sábado, 16 de julio de 2011

Majalasna y Navarrulaque desde las Dehesas de Cercedilla. Recios nombres, suaves bosques -16.07.2011

 
El Pico de Majalasna, a la dcha., respetuoso primer componente de la cadena de los Siete Picos
Pura naturaleza, acogedora sombra, mullido caminar, fresca agua, retorcidos pinos, atractivo granito, abstracción y añoranza compartidas.
Parsimoniosa oruga hábilmente camuflada con el entorno
De entre las múltiples posibilidades que ofrecen las Dehesas de Cercedilla nos decidimos hoy por un recorrido a base de “círculos amarillos”. Es una opción como otra cualquiera, pero no está hecha al azar. Pretendemos deambular sin prisas, inmersos en la naturaleza,  arropados por el bosque y refrescados por la sombra.  Pico de Majalasna (1.938m) como punto culminante, visita previa al Collado Ventoso (1.892m), y retorno por la pradera de Navarrulaque (1.650m) son los lugares por donde nos llevará la traza que seguiremos.

A tono con la costumbre, madrugamos, y a las 8:15 de la mañana estamos iniciando el camino por las Dehesas, 1.305m, en dirección al Collado Ventoso.
La naturaleza se deja acariciar por el sol mañanero
El sendero discurre junto al curso de un arroyo. Las marcas se distinguen bien. Hay muy poca gente a esta hora. La naturaleza bulle, los pájaros carpinteros dejan oír su “toc-toc-toc-toc” contra el tronco de un árbol seco, los grajos rasgan el ritmo y la quietud, el agua susurra en su cauce, el suelo cruje suavemente bajo nuestras pisadas.  Ahora la pendiente se acentúa. La fuente de R. Velasco mana abundante y fresca. Echamos un trago, llenamos las cantimploras. Seguimos y salimos directamente al Collado Ventoso, 1.892m. Hitos de granito delimitando ambas provincias: al N Segovia, al S Madrid.
Nos adentramos por la senda de Los Alevines, hermoso y poco visitado tramo que se interna en la Umbría de Siete Picos marchando claramente en sentido S, hacia el collado entre el Pico de Majalasna y el siguiente en la cadena de los Siete Picos. Hermosas vistas sobre Marichiva y Mujer Muerta, entre frescos pinos, al pie del granito de pocos metros más arriba. 
Pico de Majalasna
Alcanzado el collado en la cota de 1.950m, de nuevo la opción: al N los Siete Picos “fronterizos”, al S el de Majalasna (único de los 7 con nombre propio). Esta vez toca S; por medio de retorcidos pinos y matas de enebro, trepamos a los bloques cimeros. Oteamos desde el Pico de Majalasna (1.938m), favorecida y respetuosa atalaya con vista hacia su hermano mayor, el siguiente en la cadena.


Desde el Pico de Majalasna, su siguiente "hermano" en la cadena de Siete Picos se alza altanero.
Desde aquí descendemos, ahora por la Solana, camino de la pradera de Navarrulaque.
Sereno contemplar de los llanos de Cercedilla
El bosque nos resguarda, ya no es tan húmedo como el que hemos transitado anteriormente, los helechos y pinos enmarcan amplias vistas.
Desde la Solana vemos cómo vamos dejando atrás Siete Picos
Sin darnos cuenta llegamos a la pradera de Navarrulaque (1.650m). Plátano, trago de agua, dónde está el siguiente círculo amarillo, ah, sí, allí enfrente; entonces, a cruzar la pista.
Trasiego de ciclistas, algunos caminantes van llegando ya a este lugar. Los caballos se muestran tranquilos.
En nuestro descenso por este corto tramo de pista nos paramos un momento en el original reloj de sol de Cela, que marca “de forma natural” una hora menos que nuestros  europeizados relojes. Nos asomamos luego a los “miradores de los poetas y de L. Rosales”, antes de reemprender cómodo descenso ¡qué bien!, otra vez por bosque, hacia nuestro punto de partida. Atrás dejamos la pista y su rosario de ciclistas.
Desde la pradera de Navarrulaque echamos una mirada hacia nuestras espaldas: P. Majalasna, a la izq. y resto de los 7 Picos.
Son las 12:15h cuando llegamos al coche, tras un sosegado y plácido paseo, aprovechando las horas frescas del día, eludiendo amilanadamente el riguroso sol y el calor de las horas centrales del verano en Guadarrama. Ah, y después de todo esto, buena refrescada en la hermosa fuente de Majavilán, antes de volver a Madrid.

