Amaneció el día muy cubierto; totalmente nublado sería más correcto decir;
vamos, de hecho, lo preciso del todo es que cuando me levanté, aún de noche, no
se veía estrella alguna y el ambiente rezumaba humedad; poseedor de un
optimismo a toda prueba y confiando en el parte meteorológico, que había
vaticinado una ventana entre borrascas, desayuné fuerte y cuando me estaba
preparando para salir de casa:¡Llovía mansamente!
Preso de un voluntarismo merecedor de otros fines pensé que, ya que estaba preparado,
valdría la pena ir y ver amanecer “in situ”, por si mejoraba.
No obstante, y dadas las circunstancias, pergeñé un circuito que
discurriera lo más posible por senda o trocha, evitando canchales húmedos y
resbaladizos.
Y así fue cómo, de camino hacia “la zona de la Pedriza”, mientras el cielo
iba dejando ver la luna y algún claro que otro, tracé este itinerario:
Canto del Berrueco – Hueco de San Blas – Hoyo Cerrado – Collado al Sur de
Asómate de Hoyos – Peña Linderas – Alto de Matasanos – Pedriza Posterior –
Collado de la Ventana – Hueco de San Blas – Canto del Berrueco.
La bruma lo envuelve todo y la humedad inmediatamente cubre de vaho los
cristales de mis gafas cuando empiezo el trote al pie del Canto del Berrueco.
El Canto del Berrueco |
Voy siguiendo la margen derecha del arroyo de Mediano cuando,de pronto, las
nubes se abren dejando ver una Cuerda Larga soleada, prometedora. La imagen
despeja todas las dudas ¡El tiempo va a ser bueno!
Llego a una zona de aparcamiento en la que no hay ningún coche. Cruzo la
barrera y sigo la marcha por la pista que se interna en el bosque de pinos. A
cada zancada voy constatando que la bruma se levantan dando paso a una mañana
luminosa.
En el momento indicado abandono la ancha pista y continúo subiendo por
estrecha y cómoda senda entre altos pinos. No hay más sonidos que los que producen mis pisadas y,
de vez en cuando, los cantos de los pájaros. Tenue es la neblina que cubre la zona.
La humedad ambiente es notoria, permitiendo que los helechos todavía sigan
verdes a finales de octubre.
Finalmente accedo al Hoyo Cerrado, disimulada y pequeña pradera situada
unos 400m por debajo de Asómate de Hoyos y Los Bailanderos, a 1.770m de
altitud, lugar íntimo y recoleto cuyo acceso no resulta fácil de encontrar
(itinerario) y del que tampoco es ni cómodo ni frecuente salir por “la parte
de arriba”. Hoy es el día en el que voy a llevar a cabo una tarea
que tengo pendiente desde la primera vez que lo visité: “trazar”
y “marcar” el itinerario para alcanzar la Cuerda Larga desde aquí.
El Hueco Cerrado. A la derecha, línea de trazos indicando la salida a la Cuerda Larga |
El tiempo sigue siendo bueno. Recorro la imaginaria línea que tracé al
llegar al Hueco. Procuro mantenerme alejado de la zona de bloques de granito,
superando las sucesivas terracitas, entre piornos y rocas no muy grandes; la
intuición me va guiando mientras voy poniendo los mojones. Me detengo un
momento para contemplar lo que ya llevo recorrido. Abajo, el Hueco sigue en la
sombra y las nubes se van aproximando.
Una cabra de aspecto simpático me observa construir los hitos que quizá el
viento del invierno hará tambalear. No encuentro tantas piedras menudas como
serían de desear, así que levantar cada uno me lleva un rato, amén de unas
cuantas genuflexiones.
Finalmente, y con menos dificultad de la prevista, alcanzo la parte
superior del barranco, accediendo a una ladera de pendiente moderada que baja
del cordal que une el Pico de Asómate de Hoyos con Peña Linderas. Sigo
jalonando la trocha hasta entroncar con el camino que surca la loma. Espero
que, en adelante, alguien más aproveche esta opción.
