Ochocientos metros de desnivel separan esta cumbre (2.273m) del río Gállego que circula por su base, en la estación de esquí de Formigal. Unas semanas atrás el fuerte viento impidió que Manumar y yo consiguiéramos alcanzar su cima. La ventisca nos azotó inmisericordemente, mostrando bien a las claras que aquel no era el momento, y cómo no, nos plegamos a su voz y decidimos entonces volver cuando la montaña nos permitiese transitar por ella.
En esta ocasión el ambiente es lo que se llama un día espléndido de invierno para el esquí de travesía.
La ascensión la planeamos aproximándonos al pico por su parte más oriental, con un gran bucle que esta vez no incluye el bosque, por la discontinuidad de la nieve que observamos en esa zona, y discurre por un amplio circo oculto justo detrás de las montañas que se ven desde la estación, con el pico cerrándolo por el Oeste, de forma que tan sólo toquemos al final, al pie de la cumbre, la parte más concurrida de la estación de esquí. La bajada ya la haremos por la pista.
Son laderas orientadas al Norte, con lo que en las zonas que todavía están a la sombra las cuchillas son de gran utilidad.
A medida que subimos no dejamos de observar los colosos pirenaicos que van apareciendo a nuestras espaldas.
Ahora nos internamos en el solitario circo que, aislado de la estación de esquí, porque por aquí rara vez abren la pista (demasiado “negra”), conduce directamente a nuestro objetivo de hoy, visible a la derecha del mismo.
La nieve está perfecta para subir con cuchillas, y poco a poco nos acercamos al punto donde acaba el telesilla de la estación de esquí, justo al pie de la cima, situada unos 100m más arriba.
Como la pendiente de la pala final es bastante pronunciada decidimos cambiar los esquíes por los crampones y alcanzar el pico de Tres Hombres al estilo clásico.
Se trata de una atalaya perfecta desde donde observar las distintas cimas que nos rodean.
Nos deleitamos con el paisaje durante un rato largo. Pensamos que deberíamos comer algo, pero concluimos que mejor lo hacemos ya en el coche.
Al fondo, a la derecha, la Peña Telera |
Pic Midi d'Osseau |
También pensamos que, en lugar de sumarnos al incesante número de esquiadores que va descargando el telesilla, bajando todos juntos por la pista “abierta” que va justo por debajo de él, mejor lo hacemos en solitario por la pista “cerrada” por la que hemos subido y donde la nieve debe de estar ahora en óptimas condiciones, una vez le lleva dando el sol hace un par de horas.
Así que bajamos hasta donde hemos dejado los esquíes, empaquetamos en la mochila los crampones y el piolet, nos ponemos en modo esquiador y a por los 800m ininterrumpidos de descenso por unas laderas desiertas y extraordinarias que nos saben a muy poco, porque casi sin darnos cuenta, y con gran sentimiento, llegamos al coche tras una jornada de buena toma de contacto con la montaña en invierno, en la que hemos practicado todas y cada una de las maniobras necesarias por estas zonas: zetas, tramos de todo tieso, cuchillas en zonas heladas, calzar crampones, recoger focas y cuchillas, colocarlo todo en la mochila, quitar y poner los guantes, ajustar las botas, en fin, que todavía hay espacio para optimizar los tiempos que todos estos rituales requieren, y suerte que no ha hecho viento. Pero así son todos los comienzos de la época del esquí de travesía ¡Y que vuelva a nevar y dure la nieve!
Cuando recorro tus venturosas arrancadas los montes y las cuestas se hacen más fáciles desde tus palabras; supongo que para relatarlo, antes, has tenido un gran esfuerzo... :))
ResponderEliminarUna cumbre que lleva un nombre así es porque es capaz de albergar a más de uno, aunque los que lleguen sólo sean dos. Qué disfrute para vuestras experimentadas costumbres salir de lo habitual y seguir vuestra propia senda. Prudencia y experiencia no os faltan, pero medirla siempre.
Felices regalos.
Saúde, Ceibedade e Esquilmo, Carmar, a ambos.
Beato Darzádegos.
Las cuestas, leídas o recordadas, suelen resultar siempre más sencillas que "durante". Pero el viaje justifica los esfuerzos, que en sí también van resultando gratificantes.
EliminarTratamos de medir en todo momento, si bien una dosis de trasgresión es conveniente de vez en cuando ¿Qué voy a decir a quien se encarama por las paredes?
Que el regalo de la vida y la ilusión esté siempre con nosotros, sea Reyes o cualquier otro día.
Salud, Montaña y un abrazo amigo Deicar.
¡Esta vez si que sí! La incursión desapacible dejó paso a un día para disfrutar. El entorno anima a regresar pronto para subir a las cumbres, que desde ese monte tan panorámico, se despliegan en 360º. Una "clásica" que gusta repetir y saborear. Salud y montana.
ResponderEliminarPerseverar, y saber esperar cuando toca, claves para conseguirlo. Salud y Montaña ¡Y vaya cómo está nevando estos días!
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