sábado, 9 de julio de 2011

Siete Picos desde las Dehesas de Cercedilla. Sombra en pleno verano -09.07.2011


La cadena de los Siete Picos. Divertido sube y baja por buena roca de granito.
Una caminata por la sierra de Guadarrama, sin más pretensiones que la de estirar las piernas, pisar terreno “blando” durante algún rato, a poder ser lo más posible por bosque para ir a la sombra, coronar temprano y volver al coche antes de que apriete demasiado el calor. En fin, justo lo contrario de lo que encontré en Gredos el día 2 de julio pasado.
Con esta idea clara opté por uno de los itinerarios que tengo “en el cajón” para echar mano de ellos en estos casos. Recorrido de los Siete Picos con punto de salida y llegada en las Dehesas de Cercedilla.
Las Dehesas de Cercedilla es un lugar con múltiples posibilidades : buen surtido de destinos (al W, el valle del río Moros, Mujer Muerta, Marichiva; al N, los collados de Fuenfría y Ventoso; al E, los 7 Picos, Majalasna, Navarrulaque), amplio abanico de caminos (desde la solera de una “Calzada Romana” hasta la modernidad de una “Carretera de la República”), y variopinta paleta de círculos de colores sobre los pinos, marcando el itinerario (los hay rojos, verdes y amarillos).
Ya tengo aprendido que aquí, en la Sierra de Madrid, tanto en verano como en invierno, por una razón u otra, siempre conviene madrugar. Así que, imbuido de esta costumbre, hago caso omiso del sueño que tengo y de lo perezoso que me encuentro hoy, y a las 8:30 de la mañana estoy ya iniciando el trote por las Dehesas, 1.305m, en dirección al Collado Ventoso. Fijo la atención para no liarme en este inicio con tantas alternativas. Elijo el color amarillo y voy siguiendo los círculos en los pinos.
Tramo fresco y "rumoroso" que  conduce a la pradería de los Corralillos
El sendero discurre junto al curso de un arroyo. Enseguida se llega a la pradería de los Corralillos. Las marcas se distinguen bien. Hay muy poca gente a esta hora. Se alcanza una pista que se atraviesa de frente, iniciando la Vereda del Inglés. Aquí la pendiente se acentúa. Al poco se pasa una fuente y poco después se sale directamente al Collado Ventoso, 1.892m.

La vegetación en las próximidades del Collado Ventoso es variada y atractiva.
Unos metros antes de coronar el collado derivo a la derecha por la senda de Los Alevines, hermoso y poco visitado tramo que se adentra en la Umbría de Siete Picos (ya saldré al sol cuando no haya más remedio), marchando claramente en sentido S, hacia el collado entre el Pico de Majalasna (único de los 7 Picos con nombre propio) y el siguiente en la cadena de los Siete Picos.


Nítidas vistas sobre Marichiva y Mujer Muerta, entre frescos pinos, al pie del granito de pocos metros más arriba.  

Una mirada hacia atrás me permite contemplar el sinuoso bosque que voy cruzando desde que dejé el collado de Majalasna.
Alcanzo el collado en la cota de 1.950m, y subo directamente por el espolón que accede al 1er pico de "los fronterizos y anónimos" de 7 picos, por bosque muy poco frecuentado. Trepada del último tramo hasta los 2.095m que tiene su cima.

