martes, 5 de mayo de 2015

Las Peñas de Herrera desde Talamantes. Un paraje a merced del Moncayo.

Las cuatro Peñas de Herrera. Se numeran de izq. a dcha.
En las estribaciones del Parque Natural del Moncayo se alza, de Noreste a Suroeste, un espinazo calizo que a duras penas protege a Talamantes de los airados humores que el tirano de la comarca le envía desde el Oeste. Son cuatro peñas de aspecto fiero numeradas del I al IV en función de la altura. Las dos más bajas: la IV o de la Gotera y la III o del Medio llaman menos la atención, que tiende a concentrarse en la I o Picarrón y la II o del Camino, siendo esta la más espectacular.

Espacio para correr, aire para respirar y unos cuantos riscos a los que trepar, es lo que llevo en la cabeza cuando inicio la marcha en Talamantes a las 9:30h de una mañana en la que, de momento, ha dejado de llover. Los restos de su castillo templario se alzan sobre las casas.

Bonito pueblo Talamantes, con estrechas calles y características perspectivas, que constituye la entrada al Parque Natural. El ambiente huele a lluvia y la vegetación se muestra exuberante.


Sin problemas para seguir las indicaciones y las marcas rojas y blancas, el camino se dirige hacia la embocadura del barranco de Fuendeherrera. Las Peñas II y III se yerguen en el horizonte.

La senda se adentra en el verdor de la barranquera, discurriendo muy próxima al arroyo. La carrera es rápida, los sentidos van captando el primaveral espectáculo de cada rincón y el tramo se hace sumamente corto.



Blanco del guillomo

Salgo a terreno despejado, atrás queda lo frondoso, por delante, las Peñas y lo ralo.

El sendero cruza el arroyo, gira a la derecha y asciende hacia el collado de Valdelinares, lugar desde donde, a media ladera, se dirige claramente hacia el amplio paso que se abre entre las Peñas II y III.

Las cuatro Peñas de Herrera se numeran de izq., a dcha.
Abandonar el abrigo del barranco y empezar a ser sacudido por el fortísimo viento, es todo uno. No se anda hoy con contemplaciones el Moncayo. No son ráfagas sino un azote permanente que me aturde y desestabiliza en cada cambio de sentido. Tan sólo las bajas matas de aliagas y tomillos aguantan los embates que barren la zona, poniendo un punto de color en la aspereza del terreno.

Aportando belleza al áspero entorno: amarillas aliagas y sonrosados tomillos

Mientras asciendo voy pensando en que, si estando “protegido” en la ladera Este el aire se siente así, cómo va a ser en cuanto llegue al collado.

Finalmente la marcada senda pasa a la otra vertiente y continúa bordeando por el Oeste la Peña II, o del Camino. A merced de la ventolera ya tengo asumido que hoy no será el día de realizar la integral de las Peñas (cuestión de equilibrio;). Esto quedará para otra ocasión, así que opto por ascender a la II, la única que comporta un tramo de escalada de unos 20 metros (II+ / III-) en forma de encajonada fisura.

Con la vista voy buscando la cueva desde la que arranca la vía. La localizo y observo que hay personas ascendiéndola.

Peña número II o del Camino. A la vista la chimenea de subida; en su comienzo, algo a la izq., la cueva
A pesar de que el tiempo vuelve a amenazar lluvia, enfilo hacia la visible gruta, que resulta ser bastante grande.

Cueva, desde fuera (arriba) y desde dentro (debajo) 
En ella dejo la mochila para, seguidamente,encaramarme sin impedimentos al comienzo de la chimenea. Son ocho los que la están superando (senderistas de la huecha). Como voy solo y rápido, amablemente me dejan pasar.

Chimenea de acceso a la cima de la Peña del Camino
El tramo de escalada resulta entretenido. Hacia la mitad se salta por encima de un agujero que es el respiradero de la gruta inferior. Seguidamente, por medio de cómoda oposición, se supera un resalte vertical de unos 4 metros, con un bloque empotrado final, tras el que sigue un corto tramo menos pendiente que desemboca prácticamente en la cima.

