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Risco Chico de Santa Catalina |
La carretera M-537 atraviesa de
Este a Oeste y divide en dos a Valdemaqueda (870m).
El monte al Sur de la población
está mayormente cubierto de pinos albares (con numerosas y grandes piñas
piñoneras), mientras que el Norte lo
está, fundamentalmente, de pinos negros o resineros.
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El Cordal de los Riscos de Santa Catalina se eleva al Norte de Valdemaqueda |
Hacia el Norte, una pista sube
hasta el Prado del Hoyo (1.120m), lugar donde hay dos ermitas en las que, el
primer domingo de junio, se celebra la romería para llevar la imagen de Nuestra
Señora de los Remedios.
El Hoyo se encuentra en un
altiplano situado entre los Riscos de Santa Catalina (el Pequeño, 1.246m, y el
Grande, 1.386m), al Este, y la Sierra Llana (1.289m) y el Turral (1.200m), al
Oeste.
La masa arbórea predominante en
toda la zona por la que discurre este recorrido es el pino negro o resinero, de
corteza pardo-oscura (negruzca) profundamente agrietada, y ramas naciendo a lo
largo del tronco único, con hojas aciculares
muy largas y gruesas.
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Acículas de pino negro o resinero |
Una forma de averiguar si estamos
ante un ejemplar de pino resinero es coger sus grandes y pinchudas acículas y
presionar sus puntas con la yema del dedo, si hacen daño, muy probablemente se
trata de un pino resinero.
Iniciamos la circular de hoy,
realizada en sentido anti horario, ascendiendo en fuerte pendiente por la
devastada ladera Este de los Riscos hasta alcanzar el lomo del cordal ¡Vale más
que no pegue fuerte el sol durante esta pechada que salva 400m de desnivel sin
sombra alguna! A consecuencia de un gran incendio ocurrido en agosto de 2012
desaparecieron los árboles y ahora se transita entre jaras, con algún que otro
pino aislado.
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Ladera Este de los Riscos, devastada por el incendio de 2012 |
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Un pajarillo que no nos quita ojo. La brisa ayuda a combatir el sofoco de la subida |
El Risco Chico es un bonito mirador sobre Valdemaqueda.
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Valdemaqueda, abajo, contemplada desde el Risco Chico de Santa Catalina |
Comenzamos el recorrido del cordal en
sentido Sur-Norte, llegando enseguida al punto más alto del itinerario, el Risco Grande de Santa Catalina, colonizado por varias antenas.
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Risco Grande desde el Risco Chico |
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Alguna de las antenas de las varias que hay en el Risco Grande de Santa Catalina |
Desde el Risco Grande enfilamos
hacia el Prado del Hoyo en claro descenso, atravesando una extensa zona de
explotación resinera en activo, historia muda de una actividad tradicional.
Acuden a nuestra mente historias
leídas o escuchadas sobre el oficio de resineros, como la de Manuel, un resinero por tradición, y
sonreímos recordando uno de sus pasajes:
"Durante la temporada de la resina, que iba de Marzo a Octubre,
nos mudábamos a los cortijos o las casillas que hubiera más cerca de los pinos
que estábamos resinando, o sea, de los cuarteles. Un cuartel era, a ver si yo
me explico, el número de pinos que se asignaba a cada resinero para trabajarlo.
Unos cuarteles eran más grandes que otros; los había con cinco mil pinos, y
otros que tenían hasta siete u ocho mil. ¡Y anda la "panzá" de subir
y bajar cuestas que nos dábamos por aquellos pecharrales! Así llegábamos a la
noche, "entregaícos"… y eso sin contar la sed que se pasaba en verano
si te quedabas sin agua y te pillaba lejos del río, porque la comida era
siempre pan con tocino o migas con bacalao, que no sé qué estaba más
"salao".
