La Pedriza Posterior |
Recorrido con una longitud
rondando los 19km (si partimos del Tranco) y un desnivel a salvar de algo más
de 1.400m de D+, por lugares muy intrincados. En mi opinión es la circular más
gimnástica y exigente de las excursiones de la Sierra de Guadarrama.
Paisajes y formas surrealistas,
extraordinaria composición de rocas pulidas y redondeadas que forman un caos
granítico espectacular.
La Esfinge, en la Pedriza Posterior |
Los puntos de partida / llegada
son, o Canto Cochino, o el Tranco.
El circuito discurre
mayoritariamente por zonas rocosas donde no se encuentra agua habitualmente (según mi experiencia un mínimo de 2,5 litros de agua por persona son necesarios, y tocará
racionarla), con tramos frecuentes y sostenidos de pendientes muy acusadas. El
número de horas necesarias para concluirlo depende de la forma física y del
hábito para moverse por terreno escarpado. En cualquier caso, hay varios puntos
desde los cuales se puede abandonar en
caso de necesidad (collados y callejones por los que se va pasando).
Lo enrevesado y duro del
recorrido conlleva que “a mayor velocidad de marcha, mayor sea la probabilidad
de desorientarse”, y en cuanto uno se descuida el tiempo pasa rapidísimo,
acumulándose al total que finalmente se empleará ¡Y uno se despista y titubea
en más de una ocasión, aun conociendo la zona o llevando track!
En síntesis, un recorrido
exigente jalonado por las abundantes y espectaculares formas de la Pedriza, tan
características, transitando por sendas abruptas muy empinadas tanto al
principio como al final del mismo (Cancho de los Muertos, Pajarito, las
Milaneras, Yelmo, Mirador del Tranco, etc...), así como por el paraje lunar que
compone la Pedriza Posterior. Las señales blancas y amarillas (Senda Termes),
junto con los mojones, resultan de mucha ayuda para evitar "embarques".
Son las 7:30AM cuando emprendo la
marcha en el Tranco iniciando un trote sostenido hacia Canto Cochino. Esta vez,
para variar, la voy a realizar en el sentido de las agujas del reloj.
Recorrido: Tranco – Canto Cochino
– Collado del Cabrón – Collado de la Romera – Tres Cestos – Collado del
Miradero – Las Torres – Comedor de Termes – Pedriza Posterior – Collado de la
Ventana – Navajuelos – Collado de la Dehesilla – Pradera del Yelmo – El Tranco.
El itinerario resulta en algo más de 19km, salvando un desnivel total
ligeramente superior a los 1.400m de D+.
En Canto Cochino opto por el
itinerario más directo, que pasa junto al Cancho de los Muertos, para llegar al
Collado del Cabrón. Comienzo la sucesión de tramos cuesta arriba sostenida que
me harán ir ganando altura rápidamente. Hay que aprovechar que las fuerzas aún
están intactas.
El Cancho de los Muertos |
La fría mañana contribuye a que la
marcha sea muy viva y pronto alcanzo el Collado del Cabrón. Lugar recoleto y
cruce de caminos.
En este punto el trazado de la
Integral por la Senda Termes se adentra entre las jaras hacia el Pajarito; el
buen sendero se transforma en trocha comenzando entre altas jaras para
enriscarse luego junto a las moles del Pajarito y de la Campana. La marcha se
ralentiza en estas estrecheces.
El Pajarito. En el centro, la estrecha canal por la que se pasa |
Atravieso el pequeño plano que
hay al pie de la Campana, sobre la que un buitre observa los alrededores.
Nuevo tramo de trepada entre
rocas cuyas siluetas despiertan y estimulan la imaginación.
Luego el espacio se amplía hasta
alcanzar el Collado de la Romera, lugar que supone la entrada en un bosque por
el que desciendo unos 40 metros para, a los 1.570m de altitud, girar 90º avanzando
unos 400 metros hasta el roquedo que marca el inicio del ascenso hacia las
Milaneras; un punto conflictivo que, de no atinar a la primera, lleva a perder
bastante tiempo en buscarlo. Las señales blancas y amarillas resultan de mucha
ayuda de ahora en adelante, para evitar "embarques".
El agreste tramo de acceso a las
Milaneras, entre abigarrados robles y rocas, es muy empinado (250m de desnivel
en menos de 400m de longitud) y requiere de una gimnasia integral para alcanzar
su punto débil, el collado de Tres Cestos, aislado y hermoso enclave entre
pinos, donde la figura del Patriarca
(denominación propia) se erige dominando ambas vertientes, la luminosa Este, de la que
vengo, y la sombría Oeste, por la que continúa la Senda Termes en dirección al Collado
del Miradero.
