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Pico de la Centenera. A su izq. el Collado de las Portilladas |
El Pico de la Centenera es una
montaña del Sistema Central situada en la vertiente sur de la Sierra de Ayllón,
en la Sierra del Rincón.
El recorrido de hoy, con origen y
llegada en la pequeña población de la Puebla de la Sierra, nos llevará a
adentrarnos en la salvaje naturaleza del barranco del arroyo Valluengo, al pie
de la ladera Oeste del Pico de la Tornera, donde la vegetación ha invadido
cualquier traza de antigua senda, ascendiendo luego al Pico de la Centenera,
menos agreste de lo que aparenta en la distancia para, tras recorrer el
apacible mirador que conforma la Loma de la Concha, descender un nuevo tramo de
abrupto terreno “pedrera abajo”, con ocasionales trozos de sendas difusas o
inexistentes, hasta finalmente llegar al gratificante GR-88 por el que
retornaremos al punto de partida; todo ello en forma de circular de 17.5km de
longitud, salvando un desnivel en ascenso de 950m de D+, a lo largo de la cual
no nos cruzamos con nadie.
En síntesis, el itinerario es el siguiente:
La Puebla de la Sierra / Área
recreativa de la Tejera (1.100m) – Collado de las Portilladas (1.655m) – Pico
de la Centenera (1.809m) – Loma Concha (1.662m) – Arroyo del Portillo (1.100m)
– Área recreativa de la Tejera.
Son las 9h cuando iniciamos la
marcha en el área recreativa de la Tejera, apenas a un kilómetro de la Puebla,
atravesando el atractivo Parque de los Avellanos a orillas del río de la
Puebla, desde el cual se ve la barriada de Casillas de la Ciquiruela, construcción
típica en piedra y pizarra que se utiliza (..aba) para guardar las ovejas o las
cabras, junto a cuyos apriscos subiremos.
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Dolmen en el Parque de los Avellanos |
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Casillas de la Ciquiruela |
Tras alcanzar su parte alta
entroncamos con una amplia pista que tomaremos a la dcha. y seguiremos hacia el
SE, jalonada de ocasionales robles sobre
alfombras de cantueso, lo que le confiere la singular impronta de la Sierra del
Rincón en esta época.
Después de una pronunciada curva
hacia el NE nos situamos en la parte alta del barranco de Valluengo, con el
Pico de la Tornera, casi enfrente, y el de la Centenera a nuestra dcha, al
Este. Hemos de andar atentos y fijándonos bien porque al poco, en un lugar
despejado llamado el Cui de la Lagunilla (1.350m), hay una arqueta a nuestra
dcha. que indica el inicio de una áspera senda que se enfila en diagonal hacia
el fondo del barranco de Valluengo.
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Pico de la Tornera desde el Cui de la Lagunilla |
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Collado de las Portilladas y, a su dcha. el Pico de la Centenera |
A medida que descendemos por ella,
flanqueados por olorosas jaras rezumando aceite, la vegetación va haciéndose
más tupida.
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Inicio de la senda de descenso al barranco de Valluengo |
En los últimos trescientos metros
hasta la confluencia con el arroyo de Valluengo, cuyas aguas surcan la barranca en sentido N –
S yendo a confluir con el del Portillo, aparece el roble, y la trocha se pierde
totalmente entre zarzas y jaras, haciendo muy trabajoso el tramo.
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Zona de "pasa por donde y cómo puedas" llegando al arroyo de Valluengo |
Vadeado el estrecho cauce afrontamos
la subida para alcanzar la pista que surca la ladera en altura (en los 1.450m
de altitud) y que nos pondrá al pie del Collado de las Portilladas. Ciento cincuenta
metros de desnivel penando entre las zarzas que cubren los espacios entre los
pinos de repoblación. De nuevo un tramo duro y enredado del que salimos con
varios picotazos, arañazos y algún que otro insecto oportunista sobre nosotros.
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Muestra de la fauna y flora "habituales" del lugar |
Una vez en la pista, ¡Uf, qué
ganas teníamos ya!, resulta una delicia seguirla hasta encarar la subida al
collado de las Portillas, con la travesía del barranco cada vez más lejos y el
pico de la Centenera más al alcance. Una mirada desde la comodidad de la distancia hacia la senda que nos condujo al fondo del barranco.
