La Cuerda de Siete Picos (antiguamente llamada Sierra del Dragón), es una
de las rutas clásicas de la Sierra de Guadarrama. Cordal orientado de Este a
Oeste, erguido entre los Puertos de Navacerrada y la Fuenfría, tiene un algo de
“desorientador” para los menos iniciados:
- Siendo siete los picos que lo constituyen, normalmente sólo salen seis como resultado del primer conteo. Y del segundo también. Hay que ampliar la panorámica, alejar el zoom mental, y volver a contar.
- El primero y más modesto de la serie, el Pico de Majalasna (1.934m), queda algo descolgado al Sur del resto del conjunto.
- El más próximo al Puerto de Navacerrada es el de mayor altura (2.138m), y es el que hace el número siete.
Amanece en Navacerrada; ya rompe el día, anunciando un sol que, en cuanto
se alce del todo, irá desvaneciendo las brumas provenientes de las lluvias que
han precedido.
Atrás queda la época en la que buscábamos alcanzar en coche la máxima cota
posible, para comenzar desde allí la marcha. Ahora, Manuel y yo, decididos a
embebernos a fondo del bosque otoñal, cruzamos el Puerto de Navacerrada y
descendemos a la vertiente Norte Segoviana. Queremos recorrer desde abajo,
desde el Puente de la Cantina, el inmenso pinar de la umbría de Siete Picos.
Fuente del Puente de la Cantina |
Dejamos el coche junto a la fuente, a 1.250m de altitud, y comenzamos la
marcha cruzando el puente sobre el río Eresma, encaminándonos hacia un paso con
torno metálico que vemos a la derecha. Lo cruzamos y el sendero enseguida nos
lleva a una pista asfaltada. Desde aquí caminamos por el GR-10 que seguimos
durante los próximos tres kilómetros aproximadamente hasta el puente que
cruza el arroyo. Se respira otoño y humedad.
Poco después la pista asfaltada gira bruscamente a la derecha, en dirección
norte. Nosotros abandonamos la pista para seguir por otra de tierra. A partir
de aquí la pendiente se empina a base de bien. Vamos aguas arriba del Arroyo de
Minguete. El terreno rezuma humedad, los sombreros de la amanita muscaria ponen
su toque colorista al ocre del camino.
La sombra y el frío nos espolean en la subida, los bastones son de gran
ayuda para superar este cortafuego disimulado por la hierba y las acículas de
pino que lo tapizan. En el cielo, por encima de las copas de los altos y
vigorosos pinos silvestres, la luna aún es visible en la primera claridad del
día.
Finalmente salimos al calor del sol que sí toca el collado de la Fuenfría.
El encanto es bruscamente truncado por las descargas de los que allí apostados
disparan contra las aves que lo sobrevuelan.
Sin pausa, y sobresaltados por los tiros, emprendemos la subida hacia el
Cerro Ventoso. De nuevo transitamos a la sombra de esta ladera Oeste; en lo
posible vamos evitando el resbaladizo canchal. Coronamos, alcanzamos la cima
del Cerro (1.965m) y nos reconfortamos con el sol que la baña. Bello otero a merced del viento. Al frente, el contrafuerte central del
cordal de los Siete Picos.
Hacia atrás, las soleadas laderas Este del Cerro Minguete, collado del
mismo nombre y Montón de Trigo; tras el collado asoma la Mujer Muerta. Un chaparro y
retorcido pino silvestre da testimonio de los fuertes vientos que azotan este
lugar.
Descenso rápido al Collado Ventoso y, por la Senda de los Alevines, a
través de la umbría de Navazuela, nos encaminamos al primero de los Siete Picos,
alcanzando en poco tiempo el collado de Majalasna. A partir de ahora, y durante
un rato, abandonaremos las húmedas umbrías y deambularemos por la luminosa calidez
de las caras Sur.
Primer alto en la cima del Pico de Majalasna, a nuestros pies la apacible y
reducida pradera del mismo nombre.
Unos caballos pastan despreocupadamente. El granito de las rocas y sus
esquirlas de mica y cuarzo relucen bajo el sol.
La silueta del segundo de los Siete Picos (2.093m), y lo que nos queda por
delante, hace que nos pongamos en marcha.
La pendiente del camino se acentúa; un pino, altivo, descortezado y blanco,
se yergue entre sus congéneres. Al poco accedemos trepando a la cima del
segundo de los Picos.
A partir de éste, el recorrido del espinazo del Dragón supone un sube y
baja continuo, alternando la sombra de la cara Norte con el templado entorno de
la vertiente Sur.
La ventana del diablo |
Amontonamientos de grandes bloques, pétreas ventanas, húmedo Norte y seco
Sur sucediéndose.
Procuramos trepar a las sucesivas puntas por las zonas soleadas, rehuyendo
en lo posible la húmeda roca, controlando cuidadosamente la adherencia.
Camino del Quinto Pico la visión completa del contrafuerte rocoso hace que
nos detengamos un momento. En su cima, una persona de pie; en el extremo
opuesto, donde comienza la línea de rocas que culminan en la cumbre, una
silueta cuanto menos "sorprendente".
¿Un moai de la Isla de Pascua en plena Sierra de Guadarrama?
La cumbre del Quinto Pico (2.109m) es un buen lugar para recorrer el cordal
con la mirada. Hacia atrás, en primer plano, el “pequeño” Majalasna y los demás.