El Cancho Centeno o El Patriarca, en el collado de Tres Cestos |
Cara Oeste de las Milaneras. |
Tras alcanzar el Collado del
Miradero y enseguida el Comedor de Termes encaro el recorrido de la parte más
pétrea de la Pedriza Posterior que lleva hasta el Collado de la Ventana.
Alejado y retirado tramo: serpentear, ascender, descender, atento a las marcas.
Un paisaje lunar de belleza salvaje.
Pedriza Posterior |
Dejando atrás la Pedriza Posterior |
El Collado de la Ventana resulta
un lugar cómodo y agradable en el que aprovecho para beber, tomar un plátano y compartir unas almendras saladas con una cabra.
Tímida al principio, confiada luego. |
El setenta por ciento de la integral ya está realizado. La parte que sigue es menos áspera y hay más verde, si bien la gimnasia no se ha terminado en absoluto.
Por delante, un enrevesado tramo al pie de la Pared de Santillana, la Pradera de Navajuelos con sus pétreos vigilantes, el Jardín de Navajuelos (Daliniano espectáculo) para descender abruptamente hasta el Collado de la Dehesilla.
Por delante, un enrevesado tramo al pie de la Pared de Santillana, la Pradera de Navajuelos con sus pétreos vigilantes, el Jardín de Navajuelos (Daliniano espectáculo) para descender abruptamente hasta el Collado de la Dehesilla.
Atrás queda la Pared de Santillana |
Este Collado, uno de los más
frecuentados de la Pedriza, supone la antesala del último repecho de la
Integral: unos doscientos metros de desnivel hasta llegar a la pradera de la
cara Sur del Yelmo (¡Y a la fuente que allí hay!). Tomo una manzana y algo de
agua, me pongo en modo ascenso otra vez, y a por la cuesta que lleva hasta Las
Damas y la Cara.
Puesto a ello resulta menos
exigente de lo que parecía ¡Menos mal!
A la dcha. Las Cuatro Damas y La Cara |
Acabada la pendiente toca algún
que otro repecho menor para, bordeando el Yelmo, alcanzar la pradera que hay en
su muy frecuentada cara Sur. Aunque la fuente mana no me detengo porque aún
llevo agua.
Snoopy, en el camino hacia el Yelmo |
Gran pared de la cara Sur del Yelmo |
A partir de este punto parece que
todo está hecho, pero en mi fuero interno sé que no es así.
Restan dos tramos definidos hasta
llegar de vuelta al Tranco, seiscientos metros de desnivel a pleno sol de
mediodía y sin árbol alguno. Dificultad técnica no tiene, pero sí hay que ir
atentos a mantenerse en el “sendero principal”, evitando “los alternativos”,
sobre todo hasta llegar a la Gran Cañada, ya que varios de estos se acaban
abruptamente y toca volver atrás (por propia experiencia lo digo ;-)). El calor
aprieta y las piernas notan la caminata, pero como cada vez se ve más cerca el
Tranco el ánimo no decae.
Vista de la Gran Cañada (a media altura) y del Tranco, al fondo y abajo, descendiendo desde el Yelmo |
Finalmente cierro la circular
llegando al coche sano (ni torceduras ni golpes) y con ganas de comer y beber (¡Que
son las 4pm!), tras haber realizado de nuevo la Integral de la Pedriza, lo cual
siempre resulta muy gratificante. Ahora toca recuperarse del esfuerzo, que no
es menor.
Hola Carmar.
ResponderEliminarLa integral a la Pedriza representa un clásico y una cita puntual en tu calendario de salidas, ya la echaba en falta, porque ahora con el calor, se hace aún más dura.
Como siempre un recorrido, bello, intenso, atlético, en el que la "mente" juega un papel tan importante como el físico.
Nos vemos pronto!
Sin un propósito predeterminado, la Integral de la Pedriza se ha convertido en una cita regular con este entorno tan particular.
EliminarNo tardes mucho en decidirte, y la hacemos, cuando el calor no apriete.
Un saludo, Eduardo.
Como siempre, uno se pude inflar de sacar parecidos en la roca. Son mas generosas que las nubes, por supuesto.
ResponderEliminarImpresiona el paisaje caótico de La Pedriza; rocas amontonadas con un ingenioso sentido del equilibrio.
Impactante caminata por la naturaleza.
Un abrazo.
La belleza del caos, un lugar donde la entropía manda.
EliminarExigente y compensadora del esfuerzo.
Un abrazo, Javier.