Desde la cima del 1º de los picos anónimos se distinguen el Puerto de la Fuenfría, y la vertiente segoviana de la sierra.
Desde aquí voy ya cresteando, mejor dicho trepando y bajando a los diferentes picachos graníticos de esta cadena que discurre por los 2.100m , formados por amontonamientos de bloques que se elevan unos 20m o 30m por encima del sendero que los bordea por sus faldas.  
El granito es bueno y adherente, las gimnásticas trepadas y destrepes resultan divertidos.
El más alto, con 2.127m es el más próximo al Puerto.  Una ración de frutos secos, un plátano, un trago de agua para “pasarlo” todo, y hacia abajo, hasta la Peña Hueca, cota de 1.931m, donde abandono la loma y me dirijo hacia el N, en busca de la Senda Schmidt.
Desde la cima del 1er Pico, la imagen de Peñalara sobresale en la distancia.
Por este tramo la cantidad de “paseantes” es considerable. No en vano la Senda Schmidt es uno de los clásicos recorridos familiares por la Sierra, enlazando el alto de Navacerrada con el Puerto de la Fuenfría.
Alcanzo el Puerto de la Fuenfría, 1.795m, que está a rebosar de ciclistas, y de vacas con las que comparten lugar, prado y pinos, para, tras el último vistazo hacia el Montón de Trigo, enfrente, la vertiente Segoviana, a la derecha, y los Siete Picos, a la espalda (en todos los sentidos), enfilar a la izquierda, Calzada Romana abajo, camino de las Dehesas, a través de acogedor y mullido bosque. Voy siguiendo los círculos verdes sobre los pinos.
Dirijo una última mirada hacia el Cerro Ventoso, camino de las Dehesas.
Son las 12:30h cuando llego al coche, ahora rodeado de congéneres que pasarán aquí el día, tras un recorrido circular de unos 22km, habiendo salvado unos 850m de D+, saboreando 4h de continuo respirar el oxígeno serrano, con hermosas vistas sobre pinares a ambos lados, mullido pisar en la mayor parte, jolgorio de paseantes en algunas zonas, solitaria abstracción en otras y siempre naturaleza a la mano tan cerca de este urbano Madrid. Ah, y después de todo esto, sigo con más sueño si cabe que al comienzo de la jornada.


domingo, 3 de julio de 2011

Una por el circo de Gredos. Almanzor y La Galana. Desafío al sol -02.07.2011

Fruto del entusiasmo, y de nuestra resignación por madrugar muchísimo, decidimos abordar esta excursión en el día. Son las 5:45 am, cuando Javier y yo salimos de Madrid, si bien, debido a un concierto que organizaban en Hoyos del Espino, con mala señalización y corte del camino habitual, llegamos a la Plataforma a las 9:30h, tras diversos avatares por pistas intransitables.  A pesar de la hora, el tiempo y el ánimo son buenos, por lo que a las 9h 45m comenzamos a caminar. Por delante tenemos un circuito enlazando el P. Almanzor con La Galana, por la cuerda y el collado del Venteadero.
Comenzamos por un sendero muy bien marcado y “humanizado” con piedras de granito, marchamos a paso rápido por el llano de las Pozas. Cruzamos el arroyo y emprendemos animosa subida hacia los Barrerones.
Desde los Barrerones, izquierda Almanzor, derecha la Galana, patronos de este roquedo
Desde lo alto, hermosa panorámica sobre las cimas del “circo”. El Almanzor y la Galana nos parecen estar esperando. Cada uno de nosotros saborea la vista a su manera: Javier, con los ojos de “la primera vez en la zona”; yo, con los del reencuentro tras 9 años sin venir por aquí. En ambos casos, cargados de ánimo, emprendemos trote sostenido de descenso hacia el refugio Elola, junto a la Laguna Grande.
El Pico Almanzor "domina" con su presencia al refugio Elola, asentado junto a la Laguna Grande
La proximidad de la laguna favorece algo de vegetación
Menuda procesión de senderistas hemos ido pasando y menudo sendero “enlosado de granito” de principio a fin; no hay ni un trozo de hierba o tierra, todo piedra ¡Es la zona!, con lo que las articulaciones no descansarán hasta llegar de vuelta al coche.
Apenas cruzamos la laguna, seguimos hacia la hoya de Antón, y emprendemos fuerte subida por el corredor, aquí ya empezamos a sudar, buscando su empinada salida por la Portilla del Crampón, pasando por fin a la cara S, donde damos vista al Cuerno del Almanzor, emitiendo también un suspiro de satisfacción por haber acabado con semejante cuesta.

