domingo, 12 de abril de 2015

Integral de la Sierra de Algairén. Un itinerario para correr y trepar.

Al sur de la provincia de Zaragoza, en plena depresión del Ebro, sobre el campo de Cariñena, se alza la sierra de Algairén, prolongación del sistema Ibérico en sentido Este-Oeste. Su línea de cimas está en el entorno de los 1.000m, con picos relevantes como el de Valdemadera (1.275m), el Mirador de la Falaguera (1.177m) y el Cerro del Espino (1.188m). Recorrerlos en su totalidad, de punta a punta, es algo que, viendo su perfil en el horizonte, surge como idea natural.

Tampoco he madrugado hoy, de hecho son casi las 10 de la mañana cuando empiezo la marcha en el Raso de la Cruz. Agradable y apacible lugar con fuente y riachuelo que después se llenará de coches. De momento, tan sólo otro vehículo más que acaba de llegar. Como únicos sonidos: el de un invisible pájaro carpintero percutiendo contra uno de los troncos, el del agua fluyendo y, en la distancia, algún animado comentario de los recién llegados.

El Raso de la Cruz
Miro los abundantes carteles indicadores que hay mostrando las distintas sendas que, partiendo de este sitio, llevan a lo alto de la Sierra. Opto por el que marca “Collado de Valdecerezo y La Nevera”.

Comienzo el recorrido por un camino que se embosca pronto. Robles con sus caídas hojas alfombrando el terreno, yedras arropando los desnudos troncos, algún que otro acebo, y una pendiente por la que se trota bien.

Monte arriba llego a un cruce y, dejando de lado el sendero a la derecha que enfila hacia “la Nevera y el Mirador de la Falaguera”, sigo por el de la izquierda hacia el collado de Valdecerezo.

El bosque comienza a clarear y la luz del sol se cuela por entre los desnudos robles cuyas hojas pronto apuntarán.

Salgo a la zona despejada del collado donde carrascas desperdigadas sobresalen de entre las jaras.

A la derecha (hacia el Oeste) se inicia la trocha que asciende a la primera y más alta cima de la sierra, el pico de Valdemadera (1.275m), con pendiente creciente a medida que se aproxima al mismo. Gayuba, jaras y alguna carrasca aislada componen la vegetación predominante en esta zona. Las antenas y repetidores que pueblan la cumbre le dan un aspecto “demasiado” urbano. No obstante, desde su punta, el panorama que se domina es muy extenso.

Pico de Valdemadera
En la distancia, el siguiente objetivo y segundo pico de esta integral, el Mirador de la Falaguera con la característica “cinta de hormigón” que asciende hasta la cima.

Mirador de la Falaguera, tras él, el Moncayo nevado
Sin más demora emprendo cómoda carrera hacia la Falaguera. Éste tramo discurre por pista que resulta agradable por las buenas vistas, con el Moncayo nevado al fondo; enseguida me encuentro al pie del hormigón y …. ¡Para arriba!

Desde la cima del Mirador de la Falaguera (1.177m), mirada hacia el Valdemadera y a descender hasta entroncar con el sendero que hay justo donde acaba el hormigón por el que, una vez alcanzado, sigo hacia el Oeste entre olorosas jaras y punzantes carrascas.

Desde el Mirador de la Falaguera, las antenas del pico Valdemadera
Tengo a la vista el tercer pico del itinerario, el Cerro del Espino.

El Cerro del Espino
Alcanzo un collado tras el que, durante unos diez metros, coincido con un tramo de pista, para abandonarla enseguida y tomar una nueva trocha que se interna en un pinar no demasiado espeso pero cuya sombra se agradece.

Al poco llego a la cima del Cerro del Espino (1.188m) que, a diferencia de las dos anteriores, ya aparece más “al natural”, salvada sea la cruz metálica con adornos multicolores. Las amplias vistas desde el Cerro sobre lo recorrido, el resto de las sierras circundantes y lo que queda por recorrer hacen de él un buen otero y lugar para tomar un bocado.

Desde el Cerro del Espino, arriba, lo recorrido (Valdemadera y Falaguera); abajo, lo que queda por recorrer.
Aquí he podido llegar corriendo, a partir de este punto, unos metros más de carrera por el cordal hasta el vecino Cerro de la Garba, para después ponerse en modo trepada, porque la parte que sigue consiste en una entretenida cresta rocosa en la que es preciso usar las manos en algún que otro paso, sin que ello suponga dificultad técnica mayor …., con la roca seca, porque en caso de lluvia o piedra húmeda, el cuidado ha de aumentarse.

Pasos aéreos sobre el filo de la cresta, con algún destrepe a izquierda o derecha, siguiendo los mojones, son la tónica de este tramo, el más montañero del recorrido, en el que todo aquello sobre  lo uno se apoya resulta áspero: la caliza, las coriáceas y punzantes hojas de las carrascas y los leñosos troncos y ramas cubiertos de liquen.

Trepando y destrepando

Al final, superado el mismo, lanzo una mirada atrás y reanudo la carrera hasta el próximo collado de la Hermana.

El acceso al siguiente cerro está bloqueado por una alta alambrera, con lo cual doy por concluida la integral y tomo un sendero descendente entre los árboles que me lleva a pasar por bellos rincones.




De hecho es coincidente con una ruta botánica marcada y bien balizada, hasta entroncar con una pista que tiene un trazado paralelo al cordal que acabo de realizar, y que sigo hacia el Este, para retornar al punto de partida.

Estos primeros kilómetros de pista “pican” ligeramente hacia arriba, en realidad se ascienden unos 150 m de altitud que, al calor del mediodía y tras lo que llevo recorrido, son los que más empeño me cuestan, aunque me distraigo contemplando desde la distancia la cresta por la que acabo de “cabalgar”, 

Mientras evito pisar las líneas de procesionarias que ocasionalmente cruzan de lado a lado y observo los cerezos en flor que hay junto a la Casa de los Frailes, ligeramente por debajo de la pista que voy siguiendo.


Ahora ya todo es cuesta abajo y enseguida llego al punto de partida en el Raso de la Cruz, tan solitario esta mañana y tan concurrido a esta hora de comer, tras haber completado un circuito de 17km salvando un desnivel acumulado de casi 1.000m de D+ (988m, para ser precisos).

El bullicio de la chiquillería puebla el ambiente. Ni rastro del pájaro carpintero ni de la calma de hace unas horas
. 

4 comentarios:

  1. Do alto de qualquer montanha se vê uma vista maravilhosa, mas são nos caminhos que levam a estas delícias que nos deparamos com detalhes tão preciosos... que guapo carreiro de pequenos animaizinhos e que tão bonitas flores brancas!!!
    A natureza nos dá tantos momentos incríveis e inesquecíveis, verdade?
    Beijo e amizade.

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    1. Tienes razón Teca, en cualquier rincón de la naturaleza, como en esta humilde sierra, si vas con los sentidos activados encuentras muchas razones para estar allí. Es una vuelta a lo sencillo. Salud y Montaña.

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  2. Serpentea cima arriba clara senda
    Serpentean oscuras orugas sin seda
    O lo intentan...
    Sólo eso :)´

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  3. Y bastante es, que mucha enjundia, concisión y belleza tienen tus aparentemente sencillas palabras. Salud y Montaña, amigo Deicar.

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