El Parque Natural de la Sierra y
Cañones de Guara es el lugar idóneo para internarse en la naturaleza agreste de
los cañones y barrancos calcáreos excavados por las aguas de sus ríos, deambular por sus caminos y sendas intrincadas,
invisibles aún desde la proximidad, trazadas y construidas para cubrir la necesidad de transitar por estos complicados lugares, habiendo
encontrado la manera de pasar por ellos tanto las personas como los animales
(fundamentalmente cabras), o bien para
conectar con el río en cuyas exiguas márgenes cultivaban huertos. Parajes donde
los hombres primitivos dejaron su impronta en forma de pinturas rupestres en
abrigos y covachos de los que Guara tiene gran abundancia.
Algunos de estos espectaculares
pasos, colgados sobre el vacío, son los que Eduardo y yo decidimos recorrer en
forma de una circular muy poco habitual como es la siguiente:
Puntos más relevantes del circuito:
Alquézar – Balsas de Basacol –
Abrigo de Quizans – Paso Len – Paso Articazos – Río Vero (cruzarlo) – Ascenso
al Tozal de Alquézar por ladera izq. del río (terreno y vegetación para
jabalíes) – Cueva Abierta – Barranco de Arpán – Abrigo de Arpán – Cueva de la
Fuente del Trucho – Puente de Villacantal – Alquézar.
En total un itinerario de algo más
de 19 km de longitud salvando una altitud total en ascenso de 1.300m de D+ ¡Y todo
ello a mediados de agosto, cuando “face más calor”!
Teníamos interés y ganas de
realizar este recorrido que nos lleva por una de las zonas más intrincadas del cañón
del río Vero y de sus alrededores.
Comenzamos la marcha en Alquézar, y
ya se nota que las temperaturas serán altas; confiamos en que los dos litros de
agua que llevamos cada uno sean suficientes.
Alquézar |
Siguiendo los carteles indicadores
nos encaminamos hacia las Balsas de Basacol. En ellas (son dos), que se
alimentan de la fuente de San Pelegrín, se recoge el agua de lluvia que más
tarde abastecerá el riego de la huerta de Alquézar. Su aspecto nos recuerda algo
a los balnearios.
Balsa de Basacols y esconjuradero |
Dejándolas atrás nos encaminamos
hacia el Tozal de Quizáns, y más concretamente al Abrigo del mismo nombre. Ascendemos
entre matas aromáticas y otros arbustos de bajo porte. Enfrente la ralla
del Tozal, horadado por numerosos abrigos, a la vista y como guía.
Alcanzamos el Abrigo de Quizans,
asimos la reja que lo protege, ajustamos la vista y distinguimos… ¿Una ardilla?
El sol sigue subiendo, pronto nos
dará de pleno y se intensificará el calor.
El camino está indicado; echamos la
vista atrás, hacia la parte final del cañón del Vero que alcanzaremos por la
tarde, a la vuelta, y continuamos la marcha hacia los Pasos Len y Articazos.
Sabinas, carrascas, enebros y pinos
de medio porte componen un mundo vegetal por el que discurre la estrecha senda.
Al poco alcanzamos la Cueva de
Grasa. Lugar fresco y agradable con excelentes vistas.
Cueva de Grasa |
Continuamos descendiendo; las
paredes del otro lado del Vero se aprecian cada vez con más detalle.
Llegamos al Paso Len. Se trata de
una cornisa estrecha y aérea, asegurada con sirga, con una verticalidad debajo
de ella impresionante. Excelente mirador del Cañón del Vero.
El Paso Len y "su patio" |
La trocha se embosca a tramos
mientras descendemos, pero se sigue bien. El calor se va dejando notar.
Bordeamos por su base un gran
espigón rocoso para seguidamente cruzar el cauce seco del barranco Chimiachas,
tras lo cual sigue un tramo horizontal de unos 30m de longitud en forma de
cornisa de unos 40cm de anchura. Se trata del Paso de los Articazos, también
asegurado con sirga y con un “patio” algo menos impresionante que el del Paso
Len.
Paso de los Articazos y "su patio" |
El cauce del Vero lo tenemos cada
vez más próximo, de hecho ya oímos las voces de los grupos de barranquistas que
lo descienden regularmente en esta época.
Llegamos al río en un momento en el
que no hay nadie; sus atractivas aguas de color turquesa están bastante más
frías de lo que se espera. Un hermoso remanso de paz y frescor que aprovechamos
antes de emprender la segunda parte de nuestro recorrido de hoy.
Porque a partir de aquí hemos de
buscar la salida del cañón ascendiendo por la áspera e intrincadísima ladera Oeste
del Tozal de Alquézar que cae abruptamente sobre las aguas del Vero. Sabemos
que se puede, sabemos que hay mojones ocasionales y además llevamos el track (gracias betato por ello), así que el ánimo está
presente.
