Palas nevadas en la Norte del pico de Peñalara |
Las continuas nevadas que han barrido la sierra de Guadarrama dejan, por
fin, un resquicio de buen tiempo. Pronóstico de cielos abiertos, una vez que se
acaben de disipar las nieblas, claro, lo cual no parece tan evidente cuando
Manuel y yo conseguimos aparcar el coche en el abarrotado aparcamiento de Cotos,
donde nevusquea ligeramente.
Hemos diseñado una ruta que nos lleve a adentrarnos en el solitario entorno
del bosque nevado.
Justo a la izquierda del antiguo edificio del Club Alpino Español, algo por
encima de la Venta Marcelino de Cotos, se encuentra una cerca de madera que
indica el límite entre las provincias de Madrid y Segovia. Nace aquí la Senda
del Batallón Alpino que, por la vertiente segoviana, cruza la ladera con rumbo
Noroeste por un espléndido bosque de pino silvestre.
Deslizamos los esquíes entre los árboles cargados de nieve, mientras
con la mirada tratamos de penetrar más allá entre los pinos.
La niebla todavía nos envuelve. De vez en cuando distinguimos alguno de los
círculos amarillos pintados en los troncos de los árboles.
Poco a poco se va aclarando el bosque, la luz del sol se vislumbra a través
del vaho y las acículas muestran sus filigranas de nieve.
Alcanzamos el límite del pinar y podemos deleitarnos con las amplias
perspectivas nevadas del extenso valle de Valsaín, a nuestros pies, así como
con la línea de cumbres formada por Cabezas de Hierro, Cerro Valdemartín y Alto
de Guarramillas,
A continuación Siete Picos y más a la derecha el Montón de Trigo y la Mujer Muerta completan el panorama, la niebla
todavía cubre los valles.
Salimos del bosque al tiempo que la cuesta se suaviza. De la nevada superficie
por la que transitamos sobresalen los piornos y restos de troncos.
Enfrente, el amplio collado que separa la Hermana Mayor, a la derecha, de
Peña Citores, a la izquierda. Nos encontramos en la linde de los dos mil metros
de altitud.
Vamos abriendo huella hacia el pico de Peñalara.
Hacia Peñalara, cuya cima asoma en el horizonte |
Dejamos nuestra leve impronta en un espacio sin transitar mientras
bordeamos las cimas de Dos Hermanas.
Acusamos la baja temperatura que hay en la cima de Peñalara. Mientras
comemos algo dirigimos las miradas hacia la Norte de las Cabezas de
Hierro. Hoy hubiéramos podido descender el tubo Norte hasta el final del
bosque, pero no cambiaríamos la adrenalina de tal descenso por las sensaciones
que vamos experimentando con la inusual ruta que vamos siguiendo.
Cabezas de Hierro Mayor y Menor, con el tubo Norte entre ambas, a la dcha del todo, el cerro de Valdemartín. |
Echamos un vistazo al vecino pico de Claveles (¡Vaya cómo se pone su cresta
en invierno!) antes de emprender el descenso hacia la Majada Hambrienta.
Pico de Claveles |
Toca
ahora deslizarse por las hermosas palas nevadas que cubren la cara Norte de
Peñalara. Esquiar por un palmo de nieve
polvo sobre una sólida superficie de
hielo es una delicia.
Abajo, el chozo de Aránguez; lugar que deseábamos visitar desde que
descubrimos la Majada en una de las excursiones del pasado otoño y hacia donde
nos dirigimos seguidamente.
Tras alcanzar la Majada observamos que las nubes, que no han desaparecido
del todo a lo largo de la jornada, parece que empiezan a tomar cuerpo, así que,
comemos un plátano y una barrita energética, y emprendemos la subida hacia Dos
Hermanas por una pendiente que se nos antoja bastante pronunciada.
Arriba nos envuelve la niebla y el frío, el termómetro marca -7ºC y el
viento del Norte se nos cuela por el cogote a medida que avanzamos sobre el
hielo que aflora por la loma que precede a Dos Hermanas.
