Extensos robledales cubren las laderas. El Hayedo de la Pedrosa está incrustado entre los robles |
El Hayedo de la Pedrosa, junto
con los de Tejera Negra y Montejo, todos ellos en la sierra de Ayllón, son los
más meridionales de Europa.
“Incrustado” entre los 1.400m y los 1.800m de
altitud, orientado hacia el Norte y atravesado por el río Riaza, está el Hayedo
de la Pedrosa. En su interior se encuentran ejemplares centenarios, con retorcidos
troncos cubiertos de musgo y líquenes que, gracias a sus poderosas raíces, se agarran
a la fuerte pendiente en la que viven.
Este hayedo, unido a los extensos
robledales que cubren las laderas de las montañas que separan las provincias de
Segovia y Guadalajara, hacen que la zona
entre Riofrío de Riaza y el Puerto de la
Quesera constituya un paraje privilegiado en cuanto a vegetación para
visitar en cualquier época del año.
En épocas otoñales el color verde de sus hojas cambia a tonos ocres,
dorados y rojizos, ofreciendo un espectáculo visual de extremada belleza.
Al pie de la presa del embalse comienza la circular |
Iniciamos esta circular, que
parte del embalse de Riofrío (1.300m), recorriendo primero el gran robledal
situado entre los Chotales y el Pinarejo, hasta alcanzar el Collado de la
Hayuela (1.629m). Tan sólo se oye el viento y el suave crujir de la alfombrada
senda bajo nuestras pisadas.
En la distancia las brumas se
disipan lentamente mientras persisten sobre nuestras cabezas.
Seguidamente el sendero se encamina
de Oeste a Este atravesando un extensísimo brezal hasta alcanzar el Calamorro
de San Benito (1.872m), punto más alto de la ruta.
A continuación, manteniendo la
orientación, dos kilómetros con pinar al Sur y brezos al Norte, hasta llegar al
Puerto de la Quesera (1.715m). Ocasionales flashes de color, y vegetación
perlada de humedad, jalonan el estrecho camino.
Desde el Puerto un sendero se
enfila hacia la Peña de la Silla. Siguiéndolo alcanzamos “la puerta” del Hayedo
de la Pedrosa, anodino torno en medio del monte a los lados del cual se
extiende una alambrera metálica.
Traspasado el torno viene una
estrecha franja de brezo tras la cual aparece la primera línea de hayas.
A partir de aquí se acabó el sendero; en su lugar la intuición nos
ha de llevar por un flanqueo entre las
hayas apenas descendiendo unos cien metros de desnivel, a buscar el nacimiento
del río Riaza en la fuente del Cancho, ubicada en el hayedo a tan sólo un metro por encima de la
carretera que sube al Puerto de la Quesera.
El bosque huele intensamente a
hongos. La gran humedad, junto con las no demasiado bajas temperaturas, es el
mejor abono para la proliferación de toda clase de setas. Un verdadero
muestrario de ejemplares delicados cuya contemplación nos retiene y cuya
identificación queda fuera del alcance de nuestros conocimientos.
Foto 1: ......... |
Foto 2: ......... |
Foto 3: ......... |
Foto 4: ......... |
Foto 5: ......... |
En este sentido he numerado cada
una de las fotos en la confianza de que alguno de los que leáis esta entrada,
entendidos en la materia, tengáis a bien identificarlas para conocimiento de
los demás. Gracias por adelantado.
Cruzamos la carretera y nos volvemos
a internar entre las hayas al otro lado, para seguir bajando por la margen
derecha del recién nacido río Riaza. Por delante apenas dos kilómetros a lo
largo de los cuales descenderemos doscientos cincuenta metros de desnivel, por
un paraje agreste y solitario, a tramos de fuerte pendiente, en el que el río
será nuestro guía, pues senda no hay.
Vamos paralelos a una alambrada
de espinos que bordea el río por su margen izquierda. Con mayor o menor
facilidad, en función de la pericia de cada uno, recorremos el hayedo en toda
su longitud.
Con suelo mojado la complicación
aumenta por lo resbaladiza que resulta la alfombra de hojas que lo cubren. Sin
duda es ésta la parte más intrincada de la circular.