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En la ladera de enfrente, la senda de acceso al barranco de Valluengo que hemos seguido |
Sin problema ascendemos al
Collado y seguidamente hasta el Pico de la Centenera por una de las varias y
sencillas brechas que vemos.
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Atrás y abajo el Collado de las Portilladas, desde las proximidades de la cima del Pico Centenera |
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Alcanzando la cumbre del Centenera (punto geodésico en su cima) |
Desde la cima, formada por las rocas
afiladas características de la zona, el panorama resulta amplio.
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Panorama de agrestes cordales desde la cima del Centenera y que confluyen en ella. |
Sin apenas detenernos emprendemos
la cómoda marcha por la Loma Concha, con un extenso panorama a izquierda y
derecha. Parece mentira cómo cunde cuando nada obstaculiza el paso.
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Atrás queda el Pico de Centenera |
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Pico de la Tornera desde la Loma Concha |
Una de las varias cabras que encontramos
por la zona decide seguirnos alegremente, hasta llegar a un punto en el que ya opta
por quedarse.
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Algunas de las cabras que encontramos en la Loma Concha |
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Ésta nos va siguiendo, hasta que decide dejar de hacerlo :-) |
Llegados al final de la Loma
Concha (1.662m), dejando a izquierdas los Picos de Mataespesa, enfilamos directamente y monte a través hacia
el todavía lejano arroyo del Portillo, abajo en el fondo, siguiendo un ligero
lomo y cogiendo una senda apenas perceptible. Según podemos apreciar desde la
distancia, primero tendremos que alcanzar y atravesar la pista principal de las
laderas, y después deberemos continuar bajando de frente por la prolongación de
la loma hasta llegar a las proximidades del arroyo del Portillo que intuimos
abajo del todo. La segunda parte no parece tan clara desde aquí arriba, pero ya
lo veremos.
Al poco de empezar a bajar la
senda se pierde y continuamos por una pedrera de lajas de pizarra y arbustos
que nos obligan a extremar las precauciones para evitar alguna torcedura. Tras alcanzar
y cruzar la pista continuamos lomo abajo, introduciéndonos entre las jaras que
invaden los esporádicos rastros. Algunos mojones ocasionales ayudan a
orientarse. De nuevo un tramo que
requiere concentración y cuidado.
El entorno, sin rastros de paso
usuales junto con las vistas de los profundos barrancos en los plegamientos de
pizarra, resulta especialmente salvaje y fascinante a la vez.
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Agrestes parajes de jaras, pizarras y barrancos que requieren transitarse con tiento |
Éste descenso en dos tramos, en
el que perdemos de una tirada 500m de desnivel, a pleno sol y bajo la tensión
de no despistarse, lleva a agradecer y de qué manera entroncar con el inicio de
un estrecho sendero ¡Bien definido al fin! con el que topamos a la altura de la
Tinada de Horcajuelo (1.150m), y junto a un gran tronco seco: se trata del
GR-88 debidamente marcado con pintura roja y blanca que, tras un breve
descanso, tomamos dirección Norte, hacia la derecha, para ir descendiendo hasta
el Arroyo del Portillo. La tensión desaparece.
A partir de este momento tan sólo
queda recorrer los casi tres kilómetros que nos separan del punto final de la
ruta que, tras cruzar el arroyo del Portillo y un azud próximo, se desarrolla
en ligero ascenso y a través de un robledal que aporta la sombra y frescor que
tanto hemos echado de menos desde que dejamos atrás la Loma Concha.
Hola Carmar.
ResponderEliminarOtra zona absolutamente desconocida para mí, pero con muy buenas pintas...
Con tus publicaciones mi lista de "pendientes" se va haciendo grande grande. Una gozada seguir tus rutas.
Gracias por compartirlas¡¡
Salud y suerte.
Fer
Gracias Fer por tus animosos comentarios. Aún a mí mismo me sigue sorprendiendo que, ampliando el foco y fijándonos en lo inusual, la naturaleza es tan vasta que siempre suele ofrecer oportunidades novedosas. En esas andamos actualmente.
EliminarSalud y Montaña.