Desde la Portilla del Crampón echamos vista atrás, hacia la canal que acabamos de subir. Al fondo "los Hermanitos de Gredos" 
Ladeamos unos metros hacia la derecha y trepamos gimnásticamente por unos característicos bloques hasta el Pico Almanzor (2.596m), con algún que otro resoplido ¡Nada que ver con la dificultad que presentan estos pasos cuando se hielan en invierno! Vista espléndida desde esta estrecha cima, en la que milagrosamente estamos solos durante 10 minutos; hasta que llega la siguiente andanada de “intrépidos esforzados”, y debemos hacerles sitio. Hemos tardado 3h 15m desde la Plataforma.


Desde la cima del Almanzor, la imagen de la Galana, nos llama para ir hacia ella.
Como vamos bien de tiempo no dudamos en seguir hacia la Galana, bajando hasta la Portilla de los Cobardes, donde comemos algo. Anda que, vaya con los nombrecitos de los dos colladitos que flanquean al Almanzor.


Echamos una mirada hacia atrás, desde la Portilla de los Cobardes, para despedirnos del Pico Almanzor.
Iniciamos de  nuevo la marcha descendiendo unos metros hacia nuestra derecha, para ladear a pie de cresta hasta el collado del Venteadero (2.476m).

Desde la Portilla de los Cobardes trazamos mentalmente nuestro itinerario a pie de cresta, hacia el collado del Venteadero, la Galana, con "su muesca" a la izquierda de la cima.
El itinerario hasta el collado del Venteadero parece evidente. A fe que hace honor a su nombre, porque el viento procedente del W lo barre continuamente, envolviéndonos con un dulce perfume de flor del piorno de las zonas más bajas. Enfrente tenemos la Galana.

Desde el collado subimos por la ladera izquierda, siguiendo los mojones, hasta llegar a “la muesca” de la Galana, pequeña brecha que se alcanza con un destrepe “entretenido” (II+). En la horcada esperamos a que acabe de descender de la cima un grupo “variopinto” de unas 15 personas. Los hay que las pasan canutas con sus “zapatillas de tenis”.
 Ahora nos toca a nosotros trepar hacia la cima, a la que se llega sin mucha dificultad, aunque con algún paso aéreo (II) “ideal” para los que tengan vértigo,  tal como la cornisita final con vista al tendido de las Cinco Lagunas, unos 300m más abajo, tan hermoso y atrayente. En fin, una acrobacia más y estamos en la cima de la Galana (2.564m). Otra también bien estrecha. Desde aquí vemos el Almanzor en la lejanía, enfrente el altivo Ameal de Pablo y a nuestra espalda el circo de las Cinco Lagunas. Por compañero tenemos al impetuoso viento, que nos recomienda permanecer sentados mientras miramos alrededor. Son las 2h 30m de la tarde, y el calor aprieta.

Desde la cima de la Galana, al W, se ven las primeras de las Cinco Lagunas.
 Decidimos bajar y tomar algo en algún sitio más protegido. Plegamos y destrepamos hasta la brecha. Ahora parece más sencillo. Optamos por descender directamente por el canalón de la brecha, hasta la hierba al pie del Ameal. Otra bajada “entretenida”, palabrita esta que ya empieza a mosquear a Javier. Algún que otro pasito de II (3,para ser exactos), y nos plantamos por fin junto a una charca, próxima al Ameal, donde bebemos y comemos un poco, para ya emprender descenso hacia el refugio, por barranco a nuestra derecha, siguiendo los mojones para evitar embarques.

Reponemos agua en un arroyo junto a la laguna, y con decisión, entereza y ritmo impropiamente rápido a estas horas, nos lanzamos a subir los últimos e indebidos +200m de desnivel  (ahora sólo debería tocar bajar) hasta los Barrerones, a donde llegamos ligeramente “apuntillados”. Ahora sí, a partir de aquí ya sólo toca bajar, pero con cuidado, que las piernas van cargaditas, y las dichosas losas del “humanizado sendero” nos están como esperando para interrumpir bruscamente nuestro trote.
¡Que bien nos sienta el chapuzón que nos damos en el rio al llegar al coche!
Recorrido de unos 18km, salvando unos 1.300m de D+, que nos ocupó 8 horas intensas, por terreno siempre “muy duro”, pura roca, piorno como única vegetación hasta pasados los Barrerones, exigente “pechada”, pasos gimnásticos, ceñidas cimas, “entretenidos” destrepes, en suma, una jornada de montaña.