domingo, 30 de junio de 2019

Molinos y Cañón del Río Cofio.


Peculiar cacera del Molino Nuevo, enlosada con muelas
El río Cofio, nacido al pie de la Sierra de Malagón y fronterizo entre Ávila (Las Navas del Marqués) y Madrid (Santa María de la Alameda) presenta, a lo largo de unos cinco kilómetros, una concentración de antiguos molinos (en ruinas todos ellos) inusual y atractiva al mismo tiempo, que sirven de reclamo para recorrer unos parajes de ribera bastante variados, alternando zonas planas con otras más agrestes, todas ellas cuajadas de una arboleda donde los fresnos (enormes en muchos casos), chopos y sauces se muestran exuberantes en primavera, junto al cauce.


















Cuando nos alejamos de las márgenes del río, los pinos resineros y las antiguas encinas cubren las laderas de los ondulados montes, conformando la gran masa verde y oxigenante de unos parajes poco frecuentados y muy limpios.








El itinerario suave y apacible de los Molinos del Río Cofio, con origen y final en la urbanización del Pimpollar, puede completarse con el más agreste del tramo del Cañón del Río Cofio durante un par de kilómetros de encajonado barranco granítico, llegando hasta la urbanización de las Juntas.










Ambos recorridos pueden realizarse en circular, sin más que cambiar de margen a la ida y a la vuelta, pues ambas son transitables.

Si bien la ruta de los Molinos tiene sendas muy bien definidas, la del Cañón, al parecer poco frecuentada, obliga a ir atentos a no perder la traza que, en cualquier caso, siempre hay que buscarla pegada a la alambrera (margen derecha) o al límite de las edificaciones (margen izquierda).


En resumen, una circular con dos tramos bien definidos de una longitud total de casi 14km de longitud salvando un desnivel en ascenso de unos 300m de D+, muy adecuada para un paseo mañanero familiar.


Grafiti junto al Río Cofio


domingo, 23 de junio de 2019

El Valle de Enmedio y Las Lagunillas de Peguerinos desde el Camping del V. Enmedio. Circular de contrastes.

Una de las Lagunillas de Peguerinos

Este recorrido, con origen y final en el Camping del Valle de Enmedio, discurre por parajes siempre solitarios, bien atravesando densos pinares o bien por sendas zigzagueantes bordeando formaciones rocosas de altura.

Transitar por el Valle de Enmedio, bien sea por su base o por las afiladas alturas que lo delimitan, supone adentrarse en un paraje especialmente retirado. Seguramente constituye uno de los lugares más apartados y tranquilos de la Sierra de Guadarrama.


En nuestro caso optamos por realizar la ruta en sentido contrario a las agujas del reloj, adentrándonos de salida en el recoleto Valle de Enmedio por una buena pista, que abandonamos pronto para encaramarnos al enriscado cordal Este del mismo.

Saliendo a la parte alta del cordal
Una vez en la parte alta recorremos la cuerda por una serpenteante senda o trocha que rodea los enhiestos roquedos y bloques que la conforman, alternando las vertientes (soleada al Este y en la umbría al Oeste), en un itinerario agreste y entretenido, típicamente “Pedricero”.




Para concluir, tras atravesar un estrechamiento / ventana natural, en un recoleto plano donde se encuentran unos curiosos petroglifos que, de no andar advertidos, pasan fácilmente desapercibidos.



Petroglifos


Seguidamente la senda deja atrás las rocas y se interna descendentemente en el pinar que tapiza la vertiente Sur de la Sierra de Malagón. 


Hacia el Refugio de Enmedio,  hoy día en ruinas y abandonado a pesar de la robustez de sus muros.

Refugio de Enmedio
Dejando atrás el refugio, y en fuerte pendiente, el camino continúa la subida por un bosque asilvestrado.



Poco a poco remite la cuesta, y se llega a la zona despejada de las Navas del Toril, desde donde distinguimos el cercano punto geodésico de la cima de Cueva Valiente.

