He leído en algún sitio que la vida empezó en un charco caliente tras una lluvia de meteoritos.
La clave de los primeros pasos de
la vida fue la aparición del ARN, un material genético compuesto por
nucleótidos que se formó, según los autores, gracias a los ciclos de secado y
humedecimiento en los estanques.
No suelo yo visitar muchos
estanques, ni siquiera me habían llamado la atención con anterioridad, pero las
circunstancias me han llevado a tener uno cerca, o más bien a ponerme al lado
de uno, con cierta regularidad últimamente.
Lo examino con la sorpresa de
quien no está habituado. Encuentro una atracción en rodearlo, no es demasiado
grande, que me resulta extraña. Sus rincones y habitantes, forzosamente
circunscritos al limitado enclave, presentan aspectos diferentes en función del
punto desde el que los contemplo. Y todo ello me agrada. Me sorprende
contemplar cómo estas criaturas siguen con sus vidas, ajenas a los que
caminamos por el perímetro.
Los cisnes me llaman particularmente
la atención; quizás porque no son las aves que habitualmente encuentro cuando
me interno en la naturaleza.
A pesar de su espléndida figura
sé que son cisnes vulgares, también llamados cisnes mudos o cisnes blancos.
En la pasada ocasión ya me quedé
embelesado viendo el pausado y suave deslizar de la pareja sobre las aguas.
Todavía era invierno entonces, y el día corto.
¿Qué comerán? Pensé durante aquel
primer encuentro. Luego me enteré de que su alimento consiste en plantas
acuáticas que obtienen del fondo del estanque, complementando su dieta con
insectos, ranas, etc., no desaprovechando alguna que otra semilla cuando, en
primavera, visitan campos sembrados de los alrededores. Y sí, hay unos cuantos en
las proximidades.
Algo bajo la superficie del agua atrae su mirada |
Y sin más dilación va a por ello |
Tantas veces como sea necesario |
Ahora ya es primavera, acaba de comenzar. Ha pasado poco más de un mes desde la ocasión anterior. El día ha alargado y en consecuencia tengo tiempo de visitar a la pareja antes de que se haga de noche. Mañana no podré hacerlo.
Circunvalo el estanque
escudriñándolo. Los busco pero no los veo.
Los colores son vivos bajo la luz
del sol poniente. Las hojas recién salidas lucen en los árboles.
Tilo con la flor ya apuntando |
El entorno del estanque está espléndido.
Algo llama mi atención. El sol me deslumbra pero allí, junto a la orilla, creo haber descubierto a la hembra que está,……, sí, posada sobre su gran nido hecho de hierbas y ramas.
Aplico el zoom y ya no hay duda.
Mientras centro mi atención en la
escena, contento por ser testigo de ello, la garza y el pato se muestran
indiferentes al cisne y a su incubación.
La hembra, sobre el gran nido, incubando los huevos |
Trato de acercarme algo más para,
sin importunarla, observar con más claridad. En ello estoy cuando por la
derecha oigo algo parecido a un siseo o bufido que me suena agresivo. Detengo
el avance, miro alrededor y descubro al macho que, desde la proximidad, me
advierte de que estoy a punto de traspasar la línea de seguridad. Entiendo de
qué va la cosa y me detengo.
El macho avisa con un bufido de que no soy bien recibido |
Los cisnes pueden ser muy
agresivos en la defensa de sus nidos. La mayoría de las maniobras defensivas
comienzan con un fuerte silbido y, si esto no es suficiente para expulsar al
intruso, son seguidas por un ataque físico utilizando las espuelas óseas de sus alas, acompañado de mordeduras con el pico.
Doy por satisfecha mi curiosidad
y, sonriente por el inesperado encuentro, retorno lentamente sobre mis pasos,
lo cual nos relaja a todos.
Si dentro de un mes o mes y medio vuelvo por el lugar seguramente
podré ver entonces a los pichones, celosamente cuidados por los dos
padres.
Mientras tanto el sol casi se ha
puesto del todo. El estanque va quedando en sombra. Me retiro lentamente.
Me resulta inhabitual esta posición tuya que, en tanto en cuanto refiero a su literatura y documentación, tiene algo de intimista, algo mística (de mito también) por ello, y transfiere más un paseo en y por tierras extrañas. No me suena el lugar o se me hace distante.
