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Pico de Otal (izq) y Pico de Tendeñera (dcha) desde el collado de Otal. |
Hacía tiempo que quería subir al Pico de Otal pero siempre me retrajo la larga marcha de aproximación que suponía
hacerlo por el Sur, desde Linás de Broto. De manera que, tras leer la buena
crónica confeccionada por Fer (Costra y Pus) decidimos Eduardo y yo hacerlo por
el Norte, recorriendo el barranco del Turbón. Ya en el mapa se observa que tal
itinerario es “muy corto”, lo cual es sinónimo de “muy empinado”, pues los más
de 1.400m de desnivel no te los quita nadie.
Al poco de dejar atrás el camping
de Bujaruelo, en sentido subida, en el margen izquierdo de la pista hay una
pequeña piedra, apenas relevante, en la que se indica “Turbón. Cuevas-Simas de
Arañonera. Collado Royo. Valle de Otal” que marca el inicio del ascenso.
Entre
esta roca y la linde de los árboles donde se inicia la subida apenas hay unos veinte
metros. Son los únicos que encontraremos con escasa pendiente, porque una vez
pasas bajo el arco vegetal que da acceso al bosque el sendero pica hacia arriba
sin contemplaciones, y así sigue todo el rato hasta llegar al collado Royo o de
Otal ¡Mil metros de subida en tres kilómetros!
Hasta alcanzar los 1.650m de
altitud vamos recorriendo un hayedo húmedo y hermoso a lo largo del cual uno se hace idea desde el principio de lo que le va a tocar hasta acceder a
la cima. La pendiente, en torno a los 30º, no da tregua, pero las fuerzas están intactas y vamos a la sombra.
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Por el hayedo |
Al salir a terreno despejado
cruzamos el seco lecho del barranco del Turbón. Ahora seguimos una trocha marcada con puntos
rojos y algún que otro mojón ¡Y continuamos ascendiendo
de lo lindo! Pero en fin, ya sabemos que esto va a ser así a lo largo de toda
la jornada.
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Saliendo a zona despejada |
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Dejamos atrás el bosque por el que hemos subido |
Mirando hacia atrás la gran mole formada
por los picos de Mondarruego, Taillón y Gabietos se alza como un coloso. Tan
fotogénico entorno nos brinda la excusa perfecta para hacer breves altos y
sacar fotos.
Ascendiendo por unos inclinados
planos herbosos al pie de un característico resalte vertical, con el collado a
la vista pero aún lejano, notamos que una brisa fresca nos da en la cara.
Acabamos de llegar al punto donde se localiza la gran cavidad de la sima Grallera del Turbón, que consta
de una boca principal al pie de la ralla rocosa y dos de menor tamaño, una pequeña y
otra mayor, en la pradera cercana a la misma, de las cuales emana una neblina
fría. El espectáculo nos atrae mientras nos aproximamos cuidadosamente a los
bordes de cada una para otear en su interior.
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Gran boca de la Grallera del Turbón |
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Dos bocas de menor tamaño |
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Del fondo de la sima emana una neblina fría |
Dejamos atrás la Grallera y
encaramos un tramo de lapiaz que ya será continuo hasta alcanzar el collado de Otal (2.300m).
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Por el lapiaz, hacia el collado de Otal |
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El collado de Otal |
Una vez en él la contemplación del
“patio” hacia el otro lado, junto con la vista de la cresta y caras Norte de los
Picos de Otal y de Tendeñera, hacen que asentemos bien los pies sobre el
terreno y, a renglón seguido, nos sentemos un rato para descansar, mientras
consideramos que hemos completado la primera fase de la ascensión. Mil metros
nos separan del punto de partida. Poco más de cuatrocientos nos faltan aún
hasta la cima del Pico de Otal.
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Desde el collado el Pico de Otal se ve impresionante |
Nos ponemos en marcha relajados,
saboreando las vistas y los paisajes, sabiendo que nuestro itinerario nos
llevará por la parte no aérea del entorno.
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Ascendiendo hacia el Otal la mirada se nos va hacia la placa calcárea del Fenés y a su Cueva Helada |
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Cueva Helada de Fenés |
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La afilada cresta que une el Otal con el Tendeñera |
Primero caliza blanca hasta
encarar una pedrera anaranjada por la que nos encaminamos hacia un evidente
corredor en la pared que se supera sin mayores problemas, si bien hay que ir con
cuidado para no tirar piedras a quien va por detrás.
