La Pedriza Posterior o Circo de la Pedriza presenta una topografía intrincada, en la que se observan claramente una serie de estribaciones rocosas internas que se desprenden desde lo alto, en sentido Norte – Sur, desplegándose y bajando a modo de radios hasta casi la parte central del Circo, trazando claras líneas grises de granito sobre el verde oscuro de la abigarrada vegetación que cubre la zona.
Estas estribaciones delimitan una serie de canales o callejones, siendo el Callejón de la Abeja el más destacado, canal que converge en su parte inferior con la vaguada de subida al collado de la Ventana, y que, en su ascenso hacia el Cerro de los Hoyos y la Esfinge, va flanqueada a su derecha por los enhiestos y altivos Riscos de la Miel (las Damas, el Cocodrilo, el Risco de la Nieve, etc.),...
Riscos de la Miel |
... y en la izquierda, por otros de menor altura entre los que La Aguja del Sultán es la más característica.
Cara Oeste de la Aguja del Sultán |
Manuel y yo nos hemos planteado para hoy un recorrido agreste, variado y atípico: Canto Cochino – Callejón de la Abeja – Coll. de la Ventana – Pradera de Navajuelos – Mataelvicial - Coll. de la Dehesilla – Canto Cochino. Queremos empaparnos de Pedriza, adentrarnos por esos vericuetos que pocos transitan, descubrir espacios y zonas que aun no hemos visitado.
Y vaya si nos empapamos, porque ya en Canto Cochino nos empiezan a caer unas gotas, y la nube y el chirimiri nos acompañan hasta el comienzo del Callejón de la Abeja.
Por “la Autopista”, siguiendo las señales de GR y PR (GR10 y PR2), entre el pinar e ignorando los desvíos a ambos lados, incluido el desvío a la derecha hacia el Refugio de Giner de los Ríos, alcanzamos el lugar donde abandonar el PR2, que sube hacia el Collado del Miradero, y vadeamos, hacia la derecha, el Arroyo de los Poyos.
Continuamos el ascenso por la senda que surca el bosque; Manuel marca una marcha viva, rápida; aproximadamente a un kilómetro vemos el desvío a la izquierda que, cruzando el Arroyo de la Ventana conduce a Los Llanillos, y que no tomamos. Estamos cerca del nuestro, así que continuamos el ascenso unos 300 metros más, hasta la altura de los 1.450 m donde en un giro a la derecha, ante unas rocas de gran tamaño, se encuentra el discreto ramal a la izquierda que nos conducirá a media ladera hacia el Arroyo, con poco agua y mucho hielo, y al inicio del Callejón de la Abeja. Es importante atinar con esta derivación, ya que uno, absorto en la subida, tiende a pasarla de largo; es por esto por lo que hemos ajustado el altímetro antes de empezar.
Algunas señales azules, medio desvaídas, y los bien colocados mojones nos marcan la trocha idónea.
Nos percatamos ahora de dos cosas: la primera, que por fin cesa la pertinaz llovizna que nos ha acompañado hasta aquí, cosa que agradecemos, y la segunda, que el callejón es más amplio y despejado de lo que nos esperábamos, lo que también agradecemos.
Vamos subiendo al pie de las enhiestas paredes del Cocodrilo y la Aguja del Sultán, hasta llegar a una zona más despejada, fuera ya del bosque, pequeño llano donde vemos dos alternativas: de frente continúa el Callejón propiamente dicho, y a la izquierda se abre un collado al pie de la Aguja del Sultán. Optamos por pasar al pie del Sultán.
A medida que subimos, los contornos de Las Damas, con el Caballito de Ajedrez al fondo, van perfilándose conforme va apareciendo el sol.
Llegamos a la base de La Aguja, y pasamos “al otro lado” ya con el sol dándonos en la espalda.
El ambiente es solitario, áspero, las rocas “mandan”, los brezos se agazapan a sus pies, algún pino solitario “se atreve por aquí”.
