Rápida, gratificante y poco exigente incursión al territorio de las luces y
las sombras en un destino próximo. Contrafuerte atractivo alzándose sobre
Escarrilla, llamando la atención por su apariencia inaccesible.
Circuito que comienza a la sombra, remontando el barranco de Escarra por la
estrecha y rocosa senda que surca el farallón de las Crambas, ganando altura
entre espeso boj, donde no faltan los destellos de color, para salir finalmente
a la luz de las zonas altas.
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Estrecha es la senda que surca el farallón, remontando el barranco de Escarra |
Áspera roca transformada en suaves praderas de altura poco antes de
alcanzar el collado de Pazino (1.826m), desde donde llegar a la cumbre es
cuestión de unas cuantas zancadas más. Aunque se pone fuerte la pendiente en su
parte final se trata de un tramo corto.
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Cima d'O Pazino desde el collado del mismo nombre |
Espléndidas vistas en 360º desde una modesta cima (1.965m) que parece
pugnar por retener al visitante.
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La Sierra de Partacua, y a sus pies el embalse de Escarra, en cuyo desagüe se inicia el barranco de Escarra |
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Rojas tonalidades las de las montañas sobre el barranco de Culibillas y el Corral de las Mulas, cerca del Portalet |
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Espolón que se desprende de la cima d'O Pazino. A la izquierda, el embalse de Lanuza; a la derecha, Escarrilla |
Rápida carrera en descenso hacia Sallent, con
frecuentes altos para echar la vista atrás, hacia la atalaya cada vez más
lejana.
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Cima d'O Pazino, vertiente de Sallent |
Montañas próximas, enmarcadas por fresnos y
serbales, cuyas cimas se hacen cada vez más altas a medida que el trote me
acerca hacia Sallent.
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Los Picos del Infierno y su característica Marmolera |
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El Pico Pallas |
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Sallent, cada vez más próximo |
Ya en la carretera, a la altura del cementerio de dicha población, quedan casi
cinco kilómetros de duro asfalto para completar este circuito, llegando de
nuevo a la boca del túnel de Escarrilla. Suerte que son de franca bajada y que,
de paso, el rítmico trote permite ir contemplando con detalle unos paisajes que
habitualmente pasan desapercibidos cuando se recorren en coche.
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La Sierra de Sabocos, en lontananza, cierra el paisaje mientras recorro la carretera camino de Escarrilla. |
Esos lugares próximos que uno deja de lado en pos de empresas más atractivas merecen un recorrido. ¡Claro que sí! Menuda atalaya, y mesa de orientación constituyen la cumbre para repasar, y paladear cumbres y recorridos que obran ya en la memoria. Y para planificar otros con ese marco de fondo que conforma el valle del Tena. Salud y Montaña
ResponderEliminarLa añoranza de lo que se recorrió en buena compañía da paso a los nuevos proyectos que la contemplación abre ante nuestros ojos, y que nuestra cabeza rápidamente comienza a dar forma ¡Menuda atalaya, sí! Suerte que, mientras tanto, seguimos siendo capaces de mantenernos activamente entretenidos con lo que ofrece la naturaleza siempre próxima. Salud y Montaña
EliminarAmigo Carl:
ResponderEliminarDesde hace meses, y como siempre, vengo leyendo, sin faltar un instante, tus pasos rápidos y zancadas ligeras, aunque cansado algunas veces es siempre animoso seguirte en tus paseos caminando o, normalmente, corriendo; desde hace unos meses una lesión en una pierna me ha impedido subir con la asiduidad prevista que siempre me produce La Pedriza o la extensa sierra de Guadarrama y Montes Carpetanos. Aunque con tus visitas largas y de fotogramas estupendos en los que unas veces muestras detalles precisos y en otras paisajes completos tengo con ello suficiente para ir entreteniendo el tiempo sin moverme por entre esas rocas, por entre esas piedras que al pisar se encuentran.
Te caracteriza la imaginación, y, aquí me recuerdas a alguien, de buscar y acertar con montones de formas pedriceras que hacen de cada una singular imagen que por su plasticidad se asemeja a algo ya conocido o por conocer; caracoles gigantescos, limacos, cocodrilos brutales y amenazantes, rostros o perfiles que, no sólo representan a hermosas mujeres pétreas, sino que son la imagen viva de la diosa roca madre. Si las diosas existieran estarían ahí representadas en caprichosas esculturas que la naturaleza para deleite de pastores, montañeros, corredores o excursionistas ha ido dejando, incluso para aquellos bandidos que un día se precipitaron al suelo en lid por una mujer que los tenía hormonalmente alterados; entre otras posibilidades. Éstos, antropológicamente, es uno de los orígenes de los mitos y de las supersticiones que dieron lugar a los ídolos de las religiones, a sus talismanes o tótems, a ellas mismas, las más sencillas y a las más complejas. Estas singularidades gigantomorfas que acompañan la imaginación y buscan en determinadas personas una protección paternalista que no existe y en la cual refugiarse creyéndose con ello escudados de cualquier mal y, por tanto, buen futuro. En ese origen ignorante están todos y cuantos males se han ido transformando y constriñendo la sociedad que presa de una falta terrible de identidad con sus semejantes se ha ido inventando odiosos dioses para servirles de obedientes siervos encubiertos; algo muy diferente a tu punto de vista, óptica físicoartística que acompaña y revela la verdadera belleza de la naturaleza.