El primer paso consiste en atinar
con el punto de ataque de la ladera, que no es evidente. Para ello remontamos
unos metros el cauce del río por la izq., orográfica buscando un lugar accesible para internarnos en la
espesura. Y lo encontramos. Un delgado cabo de cordino amarillo anudado a la
base de un boj confirma nuestra intuición, así que comenzamos aquí a hacer "de jabalí", y así seguiremos hasta salvar los 300m de desnivel que hay que remontar
hasta salir a la parte superior del cañón.
Inicio de la "jabalinada" |
Idas, venidas, el GPS de vez en
cuando no marca, ocasionales mojones nos confirman la buena dirección (¡Qué
tranquilidad da irlos encontrando!), las ramas de boj resultan duras, alguna
zarza de vez en cuando, qué estrecheces, titubeos, ocasionales ventanas al
paisaje, calor, resoplidos, ánimo que vamos bien…
Cuando llevamos ascendidos 200m de
desnivel alcanzamos la Cueva Abierta ¡Qué cosas hace la naturaleza!
Aquí descansamos y bebemos un poco
del agua que porteamos. Vamos en modo racionamiento desde hace un rato.
Nos cuesta encontrar el camino para
seguir. Nos confundimos, vemos que no tenemos salida cuesta arriba y
descendemos unos 20 metros por la trocha por la que hemos llegado al pie de la
Cueva ¡Aquí está la senda!
La seguimos ya más animados. No la
volvemos a perder, es fácil ahora. Las vistas hacia las fajas donde están el Paso Len y el de Articazos son espléndidas. Habiendo pasado por ellos nos cuesta identificar dónde están.
Así hasta salir, por fin, a la meseta
superior del cañón, en el Tozal de Alquézar. El calor aprieta de lo lindo. Agua
queda poca. La sed se deja sentir. Aún nos quedan unos 7 kilómetros hasta
Alquézar pero el trazado ya es evidente. Una buena pista para comenzar.
El Cañón desde el Tozal de Alquézar |
Siguiendo las señales de los postes
indicadores avanzamos rápido. Zonas de pinos seguidas de boj, cualquier sombra
es bienvenida.
Nos desviamos unos metros de
nuestra senda para visitar el próximo Abrigo de Arpán ¡Qué claro se distingue
“el ciervo”!
El Ciervo de Arpán |
Retornamos y pasamos luego junto a
la enorme entrada de la cueva del Trucho.
Cuesta salivar. Tomamos cortos
sorbos de la poca agua que aún nos queda. Transitamos sobre conglomerados ásperos
y secos. A lo lejos ya se distingue la Colegiata de Alquézar.
Finalmente accedemos a la Senda de
Villacantal y en fuerte bajada alcanzamos el cauce del río Vero en el Puente de
Villacantal ¡Uf, que ganas teníamos de llegar aquí! Rincón fresco, junto al
agua, donde los barranquistas dan por concluido su descenso del Cañón.
Puente de Villacantal |
Como remate todavía nos queda por subir
los 150m de desnivel hasta Alquézar. Suerte que la cuesta está a la sombra.
Atrás quedan los intrincados,
salvajes y bellos lugares por los que hemos deambulado, por delante nuestra
mente tan sólo tiene la idea fija de llegar a la fuente de Alquézar.
Leer la entrada y tener que ir a la nevera a echar un trago de agua. Buena circular pero para realizar en cualquier época del año menos en verano.
ResponderEliminarUn saludo
Para rememorar la ruta y escribir esta entrada púseme yo junto a un botijo sentado, para ir acallando con agua fresca la sed que me venía de tanto en tanto.
EliminarIncluso en verano el recorrido es de los más atractivo; ahora que, mejor con algo menos de calor.
Salud y Montaña.
Me apuntaría a beber del botijo.
ResponderEliminarEspectacular ruta y desconocida para mi.
Grande la montaña.
Beber de un botijo es destreza particular. Parece fácil, como si uno naciera aprendido. Pero extasía a quien lo descubre porque eso de asir un piporro, levantarlo, inclinarlo y disfrutar de su tesoro es un arte singular. Compartamos, pues, tal utensilio.
EliminarSalud y Montaña, José Antonio.
Es un paraje de lo mas atractivo. De vez en cuando, suelo hacer alguna intrusión para ver la fauna del lugar.
ResponderEliminarMe gusta tu recorrido porque depara nuevos espacios por los que no he transitado y, me gustaría hacerlo de disponer de mucho mas tiempo. De todos modos, me doy por satisfecho con tu presentación y definición de la espléndida ruta.
Saludos.
Por rutas así ves rastros de animales, gruñes y resoplas como alguno de ellos, vas y vuelves, pasas bajo las ramas de los arbustos y, al final, te has convertido en uno más de los que por allí deambulan. Pero, ¿No es eso lo que realmente significa comulgar con el entorno?
EliminarSalud y Montaña, Javier.