Notable ejemplar de tejo en el Puerto de Canencia |
En la cara Norte de la Sierra de
Guadarrama, cubierta de pinos fundamentalmente, hay parajes umbríos donde
habita el Tejo, árbol solitario y muy longevo que no forma bosques. De grueso tronco y desgarbado
aspecto, las ramas le crecen casi desde la base y terminan en unas hojas finas
y puntiagudas, dando un fruto de color carmesí.
Hojas del tejo, sin bayas |
Resulta sorprendente su habilidad
para vivir durante miles de años así como ser capaz de resurgir de nuevo tras
el más completo decaimiento. En el tejo del ahora han vivido cientos de tejos. Fred
Hageneder, alpinista y amante de la botánica, lo explica de esta manera en su
libro “El Tejo – Una Historia”: El
interior del tronco del tejo está hueco. Desde los nódulos de las ramas, una
raíz interna desciende por la oquedad hasta llegar al suelo, enraizarse y
generar un tronco nuevo, mientras se seca y cae el que lo rodea.
Por otro lado, las empinadas
laderas de la sierra, además de esconder tales ejemplares centenarios, están
surcadas por numerosas chorreras o cascadas que ahora, a comienzos de primavera
y tras un invierno muy abundante en nevadas tardías, atruenan los oídos con sus
caídas de agua.
El conjunto de bosque húmedo con
árboles enigmáticos como el tejo (que siendo una conífera produce bayas en vez
de piñas), arroyos caudalosos y chorreras de aguas abundantes, supone un
atractivo de primer orden que merece ser contemplado sosegada y
respetuosamente.
Ejemplares de tejos junto al arroyo de Mojonavalle, en el Puerto de Canencia |
Enlaces relacionados con el tejo:
http://carmar-zancadasligeras.blogspot.com.es/2017/05/el-nacimiento-del-rio-guadalquivir-en.HTML
http://carmar-zancadasligeras.blogspot.com.es/2015/07/tejo-milenario-cabeza-de-hierro-mayor.html
Chorreras / Cascadas
Dos son las chorreras que visitaremos hoy, la de Mojonavalle, en la parte de Lozoya del Puerto de Canencia, y la del Chorro de Navafría, en la vertiente segoviana de la Sierra, al pie del Pico del Nevero. Entre ambas un corto desplazamiento en coche para ir de una a otra.
Chorrera de Mojonavalle:
Tiene una altura de 30 metros. Las
aguas de esta cascada son las del arroyo del Sestil del Maíllo, afluente del
río Lozoya. Las rocas por las que cae la chorrera le dan una forma bastante
irregular y deshilachada.
Chorrera de Monjonavalle |
Nos encaminamos hacia ella por
sendas que inducen a recorrerse en silencio, aguas arriba del arroyo, escudriñando
entre los altísimos pinos de Valsaín, erguidos e imponentes, aparentemente ajenos
al frío y a la estación del año.
Los tejos centenarios, entre
tanto, permanecen como agazapados en sus rincones, bien enraizados, acumulando
siglos en sus ramas. No son vistosas sus hojas, ni su porte altanero, pero su
apariencia sí transmite, y de qué manera, la solera que emana de sus troncos.
Los tejos son amigos de lugares sombríos, o quizá son ellos mismos los que transmiten
tal impresión.
Después los acebos, árboles algo
deslavazados pero con hojas hermosas y rotundas, aportan su pincelada a la umbría.
Hojas de acebo |
La senda, en un cierto momento, se orienta hacia una zona más soleada, lugar
de robles y abedules que todavía están a la espera de que sus hojas resurjan
tras el letargo invernal. El musgo tapiza de verde sus troncos.
No lejos de la Chorrera, y casi a
su misma altura, hay un chozo que reproduce uno de los típicos refugios que
usaban los pastores serranos de tiempos pasados.
El Chorro de Navafría:
El arroyo del Chorro nace en la
vertiente norte de la sierra, a los pies del pico del Nevero, a unos 2.000
metros de altitud, y forma una espectacular cascada con más de 20m de altura,
deslizándose sus aguas violentamente por la empinada rampa que forman las rocas.
Chorro de Navafría |
La aproximación a la chorrera se
hace por una ruta bien marcada, atravesando una zona muy arbolada, repleta del
majestuoso pino de la Sierra de Guadarrama, también conocido como de Valsaín.
El musgo y las tumultuosas aguas
completan un paisaje boscoso y húmedo, con suerte solitario, en el que cada vez
se vuelve más atronador el rugido del agua, anticipando la presencia de la
cascada.
Los rastros humanizados, semi
deglutidos por la naturaleza, no disturban en absoluto el paraje.
Llegados junto a la cascada,
donde la humedad es absoluta, conviene superar con atención y cuidado los
resbaladizos escalones de piedra que permiten contemplar el gran salto en todo
su recorrido.
