Un lugar sin pretensiones que
acoge y que requiere pulmones para re-correrlo.
Longevos ejemplares que resisten,
que oxigenan y que fueron respetados, o mejor dicho, dejados a su ser.
Descuidados y ralos en la
proximidad, ofreciendo mullidas trochas y veredas, rectas unas, sinuosas otras.
Alfombras de pinochas que amortiguan las zancadas de quien entre ellos
transita.
A menudo arguellados y enjutos,
formando corrillos, alzan troncos y ramajes en busca del sol invernal.
Entrelazando ramas y hojas crean tenues
cortinas por las que la luz se filtra. Sesgadas sombras y contraluces de las primeras
horas, invitando a la carrera.
De pronto se acaba el bosque y
nos damos de bruces con la solana, con lo inhóspito. Nos detenemos, como
sopesando. Esquilmado territorio “exterior” que poco invita.
Giramos la cabeza y echamos la
vista hacia el interior. Denso y poblado se muestra en la distancia. Verdor que
atrae y que llama. Es momento entonces de retroceder, de volver a adentrarse en
el pinar.
De nuevo entre los enjutos pinos,
en descenso ahora, atención a las piedras sueltas y raíces que, de vez en
cuando, asoman entre las acículas caídas.
Solitario entorno. Alguna que
otra figura se cruza de vez en cuando, no muchas veces. Es sitio de individuos más
que de grupos.
Ya queda poco, estamos en las
lindes del lugar. Quebradas barandas delimitan este tramo, a un lado la senda,
al otro, la pendiente ladera. Cuesta salir de él para poner de nuevo el pie en
la urbe.
Los Pinares de Venecia quedan
atrás, asequibles, sobrios y tan a la mano.
Bonito y relajante lugar Carmar ... para calmar el cuerpo, espíritu y mente escapando a la vorágine en la que estamos atrapados ... lugar totalmente desconocido para mi.
ResponderEliminarDisfruta de las fiestas ... Salud y montaña ;-))))
S2
Trasgu
Felices fiestas para ti también, Trasgu. Salud y mucha montaña.
EliminarMuchos zaragozanos miramos estos pinos con muy poco cariño: - ¡qué pequeños! ¡qué feos! -, ojalá tu mirada sirva para que los queramos y cuidemos mejor, seguro que de ser así, en pocos años estos arbolitos serían más grandes y hermosos. ¡¡Feliz Año y enhorabuena por saber encontrar siempre la belleza !!
ResponderEliminarLos Pinares de Venecia, en mi infancia, iban asociados irremisiblemente al cementerio, al cual se llegaba tras dejar atrás la cárcel. Durante mucho tiempo constituyeron el límite de mi entorno habitual. Desde ellos hacia "allá", lo desconocido. Tiempo ha tenido que pasar para que los haya recorrido en su totalidad sin ligaduras ni prejuicios. Allá donde hay naturaleza, y te aproximas con la mente abierta, encuentras la belleza que siempre atesoran estos lugares. Ojalá los veamos grandes y hermosos algún día, Carlos. Feliz Año Nuevo, y a recuperar esa rodilla. Salud y Montaña, tocayo.
EliminarLos bosques atrapan, a veces son masas grandes y otras simples manchas, que guardan o esconden un ecosistema vivo. Siempre es buen momento para reivindicarlos. Deambular por sus veredas en busca de hongos, correr o caminar por sus caminos respirando un aire limpio, buscar esa imagen que atrapar con nuestra cámara, descubrir el ave que cruza entre los pinos, escuchar los sonidos de la naturaleza son ejercicios atractivos que nos permiten mantener nuestros sentidos en forma. Los pinares dan nombre por esos pagos a una zona “tierra de pinares”, otrora rica y ahora en declive. Antiguos oficios: resinero, peguero, piñero, hachero,… dejaron paso a la mecanización de las tareas o al simple olvido. Pero hoy por mor de la coyuntura, el piñón y la resina vuelven a convertirse en cierta medida en el oro que extraer de los árboles http://www.piñonesdepedrajas.es/. Una sugerencia en forma de enlace de tradiciones culturales: http://www.funjdiaz.net/. Salud y Montaña
ResponderEliminarTierras de pinares sobre yesos enraizados, polvo y calor en las solanas deslumbradas por el yeso especular que aguanta la intemperie y los aires, sombra y vida bajo los árboles que soportan el azote del Moncayo, amortiguados pasos en busca de los piñones, contemplando las aves brincando de rama en rama. Riqueza sencilla y natural que tan distante queda ahora. Dichosos los que con tan poco encuentran serenidad a la par que renuevan sus mentes y pulmones. Buena sugerencia la tuya Manuel; los enlaces son muy atractivos. Salud y Montaña.
EliminarAprovecho tu blog para felicitarte el Nuevo Año, y, sobre todo, como tú siempre dices, Salud y Montaña amigo mío.
ResponderEliminarUn abrazo.
Encaramada en lo alto de una piedra, o si no, encaramándote, o si no, barranqueando, o si no, atenta a los amigos. Muchas gracias por tus deseos, Silvia, que son los mismos que tengo yo para ti. Y te recuerdo que La Pedriza os espera con un par de guías expertos a vuestra disposición. Salud y Montaña, amiga Silvia. Un abrazo.
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