Algún otro ya se extinguió, pero aun caído apunta hacia el gran mogote al que nos dirigimos, a cuyo pie enlazamos con la senda del PR1 (senda Termes), que baja de las Torres hacia el Collado de la Ventana. A partir de ahora seguimos las marcas blanqui-amarillas.
Al llegar al pie del Puro dejamos atrás el entorno pétreo de las Torres por el que hemos estado transitando, y damos vista al amplio Collado de la Ventana; hacemos un alto para comer algo.
Dos cabras se nos acercan parsimoniosamente, con curiosidad.
Otra reposa tranquila y confiada.
Una, audaz y joven, se arrima todavía más, silbando entrecortadamente, con sus sentidos alerta, los ojos marrón verdosos fijos en los nuestros. Evaluando.
Da un respingo y retrocede unos pasos, mientras su compañera, menos intrépida, permanece ajena a los latidos acelerados de su congénere.
Finalmente, tras oler los dedos y lamer las yemas con su lengua oscura y suave, sucumbe a la tentación de tomar “una almendra salada”.
Nos sentimos en plena sintonía con el entorno, con la vida de estos parajes, pero es momento de continuar, todavía nos queda un buen trecho.
Para acortar, abandonamos el sendero que va hacia el Collado de la Ventana, y bajamos directamente, siguiendo unos mojones, hasta entroncar con la marcada senda que enlaza el Collado, a nuestra izquierda, con el Arroyo de la Ventana del fondo del barranco; el que seguimos esta mañana en sentido ascendente hasta el punto donde nos desviamos hacia el Callejón de la Abeja.
La alcanzamos y vamos bajando por zona de gayuba y pinos, hasta que en la cota de 1.650m (de nuevo útil el haber ajustado el altímetro a la salida de Canto Cochino), encontramos un ramal hacia la izquierda, que tomamos, abandonando la vereda por la que veníamos, y por el que, sin perder altura, bordeamos las Buitreras y alcanzamos la Pradera de Navajuelos.
Terreno solitario, al pie de rocas de llamativas formas, …
… por medio de vegetación y pinar “sin humanizar”, que dejan entrever extraños contornos pétreos.
Finalmente alcanzamos de nuevo la Senda Termes y sus marcas blanqui-amarillas, en su descenso desde la Pared de Santillana, y que ahora seguimos, atravesando el jardín rocoso de la Bola de Navajuelos.
A partir de aquí, y descendiendo hacia el Collado de la Dehesilla bordeando el risco de Mataelvicial, encontramos las primeras personas de todo el recorrido.
En el collado comemos algo, y nos encaminamos, ahora por terreno bastante concurrido, hasta el aparcamiento de Canto Cochino.
Caminata que comenzamos bajo las gotas de la lluvia y acabamos a pleno sol, que nos ha permitido “descubrir” zonas recoletas de la Pedriza, transitar por terrenos vírgenes, convivir con la fauna de las alturas, absorber los olores y colores del monte, oxigenar las meninges, imaginar las formas de las rocas y trazar mentalmente nuevos itinerarios para otros días que ya vendrán.
Recorrido pleno, con un desnivel acumulado de 1.100m de D+, realizado en esta primavera que ha llegado en el mes de Febrero, sin que este año el invierno nos haya traído “la verdadera” nieve, que ya hemos dejado de esperar y que a buen seguro echaremos de menos más adelante. Pero esto todavía ha de ocurrir.
Hola Carlos,
ResponderEliminarEstupenda descripción del recorrido pedricero. Han vuelto a mi los colores y perfumes del camino, y las sensaciones vividas en los escondidos lugares transitados. ¡Hasta la próxima! Manuel.
Que pueda ser pronto, que no nos falte el ánimo, que todavía queda mucho por recorrer ¡Hasta la próxima!
Eliminarprecios reportaje
ResponderEliminarAndrew running planet
Muchas gracias, celebro que te haya gustado. He tratado de transmitir lo que sentimos Manuel y yo mientras deambulábamos por esos parajes.
EliminarEspero seguir mereciendo tu atención.
Salud y montaña.