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Cumbre anaranjada del Pico de Otal |
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Trepando por la descompuesta canal |
Tras una trepada sencilla salimos
a una antecima para enseguida alcanzar finalmente la cumbre del Pico de Otal (2.704m), que resulta
inesperadamente amplia y confortable, desde donde hay una visión en 360º que
incita a mirar, y mirar, y mirar, identificando la pluralidad de montañas que
pueblan el horizonte.
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Grupo del Vignemale desde la cima del Pico de Otal |
Al cabo de estar un rato en la
cima reanudamos la marcha e iniciamos el descenso hacia el cuello de Fenés
siguiendo la cresta SE, a tramos aérea pero que se destrepa sin problemas.
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Destrepando por la cresta hasta llegar a la pedrera blanquecina que se ve más abajo |
Hasta llegar al comienzo de una gran pedrera, que de nuevo es de caliza blanca,
por la que efectuamos un rápido descenso enfilando hacia la base de la gran
laja caliza del Pico Fenés, lugar donde está la gran cueva del mismo nombre y
que queremos visitar.
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Enfrente la gran losa caliza de la pared del Fenés, en cuya base está la entrada a la cueva |
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Detrás queda el Pico de Otal y la gran pedrera por la que hemos descendido |
Mientras marchamos por el
lapiaz hacia la boca de la gran cueva las piernas acusan el pronunciado
descenso que hemos realizado por la pedrera.
Nos acercamos a la gran Cueva Helada de Fenés y trepamos hasta
su boca. La nieve cubre el tramo de acceso al interior de la gruta. Recogemos
una poca en una de las botellas de agua para que se vaya derritiendo, ya que la
sed se va notando.
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Gran losa calcárea y Cueva Helada de Fenés |
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Nieve en el acceso al interior de la cueva |
Retornamos a la base de la
abertura e iniciamos sin más demora la bajada siguiendo unas trazas de senda
hacia el NE, que se pierden de vez en cuando.
Al poco llegamos a una zona plana
en la que hay unas bolas de sal a disposición de las ovejas que en verano pastan por estas laderas y puedan lamerlas. Pensamos que "si aquí
hay sal, el agua no puede estar muy lejos".
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Bolas de sal |
Y en efecto, unos metros
más adelante damos con una fuente “bienhechora” donde reponemos agua en todos
los recipientes que llevamos ¡Por fin podemos dejar de racionarla!
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El agua: fuente de vida y alegría |
Seguimos las trazas hasta enlazar con el
itinerario de ascenso.
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Ya tenemos a la vista el ansiado bosque |
Adentrándonos de nuevo en el fresco hayedo.
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Dejamos atrás las zonas altas que hemos recorrido |
Descendiendo finalmente a la sombra hasta llegar de nuevo al coche tras haber
realizado una contundente circular de poco más de 10 km de longitud, superando un
desnivel total en ascenso de 1.445 m de D+, por un paraje de simas singulares
sobre las que se alza el gran Pico de Otal, sin habernos cruzado con persona
alguna a lo largo de un recorrido que,
si no tiene contemplaciones a la hora de subir, tampoco deja de exigir atención
continua en la bajada, dada la gran inclinación que presenta de manera
sostenida.
Magnífica excursión!!! Ya era hora de que volvieras al Pirineo, tocayo!!
ResponderEliminarY muchas ganas que tenía ya de realizar las salidas que uno va preparando desde la distancia. El Pirineo es un marco precioso para contactar con la naturaleza que tanto apreciamos.
EliminarSalud y Montaña, tocayo.
Apesar de estar bastante atarefada nesses últimos meses, não deixo de vir aqui admirar esses belos passeios que você compartilha conosco (as entradas anteriores estão de viver com os olhos e a imaginação!). A ausência de comentários não significa indiferença pelas entradas partilhadas. São lugares muito bonitos, com vistas espetaculares e a presença sutil de alguns amigos encantadores que são os animais da maravilhosa natureza. Todo precioso detalhe mostrado é de conto de fadas, de sonhos vividos por mim através do espaço cibernético.
ResponderEliminarGracias, gracias! Tudo divino!