Finalmente alcanzamos el
entronque con el camino habitual (puente y marcas azules) de descenso (ascenso)
del Puerto de la Quesera y por él, cómodamente transitando, de nuevo entre los
robles, alcanzamos la cola del embalse de Riofrío, cuyo perímetro recorremos
durante 1km más, por la carretera, hasta cerrar la circular.
En suma, un recorrido de unos
13.5km de longitud salvando un desnivel total en ascenso de unos 750m de D+,
transitando por las extensas y tupidas masas boscosas de roble que cubren las
laderas de la sierra de Ayllón, con el aliciente del hayedo intercalado, que en otoño suponen un
verdadero deleite para la vista. Una cita anual casi obligada para los amantes
del bosque.
Hace mucho tiempo que quería hacer esta circular, pero por dejadez y por no tener referencias de por dónde hay que ir (aunque para ir monte a través no hace falta mucha referencia....:-) al final nunca la he hecho, una pena, lo has tenido que pasar muy bien circulando por dentro del hayedo. A ver si puedo hacerla en un futuro no lejano. Muy bonitas las fotos de los hongos, esta vez no hay habitantes móviles del bosque en tus fotos, seguro que hacías mucho ruido con las hojas.
ResponderEliminarUn abrazo, salud y mucha montaña!!
Gracias por tu visita y comentario, ahora ya no hay excusa, tienes descripción y track a tu disposición ¿Qué más se puede pedir?.
EliminarEn lo que a mí respecta cada vez me veo más como "un hombre del bosque", especialmente en otoño. La próxima temporada, que ya el otoño está de capa caída, nos hacemos una de bosque en compañía.
Salud y Montaña, Francisco.
A ver si podemos hacer una salida de bosque en otoño, que al final la que teníamos pendiente desde este verano aún no la hemos hecho. Aunque a partir de ahora voy a necesitar más previsión aún, que estoy más lejos.
ResponderEliminarPor cierto, en cuanto me sitúe y aclimate quedas invitado a excursión si tienes a bien pasarte por la periferia, tiene que haber buenas opciones de bosque también.
Salud y mucha montaña!
Azarosa es la vida que llevamos, lo cual propicia poco los encuentros que, no obstante, hemos de seguir buscando.
EliminarLa periferia ofrecerá sin duda alternativas novedosas que debemos empezar a explorar.
Salud y Montaña.
Me gustó muchísimo cuando estuve en este excelente lugar. Aunque las hayas no eran demasiado grandes debido a la sobreexplotación de la zona para la preparación del carbón vegetal; afortunadamente, aunque sea por unos años más de espera, la gente podrá disfrutar de este hayedo tan meridional que volverá a tener corpulentos ejemplares como antaño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se puede esperar a la par que se pasea por él, tal y como esté, que si grandioso llegará a ser, precioso lo es ya.
Eliminar¿Sabes algo de setas?
Un abrazo.
Bonitos sitios andáis Carmar ... donde cuerpo y espíritu encuentran la paz perdida en nuestra sociedad.
ResponderEliminarEnhorabuena por el reportaje.
¿Qué mejor, querido Trasgu, que en un hayedo hallar la paz?
EliminarParéceme a mí que largo tiempo ha que no frecuentas mucho estos lares, y que más bien por los astures dominios te prodigas ¿Es esto así, o tan solo son figuraciones de mi mente?
Si por aquí anduvieras, y ello os placiera, aún podríamos acordar una salida conjunta por estos parajes. Ya me dices.
Gracias por tu visita y comentario.
Un abrazo
Hola Carmar.
ResponderEliminarBonita circular para disfrutar de los últimos coletazos del otoño, que perduran más en los robles que en las hayas, que a duras penas conservan sus hojas.
Ahora a esperar que nieve para estrenar la temporada de esquí.
Un saludo
Tienes razón, Eduardo, queda ya poco, pero que muy poco, para decir adiós al otoño y sus colores ¡Qué lastima!
EliminarEncaramos el invierno deseando que sea pródigo y tempranero en nieves.
Salud y Montaña.