sábado, 2 de junio de 2018

Chorrera del Hornillo desde Robledondo


Robledondo es una pequeña localidad ubicada a unos 1.400m de altitud, próxima al Puerto de la Cruz Verde, en territorio madrileño de la Sierra de Guadarrama, lindando con la provincia de Ávila. La ladera Oeste de la sierra que, culminando en el Pico de Abantos, separa esta vertiente de la del Escorial, está cubierta principalmente de robles y jaras, a la par que surcada por varios cursos de agua.

Uno de estos arroyos, el del Hornillo, con nacimiento próximo al Puerto de Malagón, tiene en su parte alta un discurrir tranquilo por parajes muy atractivos y solitarios, culminando en una chorrera o cascada cuya contemplación en primavera, cuando más caudal de agua presenta, vale en sí misma una visita.                                    

Si bien la chorrera puede visitarse en un recorrido de ida y vuelta apto para todos los públicos, dejando el coche en una zona de aparcamiento junto al Puente de la Aceña (km 5.5 de la M-535), nosotros optamos por hacer un recorrido con inicio y final en Robledondo, a lo largo del cual la contemplación de la Chorrera sea un punto más de una circular que nos permita deambular por los distintos parajes que ofrece la parte meridional de la sierra.

No madrugamos mucho, de hecho son pasadas las 9h 30m cuando iniciamos la marcha en Robledondo, habiendo dejado el coche detrás de la iglesia. Nos guiamos por el buen track de losK2delascumbres que, como en tantas ocasiones, dibuja un trazado original por zonas infrecuentes que los amantes de la naturaleza y buscadores de lo inédito apreciamos sobremanera.

Los primeros tres kilómetros, paralelos y en altura sobre el trazado de la carretera M-535, caminamos de E a O manteniendo la altitud, en pos del Puente de la Aceña por zona de olorosas jaras y abundantes robles cuyas hojas se encuentran en distintas fases de crecimiento.

 
 
 
 
Flor y hojas tiernas de roble
 
Agallón del roble: inducido por insectos,  se trata de la respuesta del vegetal a la presencia del parásito 
La frescura y luminosidad de la vegetación, junto con la soledad de la trocha (salvo por un grupo de vacas con las que la compartimos en un determinado momento) confieren a este tramo un atractivo particular.

Finalmente, en la zona del Palancar, con el Puente de Aceña a la vista, el sendero desciende rápidamente hasta embocar, junto al puente de la carretera, con el arroyo del Hornillo y el inicio de la senda hacia la Chorrera; comienza aquí el tramo más frecuentado de la circular de hoy. De hecho, el único en el que coincidimos con alguien más.

Hermosa encina próxima al inicio de la senda de la Chorrera
Si hasta ahora hemos transitado al sol, a partir de este punto el camino discurre bajo la sombra de altos pinos y luminosos álamos, siguiendo aguas arriba el arroyo del Hornillo.

Álamos y pinos sombrean la senda de la Chorrera
 
No tardamos mucho en llegar a la Chorrera. El agua del arroyo desliza por las placas graníticas dando la sensación de una gran caída que en realidad no lo es tanto. El conjunto induce a detenerse durante un rato para su contemplación desde todos los ángulos.

Chorrera del Hornillo
 
En la parte superior de la cascada tomamos un tentempié mientras observamos cómo la velocidad y el discurrir del agua va acelerándose y transformándose a medida que se aproxima al borde superior de la cascada. Un numeroso grupo de ciclistas se hacen muchas fotos al pie de la chorrera antes de montar de nuevo en sus bicis y tornar por donde han venido.

El agua del Hornillo se acerca mansamente al borde superior de la chorrera
Aguas arriba de la chorrera la trocha al principio se introduce en el cauce para luego abandonarlo, obligando a vadear al arroyo en varias ocasiones. En cualquier caso, se sigue sin dificultad, a la sombra de pinos y álamos. El tramo es corto y muy apacible.

 
 
 
En un momento dado salimos a cielo abierto, dejando atrás la arboleda. Entre el lugar donde estamos y el lejano pinar al que no habremos de llegar, se abre un espacio sin árboles, de arbustos y muretes.
 
 
Numerosos muretes que hay que ir sorteando (buenas las indicaciones del track) y que abandonaremos para, tras vadear por última vez el arroyo del Hornillo, acceder a la amplia pista que, en altura, vemos unos cien metros por encima del cauce. De nuevo distinguimos a un grupo de ciclistas que circulan por ella.

Alcanzamos la pista (1.500m), echamos una mirada hacia la solitaria zona que acabamos de abandonar y emprendemos el retorno hacia Robledondo por la zona de pasto y arbustos de poca altura que, al cabo de dos kilómetros y medio, nos permite llegar al lugar donde habíamos dejado el coche a tiempo de volver a casa a comer, tras haber realizado una bonita circular mañanera, de unos 8km de longitud salvando un desnivel total en ascenso de 350m de D+, por unos rincones sosegados, bellos y poco frecuentados.

6 comentarios:

  1. Hola Carlos, hacía tiempo que no escribía un comentario aunque te he estado siguiendo.
    Esta es una de esas salidas que dan paz al paseante, una pena que te cruces con los ciclistas ruidosos que además van con prisas, o eso parece ;-)
    Como casi siempre no te faltan los habitantes naturales de semejantes parajes, a los que tampoco hay que molestar más de lo necesario, están en su casa.
    Un abrazo y mucha montaña!

    Francisco

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    1. Gracias, Francisco, por tu comentario. Los echaba de menos. Intuyes bien los apuntes que hago, y sí, los ciclistas parecían tener prisa. Quizás hasta tan sólo se fijaban, y por mor de inmortalizarse en las muchas fotos con chorrera en segundo plano, en el punto de inicio y final de su trayecto. Cuando tan interesante y abundante es lo que el trayecto en su totalidad ofrece. En fin, las prisas.
      Dejarse imbuir por la placidez y el sosiego de estos entornos es, en mi opinión, el gran objetivo.
      Salud y Montaña.

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  2. Hola Carmar¡

    Cuantos sitios interesantes que nos enseñas, y casi todos por conocer¡¡¡

    Muchas gracias por compartirlos.

    Salud¡

    Fer

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    1. Hola Fer, buscador de alturas y verticales recorridos, aquí te estarán esperando tales circuitos por lo plano y lo verde para cuando decidas poner pie a tierra de nuevo.

      Gracias por tu comentario.

      Salud y Montaña.

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  3. Hola Carmar.

    Curiosas resultan las chorreras donde el agua en vez de caer, se desliza por la roca. Corto pero bello recorrido que bien sirve para desconectar del día a día, y conocer nuevas zonas.

    Un saludo

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    1. Desconectar de, conectar con, pasear, depurarse, impregnarse, y un largo etc. es lo que buscamos al deambular por estos parajes.

      Un saludo, Eduardo.

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