sábado, 14 de abril de 2018

Dos rincones de la comarca de Gúdar – Javalambre: el Puente del Arco y la Cascada de la Hiedra, por rutas inusuales.


Arco Natural
La Sierra de Gúdar es una comarca tapizada principalmente de pinares,  que encierra rincones muy atractivos accesibles por rutas poco habituales y escasamente frecuentadas, a las que Eduardo, Rubén y yo somos tan aficionados.

El recorrido circular de hoy tiene su inicio y final en el Puerto de San Rafael a 1.560m de altitud, que se encuentra entre Mora de Rubielos y La Virgen de la Vega y  tiene los siguientes hitos principales:

Puerto de San Rafael (1.560m) – Pico de la Olmedilla (1.641m) – Barranco de los Arcos – Arco Natural (1.450m) – Fuente de Fuen Narices (1.340m) – Cascada de la Hiedra (1.270m) – Barranco del Lobo – Puerto de San Rafael. En resumen una circular de algo más de 13km de longitud, salvando un desnivel total en ascenso de 580m de D+.

Iniciamos la marcha en el Puerto de San Rafael (1.560m) yendo hacia  el Oeste por el camino de los Palancares, cogiendo altura suavemente a través de un terreno cubierto de pinar que se va aclarando a medida que ascendemos. Altos ejemplares coexisten con otros más achaparrados y aislados, “moldeados” éstos por los fuertes vientos que suelen azotar estas partes altas y desprotegidas.

 
El camino, que se orienta inicialmente de Este a Oeste,  al cabo de unos dos kilómetros tras el comienzo, a la altitud de los 1.670m, en el paraje de los Trompos, sigue la parte más alta de la loma y enfila claramente hacia el SO, por terreno kárstico, hasta alcanzar, tras otros dos kilómetros largos, el vértice geodésico del Pico de la Olmedilla (1.641m). Aquí se acaba abruptamente el trazado tendido y en suave ascenso que hemos llevado, ya que el terreno cae cortado a pico casi doscientos metros, ofreciendo una amplia vista sobre la plana donde se asienta la Masía de la Nava Baja y por la que discurre el Camino de Ontejas de Abajo.


Vista desde el Pico de la Olmedilla
Sin demorarnos mucho, pues queremos “entrar” cuanto antes en el bosque, damos la espalda al cortado y emprendemos rumbo Este descendiendo campo a través por la ladera, al principio suave, hasta encontrar la entrada del Barranco de los Arcos, amplio y que se sigue sin dificultad ya que el pinar es bastante esclarecido.

Descendiendo hacia el barranco de los Arcos
El barranco de los Arcos es amplio y se sigue sin dificultad
Descendiendo por el seco cauce llegamos a un elaborado abrevadero compuesto por largos troncos vaciados, que han sido dispuestos a modo de larga fila en zigzag, de manera que permite beber a  muchos animales a la vez. De momento los únicos bichos que encontramos son un buen número de procesionarias, unas vivas y otras ahogadas, que parecen haber colonizado el lugar.

Elaborado abrevadero colonizado por las procesionarias
 
Continuamos bajando el barranco, por el fondo del mismo, al tiempo que la mirada se nos va hacia los lados cubiertos de altos pinos.

De pronto, unos treinta metros por encima, observamos un movimiento: distinguimos a una pareja de cabras montés que se desplazan en sentido contrario. Tratamos inútilmente de enfocarlas con las cámaras, porque los árboles nos lo impiden. Sin pensarlo dos veces Eduardo y yo nos lanzamos ladera arriba, con la mayor celeridad y sigilo posibles, con el fin de ponernos a su altura y conseguir verlas de cerca. Nosotros casi gateando por la pendiente, tratando de alcanzar su estela, las cabras prosiguiendo impertérritas a su rítmico paso. Estamos tras ellas, vemos sus grupas, las miramos, nos ven, nos miran, y siguen a su marcha manteniendo, eso sí, una distancia de seguridad en torno a los quince metros. Van más ligeras de lo imaginado y nosotros, siguiéndolas, ya nos hemos alejado bastante de donde se ha quedado esperándonos Rubén, así que ellas continúan y nosotros retornamos contentos por el encuentro.

 
Distinguimos sus grupas
Cruzamos las miradas
Nos reagrupamos, seguimos cauce abajo y enseguida llegamos al Arco Natural a los 1.450m. Resulta sorprendente cómo los elementos esculpen la roca y dan lugar a tales formaciones.

