Collado del Río Peces |
No resulta habitual bautizar un collado con el nombre del arroyo que fluye
por una de sus laderas, lo mismo que la denominación de algunos de los lugares
de la zona, y valga como ejemplo el resumen del circuito realizado:
Embalse de Puente Alta (1.130m) – Sendero del Azud del Acueducto de Segovia
– Pinar de la Acebeda – Collado del Río Peces (1.758m) – Barranco del Río Peces
– Embalse de Puente Alta. Un recorrido de unos 18km de longitud salvando un
desnivel total de 750m de D+.
El Embalse de Puente Alta (¿Masculino o femenino?) está situado en la vertiente
segoviana de la Sierra de Guadarrama, en el cauce del Río Frío o Río de la
Acebeda. La niebla apenas permite ver sus laderas pobladas de pinos y algunos
robles. Hace frío cuando inicio la marcha con la esperanza de que el cielo vaya
aclarándose a medida que avance el día.
Recorro la margen derecha del embalse hasta llegar a la cola del mismo,
lugar donde tomo el sendero que se dirige hacia el Azud del Acueducto.
A partir
de este momento el camino discurre aguas arriba del Río Frío adentrándose en un
bosque de pinos donde el musgo y el liquen campan por sus fueros.
Atravieso la cacera que canaliza agua hacia lo que fue la toma del
acueducto de Segovia y continúo la marcha entre árboles cada vez más altos,
manteniéndome en la derecha orográfica del arroyo.
Alcanzo el Azud del Acueducto y las balsas de decantación del agua captada.
Enclave solitario que retrotrae a épocas pretéritas donde los recursos se
aprovechaban sabiamente.
La bruma hurta de la vista lo que hay por encima de las copas de los
árboles. Se ve en la proximidad pero la neblina desvanece lo que en la
distancia aguarda.
El sendero entronca con una pista asfaltada; tras recorrerla una decena de
metros hacia la derecha en sentido subida retomo la senda al otro lado de la
misma, y continúo remontando el Río Frío.
Algo más arriba, en un lugar con puente recio de madera cruzo el arroyo y,
cambiando de dirección, me interno en el Pinar de la Acebeda (¿Pinos o acebos?)
El bosque se espesa, el camino asciende fuertemente mientras la presencia
de acebos entre los pinos aumenta de manera notoria. Me siento cómodo en el
vaho que todo lo envuelve.
Desde la frondosidad me llegan rebudios de jabalíes. Asumo que me han
sentido. Me pongo en guardia para seguidamente calmarme pensando que “el animal
pequeño rehúye al grande”; así que, como creo que mi tamaño es mayor, continúo
aliviado.
La pendiente se acentúa mucho en este tramo, la senda es amplia y el final
de la cuesta lo tengo a la vista, apenas unos veinte metros más, doy una
zancada, alzo los ojos y me quedo clavado, inmóvil, fija la mirada; arriba,
donde la pista se aplana, un jabalí la empieza a cruzar; se detiene un
instante, me mira de reojo, y ………, continúa, seguido por tres pequeños jabatos,
más otro ejemplar adulto cerrando la marcha, y todos desaparecen entre los
árboles.Tan sólo he tenido tiempo para, de soslayo, elegir el pino más próximo
al que me habría lanzado para encaramarme en caso de que alguno de los jabalíes hubiera enfilado a por mí.
Con un suspiro de satisfacción, me recompongo y acabo de subir el tramo que
me faltaba, mirando a derecha e izquierda con cierta inquietud.
A partir de aquí la pendiente disminuye, acelero la marcha y al poco la
senda desemboca en un pequeño claro en el que hay una muga de piedra. Entre la
niebla, el bosque, la falta de referencias conocidas y los jabalíes, ando
desorientado, así que echo mano de la brújula y, tras consultarla, me ubico y
elijo seguir por unas trazas que van hacia el Sur.
Muga en el bosque |
Asciendo paralelo a una alambrera espinosa que queda a la derecha mientras voy
encontrando algunas mugas más. Hay restos de nieve.
Desde un punto algo más elevado consigo divisar, entre la bruma que sigue
sin disiparse del todo, el rocoso Cerro de la Muela, antecima de la Pinareja. No
va a ser hoy el día de ir más allá del collado, que ya estimo próximo.
Cerro de la Muela entre la bruma |
Una nube pasajera descarga un chaparrón de granizo que me deja calado. El
frío que siento es intenso cuando llego al claro del collado.
Collado del Río Peces |
Me abrigo bien y mientras
tomo unos frutos secos contemplo cómo el vapor de agua va abandonando el suelo.
Placidez y recogimiento que se esfuma
cuando me doy cuenta de que he comenzado a tiritar. Es el momento de emprender
la bajada.
Cojo una evidente pista que se adentra en el pinar en dirección hacia el
Noroeste para abandonarla cuando vira claramente hacia el Noreste, tomando en
su lugar unas trazas que bajan rectas hacia el Noroeste por medio del bosque.
Se siguen bien y pierdo altura rápidamente.
Finalmente alcanzo un terreno más despejado; atrás quedan los altos y
abigarrados pinos mientras que por delante comienza una agradable zona de pasto
muy lozano,
Por el que me desplazo manteniendo a mi derecha la línea de árboles
que delimita el bosque.
En una hondonada doy con un osario. Me quedo mirando los restos mientras
las preguntas acuden a mi cabeza: ¿Por qué tantas calaveras juntas? ¿Por qué
sólo los cráneos? ¿Qué ha sido del resto? ¿Quién los puso aquí?
Sin aventurar las respuestas me alejo del lugar y continúo descendiendo
hacia la ya próxima cola del embalse, zigzagueando por un sector muy poblado de
alambreras, encontrando el modo de no traspasarlas. Me detengo a contemplar las
minúsculas flores que alegran los cursos de agua que fluyen hacia el pantano.
Acabo la jornada bordeando el Embalse de Puente Alta para llegar de nuevo
al coche, que dejé junto a la carretera esta mañana, al pie de una señal que
prohíbe el paso a los vehículos no autorizados. Para otra ocasión, en la que el
tiempo lo permita, queda ampliar el recorrido con la ascensión a la Pinareja;
de momento, el realizado hoy tiene entidad propia, no tanto por la dureza, que
no es demasiada, sino por la belleza del mismo, discurriendo por una zona
boscosa en la que merece la pena “perderse” aún a riesgo de “encontrarse” con
algunos de sus moradores.
Desde el embalse de Puente Alta, el collado del Río Peces; a su dcha. la Pinareja, dando comienzo al cordal de la Mujer Muerta |
Glosario:
·
Azud ("as sad"),
palabra de origen árabe que significa 'barrera', es una construcción
habitualmente realizada para elevar el nivel de un caudal o río con el fin de
derivar parte de dicho caudal a las acequias.
·
Cacera, zanja o canal por donde se
conduce el agua, habitualmente para regar.