Las cosas con calma. No hay prisas. Buscamos una senda poco frecuentada,
localizamos su comienzo, y adelante. La imaginación abierta, receptiva; las
piernas distendidas, prestas para la gimnasia y las grandes zancadas; la vista
atenta a los regueros helados que acechan en las umbrías.
Frío, roca, sol y algún hielo es lo que encontramos si, en la antesala del
invierno, deambulamos por la Senda Maeso y la Gran Cañada, lugares por los que,
a menos que surja un despiste, transitaremos cómodamente por el mundo del caos
pétreo sin alejarnos demasiado del embalse de Santillana y del castillo de
Manzanares el Real.
Por un lado nos sentimos atraídos por lo inhóspito y por los detalles que,
a nuestro entender, lo dulcifican,
Mientras que por otro, encontramos paredones y enclaves que preferimos
contemplar desde una “prudente” distancia.
Un mundo granítico que estimula la imaginación, en el que cada roca o
rincón evoca formas diversas.
Así es la Pedriza.
Any one can walk through this chaos.
Hola Carmar
ResponderEliminarLa primera foto de Peñas Cagás es espectacular...y el Elefantito, un caprichoso prodigio de la erosión. Que bonito el "museo de las formas".
Un abrazo
Fuente inagotable de hermosas sensaciones es la Pedriza ¿La Capadocia Hispana, quizá? Un abrazo, Rafa.
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