Arco Natural
Paramos un rato para tomar un frugal tentempié a la par que contemplamos el Arco desde distintos ángulos. Se trata realmente de uno de los “rincones” que guarda esta Sierra.

Mientras observamos cómo se asolea una lagartija, indiferente a nuestra proximidad, nos ponemos de nuevo en marcha.


Enseguida llegamos a los caudalosos tres caños de la fuente de Fuen Narices y a la alberca que almacena el agua. Un lugar agradable donde refrescarse situado en un bello paraje boscoso de pinos.

 
Sus aguas forman un arroyo que se dirige hacia el Sur y que seguimos para llegar a la Cascada de la Hiedra, que se encuentra a medio kilómetro. Unos carteles indicadores marcan inequívocamente el camino. Resulta ésta la parte más concurrida de la jornada. Accedemos a su base por un tramo de peldaños a modo de escalera con una barandilla de madera.

Cascada de la Hiedra
Las sales transportadas por sus aguas (al ser terreno “calizo” el contenido en “cal” de las mismas es muy alto) las hacen poco recomendables para el riñón, pero resultan muy adecuadas para formar hermosos depósitos calcáreos.

 
Tras contemplar la Cascada retornamos de nuevo a la fuente de Fuen Narices desde la cual ascendemos unos metros por el barranco de los Arcos para, enseguida (apenas a los ciento cincuenta metros), tomar a la derecha la entrada al barranco del Lobo que seguiremos hacia el Norte durante unos tres kilómetros, hasta alcanzar el punto de partida en el Puerto de San Rafael.

Por el barranco del Lobo
 
En resumen una circular tranquila, sin dificultades técnicas, tan sólo precisa de correcta orientación (conviene llevar un buen mapa y/o seguir alguno de los itinerarios para GPS que se encuentran en wikiloc), que nos ha permitido recorrer unos parajes solitarios de la Sierra de Gúdar (únicamente en la Cascada de la Hiedra y sus alrededores nos encontramos con alguien), entre altos pinos, visitando varios de los bonitos rincones que se encuentran en ellos escondidos.

De dcha. a izq.: Eduardo, Rubén y Carlos

6 comentarios:

  1. Hola Carmar.

    Primera incursión en esta sierra turolense, que pese a que esperábamos "algo más", nos dejo buenos recuerdos como el arco de piedra, la cascada de la Hiedra, y ese bonito descenso por el barranco de la Olmedilla, en el que pudimos disfrutar de la visión de los dos machos.

    Por cierto el barranco del Arco, no lo recorrimos, ese barranco va unos metros paralelo al barranco del Lobo, que sale justo en el arco de piedra.

    Un saludo.

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    1. El encuentro con las cabras ya valió, por sí solo, la pena.

      Un saludo, Eduardo.

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  2. Que caminata mas interesante y, como resaltas esos detalles tan bien guardados por el paisaje, me refiero a ese artesanal bebedero.
    Ya me fastidia que el precioso ejemplar de macho montés me haya recordado malamente al cretino de Tramp hijo.
    Al margen de mi pesadilla personal, felicitarte por semejante encuentro con un ejemplar de buenas dimensiones tanto de cornamenta como de belleza indiscutible. Me alucinan estas criaturas.

    Saludos montaraces

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    1. Los signos humanos escondidos e integrados en la naturaleza me parecen de lo más interesante y, en ocasiones, hasta emotivos.

      Las cabras, un encuentro de lo más gratificante. Nosotros fuimos tras ellas para hacerles unas fotos, otros en cambio ....

      Salud y montaña, Javier.

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  3. Que bonitos são os monumentos da natureza e que simpáticas são as miradas destas criaturas tão doces como as cabras da sua terra!...
    Sorte a sua poder caminhar por rotas tão ricas e significativas da natureza! Sou grata por assistir tudo isso de tão distante...
    Um beijo

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    1. Soy yo quien agradece estos comentarios, tanto próximos como lejanos, que nos muestran cómo los sentimientos y las sensaciones no conocen de distancias.

      En el bosque, a la par que miras eres mirado, aunque no veas eres visto, aunque abstraído vayas eres observado. Uno más entre todos.

      Un fuerte abrazo, Teca.

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