En invierno, cuando la nieve acompaña, la Sierra de Madrid constituye un muy buen escenario de entrenamiento y puesta en forma para abordar luego objetivos más exigentes en alta montaña. Está a sólo 1h de viaje, desde Madrid.
Los meses habitualmente aprovechables van de enero a mediados de abril, dependiendo de los años.
La zona más atractiva para este tipo de esquí la ofrecen las distintas vertientes de las Cabezas del Hierro. La N y NW son las más agrestes.
Las S y sus ventisqueros, son más suaves. Ambas, en la medida que te alejas de Valdesquí, ofrecen rincones y ambientes de alta montaña en miniatura. Pendientes esquiables en el entorno de los 500m, con palas sostenidas de unos 250m, es lo más a lo que puedes aspirar. Esto te condiciona a que, para diseñar recorridos interesantes y completos, has de enlazar varios itinerarios.
El pico de Peñalara, cima culminante de la sierra, no ofrece demasiado interés para quien busca pendientes más exigentes, si bien se muestra bello y soleado desde la próxima sombra de estas vertientes N. Parecido les ocurre a las cimas del grupo del Montón de Trigo y Mujer Muerta.
Cuando la meteorología, y las obligaciones, te “condenan” a no poder deambular por el Pirineo, y te constriñe durante varios fines de semana seguidos a concentrarte en lo más próximo, en este caso, la sierra, hay dos reflexiones positivas a hacer: la primera, que al menos puedes aprovechar la pequeña ventana de buen tiempo que pueda haber, y la segunda, que has de agudizar el ingenio para, en lo pequeño, desarrollar la variación.
Las S y sus ventisqueros, son más suaves. Ambas, en la medida que te alejas de Valdesquí, ofrecen rincones y ambientes de alta montaña en miniatura. Pendientes esquiables en el entorno de los 500m, con palas sostenidas de unos 250m, es lo más a lo que puedes aspirar. Esto te condiciona a que, para diseñar recorridos interesantes y completos, has de enlazar varios itinerarios.
Pico de Peñalara |
Montón de Trigo y Mujer Muerta, tras el cerro de Valdemartín |
Tenues trazas sobre la nieve dura |
En suma, atendiendo a aquello de que “vale más querer lo que se tiene, que tener lo que se quiere”, de nuevo este fin de semana he madrugado y acudido a mi cita con “las Cabezas del Hierro”. Hay en torno a los 2m de nieve y hoy, como forma de despedir este último día del invierno 2011, voy a las N.
Entro en las Cerradillas desde el Pingarrón, el bosque está inmenso y la nieve dura.
Por el tubo NW, nieve dura y cuchillas, hasta la plana que hay al pie de las Cabezas del hierro; desde aquí la cima de la Cabeza Mayor está al alcance de la mano. Con esquís hasta la misma cima, donde el viento se ha entretenido con el hielo.
Bajo por el tubo N hasta tocar el bosque (máxima bajada posible, con 500m); la nieve está dura, es cuestión de cantos. Va por ti, Evaristo, compañero. Rrrraaassss, clavo, salto y giro; Rrrraaassss, clavo, salto y giro; el tubo está diáfano, NADIE a la vista, todo para mí; qué te parece Evaristo, vamos bien ¿verdad? Rrrraaassss y otra vez. Así hasta abajo del todo. Ahora flanqueo rápido aprovechando la gran cantidad de nieve.
Subida al collado de Valdemartín, al pie de unas evidentes cornisas que el viento ha formado.
Paso con cuidado y rapidez al pie de las mismas, entre los restos de un pequeño alud reciente, y me veo contento cuando por fin las tengo a mis pies. Es un acceso a este collado por el N siempre simpático , sea como sea le has de echar energía y rapidez; luego, flanqueo rápido hacia el telégrafo y cabeceras de pistas.
Esta vez ha primado la velocidad frente a la cantidad. En total 5h de excursión, 1.100m de D+, unas cuantas fotos, despedida del invierno y a casa para la hora de comer. Queda mucha tarde de domingo todavía para hacer otras cosas.
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