Tan distraídos vamos contemplando
el paraje y recordando la historia de
Manuel, que pasamos sin verlo el mojón junto a la alambrera donde debíamos
enfilar hacia el Hoyo, y en su lugar continuamos durante unos 700 metros por
una buena pista que desciende progresivamente entre altos ejemplares resineros
hasta que, en un momento dado, mirando entre los árboles hacia nuestra derecha,
nos percatamos de que la ermita la hemos dejado atrás, con lo que hemos de
retroceder y desandar el camino hecho hasta llegar de nuevo al mojón, que ahora
sí vemos, enmendando el despiste.
No nos importa la equivocación, porque
gracias a ella prolongamos el deambular por la explotación resinera, llena de las
particularidades que detallan el duro oficio.
En el Prado del Hoyo, lugar
amplio y solitario en el que se echa en falta alguna fuente, se encuentran las dos ermitas de la Virgen de
los Remedios.
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Llegando a la ermita nueva, en el Prado del Hoyo |
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La extensa zona resinera que cubre la ladera de los Riscos hasta el Prado del Hoyo |
Sin mayor demora remontamos
fácilmente hasta la cuerda de la Sierra Llana, que recorremos durante poco más
de 1,5 kilómetros, ahora hacia el Sur, con amplias vistas hacia la cuerda de los Riscos de Santa Catalina (al Este), y a la Sierrezuela (al Oeste).
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Cuerda de los Riscos de Santa Catalina, desde la Sierra Llana |
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Vista hacia la Sierrezuela, desde la Sierra Llana |
En la zona del Turral empezamos a bajar decididamente
hacia el barranco seco de Valquemados, por un entorno muy "Pedricero"
y atractivo.
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Hacia el barranco de Valquemados |
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Aspecto "Pedricero" del Barranco de Valquemados |
El camino, a tramos muy
pedregoso, obliga a ir atentos a dónde pisamos. Las jaras y los cantuesos
perfuman el ambiente.
Casi sin darnos cuenta llegamos al
final del barranco, junto a la carretera. Los monumentales Pinos Albares, que
han estado ausentes durante todo el recorrido, aparecen de golpe, y nos
detenemos un momento bajo sus apreciadas sombras.
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Gigantescos pinos albares de enormes copas |
A continuación seguimos hacia el
pueblo, ahora por territorio albar, completando la circular retornando a
Valdemaqueda acusando ya el calor de los últimos metros callejeando por la
población.
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Compartimos calor y resoplidos en las afueras de la población |
En resumen, una ruta que
sorprende por la variedad de zonas que atraviesa. La primera subida por la
ladera en recuperación tras el devastador incendio de 2012 no anticipa en
absoluto el bonito recorrido que le sigue. El pino negro o resinero es el rey
del entorno.
Al pajarillo que no os quitaba ojo le vino muy bien el incendio del pinar para tener espacio adecuado para vivir y reproducirse. La cogujada, como se llama el pájaro, es de espacios abiertos.
ResponderEliminarDonde unos ven tragedia, otros, oportunidad...
Un abrazo.
El incendio, presuntamente provocado, acabó con unos cuantos "cuarteles" de pinar en uso resinero y no alcanzó a la población de puro milagro.
EliminarAhora, ánimo y monte serenados, empiezan a verse con resignación otras facetas y oportunidades. No queda otra que la conformidad para seguir adelante.
Un abrazo, Javier.
Hola Carmar¡
ResponderEliminarOtro lugar totalmente desconocido para mí¡¡. Gracias por compartir estos sitios, siempre bonitos e interesantes.
Salud¡
Fer
Gracias Fer, tan larga se nos va haciendo la lista de "oportunidades" que seguro que a más de una no alcanzaremos, pero ahí están para cuando "suene la flauta", que sonará. Al menos eso creo yo, al tiempo que voy añadiendo a la citada lista.
EliminarSalud y Montaña
Antes se aprovechaba todo y de cualquier cosa se hacia un oficio, puesto a recoger piñas o resina, me quedo con esto último, por lo menos aunque duro, se hacia a pie de árbol y no volando de copa en copa.
ResponderEliminarUn saludo
Estoy de acuerdo contigo, Eduardo, todo lo que sea tocando con los pies en el suelo, allá que te va, pero eso de volar por las alturas es cosa bien distinta.
EliminarUn saludo