ResponderEliminarPrudente es quién reconoce qué hacer según, también quién, silbe, advierta o sisee o bufa aunque sin ser sapo se los coma...Y es que muchos niños no reconocen a estos por omnívoros al tener la realidad tergiversada por la cursilería de sus padres que los enseñan en "idelaismos y mitos" cuando sí lo contrario no quiere decir mal enseñados. He ahí el error de tanta superchería...
A veces una introspección apabullante como ésta viene muy bien para hacer un alto de entre tanta trocha y "moche"...Pienso que te estás haciendo mayor.... :)))´ ....Yo también jeje
¿Vulgares? Bueno, sólo es una connotación dialéctica que los define por ser numerosos más que los "cantores" y no por ello menos esbeltos o bellos. A veces, y eso dicen sociólogos y muchos otros, inclusos nosotros con sólo verlo empíricamente, que en lo vulgar hay el doble o se encuentra el cuádruple de belleza que en la principesca, realeza o nobleza. Y eso que ya caen ellos en tener en cuenta con quienes se casan para que las descendencias les salgan más o menos bien parecidas; pues en las apariencias es por dónde comienzan a otear encimalhombro...Qué cosas, meu; qué tan iguales a estos semos y qué diferentes
Me quedo con la *garza, al menos tiene el *calor controlado :)))´y me identifico con ella, no por estar estirada, sí por estar a su aire...
Salud y Libertad Pedricera, a pesar de tan trillada jeje; meu dilecto.
Has intuido acertadamente el estado de ánimo de quien esto escribió, apartado como estaba de la naturaleza primitiva y sin adornos que le motiva, habiendo de conformarse con la ventana próxima que la algo más urbanizada le brindaba en aquel momento, en un lugar retirado de Alemania. Y buenas son también estas incursiones, que al alma también llegan.
ResponderEliminarUn abrazo, querido amigo y compañero.
Excelente entrada ornitológica, muy completa y bien relatada en primera persona, haciendo un gran trabajo de campo sobre el espectacular y soberbio cisne.
ResponderEliminarCreo que, de seguir así, iras cogiendo el gustillo a la observación intensa de las aves en su propia salsa.
Nada, unos prismáticos, guía de pájaros, cuaderno de apuntes y, montón de fotos.
Ánimo...
Un abrazo.
Creo, Javier, que cualquiera de los muchos que siguen tu blog de "La Naturaleza que nos queda" verá enseguida que yo, en esta entrada, he seguido los pasos del maestro.
EliminarAgradezco sobremanera tu comentario, y desde luego que no cae en saco roto tu recomendación final.
Un abrazo.
Cuidado que es un todo; coger la guía pajaril, los prismáticos y la cámara disparando en todas las direcciones y...Dios mío, no siento las piernas ni el dedo...
EliminarVas sobrado porque llevas dentro la naturaleza grabada y enraizada; la sientes como nadie.
Otro abrazo.
Hola Carmar.
ResponderEliminarLibro y agenda de apuntes alguien "menudo" te puede dejar, que buen uso le ha dado como regalo de cumpleaños, para que puedas seguir contándonos el ciclo de la vida de ese cisne "vulgar",
Un saludo
Gracias Eduardo por la propuesta, pero dejémosle a él seguir dando cuenta de sus experiencias en su agenda, sin restricción alguna (habrá ya que ver cuánto tiene recogido), que ya me agenciaré yo otra para ir anotando.
EliminarEspero ser testigo y narrar el siguiente paso, una vez que los pichones hayan salido de los huevos. Veremos cómo alborotan el estanque entonces.
Un saludo
Gostei quando você diz "me interno en la naturaleza." Soa delicioso, porque uma casa adornada como a natureza não seria nada mal, né?
ResponderEliminarIgualmente apreciei a pergunta espontânea, e por certo bem ingênua típica das crianças, "¿Qué comerán?" estes cisnes tão singelos que você fotografou... ahah... divertido passeio compartilhado à distância...
Um beijo
Varias veces he pensado, Teca, lo agradable que sería disponer de una casa en la naturaleza, pero el destino me lleva más a ser un visitante ocasional de la "casa madre natural", y con ello me conformo.
EliminarA lo mejor descubrimos algo más una vez que los pequeños cisnes salgan del cascarón. Ojalá estemos cerca para verlo y compartirlo.
Un abrazo.