El Moncayo o Pico de San Miguel, desde el hayedo de las Canalejas |
El Parque Natural del Moncayo
contiene algo más que la redondeada cima del pico que le da el nombre, el
Moncayo o Pico de San Miguel (2.314m). De hecho, las extensas masas forestales
que cubren sus laderas: mayoritariamente hayas en la Norte y robles en la Sur,
junto con los pinos en la franja más elevada, constituyen un atractivo
primordial para visitar regularmente el Parque realizando recorridos en los
cuales alcanzar la cima no es sino una parte del itinerario.
A Eduardo y a mí nos agradan
especialmente los hayedos, lo que, junto con nuestro gusto por lo inédito e
intrincado, nos lleva a componer “sobre el mapa” la circular que finalmente
hacemos, en la que la parte más incierta “a priori” es el descenso de la
pedrera Norte del Moncayo. Si es factible la bajaremos, si no, volveremos al
Collado de Pasalobos por donde hemos subido.
La ruta de hoy, realizada en
sentido antihorario, parte del refugio de Aldehuela de Ágreda (1.150m), recorriendo
inicialmente una senda abierta no hace mucho a través del Hayedo de la Hoyada
hasta alcanzar la Majada de los Cejos (1.855m) ¡En apenas 2km se ascienden de
un tirón 700m de D+! Suerte que el frescor y la sombra que proporcionan las
hayas del bosque, hasta que el pinar toma el relevo, palía el efecto de la
acusada pendiente del sendero.
Inicio de la ruta, con la Peña Negrilla Norte en lontananza |
El denso hayedo proporciona frescor y sombra durante la subida |
Los insectos "danzan" en torno a las hojas superiores |
El pinar antecede a la llegada a la altitud de los 1.800m |
Al salir a terreno descubierto
nos detenemos un momento junto a una pequeña borda de piedra en un lugar que guarda
cierta semejanza con un asentamiento celta.
Singular banco a pie de borda, con la Peña Negrilla Norte a la vista |
Atrás queda la linde del bosque de pinos |
Seguidamente, con la cima de la
Peña Negrilla Norte a la vista, una pista apuntando hacia el Sur la va
recorriendo por la base hasta que, abandonándola en un quiebro de 90º hacia el
Este, se toma una trocha directa hacia la ladera de la loma cimera, pasando
junto a un pozo de nieve antes de comenzar la subida.
Pozo de Nieve |
Desde la cumbre (2.077m) de la
Peña Negrilla Norte se ve el resto del recorrido: hacia el Este, el Moncayo
(2.314m), con el collado de Pasalobos (1.947m) “ahí abajo y a sus pies”; hacia
el Sur, la suave loma que une la cima Norte de la Peña Negrilla con la Sur
(2.117m) “invita” a continuar hacia ella.
Desde la cima Norte de la P. Negrilla enfrente, barranco de por medio, el Moncayo. Loma adelante, la cima Sur de la P. Negrilla |
Recorriéndola, la mirada se va
alternativamente hacia la cumbre del Moncayo y hacia el collado, sopesando
mentalmente los casi 400m de desnivel que los separan y que se superan en aproximadamente
1km de longitud ¡Uff!
Tras pasar por la cruz de la cima
Sur el descenso al Collado es rápido.
El posterior ascenso hasta la cima
del Moncayo (2.314m) resulta más llevadero de lo que aparenta, es cuestión de
poner la marcha que a cada uno le vaya mejor, porque el sendero está bien asentado
en la pedrera y se sube bien. Éste es el segundo “arreón” de la jornada, cuyas
subidas se suceden en emboladas con mucha pendiente.
Lo que hasta el momento ha sido
un recorrido solitario (hasta el Collado de Pasalobos), o poco frecuentado
(desde el Collado hasta la cumbre del Moncayo), se transforma al alcanzar la
cumbre, donde hay una gran afluencia de personas que, habiendo ascendido por la
vía normal que la enlaza con el Santuario de la Virgen, van llegando
incesantemente a la aplanada cima del Pico de San Miguel.