A mis espaldas, camino de Peña Linderas, veo cómo las nubes se han
apoderado de la vertiente Este que acabo de abandonar. De hecho, están pugnando
por desbordar la cuerda y derramarse hacia el otro lado.
Camino en medio de la bruma. Desde Peña Linderas busco orientarme hacia las
Torres de la Pedriza. No veo bien. En un determinado momento, y durante breve
tiempo, distingo la inconfundible silueta del “Dedo de Dios” que, casi inmediatamente,
vuelve a ser engullido por la niebla.
El "Dedo de Dios" |
Orientado ya, desciendo con precaución por la pedregosa ladera. Las piedras
resbalan. Al poco paso junto a un grupo de cabras que parecen tan despistadas
como yo, percatándose de mí presencia sólo cuando estoy a no más de un par de
metros de ellas.
Entre la bruma me resulta difícil identificar el camino que da acceso al
Comedor de Termes. De hecho lo dejo de lado, y sigo hacia el collado del
Miradero, hasta que me doy cuenta; entonces rectifico y vuelvo.
Por fin lo alcanzo y sin parar continúo rápido, bordeando la Pedriza
Posterior alternando tramos envueltos en la niebla con otros donde la claridad
es mayor. La roca está menos resbaladiza de lo que esperaba, pero hay que andar
con cuidado.
La Esfinge se muestra imponente en este medio tan gris y húmedo.
La Esfinge |
Últimos metros de destrepe hasta alcanzar, seguidamente, el Collado de la Ventana, lugar
donde tomo unas barritas energéticas y bebo agua, antes de emprender el descenso
hacia el Hueco de San Blas atravesando la Lagunilla del Lomo, para completar el
circuito de hoy.
Las nubes quedan más arriba, la visibilidad es perfecta; por delante 900m
de desnivel por buena y empinada senda en la que las piernas vuelan y las
zancadas cunden.
Qué delicia deambular por estos bien conservados bosques donde prevalece la
comunión con el entorno.
Y tengo un largo reportaje que como en otras tantas veces dejo durmiendo entre el oscuro plástico de un disco; éste tampoco era menos y habiéndome bajado del coche en el Tranco disparé a la luna alrededor de menos cuarto las ocho. La cámara cargada de posibilidades y las baterías dispuestas con detonante suficiente para trillar subiendo entre la alambrada y Casa Julián.
ResponderEliminarCuando salí llovía y fue atenuando tal y como habían dejado dicho en meteorología. Sabía que podía contar con esa precisión a tres días.
Anochecida aún la mañana me acompañó ésa durante una buena hora larga pues llegando al collado de la cueva seguí retratándola, pues su cara que otras veces esconde hoy asomaba tras las nubes de velo. Como visillos que cerrándose unas veces otras abrían.
Amaneció el pantano despuntando claro y oro todo que por encima llegaban brumas que cubrían de soledad los pocos rayos que nos ofrecía; y así seguí subiendo la Senda Maeso que prevista entonces me dejé ir entre tantas fotos y memorias hasta que llegué a mi destino, el elefante fuera del camino. Reportaje y merienda de plátano más chocolatina.
Un nuevo continuo al encuentro con escaladores a los que adelanto y siendo ellos cinco me adentro entre una gran diaclasa a la que ataco con ganas y encajono cuerpo, espalda, tomo, lomo, pecho y manos que poco a poco sus cinco metros reviento saliendo del atolladero con magulladuras al sacarme en casa la ropa. Nos despedimos en el Yelmo y a otros que me preguntan por la maza los conduzco pues andaban despistados en extremo. Subiéndonos a unos lomos de ballenas observan con sorpresa la mole de rosa vertical y extraplomado para artificial.
Mientras, pienso...El cóncavo, Las Torres, Peñas Linderas, yo iba a subir ahí y decidí en último instante variar mi rumbo y fotografiar al elefante. Seguramente por sus cimas correrá Carmar, seguramente desde alguna hondonada a las que reta solitario. Y así fue.
A los pies de Valentina, recordando al cocodrilo que mira el circo, me zampé unas lonchas de jamón ibérico del que sólo su envoltorio dejé en paz y consuelo.
