Vista desde la cima del Pendón: a la dcha., la Peña Negra y a la izq. el Mondalindo |
Mientras que su vertiente Sur
aparece desprovista de árboles y tachonada de algunos roquedos, la ladera Norte
cuenta con un importante pinar de repoblación que se extiende hasta la linea de las cumbres.
Ruta circular subiendo a la Peña
Negra (1.832m) por el Este, desde el Puerto del Medio Celemín, continuación por
el cordal adelante hacia el Oeste hasta alcanzar el Mondalindo (1.831m),
descendiendo luego hacia el Cancho de Mondalindo (1.651m) para, ladera y
espartal a través, completar el itinerario en Valdemanco. En total unos 12km de
longitud salvando un desnivel total en ascenso de 700m de D+.
El pronóstico meteorológico para
hoy hablaba de cielo muy cubierto con escasa probabilidad de lluvia, de hecho se
trata de una ventana entre dos borrascas sucesivas.
En Valdemanco, punto de partida
junto al depósito de agua, la humedad es muy alta (consecuencia de haber estado
lloviendo abundantemente la víspera) y las cumbres se presentan con un penacho de nubes y venteadas.
Dado que tanto la longitud del
recorrido y el desnivel a salvar no son excesivos opto por hacer un intento
exprés, y si durante la marcha el tiempo empeorase ya veré.
Desde Valdemanco y por la Cañada
Real Segoviana, con la mole de la Peña Negra y el Mondalindo a la izquierda, emprendo
el trote hacia el Puerto del Medio Celemín. La pendiente es suave y la marcha
cunde mucho.
La imagen de los Canchos Largo y Gordo, en el extremo más cercano de la Sierra de la Cabrera, se recorta sobre el fondo de cielo cubierto. Es un conjunto rotundo y llamativo que, desde diferentes alturas, atraerá mis miradas durante todo el recorrido.
El otoño ya se deja ver en los
robles y el perfume de las jaras impregna el ambiente.
Una imagen “de familia” me hace
aflorar una sonrisa.
En las proximidades del Puerto
del Medio Celemín tomo una pista lateral hacia la loma que baja de la Peña
Negra y, antes de entrar en el pinar que cubre la ladera hasta la cuerda cimera,
hago un breve alto para observar una curiosa forma rocosa así como la Sierra de
la Cabrera en toda su extensión que presenta un manto de nubes cubriendo su
falda Norte.
Sierra de la Cabrera |
El pinar rebosa humedad y
colorido.
Tras un pronunciado giro de la
pista hay una fuente con abundante agua. El paraje resulta muy atractivo. Tomo
unos sorbos y continúo.
No hay más que seguir la pista e
ir eligiendo las sendas que salen de ella siempre en clara orientación hacia lo
alto.
Si bien la zona del Cancho Gordo
va despejándose, por donde yo voy no ocurre lo mismo.
El Cancho Gordo |
A partir de los aproximadamente
1.450m de altitud dejo la pista principal y tomo una clara senda a izquierdas
que se enfila hacia arriba. Voy entrando en la niebla, que por suerte no es muy
densa. De vez en cuando he de limpiar el vaho que empaña las gafas. Todo es
sosiego alrededor.
La senda se transforma en
torrentera y la pendiente se acentúa, ¡Y de qué manera! Se gana altitud
rápidamente hasta desembocar en el cordal ¡Cómo sopla el viento!
Una amplia pista lo recorre por
el lomo. Las ráfagas de aire y la nube que me envuelve me motivan para que
avance más rápidamente; busco el resguardo momentáneo tras las antenas que hay
en la Peña Negra, un buen mirador cuando hace bueno; hoy, tan sólo una breve
parada para: observar un banco de granito que hay junto a las antenas,
orientarme hacia el Mondalindo y emprender la carrera hacia él, sin dar tiempo
a quedarme frío.
Cima de la Peña Negra |
Las nubes circulan al ritmo de la
ventolera. La visibilidad es suficiente y recorro la cuerda sin dificultades.
Encuentro unas vacas ya con el
pelo del invierno protegiéndolas de la intemperie.
Al poco diviso el vértice
geodésico que señala la cima del Mondalindo. Me resguardo tras él mientras bebo
agua, a la par que acude a mi mente el origen de su nombre, que parece ser una
deformación de “Monte de Don Galindo”, cumbre citada en el Libro de la Montería
de Alfonso XI. Con todo esto me voy quedando frío; el tiempo por estas alturas
sigue siendo malo y no tiene visos de mejorar, así que emprendo la bajada sin
más demora.
Cima del Mondalindo |
Para descender hacia Valdemanco debo
retroceder unos 50m desde el punto geodésico hasta encontrar una senda estrecha
que se orienta hacia el visible (a ratos) Cancho de Mondalindo. La he
distinguido cuando subía, así que ahora voy a buscarla.
La trocha permite trotar a buena
marcha. Cuanto más pronto deje atrás el inhóspito cordal, mejor.
Viento en todas partes y nubes sobre el cordal cimero |
Desde el Cancho de Mondalindo, avanzado mirador hacia la Sierra de la Cabrera, no
queda más que seguir una evidente trocha entre espartales en dirección a
Valdemanco.
Las bayas de escaramujo (rosal silvestre) aportan su toque otoñal al entorno |
Curiosos parches de roquedos ponen su contraste en esta ladera sur
de la montaña cubierta de esparto en la parte alta y surcada por un par de
arroyos que hay que vadear, hasta llegar a la zona de jaras en las proximidades
de la Cañada Real Segoviana.
Adusta cara simiesca |
Un alto en la Fuente de las
Cuevas para mirar hacia atrás, a lo recorrido, y enfilo el GR-10 para volver al punto de partida en Valdemanco.
Fuente de las Cuevas |
Una circular ideal para una mañana de
montaña por un terreno variado (el bosque durante la subida a la Peña Negra es
muy bonito) y mucho más atractivo de lo que pueda parecer desde la distancia.
Ruta corredera en todos sus tramos.
Hola Carmar¡
ResponderEliminarOtro lugar totalmente desconocido para mí. Gracias por descubrirnos estos rincones¡¡
Salud¡
Fer
A veces, hasta yo me sorprendo de poder seguir encontrando los que tú denominas "rincones" todavía desconocidos, a pesar de su proximidad a los territorios habituales. Generalmente ayuda a ello el cambiar los centros de las coordenadas desde donde se venían observando, y entonces "aparecen".
EliminarEn ello sigo, que la pasión por la naturaleza es mucha y aún más es lo que ella nos ofrece.
Salud y Montaña, Fer, y gracias por tu visita y comentario.
A natureza é incrível! Transborda alegria pela sua simplicidade, mas é admirável por sua beleza. Que rota impressionantemente bela. Não me canso de contemplar os seus caminhos compartilhados tão poeticamente, carmar... obrigada por estar...
ResponderEliminarUm beijo
Los caminos pueden compartirse aunque a veces se recorran solos. Resulta muy gratificante constatar que las sensaciones que uno experimenta en los distintos entornos naturales se hacen extensivas a otros. Gracias por tus comentarios, Teca.
EliminarTenemos ya el otoño encima y no podemos dejarlo pasar, que hemos de abrir bien los ojos ante su belleza.
Un abrazo.