Desde la cumbre exploramos los
primeros metros de la ladera Norte, amplia y bastante pendiente, encontrando
que la pedrera es transitable, por lo que decidimos seguir con la idea de bajar
por ella.
Para nuestra sorpresa vemos a una
persona que, unos metros por delante, también está descendiendo por esta
inusual ruta. Parece que hoy no somos los únicos amantes de lo intrincado que
andamos por la zona. Nos agrupamos, se
llama Javier y nos dice que él va con el propósito de ir localizando los restos
de un caza que se estrelló en la zona en 1984. Esta casualidad aporta un plus
de interés nada desdeñable que contribuye a compensar la incomodidad de
transitar por una empinada pedrera sin senda alguna.
Son abundantes los restos que
encontramos escampados: cola del avión, varias ametralladoras y una gran
turbina.
Cola del avión |
Ametralladora |
Turbina |
La bajada por este paraje supone
casi 500m de desnivel que nos dejan las piernas calentitas, hasta entroncar con
la Senda de los Cazadores (a la altitud de 1.850m) por la cual, ya cómodamente
(es lo que tiene transitar por sendero), alcanzamos el Barranco de Agramonte o
de Castilla por el que descendemos, primero a la sombra del pinar, para entrar
luego en el frescor del Hayedo de las Canalejas.
Barranco de Castilla |
Cima del Moncayo desde el Barranco de Castilla o Agramonte |
Hayedo de las Canlejas |
Tras entroncar con una buena
pista, a los 1.400m de altitud, nos separamos, Javier se va hacia Agramonte mientras que Eduardo y yo continuamos de vuelta al refugio de Aldehuela de Ágreda.
Lustroso acebo junto al Refugio de Aldehuela |
En resumen, una circular infrecuente de casi 16km de longitud, salvando un desnivel total en ascenso de 1.350m de D+, recorriendo la cara Norte del Parque Natural, lugar de extensos y bien conservados hayedos, tocando varias de las cumbres del mismo.
Qué pena, sólo os hubiera faltado hallar las alas para bajar volando. Teníais de todo.
ResponderEliminarEs bonito cualquier rincón del Moncayo y, esta travesía vuestra lo confirma.
Recuerdo una vez en un merendero en la base de esta montaña, acercarse un arrendajo en busca de comida pero, no tenía el teleobjetivo para haberlo fotografiado. Por fortuna, sí tenía comida para darle. Con lo complicados que son de sorprender. Ellos, siempre lo hacen primero con una voz quebrada de protesta.
Un abrazo.
Arrendajo: todo desparpajo el de este córvido rechoncho que monta guardia junto a merenderos, donde ninguna migaja o resto de comida escapa a su mirada. No necesita mucha distancia para lanzarse sobre ellos, prenderlos y retirarse con el botín a una rama próxima desde la que engullirlo, mientras sigue atento a la siguiente incursión. Un compañero encantador para esos refrigerios que de vez en cuando nos permitimos en la naturaleza, con quien compartimos gustosos espacio, mesa y viandas.
EliminarSalud y Montaña, amigo Javier.
Para mi lo más interesante era ver la senda abierta en el hayedo de la Hoyada y sus posibilidades para posteriores incursiones por la zona, la subida al Moncayo ... yo no hubiese subido, con la circular trazada inicialmente más que contento.
ResponderEliminarUn saludo
Ah, el conocido desde antiguo debate entre el hice y el hubiera/se, realidad frente a hipótesis, torna a la palestra, planteándose esta vez en un entorno admirable de frescas hayas, esforzadas cuestas, amplios panoramas e inesperados hallazgos que, en lugar de que no hubiesen sido, fueron.
EliminarSalud y Montaña, Eduardo.
Hola Carmar.
ResponderEliminarHay que ver la cantidad de chatarra aérea que se puede encontrar por el Moncayo!!
Muy bonito el hayedo, lo apunto.
Gracias por compartir¡
Fer
Los hayedos son "para apuntar", y si en otoño y con pinos: "¿Quién ha visto, sin temblar, un hayedo en un pinar?" (A. Machado).
ResponderEliminarUn saludo, Fer.