"Los tejos son amigos de lugares sombríos, o quizá son ellos mismos los que transmiten tal impresión"
ResponderEliminarTú lo dices y respondes, dando solución a las umbrías que se forman éstas por su no ausencia arbolada. Una no puede existir sin la otra. Estamos hablando de la vertiente norte, allí donde la luz llega, pero no es soleada...(Esos pisos que anuncian: Muy luminoso, mejor ver. Claro, una cosa es luminoso y otra soleado)
También la montaña tiene una cara oculta; no sólo es cosa de la luna :))´
Tu juego dialéctico lleva implícito un aforismo, incluso es figura retórica de buen susodicho uso
Salud, Libertad y Monte, dilecto amigo :)´
La cara "oculta" de la montaña es lo que buscamos los amantes de lo inédito, que lo "evidente" hace tiempo que ya lo visitamos. De ahí que siempre encontremos algo nuevo cuya búsqueda es motivo suficiente para mantener la marcha.
EliminarSalud y montaña, querido amigo.
As florestas representam o ecossistema mais completo, são grandes depósitos de riqueza e diversidade biológica e geológica; estas que nos mostra são relíquias boreais com populações autóctones de grande valor ecológico. Árvores que se destacam das outras devido ao seu tamanho, forma, idade ou porque são protagonistas de mitos ou tradições. Lugares mágicos de grande beleza, ideais para desfrutar do som silencioso da natureza em companhia de si mesmo... (permaneceria horas sentada em silêncio naquele banco da fotografia, no meio da grande e exuberante natureza, sentindo seu aroma e percebendo seus detalhes...).
ResponderEliminarEstupenda entrada! Magnífica rota, carmar, obrigada pela partilha.
Um beijo
Largos ratos me quedo yo contemplando los árboles centenarios, sean tejos como estos o castaños, que también llegan a muy viejos, sin olvidar las sobrias sabinas. Me invade una sensación de respeto y reconocimiento de lo efímero de uno mismo, a la par que me siento parte del conjunto.
EliminarTambién yo me sentaría en ese banco, en medio de la naturaleza circundante, hasta ver llegado el momento de marchar, cuando empezara a sentir la humedad penetrando las ropas y alcanzando la piel.
Muchas gracias Teca por tu comentario y un abrazo.
Hay en mi pueblo tres ejemplares de tejo; no son muy grandes. Dos de ellos, están incrustados en la roca, por lo que su porte es bastante pequeño. Creo que, el ejemplar que está al lado de la senda pronto les pasará en tamaño al tener mejor sustento.
ResponderEliminarA saber los años que tendrán los tejos del roquedo.
Me gustan los tejos y, como no, tu entrada sobre el tejo como invitado especial.
Un abrazo montaraz.
Compartimos el gusto y el aprecio por los tejos.
EliminarEl sustento es importante para el desarrollo, y en este punto nos parecemos a ellos; parafraseando a Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, diríamos que:
"Aristóteles dijo, y es cosa verdadera, que el hombre por dos cosas trabaja: la primera, por el sustentamiento, y la segunda ...."
Y aquí acabo la cita, que lo que sigue no hace ya al caso :-)
Gracias Javier por la visita y por tu comentario. Un abrazo natural
Los cursos de agua desde sus nacederos hasta que alcanzan una entidad mayor conforman espacios de singular valor. Los arroyos son saltarines y ruidosos creando un ecosistema en rededor donde se desarrolla una vegetación exuberante. Las aguas son transparentes y permiten la supervivencia de especies que precisan esos entornos puros. Se respira sosiego, se huele el frescor, se tocan las texturas, se escucha el discurrir, se percibe la vida. Nos acompañan en nuestro eterno caminar y nos enseñan a entender la naturaleza. Salud y montaña.
ResponderEliminar"Guadarrama" Mónica Fernández-Aceytuno. 09/04/2018
https://www.republica.com/lugar-de-la-vida/2018/04/09/guadarrama-2/
Gracias Manuel por tu visita y comentario, ante lo cual pienso que mi mejor respuesta pasa por parafrasear a la autora de tu recomendación:
ResponderEliminar¡Qué cerca suele estar la riqueza natural de la belleza!
Un abrazo.
Hola Carmar.
ResponderEliminarAunque famoso por sus pinos, Valsaín alberga una gran variedad de árboles, algunos de ellos tan longevos, como ese precioso Tejo.
Veo que por Gaudarrama ya empieza el deshielo, buen caudal el que llevan los arroyos, que se refleja en las dos chorreras.
Yo el otro día estuve con los chicos en los hocinos del Pajazo y las Palamos, y el Chorredero estaba seco ...
Un saludo.
La nieve se marcha en forma de caudalosos arroyos. Duró poco este año, a mi parecer; aunque no suele permanecer mucho más. Sin duda esta sensación es fruto de mi añoranza por ella. Un par de esquiadas más sí me hubieran gustado.
ResponderEliminarNo obstante, el súbito aparecer de las hojas en los árboles induce alegremente a desempolvar las zapatillas de trail y a recorrer ligeros las sendas por las que hace poco transitábamos con raquetas o esquíes.
Frondosos bosques surcados por caudalosos arroyos, atractivas y ocultas trochas, silenciosos animales que por allí estáis, nos uniremos de aquí a poco.
Salud y montaña