Desde la cima de la Peña II se observa, en la proximidad, la Peña I
El ventarrón se canaliza por la abertura y fustiga de tal forma que hasta articular palabra resulta complicado, tan sólo balbuceos y monosílabos salen.

En la cima, apenas unos minutos para ver el paisaje, constatar que ya caen gotas, que los nubarrones lo cubren todo, y que toca  bajar a toda prisa.

De vuelta en la cueva recupero la mochila, me despido de mis ocasionales compañeros, y a descender a la carrera por donde he venido para que “la remojada” sea lo menor posible.

Tal es la fuerza del viento que “llueve de lado”, y las gotas que se estrellan contra las mejillas y el cogote las siento cual perdigonadas. Voy lanzado cuesta abajo en busca del amparo del barranco.

De vuelta en él torno a la placidez, hasta amaina la lluvia, lo que me impulsa a desviarme unos metros para visitar la Fuente del Despeño, enmarañado entorno donde medran los acebos.

Poste indicador hacia la Fuente del Despeño
En resumen, un circuito de unos 10 kilómetros, salvando un desnivel total de unos 700m de D+, cuya repetición en forma de integral de las Peñas de Herrera queda pendiente para una futura ocasión, con buena climatología preferentemente.

Allí queda el muérdago medrando sobre los almendros,

Muérdago sobre almendros; al fondo el Moncayo
Mientras, en la distancia, el Moncayo "emboinado por la boira", bufa y resopla como un malhumorado dios que ya no ampara.


El Moncayo


9 comentarios:

  1. Viento foam
    con nube cubre
    encima la cima
    no la descubre

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    1. Y cubierta la mantiene a resguardo de miradas indiscretas. Es muy habitual "la boira" en el Moncayo, ello y el fuerte viento habitual en la zona, hacen de esta "fácil" montaña una de las bien duras cuando toca un tiempo así. Salud y Montaña.

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  2. La integral la tengo pendiente, la idea es hacerla desde Añón, pero no se si será mejor desde Talamantes ... que yo sepa antes, una de las Peñas, estaba equipada con cuerda ¿aun esta?.

    Pues nosotros este fin de semana estuvimos haciendo la circular al barranco de la Morana y Horcajuelo, y con esa misma boina, pero no nos llovió.

    Una lastima el tiempo, así que ya sabes, a intentarlo de nuevo, pero como no te des prisa, ya para el otoño, que dentro de poco hará un calor por esa zona, que no hay quien este. Un saludo

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    1. Yo también llevo la idea de hacer la integral desde Añón, es una vertiente que todavía no conozco.
      En cuanto a si estaba la cuerda, creo que sí; y digo creo porque cuerdas había unas cuantas, ya que el grupo que me precedía las había montado para asegurar el paso del resto; de hecho, lo difícil era no pisarlas o tocarlas. Una blanca era suya y creo recordar que, además había tb un cabo de color azul, que me pareció más antiguo.
      Igual coincidimos alguna de las veces. Salud y Montaña, Eduardo

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  3. É impressionante a sua determinação e gana de caminhar até o objetivo pretendido. Que bonitas vistas... ufffffffff... valeu a pena o vento cortante e a suave chuva incessante. E que graciosas flores você encontrou pelo caminho... esses detalhes das trilhas é que trazem encanto (gostei muito da terceira imagem, não me desfazendo das demais, claro).
    Beijo.

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    1. Si te ha agradado particularmente la tercera imagen, igual encuentras atractiva la entrada: http://carmar-zancadasligeras.blogspot.com.es/2014/10/vestigios-de-vidas-preteritas.html. Espero que sí. Salud y Montaña.

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    2. Outra preciosa reportagem das suas andanças pela natureza... gostei muito. Obrigada.
      Beijo.

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  4. Definitivamente tengo que sacar tiempo de algún lado para ir al Moncayo, esa "vueltecita corta" que me indicaste y que aún no he hecho....
    Salud y mucha montaña!

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    1. Con vueltecicas cortas o largas, el Moncayo nunca defrauda a quien se le acerca con los sentidos abiertos, dispuesto a que su naturaleza le entre a raudales. Salud y Montaña, Francisco

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