Conocí este rincón gracias a la desaparecida revista "Periplo" que, alternaba un poco de todo entre fauna, pueblos y paisajes en una de las revistas mas logradas que he conocido.
ResponderEliminarUna ruta de lo que fue un humilde rincón antes del boom del turismo.
Buen viaje Carlos.
Un abrazo.
Alejados del mundanal ruido estos parajes propician un viaje interior en plenos exteriores naturales. Aparente paradoja que no es tal.
EliminarGracias Javier por el comentario y por los buenos deseos.
Un abrazo.
Hola Carmar.
ResponderEliminarEso si que son sendas imposibles, imposible de caminar por ellas sin salir con un rasguño!. Me ha gustado mucho el recorrido, especialmente la zona del collado de las Portilladas y el cordal de la Centenera que le da aspecto de alta montaña.
Mucha foto de las cabras pero se te olvido la clásica de las zapatillas.
Un saludo
No tuvieron cabida ésta vez las zapatillas ajuntadas, si bien que sí lo estuvieron. Procuraremos enmendar el olvido en las próximas.
EliminarSendas asilvestradas que se abren al andar para cerrarse tras el paso del segundo. Lugares que nos gustan y que andamos buscando. Alguno encontraremos así para las próximas semanas.
Salud y Montaña, Eduardo
Admiráveis são os passeios pela serra do seu país... você, sim, sabe aproveitar cada detalhe das caminhadas que faz... preciosa fauna, preciosa flora... encantada com tanta beleza e introspecção... obrigada pela partilha e pela delicadeza das fotografias...
ResponderEliminarUm beijo
Hay ocasiones en las que los animales se muestran contentos con uno, y hasta te acompañan un rato, como hizo la cabra negra hasta que decidió detenerse. Produce satisfacción tal relación.
EliminarLos rincones y parajes están ahí para quien decide tomarse el interés de ir a admirarlos.
Me reconforta poder transmitir los sentimientos y la belleza de lo que voy encontrando por ahí.
Gracias Teca por tu visita y comentario. Un abrazo
La última vez que subí a ambos, el Centenera y la Tornera, fue hace diez años...Si me hubieses avisado hubiera ido, encantado, contigo y tal vez animados repetir ambas cumbres desde las que ver Peña La Cabra, Ocejón, Porrejón, Pinhierro, Cabezo Viejo y picos de Aillón y demás. Incluso, en la última del Nevero, también hubiera ido sin prisa ni calma pues de ambas recuerdo marchas de muchas horas. Para las primeras, pasando por otras cumbres rocosas de lomos durmientes de como vetustos estegosaurios invertí, por entonces, más de doce; frontales luminosos de vuelta al regreso de noche. En los segundos, me acerqué al caminar de un día completo y algo más cuando ya cerca de Somosierra pensé en que regresar sería lo prudente. Pero no, continué y me perdí entre horas de ambos crepúsculos que desemboqué bajando al pueblo del que se entra por Segovia; por la Cuesta. Eran días de soledad sólo acompañado de mi pisar...
ResponderEliminarEn fin, supongo que este año la naturaleza ha recuperado tanta frondosidad y tamaño que muchas hierbas superan nuestra altura; incluso algunos cardos borriqueros llegan a uno ochenta y da la sensación de que las trochas, antaño pisadas, han desaparecido por completo o que han caído en desuso...Y los abrojos y espigas, en esos andares haciendo "carroucho" llena calcetines y zapatillas aunque se llamen Boreal y sean anaranjadas Reptiles
Salud, Libertad y Monte, estimado meu :)´
Tiempo ha, querido Deicar, que dejé atrás antiguas calcetinadas de sol a sol, e incluso de sol a noche, pues desde que cambié botas por zapatillas y entré de lleno y con gusto en el minimalismo, me muevo siguiendo los ritmos circadianos relacionados con la luz, que consisten en dormir por la noche y estar despierto durante el día, así que frontales tan sólo para cuando alguna gruta o cueva.
EliminarEstás en lo cierto al decir que este año hay muchas hierbas que superan nuestra altura, avenas locas, helechos y otras, asilvestrando trochas antaño bien pisadas.
Salud y Montaña, y dame alguna señal cuando estés en disposición de compartir ruta. Aperta.