Cadrete (Qadrit en árabe) fue fundada
por un asentamiento árabe que dejó, como parte de su legado, una impresionante fortaleza en lo alto
de una empinada colina, construida antes del año 935, empleando para ello, qué
otra cosa podía ser, el yeso del que está formado el terreno.
De nuevo un día borrascoso en el
Pirineo sirve de excusa perfecta para continuar explorando los yesos esteparios
de la depresión del Ebro.
Dejo el coche junto a las
escuelas de Cadrete. El castillo domina desde la altura, y yo me enfilo por la
empinada callejuela que se dirige hacia él. El asfalto pronto se transforma en
pista de tierra que mantiene la dura inclinación. Como voy fresco, casi sin
darme cuenta alcanzo las murallas defensivas. La poterna está cerrada. Sin
demasiada dificultad podría encaramarme por alguno de los laterales y entrar
pero, los escarpes y “el patio” son lo suficientemente verticales y profundos
como para disuadirme de intentarlo. He venido a por barrancos, no a asaltar
fortalezas.
De manera que dejo la torre
dentro de sus murallas, continuo ganando altura y, por la parte superior de los
cerros, me dirijo hacia el enorme molino eólico que, a unos cientos de metros
del castillo, también se yergue sobre la población. Más de mil años separan
ambas construcciones.
El siguiente objetivo consiste en
descender hasta el barranco de las Almunias, bien visible desde estos
altozanos, para lo cual sigo recorriendo las estrechas trochas que van
apareciendo y que se dirigen hacia él.
Barranco de las Almunias |
Encuentro una senda que llega
hasta el mismo fondo de la barranquera, que bajo con cuidado, porque la cuesta
es muy pendiente y las piedras de yeso que la cubren son bastante inestables,
hasta alcanzar el fondo de las Almunias.
Descendiendo al barranco de las Almunias |
Es éste un barranco largo, de
pendiente moderada y sostenida, que en unos 8,5km de buen sendero supera un
desnivel de 350m, en el que la vegetación y el paisaje van cambiando y
sorprendiendo muy agradablemente a medida que se recorre.
A pesar de los tramos con barro,
en los que hay que lanzar la zancada con cuidado, para no resbalar, el sendero
es firme, lo cual permite ir ojeando los paisajes.
Al cabo de un rato paso junto a
un gran arco natural bajo el cual sale una pista que asciende fuertemente hacia
el conjunto de lomas laterales. La tomaré a la vuelta con la intención de llegar
directamente a Cadrete, porque las Almunias desembocan en el pueblo de Santa
Fe, unos 2km al Norte.
De momento, Almunias arriba por
un terreno que a partir del arco natural se abre bastante, y que transmite la
sensación de transitar por un remanso vegetal haciendo olvidar el yeso y la
estepa en la que se enclava el barranco. Pinos, verde, amplitud, todo ello enmarcando
un sendero que se deja correr y que en cada recodo ofrece un panorama diverso y
muy de montaña.
La salida por la parte superior,
a la Plana y sus molinos, vuelve a poner las cosas en su sitio: aire, rastrojo,
aspas zumbando. Así que, parada en seco justo en la linde que separa la áspera meseta
del verdor del bosque.
La Plana, reverberante panorama. |
Es el momento de tomar unas almendras y un plátano antes
de emprender el retorno por el mismo sitio, que bien merece la pena contemplarlo
en sentido contrario.
Cuando
vuelvo a llegar al arco natural, en mi propósito de ampliar la exploración del
entorno, enfilo por “la muy pronunciada pendiente” que sube toda derecha hasta
lo alto de la loma.
Abajo queda el arco natural. |
A partir de aquí, rompe-piernas por las partes altas hasta llegar
y detenerme al borde de una profunda y ancha barranquera transversal
interponiéndose; en el lado opuesto, el molino que domina Cadrete; en éste, mi
chasco y yo; así que lo mejor que puedo hacer ante semejante panorama es descender
de nuevo al barranco de las Almunias; lo cual, bien mirado, me brinda la
posibilidad de recorrer en bajada un tramo que no había hecho en subida, y
salir a Santa Fe.
Para volver al coche ya sólo tengo
que solventar los aproximadamente 2km de camino asfaltado que, a pie de talud yesífero,
une ambas poblaciones ¡Algo así como la puntilla, vaya!
Ultima mirada al castillo,
y al
molino antes de emprender el retorno a Zaragoza, tras haber realizado un
recorrido de unos 22km de longitud, salvando un desnivel acumulado de unos 600m
de D+, por un lugar verde y escondido, muy bien resguardado dentro de un
entorno de seco yeso.
Tierras totalmente desconocidas para mi ... gracias por acercarnos esa restrocpectiva al pasado ...
ResponderEliminarBonita zona.
S2
Trasgu
Tierras cuyas tonalidades y escondrijos sorprenden, y que aun habré de seguir recorriendo, porque dan para bastante. Muy a la mano cuando el tiempo, o falta, o no acompaña para desplazarse a más altos entornos. Un abrazo.
EliminarEste barranco no lo conozco y tiene una pinta muy chula. Parece más verde y más interesante que el Barranco de la Canal. Lo apunto para la próxima excursión por Zaragoza. Tú prepara las tablas que ya tienes paquetón blanco en el Pirineo!!! Salud y Barrancos!!! Y Montañas!!!
ResponderEliminarHola Carlos. El barranco sorprende y para muy bien. Ya lo verás. Yo las tablas las tengo preparadas hace días así que pronto me escapo a Zaragoza y de allí al Pirineo. Antes espero usarlas tb en Guadarrama, que por fin parece que está nevando. Salud y todo lo demás.
EliminarHola Carmar.
ResponderEliminarEste barranco ya lo recorría yo en bici con catorce años, y más o menos sigue igual, aunque el tramo de inicio desde las planas, con tanto transitar con las motos, lo han estropeado bastante.
La verdad que es un barranco muy chulo, a mi me gusta mucho, y se puede combinar con otros de la zona, y más si se hace desde Cadrete.
Salud, montaña y Caña de lomo.
En bicicleta o a pie es un barranco de lo más verde y "montañero" de la zona. Una buena sorpresa en los entresijos y bodullos de la estepa. Un abrazo
ResponderEliminarEn bicicleta o a pie es un barranco de lo más verde y "montañero" de la zona. Una buena sorpresa en los entresijos y bodullos de la estepa. Un abrazo
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