Fue el domingo pues como estaba previsto el agua hasta el martes no llegaría. Iban y venían nieblas que dejaban entrever tantas formas y colores que caprichosamente iluminaban algunas rocas y otras dejaba ocultas o en sombra.
Pues eso, cómo hace más de un año
no nos cruzamos de *milagro.
Salud, Libertad y Monte, amigo Carmar
4•deicaludos•C
[*Sólo como sinónimo de coincidencia, nada más]
PD: Tengo unas de ese dedo al que yo nunca encontré divino,
desde hace más de cinco años y les echaré nuevamente un vistazo.
No son tan buenas como las tuyas, pero ya que otras veces lo has sacado
estoy por quebrantar mi acuerdo con ciertas rocas y veré qué hago.
Los motivos por los que no subí, fueron que aún estoy en recuperación y, aunque llevo
unas camp four, se resbalaría más y las nieblas pudrían ser constantes
Eso. :)´
Poco tienen que responder las rocas y montañas ante los nombres que les adjudicamos. Están allí, y en tal sitio seguirán, con o sin nuestros apelativos. Así que, desempolva las fotos que tengas y a orearlas, que malas seguro que no son, siendo tuyas.
EliminarPara estar en vía de recuperación hiciste un buen recorrido. Gracias por acordarte de mí y tb por este enjundioso comentario. Más de una vez te imagino yo por estos andurriales cuando me toca trepar y adherirme a las piedras que los pueblan. Salud y Montaña, amigo Deicar.
Una de las rutas mas bonitas que pueden hacerse por Guadarrama...Este Hoyo Cerrado del Arroyo del Mediano, es lugar para olvidarse de todo, incluso de caminar. Y a quienes conocen el lugar que piensen cuando en el siglo XVI subían al Ventisquero del Ratón (en la cabecera del Hoyo) en busca de la preciada nieve y transformarla en hielo para "refrescar" a la corte y burguesía madrileña.
ResponderEliminarEnhorabuena por la ruta Carmar. Un abrazo
Este Hoyo Cerrado es un lugar con un encanto especial. Recoleto, íntimo, para olvidarse de todo, como dices. Siempre me encuentro a gusto en él, y siempre también me atrae el volver. Cuando los caminantes queremos refrescarnos, vamos en persona a por la nieve. A ver si te recuperas del todo y encontramos un momento para ir "a visitar el hielo" o para encontrar un pasadizo inhóspito y escondido en esa Pedriza que tanto y tan bien conoces. Salud, Montaña y un abrazo, amigo Rafa.
EliminarA juzgar por las imágenes parece un lugar muy apetecible para planificar una ruta por allí. Nos la apuntamos, y nos hacemos seguidores del blog, con tu permiso. Saludos desde la Sierra de la Demanda (Burgos)!!
ResponderEliminarSiempre es un privilegio recibir comentarios y seguidores como vosotros. Espero que el blog os siga agradando y mostrando alternativas que, una vez recorridas, os proporcionen las mismas satisfacciones que a mí. Salud y Montaña, amigos burgaleses.
EliminarUn programa de radio llamado “recóndita armonía”, donde la música clásica se despliega a raudales, concuerda con esa majada escondida a medio camino entre el valle y el cordal, tan plácida que invita a llegar a ella por cualquiera de sus extremos y donde los acordes los ponen la fauna que deambula por aquellos pagos. La envolvente por La Pedriza Posterior con ascenso directo “trazando” y “marcando” la línea de ascenso, aporta un plus al circuito, con la inestimable ayuda de las formaciones rocosas que se dejan ver, cual reverencia a quién ya forma parte de su entorno, para reconducirte por el camino a seguir. Integrar el Hueco de San Blas en el mundo del granito mantiene la esencia de los proyectos de circuitos que combinan todas las formas de la naturaleza, y nos permiten llegar a las cumbres y crestas por áreas diversas. Salud y Montaña
ResponderEliminarComo fauna deambulante que me considero, he de asumir que mis resuellos, exclamaciones y hasta pensamientos, contribuyen a los acordes que mencionas. Falta aún que vayamos ambos, en duetto, para concluir la parte del circuito que falta por recorrer. Salud y Montaña.
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