Dado que en el objetivo de hoy no entra hacer cima, entroncamos directamente con la deteriorada pista que la une con el Collado de la Gargantilla, siguiéndola en descenso hasta llegar a él, flanqueados por los numerosos restos bélicos que hay a nuestra izquierda (al Sur de la misma).

Una vez en el Collado, verdadero cruce de caminos, iniciamos el segundo tramo de esta variopinta circular poniendo rumbo hacia Las Lagunillas, lugar especialmente bucólico e igualmente poco frecuentado. A mitad del recorrido hacia las Lagunillas la abundosa Fuente de Fernando Benito es un buen punto para beber y reponer agua.

Fuente de Fernando Benito


Las Lagunillas son unas charcas naturales que contienen más o menos agua en función de la época del año. 


Desde ellas (1.670m) y por bosque a través, siguiendo las tenues huellas dejadas sobre la hierba por una bicicleta de ancha rueda, emprendemos la bajada directa hacia las inmediaciones del Embalse de Cañada Mojada (1.550m) a través de un pinar de altos ejemplares, paralelos al cauce de un arroyo, sin senda definida pero sin problema alguno de paso, por un paraje cuya belleza y sosiego inducen a ralentizar la marcha porque da pena de que se acabe.



Finalmente vadeamos con facilidad el Arroyo del Chuvieco a pie de Embalse, accedemos a una pista superior y, tras recorrerla durante algo menos de un kilómetro y medio, alcanzamos de nuevo el Camping, dando por terminada esta infrecuente circular con dos tramos bien diferenciados: el  primero, rocoso y agreste hasta llegar a las Navas del Toril, y el segundo, especialmente apacible de Las Lagunillas, conformando el conjunto  un recorrido variopinto y poco habitual, de algo menos de 17km de longitud, salvando un desnivel total en ascenso de unos 550m de D+, a lo largo del cual el tiempo pasa sin sentir a la par que los sentidos se impregnan de naturaleza.



domingo, 16 de junio de 2019

Peñas Negrilla (N y S) y Moncayo por los Hayedos de la Hoyada y de las Canalejas, y el Barranco de Castilla.

El Moncayo o Pico de San Miguel, desde el hayedo de las Canalejas
El Parque Natural del Moncayo contiene algo más que la redondeada cima del pico que le da el nombre, el Moncayo o Pico de San Miguel (2.314m). De hecho, las extensas masas forestales que cubren sus laderas: mayoritariamente hayas en la Norte y robles en la Sur, junto con los pinos en la franja más elevada, constituyen un atractivo primordial para visitar regularmente el Parque realizando recorridos en los cuales alcanzar la cima no es sino una parte del itinerario.

A Eduardo y a mí nos agradan especialmente los hayedos, lo que, junto con nuestro gusto por lo inédito e intrincado, nos lleva a componer “sobre el mapa” la circular que finalmente hacemos, en la que la parte más incierta “a priori” es el descenso de la pedrera Norte del Moncayo. Si es factible la bajaremos, si no, volveremos al Collado de Pasalobos por donde hemos subido.


La ruta de hoy, realizada en sentido antihorario, parte del refugio de Aldehuela de Ágreda (1.150m), recorriendo inicialmente una senda abierta no hace mucho a través del Hayedo de la Hoyada hasta alcanzar la Majada de los Cejos (1.855m) ¡En apenas 2km se ascienden de un tirón 700m de D+! Suerte que el frescor y la sombra que proporcionan las hayas del bosque, hasta que el pinar toma el relevo, palía el efecto de la acusada pendiente del sendero.

Inicio de la ruta, con la Peña Negrilla Norte en lontananza

El denso hayedo proporciona frescor y sombra durante la subida


Los insectos "danzan" en torno a las hojas superiores

El pinar antecede a la llegada a la altitud de los 1.800m
Al salir a terreno descubierto nos detenemos un momento junto a una pequeña borda de piedra en un lugar que guarda cierta semejanza con un asentamiento celta.