Cada paso que has venido dando, cada carrera, sólo o acompañado, como el café, he seguido por donde ibas y me recuerdas todos los cientos de fotos que tengo sobre ello. De cada ruta, de tantas Integrales que esto años he venido haciendo (más o menos unas veinte desde hace un par de años, sin contar otras muchas zonas y escaladas). En cada uno de tus reportajes donde nos redescubres para aquellos que la conocemos o donde se la descubres para los que desean conocerla se hace uno la boca agua y con ganas de volver... Ahora el tiempo se ha rociado de humedad y agua y las subidas y bajadas son algo más complicadas, pierden adherencia . Pero en los días sin lluvia y con claros de sol las imágenes y las vistas desde el llano del Peluca o desde entre collados bajo las Torres nos invitan a subir por doquier sólo con la intención de decir que ha merecido la pena el esfuerzo.
Recorro La Pedriza desde hace años y, ahora la federación madrileña desde hace un par de años más o menos ha reseñalizado con el grupo de voluntarios las sendas, cuando no había por donde ir o señal alguna que lo indicase me lanzaba monte abajo entre rocas que me cortaban el camino; como uno es de naturaleza terca y no se amilana ante nada sólo tenía que dejarme caer entre ellas para buscar una salida al embrollo en el que me iba metiendo.
Otras veces, muchas, en sandalias, camiseta, pantalón corto (esto es lo normal, después siempre llego a casa con las piernas arañadas, llenas de cortes o sangrando) y sin gafas, la mayor parte de las veces buscando un hueco o una diaclasa por donde deslizarme y oteando sobre la poca tierra de encima, los hormigueros de las rojas me llegaron a invadir tantas veces que más de una vez para no perder la calma por el problema, a la vez que buscaba una posible senda o trocha, saltaba. Esto hacía aún más difícil el estar apoyado entre dos rocas y lograr encontrar una trocha segura. Pero era y es muy divertido y seguiría haciéndolo pues ya desde pequeño tenía esa costumbre de subir corriendo y bajar saltando con aquellos tenis que sin ser convers eran lo más parecido a no llevar nada y mucho menos agarre alguno.
ResponderEliminarLuego, durante estos meses, como sabes, los proyectos artísticos me han tenido sometiendo a una disciplina de estudio y taller y hasta que no finalice enero aún tengo alguno muy largo que debo presentar para un fin determinado.
Ando un poco, o bastante, perdido de forma y no creo que pudiera ahora soportar tu ritmo; aunque si es andando es posible que me rehaga. De correr ya me puedo olvidar, creo que se ha quedado atrás, lo cual me apena en cierta manera pues era, muchas veces, como volar; y de volar sé un rato largo.
Creo que si el tiempo, y el gran artista Danikxt no tiene planteada alguna cita con las estrellas, las horas de exposiciones nocturnas me dejan baldado, tengo pensada una larga ruta que requiere de un día aproximadamente; aunque discurre por trochas ampliamente conocidas para nosotros es muy agradable por que no se repite en ningún momento. Entre veinticuatro y treinta; aproximadamente unos doce de subida, y aquí está lo mejor, el resto es de bajada (salvo un pequeño desnivel que rompe esa tendencia)
Finalizando esta larga plática o perorata que entre esos recorridos de aquí también me gustan los que te llevan a tus lugares pirenaicos y que tantos recuerdos traen y tan buen gusto nos deja. Donde en muchos lugares no estado, no por ganas, sí por falta de tiempo. Pues eso
Un longo e artístico saúdo, bon día…
B.Darzádegos
Salud, Libertad y Monte...jeje
ResponderEliminarQué ganas tenía, cuanto me alegro y cómo agradezco tu explosión de palabras, imposible de ser contenidas en una entrada única. Constatar que estas rutas y sensaciones que voy tratando de transmitir llegan y pueden ser útiles para los demás, supone un premio adicional a la satisfacción que produce el realizarlas. He de decir que la mayor parte de las veces, aún yendo sólo, me encuentro bien acompañado.
EliminarLamento, y mucho, lo de tu pierna lastimada. Cuando estés más libre, tras la entrega del trabajo pendiente, supongo, hemos de encontrar el momento de realizar la excursión pospuesta. La pierna estará mejor, la forma es lo de menos, pues la naturaleza se muestra hermosa a cualquier ritmo, siempre y cuando nosotros sepamos adaptarnos al entorno por el que nos movemos. Deicar, amigo, más que nunca te deseo SALUD, y ya iremos a la MONTAÑA cuando los deberes y la ocasión nos sea propicia.