En la cima estamos el tiempo justo para quitar las pieles, ponernos en modo
descenso y emprender la bajada por la vía normal de acceso desde Cotos. El
tiempo está revuelto, a lo lejos distinguimos el promontorio sobre el que se
asienta el refugio Zabala.
Cara Sur de Peñalara. El refugio Zabala apenas se distingue sobre el montículo. |
A la altura de los 2.000 metros entroncamos con la pista que sube desde
Cotos, el sol vuelve a lucir y nos templamos de nuevo.
De vuelta al aparcamiento, tras haber realizado un recorrido poco
frecuente, salvando unos 1.000m de D+, la sonrisa de nuestros rostros
exterioriza la plenitud que nos han proporcionado los distintos entornos por
los que hemos transitado.
Hola Carmar...como cambia la montaña cubierta del manto blanco. Otros subimos ayer a cotas más modestas, en total soledad, acompañados únicamente del crujir que producen las vibram en la costra blanca. Elegisteis bien la soledad de la vertiente segoviana de Peñalara, en contra el "peaje" del madrugón para aparcar en Cotos. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarMe agrada escuchar que se vuelve a oír el crujir de tus vibram sobre la costra blanca. Reulta muy grata la buena compañía, pero tampoco es mala compañía la soledad buscada. Los peajes son otra cosa, porque realmente pesan, y cómo, los madrugones. Un abrazo.
EliminarLas fotografías son alucinantes y en aquellas en las que se ve el color azul lo son más aún ya que entre tanto blanco y gris se puede ver ese tono diferente que le da mayor profundidad. La del pico de Los Claveles tiene un aspecto fenomenal. Te has tomado tiempo en ese recorrido, eh ? Qué día debiste pasar.
ResponderEliminar¿Qué cantidad de nieve había, más o menos, en las zonas más cargadas?
Salud, Libertad y Montaña, amigo Car. :)´
En las zonas más cargadas el manto de nieve alcanza tranquilamente los 1,5 metros, entre coraza de hielo + nieve polvo encima. En las lomas y otras partes expuestas al viento habrá unos 20 cm, estos sólo de hielo. Aquí es donde los esquíes rechinan de lo lindo al deslizar. Salud y Montaña, amigo Deicar.
EliminarHola Carmar:
ResponderEliminarLa subida normal a Peñalara por las zetas desapareció de mi mapa el día que descubrí esta ruta tan maravillosa, si señor, y en un día como el que fuisteis... buf...
Salud y mucha montaña.
De hecho, yo no he considerado de interés la subida con esquíes a Peñalara desde Cotos hasta que Manuel me propuso esta ruta escondida y poco habitual. Ahora sí que se incorpora, con todo merecimiento, como uno de los recorridos de esquí de travesía con más encanto de la Sierra. Salud y Montaña, Luís.
EliminarLínea tantas veces buscada que por fin se ha hecho realidad. La confluencia de un estado del manto nival con cantidad y calidad, unas condiciones atmosféricas favorables, una motivación suficiente para emprender una jornada larga, un deseo de transitar por los bosques nevados, y la pizca de inquietud compartida nos llevaron a trazar la ruta que tan certeramente diseccionas. Surgen muchas ideas para proyectos futuros que iremos desgranando. La montaña nos ofreció una cara amable, y nos permitió deambular por ella y disfrutar de su belleza. Un placer para los sentidos y muchas emociones atesoradas. Salud, y montaña
ResponderEliminarLíneas y rutas poco usuales, cuidadosamente discurridas que, a la hora de materializarlas, dan mucho más de lo que pensamos. Desgranaremos proyectos futuros, igual de sorprendentes, en lo que viene siendo encontrar y conformar las "delicatessen" que la naturaleza, aunque conocida, sigue reservando para los inquietos. Salud y Montaña, compañero.
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