Por delante, los más concurridos Sexto y Séptimo (éste con punto
geodésico incluido).
Con el Séptimo se acaba el cordal y comenzamos el retorno al punto de
partida, de nuevo por el bosque, siguiendo el Arroyo de Matasalgada primero y
el del Telégrafo después. Para lo cual hemos de descender hacia el Puerto de
Navacerrada, hasta cruzar con el telesilla de la pista de esquí del Telégrafo.
En este punto y por la pista de esquí abajo (¡Que menuda cómo se pone de hielo
en tiempo de invierno!), comenzamos a cerrar el circuito internándonos en el
hermoso bosque de Valsaín compuesto por enhiestos ejemplares de pinos de
característico tronco asalmonado.
Ocasionales concentraciones de musgo sobre las rocas dan la nota de
brillante color verde.
Vamos siguiendo el cauce del arroyo, inmersos en un pinar denso y
abigarrado, percibiendo el inagotable rumor del agua, a ratos mansa, a ratos
turbulenta, encajonándose en pequeñas cascadas.
Los altos ejemplares, alzándose sobre el sotobosque otoñal de helechos,
recibiendo los oblicuos rayos solares del atardecer, quedan prendidos en
nuestras retinas.
Poco después llegamos al coche que dejamos en el Puente de la Cantina, tras
haber realizado un recorrido de unos 20km, salvando un desnivel total de unos
1.100m de D+.
El musgo enmoquetando suelo y roca.
ResponderEliminarColor vivo de la seta que mata
y vosotros a salto de mata
de una a roca rota a otra...
Qué bueno, qué rabia... :)))))´´
Salud, Libertad y Monte, amigo Carmar
Va llegando el momento, según veo, de que te reincorpores a las actividades montañeras. Las ganas acumuladas harán que "te comas el monte", ojo entonces con las setas, aunque bien creo que no te son desconocidas. Un abrazo, amigo Deicar.
EliminarHola Carmar, bonita ruta otoñal, si señor. 6,8,9 o los que salgan, a mi siete picos no decepciona , siempre y cuando. Huyamoss del puerto en un domingo de buen tiempo. Bonitas fotos, gracias.
ResponderEliminarSalud y mucha montaña,
Luis
El otoño es una buena época para las fotos. Gracias a los colores naturales resulta fácil sacarlas. Además, los rincones de está sierra , en tanto en cuanto vayas por zonas poco habituales, ofrecen entornos de lo más atractivos. Gracias por tu opinión y comentario, y a ver si algún día coincidimos , lo cual ya va siendo probable. Salud y Montaña, Luis
EliminarLas actividades son más completas cuando en su trazado transitas por un terreno boscoso. No siempre es posible, pero cuando existe oportunidad, hay que aprovecharla. En este caso el PINAR DE VALSAÍN nos ofreció toda su belleza otoñal, que en esta época es mucha. Sólo hace falta internarse en él de forma respetuosa y silenciosa. Escuchar y mirar. Alerta para no perder detalle ni rastro. La naturaleza te ofrece sus secretos para deleite: sonidos, colores, y texturas. La subida exigente nos acerca a terreno de cumbres, donde nos sentimos cómodos. Buscando los pasos, y dejando volar la imaginación, que por suerte, no para de idear. Y percibiendo el gesto humano tras el traspié, sin consecuencias. Al acabar la satisfacción por haber vivido un día de disfrute, lleno de sorpresas, que nos devuelve a nuestras primeras salidas iniciáticas a la vez que colma las expectativas puestas hoy. Salud y Montaña
ResponderEliminarCorresponde buscar el bosque en otoño; no hay época mejor para vivirlo en toda su plenitud. Gestos tiernos, humanos en este caso, complementan la armonía de la naturaleza. Antiguos recuerdos que afloran mientras deambulamos por trocha que luego se interrumpe, obligando a dar media vuelta. En suma, olores, sonidos y sentimientos que nos hacen volver una y otra vez. Buenos Picos, que mientras veremos qué nos depara el bosquebosque de Ordesa . Salud y Montaña, Manuel.
EliminarQue belleza la de Siete Picos...Por la vertiente norte el hermoso pinar de Valsaín, y las coquetas praderas de Navalusilla, Navalviento, y Navalazor; y por la sur el trepidante cóncavo con la inigualable Senda Herreros (obligada hacerla en ambos sentidos). Un cordal del más puro Guadarrama. Hoy, paseando por las cercanías de la sur, uno no puede evitar hacerle una reverencia a su Alteza Siete Picos.
ResponderEliminarEnhorabuena al binomio ManuCarmar. Un abrazo.
La Senda Herreros está en nuestra lista de "pendientes", a realizar antes de que el invierno nos llame a sus nevadas y pendientes laderas de las que nos resulta harto difícil separar nuestros esquies. Espero poder leer tus correrías de nuevo a no mucho tardar. Es más, cuento con participar en alguna de ellas, para conocer algún rincón inédito de esta sierra que tan bien conoces. Salud y Montaña, Rafa.
EliminarBuenos paseos tenéis por esas sierras y Montes del sistema central. ¡Y qué bien los conocéis!
ResponderEliminar¡Buenos paseos, buenos, y bien que les sacamos el jugo! Tu tampoco te quedas corto con las "trotadas" que te das por esas sierras tan bonitas y que tan desconocidas son para nosotros. Salud y Montaña, Carlos.
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