Um beijo
Gracias Teca por seguir visitando y comentando el blog. Echaba de menos tus comentarios últimamente, pero las obligaciones diarias nos van atrapando.
EliminarUn abrazo
Hola Carmar.
ResponderEliminarGran recorrido el que realizamos el otro día. Dura pendiente que no da tregua de principio a fin y con un descenso de los que mantiene en tensión durante todo el rato. Lastima que no se haya inventado nada para poder almacenar el frescor que salía de las cuevas, menuda diferencia de temperatura! Por cierto el arroyo en el que cogimos agua se llama la Fuente del Cebollar.
Un saludo
Poco romántico el nombre de "Cebollar" para la fresca y oportuna fuente que, en medio de esas empinadas laderas, nos permitió apagar la sed y reponer las reservas para lo que aún faltaba.
EliminarUn saludo.
Me ha chocado la fotografía de las bolas de sal y el parecido razonable con la nieve a la entrada de la cueva que, por otro lado, estaría tan dura como la sal prensada.
ResponderEliminarBueno, igual el nombre de Cebollar tendría su origen en los cebollazos que mete el sol en la cabeza a esas alturas. Es tan sólo una hipótesis ¿Eh...? (Bueno, también, un poco de cachondeo.
Extraordinaria ruta para dar alegría a las extremidades inferiores.
Hace una semana estuve en lo alto de Astún ayudando a un compañero en el conteo de aves migradoras; ocho horas sentado y apenas dando unos pasos aquí o allá. No me había cansado mas en mi vida.
Saludos.
Como le oí decir a un clásico montañero: "hay montañas a las que se sube para respirar, mientras que a otras se sube a fuerza de respirar". El pico Otal corresponde a ésta segunda categoría.
EliminarMe topé hace un par de años con dos personas en lo alto de Oturia y que también estaban contando y siguiendo a las aves con una especie de antena portátil que una de ellas manejaba mientras la otra tomaba sus notas. Eran amables y me explicaron lo que hacían. Yo salí corriendo pendiente abajo porque quería volver temprano a casa. Ellos se quedaron arriba. Ahora, tras tu comentario sobre Astún, no sé bien quién acabaría más cansado, si ellos o yo.
Un saludo.
Actividad pirenaica que atesora muchos de los atractivos que ofrece la cordillera. Terreno de contrastes y de sosiego. A seguir disfrutando del ferragosto!
ResponderEliminarUna propuesta literaria también con la montaña como hilo conductor del relato: https://entremontonesdelibros.blogspot.com/2018/04/las-ocho-montanas-paolo-cognetti.html
Salud y montaña
No se está dando mal el mes. Unas cuantas y variopintas incursiones en la montaña que proporcionan muchas satisfacciones van quedando en la memoria, consolidando gratos recuerdos.
EliminarGracias por la recomendación.
Salud y Montaña.
Viviendo el ascenso a Otal con tu descripción. Sigue habiendo un Pirineo solitario en el que encontrar la felicidad máxima aunque sea a base de un buen "agitamiento" del corazón. Disfruta de esas vacaciones!! Salud brother!!
ResponderEliminarTú y yo tuvimos la intención de acceder al Otal desde el Sur, hace unos años de esto. Quedó pendiente en mi memoria el realizarlo. Me acordaba de ello mientras subía por el Norte. Celebro que haya valido para ambos.
EliminarSigue siendo posible encontrar un Pirineo solitario, no hay más que proponerse algún que otro itinerario exigente y/o poco habitual. Somos afortunados de continuar en el camino y de que nuestro corazón siga bombeando al ritmo demandado.
Salud y Montaña, brother.
Menos mal que no hemos coincidido en esta salida tuya, yo no hubiera llegado al pico Otal o vuelto al coche.... eso sin haber estado allí, que si llego a estar no sé yo si hubieras llegado tu tampoco ;-)
ResponderEliminarImpresionante
Un saludo y mucha montaña!
Hay en la zona unas bocas de grutas fresquitas que son un buen lugar para que, si alguno no se ve con ánimo de seguir hasta la cumbre, se quede un rato contemplando el paisaje para luego reunirse de nuevo en la bajada.
EliminarEl Otal y sus alrededores componen realmente un entorno de alta montaña pirenaica.
Salud y Montaña.