Singular banco a pie de borda, con la Peña Negrilla Norte a la vista

Atrás queda la linde del bosque de pinos
Seguidamente, con la cima de la Peña Negrilla Norte a la vista, una pista apuntando hacia el Sur la va recorriendo por la base hasta que, abandonándola en un quiebro de 90º hacia el Este, se toma una trocha directa hacia la ladera de la loma cimera, pasando junto a un pozo de nieve antes de comenzar la subida.

Pozo de Nieve
Desde la cumbre (2.077m) de la Peña Negrilla Norte se ve el resto del recorrido: hacia el Este, el Moncayo (2.314m), con el collado de Pasalobos (1.947m) “ahí abajo y a sus pies”; hacia el Sur, la suave loma que une la cima Norte de la Peña Negrilla con la Sur (2.117m) “invita” a continuar hacia ella.

Desde la cima Norte de la P. Negrilla enfrente, barranco de por medio, el Moncayo. Loma adelante, la cima Sur de la P. Negrilla
Recorriéndola, la mirada se va alternativamente hacia la cumbre del Moncayo y hacia el collado, sopesando mentalmente los casi 400m de desnivel que los separan y que se superan en aproximadamente 1km de longitud ¡Uff!

Tras pasar por la cruz de la cima Sur el descenso al Collado es rápido. 

El posterior ascenso hasta la cima del Moncayo (2.314m) resulta más llevadero de lo que aparenta, es cuestión de poner la marcha que a cada uno le vaya mejor, porque el sendero está bien asentado en la pedrera y se sube bien. Éste es el segundo “arreón” de la jornada, cuyas subidas se suceden en emboladas con mucha pendiente.

Lo que hasta el momento ha sido un recorrido solitario (hasta el Collado de Pasalobos), o poco frecuentado (desde el Collado hasta la cumbre del Moncayo), se transforma al alcanzar la cumbre, donde hay una gran afluencia de personas que, habiendo ascendido por la vía normal que la enlaza con el Santuario de la Virgen, van llegando incesantemente a la aplanada cima del Pico de San Miguel.

Desde la cumbre exploramos los primeros metros de la ladera Norte, amplia y bastante pendiente, encontrando que la pedrera es transitable, por lo que decidimos seguir con la idea de bajar por ella.

Para nuestra sorpresa vemos a una persona que, unos metros por delante, también está descendiendo por esta inusual ruta. Parece que hoy no somos los únicos amantes de lo intrincado que andamos por la zona.  Nos agrupamos, se llama Javier y nos dice que él va con el propósito de ir localizando los restos de un caza que se estrelló en la zona en 1984. Esta casualidad aporta un plus de interés nada desdeñable que contribuye a compensar la incomodidad de transitar por una empinada pedrera sin senda alguna.

Son abundantes los restos que encontramos escampados: cola del avión, varias ametralladoras y una gran turbina.

Cola del avión

Ametralladora

Turbina
La bajada por este paraje supone casi 500m de desnivel que nos dejan las piernas calentitas, hasta entroncar con la Senda de los Cazadores (a la altitud de 1.850m) por la cual, ya cómodamente (es lo que tiene transitar por sendero), alcanzamos el Barranco de Agramonte o de Castilla por el que descendemos, primero a la sombra del pinar, para entrar luego en el frescor del Hayedo de las Canalejas.

Barranco de Castilla

Cima del Moncayo desde el Barranco de Castilla o Agramonte

Hayedo de las Canlejas


Tras entroncar con una buena pista, a los 1.400m de altitud, nos separamos, Javier se va hacia Agramonte mientras que Eduardo y yo continuamos de vuelta al refugio de Aldehuela de Ágreda.

Lustroso acebo junto al Refugio de Aldehuela
En resumen, una circular infrecuente de casi 16km de longitud, salvando un desnivel total en ascenso de 1.350m de D+, recorriendo la cara Norte del Parque Natural, lugar de extensos y bien conservados hayedos, tocando varias de las cumbres del mismo.