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Charca de los Plumeros |
La Cabeza Mediana, de 1.693m de
altitud, es una elevación montañosa enclavada en la sierra de Guadarrama, próxima
a Rascafría.
Su nombre hace referencia a los
cercanos picos de Peñalara (2.428 m), y de las Cabezas de Hierro (2.383 m), con
los que se establece una comparación de las diferentes altitudes. El apelativo
“mediana” proviene de su ubicación encajada entre ambas cumbres, que la superan
en al menos 700m de altura.
La Hoya de Pepe Hernando es una
escondida depresión u hoyo glaciar que se encuentra en la ladera sureste de
Peñalara, a los 1.870m de altitud, cuyo acceso no evidente le confiere la
característica de enclave con encanto poco frecuentado de la Sierra.
El circuito de hoy busca
deambular por unos parajes algo "dejados de lado" cuando fundamentalmente
se apunta a las cimas y a los escarpes, incluyendo en este caso las bellezas
que la Naturaleza ofrece en sus bosques.
Charcas recoletas, silladas
apacibles, serenidad y sosiego es lo que se encuentra en la primera parte de
esta circular que discurre al Sur del Macizo de Peñalara y al Norte de las
Cabezas del Hierro para, como colofón y cuando haya templado el día, añadirle
“la guinda” de visitar la Hoya de Pepe Hernando.
Antes de continuar veamos la
definición de alguno de los términos que se van utilizando:
Sillada: Rellano en la ladera de un monte.
Charca: Pequeña hondonada del terreno, natural o excavada, donde se
acumula el agua
Son algo más de las nueve de la
mañana cuando iniciamos la marcha a la altitud de 1.600m, en el km 38 de la
carretera que une Cotos con el Paular, tomando el estrecho sendero que sube
paralelo al Arroyo de Peñalara, por su izquierda (por la dcha. en sentido
ascendente) en dirección a la Sillada de Garcisancho. Humedad, abundante caudal
y solitario transitar entre los pinos.
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Ascendiendo junto al cauce del arroyo de Peñalara hacia la Sillada de Garcisancho |
Alcanzamos la gran pradera que
constituye la Sillada de Garcisancho (1.675m), lugar del que sale, hacia el
Noroeste, un sendero poco evidente y algo escondido que se enfila hacia la Hoya
de Pepe Hernando, que después tomaremos, ya que ahora y en esta planicie
iniciamos la circular que nos va a llevar hasta la Cabeza Mediana.
Hacia el Este se abren tres
pistas; en nuestro caso tomamos el sendero del centro, el más estrecho, que en
sentido descendente se encamina paralelo al Arroyo de la Umbría, hacia la zona de
Matalascuevas, a lo largo de algo más de 3km hasta los 1.450m de altitud.
Al poco encontramos la primera de
las Charcas que veremos hoy, la de los Plumeros. Un rincón cuya contemplación
atrae y retiene.
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Charca de los Plumeros |
Continuamos la marcha paralelos
al arroyo internándonos en una zona boscosa que nos permite saborear éste otoño
húmedo y todavía no vencido, caminando sobre la alfombra de hojas de roble que
cubre el terreno, oteando entre las ramas.
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Dejamos atrás la Charca y nos adentramos en el bosque |
Salimos finalmente a una pista que
discurre por encima de nosotros y la seguimos hasta entroncar con otra
principal que, en sentido Norte – Sur, une el Monumento al Guarda Forestal con
la Cabeza Mediana rodeando el Rincón de los Condenados.
Abandonamos la umbría por la que
veníamos transitando (de ahí el nombre del arroyo que la atraviesa) y salimos a
la luminosidad del pleno sol donde los árboles impregnados de rocío brillan
como si estuviesen helados.
La vista, mientras trata de adaptarse
a la luz, se fija en la humedad que en forma de gotas se prende de las acículas
de los pinos.
A través de las lágrimas que
inundan los ojos nos percatamos, más que vemos, de la huidiza presencia de un
corzo que atraviesa rápidamente el camino para perderse enseguida entre la
vegetación.
El acebo está presente en esta
parte soleada de la ruta.
Entre deslumbramiento, lágrimas y
corzo pasamos de largo, sin apercibirnos, la trocha que, de haberla visto y
seguido, nos hubiese llevado a la vecina Charca Helada, así que queda
pendiente.
Unos metros más adelante sí
encontramos la segunda y última de las Charcas de la jornada, la de La Fuente,
así llamada por estar alimentada por una fuente que sale junto a la pista, unos
metros por encima de la charca. De nuevo un enclave para admirar.
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Charca de la Fuente |
Continuamos rodeando el Rincón de
los Condenados dando vista a la cara Norte de las Cabezas de Hierro.
Seguidamente, tras un fuerte repecho final, se alcanza la pradera en la
que unos bloques graníticos conforman la cima de la Cabeza Mediana (1.693m),
afeado bastión provisto de punto geodésico y antenas, sobresaliendo en un
plácido entorno.
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Desde la cumbe de Cabeza Mediana. Tras las nubes, el macizo de Pañalara. |
A partir de aquí el sendero
llanea en sentido Este – Oeste con algunos sube y baja, primero la Sillada de
Malabarba, con las Cabezas de Hierro a nuestra izquierda, y el Macizo de
Peñalara a nuestra derecha, siempre a la vista.
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La Cabeza de Hierro Menor, al fondo. |
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Al fondo, la Cabeza de Hierro Menor; bajo la cima, el inicio del Tubo Norte de Cabezas. |
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Macizo de Peñalara |
Un grupo de caballos nos observa
a cierta distancia.
Pasamos por la irrelevante cumbre
del Cerrito Sarnoso, sin adornos ni antenas, tan sólo un mojón, y continuamos la
marcha hasta cerrar el círculo alcanzando de nuevo la Sillada de Garcisancho.
Desde este lugar, si se encuentra
el camino y después no se pierde, tras doscientos metros de empinada subida se
alcanza la Hoya de Pepe Hernando.
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Iniciando la subida hacia la Hoya de Pepe Hernando |
En nuestro caso sí encontramos la
senda, pero después, en un punto determinado, seguimos unos mojones que tiraban
rectos hacia arriba hasta darnos cuenta, a la altura de los 1.950m y ya pisando
nieve de verdad, de que la Hoya estaba justo al otro lado de la loma que
teníamos a nuestra izquierda. De modo que retornamos hasta encontrar, a la
altura de los 1.825m, los mojones que contorneaban dicha loma en dirección,
ahora sí, a la escondida Hoya de Pepe Hernando.
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Hoya de Pepe Hernando, bajo el Macizo de Peñalara. |
Una vez más resultó complicado
llegar a este recoleto paraje al pie del Macizo de Peñalara, donde pocos van,
pues si resulta complicado alcanzarlo desde abajo, más lo es si se viene desde
arriba. En cualquiera de los casos su visita compensa el esfuerzo que conlleva.
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Arroyo de Peñalara, a su paso por la Hoya de Pepe Hernando |
El retorno hasta donde habíamos
dejado el coche lo realizamos desandando el camino, sin problemas de
orientación ya, aprovechando las últimas sensaciones que produce el atardecer
en un entorno apacible y solitario.
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Sillada de Garcisancho |
En suma, un recorrido de 14km de
longitud salvando un desnivel total en ascenso de 825m de D+ (Sin el extra del
despiste el desnivel se hubiera visto reducido en unos 150m).