona y, siempre que sea
posible, conviene evitarlas.
Abundantes espartales cubren las laderas |
Algún que otro escaramujo (rosal silvestre) completa el cuadro vegetal |
Una vez alcanzado el promontorio
de La Carcamala, en el lomo de la Cuerda de la Vaqueriza, entroncamos con la
evidente senda marcada con las señales blanquiverdes que desestimamos al
inicio, a la cual nos incorporamos gustosos, para llegar seguidamente al Pico de la Pala (1.540m), segundo del
cordal.
Las vistas a derecha (Este) y a
izquierda (Oeste) son muy amplias y permiten tener una buena perspectiva del
entorno. Al Este, la Cuerda del Mondalindo, Cabeza Arcón y Pendón, con el fondo
del Cancho Gordo de la Sierra de la Cabrera. Al Oeste, La Pedriza y La Najarra.
Cuerda del Mondalindo con la Sierra de la Cabrera al fondo |
Embalse de Santillana y la Pedriza |
Hacia atrás, el Monte de San
Pedro, como una isla lejana emergiendo en la distancia.
Al fondo, el monte de San Pedro |
Por delante, la Perdiguera, a cuya cima se accede continuando por la senda muy
bien marcada tras superar unos empinados doscientos metros de desnivel.
Al fondo, la Perdiguera |
Un par de pájaros posados sobre
la roca cimera y el gran vértice geodésico marcan el punto más alto al que
llegaremos hoy, los 1.866m de la cumbre.
En la cima de la Perdiguera |
Tras una mirada a la vecina
Najarra, y con cierta frustración por no seguir con la circular, nos aprestamos
para una rápida bajada, retornando por el camino debidamente marcado, eso sí,
observando detalles que no vimos durante la subida, hasta casi llegar de nuevo
a Miraflores.
La Najarra desde la cima de la Perdiguera |
Ni comparación tiene la facilidad
y belleza de este recorrido frente al utilizado en la subida. Los mismos paisajes se ven diferentes durante la bajada.
Vista hacia el Mondalindo |
La Najarra, al fondo, como punto culminante |
Detalles de proximidad |
Sin llegar a descender hasta el
propio Miraflores, atravesamos un sombreado pinar bordeando por su base el
promontorio de La Carcamala y entroncamos con una pista que, paralela y por
encima de la carretera M-611, se adentra en el amplio barranco del arroyo del
Gargantón. Emprendemos el segundo itinerario de la jornada que nos conducirá a la Mina Cubero.
Pinar en la parte baja de la Carcamala |
Enseguida la pista se transforma
en trocha y se deja atrás la sombra protectora de los robles. El sol cae de
plano sobre nuestras cabezas a esta hora del mediodía.
Unas vacas, al sol, :-(, y unas cabras, a la sombra :-), nos contemplan con
cierta curiosidad.
Poco a poco vamos remontando el
barranco hasta llegar al pie de la bocamina (1.500m).
Bocamina de la Mina Cubero |
La Mina Cubero, actualmente abandonada, fue explotada en el siglo XIX
en busca de arsenopirita. Si hoy día no resulta evidente llegar a ella,
sabiendo que está ahí, tratamos de imaginar quién o quienes decidirían excavarla, en base
a qué criterio empezarían a horadar precisamente al pie de este roquedo y
cuántas penurias pasarían para extraer y transportar el mineral. Otras épocas,
otros oficios de dura subsistencia.
Vencido el atávico repelús que
uno siente al adentrarse en la oscuridad de una cueva, la curiosidad puede con
todo, recorremos los aproximadamente quince metros de longitud que tiene el
túnel, recto y amplio. Resulta útil la linterna que hemos traído.
En las paredes vemos que hay
posadas unas mariposas oscuras ¿Vivas o muertas? No lo comprobamos.
¡Negras mariposas impávidas; no osamos tocarlas! |
De vuelta al exterior, y a la
sombra de los pinos, hacemos un descanso antes de reemprender la marcha.
La mina próxima, y nosotros a la sombra de los pinos |
Para el retorno buscamos alguna
trocha por el bosque que nos evite la solanera por la que hemos venido, de
manera que marchamos manteniendo la altitud de 1.500m hasta que, al cabo de
varios centenares de metros, divisamos un mojón ¡Estupendo! ¡La intuición nos
ha funcionado esta vez!
A partir del hito damos con una
tenue trocha que pronto se transforma en cómoda senda, permitiéndonos atravesar
el fresco y sombreado pinar del Gargantón hasta entroncar con la carretera
M-611.
Algunos detalles en el color de algunas de las hojas indican que el
otoño está empezando a hacer acto de presencia.
Mientras al roble aún no le ha alcanzado el otoño |
El álamo ya lo tiene encima |
A partir de éste punto, tras unos
centenares por el asfalto, remontamos fácilmente unas rocas hasta confluir de
nuevo con el camino utilizado en la subida hacia la Mina, que seguimos ahora
hasta Miraflores de la Sierra, concluyendo y conformando un recorrido que, si
bien se truncó en el formato circular original,
acabó convertido en dos alternativas de ida y vuelta, una de ellas, la
visita a la cueva, poco habitual e interesante.
Una delicia el roce del esparto en la piel que después de una buena ducha se vuelve a recordar. Para otra vez mejor dejar la intuición y hacer caso a la tecnología, aunque con lo que te gusta ir fuera de los senderos habituales, seguro que no será la última.
ResponderEliminarEl otoño aunque por fechas ya ha entrada, aún le quedan unas cuantas semanas para que se note en los bosques, con tanta agua, todavía todo está muy verde.
Un saludo
Burla burlando, enreda enredado, el caso es que he borrado la respuesta anterior y trato de reproducirla otra vez.
EliminarGracias Eduardo por el comentario, pero son gajes del oficio y del que busca, inconsciente a veces, optar por lo inédito ¿Qué te voy a contar que ya no sepamos, verdad?
Un saludo.
Vaya ruta Carmar! Machete para abrir camino y hasta capote de torero!! Jeje Pero precioso, eso sí.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte amigos!!
No hubiese venido mal el machete para abrir camino en semejante espartal, aunque mejor hubiera sido continuar por la atractiva y marcada senda, pero las piernas van donde la mente inquieta manda, aunque no siempre sea la mejor opción.
EliminarGracias Nolo por el comentario.
Un abrazo para todos.