El Montón de Trigo. Cara SE. |
El pico del Montón de Trigo
(2.161m), en la divisoria de Segovia con Madrid, mirador al Sur sobre el valle
del Río Moros y al Norte sobre la gran mancha del pinar de Valsaín, en invierno
constituye una cima totalmente blanca, cubierta del típico hielo granular y escamoso
formado por la acción del viento del norte que suele azotar estas alturas.
El itinerario de la circular de
hoy se desarrolla en su totalidad por la vertiente segoviana, sin duda mucho
menos transitada que la madrileña, atravesando los hermosos pinares que cubren
la falda Norte, desde los 1.300m de altitud hasta los 1.900m, sin apenas encontrarnos
con otras personas.
El circuito es el siguiente: Puente
de la Cantina / Fuente de la Canaleja (1.324m) – Fuente de la Reina (1.620m) –
Arroyo de los Horcajos – Collado de Tirobarra (1.979m) – Cima del Montón de
Trigo (2.161m) – Collado de la Fuenfría (1.796m) – Fuente de la Reina – Puente
de la Cantina. Soledad, espléndido bosque, desnivel total en ascenso
“suficiente” (950m de D+) y 20 kilómetros de recorrido, del cual las tres
cuartas partes con crampones y esquíes. La recompensa vale la pena.
La conexión con la naturaleza se
produce en el mismo momento en el que nos adentramos en el pinar. Lo importante
es el recorrido en sí mismo; el ascenso a la cima que forma parte de él nos
resulta secundario.
La nieve escasea durante el
primer tramo, por lo que toca acarrear los esquíes durante unos tres
kilómetros, hasta los 1.450m de altitud, punto en el que por fin nos calzamos
los crampones y los esquíes, a la par que abandonamos las marcas rojas y
blancas que nos llevarían a la Fuente de la Fuenfría, tomando en su lugar una
pista a la derecha, ya totalmente cubierta de nieve, que nos conducirá hasta la
Fuente de la Reina, en la calzada romana que une Cercedilla con Segovia. La
nieve que cayó en abundancia hace dos semanas se ha compactado y se presenta
dura.
La Fuente de la Reina |
Una vez en la Fuente de la Reina,
tras aprovisionarnos de agua, descendemos una centena metros hacia Segovia,
hasta llegar a una zona despejada. El recogimiento de este lugar nos retiene
durante unos instantes.
Zona despejada. Al fondo el Macizo de Peñalara |
Buscamos el sitio idóneo para
abandonar la pista y entrar en el pinar que cubre el espinazo NE del Montón de
Trigo. En dirección hacia el Arroyo de los Horcajos nos internamos en el
encanto del bosque solitario, donde tan sólo se escucha el rascar de nuestros esquíes
y crampones sobre la nieve.
Nos internamos en el pinar, camino del Arroyo de los Horcajos |
Poco a poco, a la par que ganamos
altura, mientras avanzamos rodeando el Montón de Trigo, va disminuyendo el
porte de los pinos y aparecen más claros en el bosque.
La silueta del pico de la
Pinareja se hace visible.
La Pinareja (cima de la izq.) |
Estamos a punto de llegar a la
zona alta y despejada que antecede al Collado de Tirobarra. Hace frío pero el
viento está en calma. Un día perfecto de invierno.
Nos encontramos a 1.850m de
altitud y tenemos a la vista la cima del Montón de Trigo. Estamos al pie de su
cara NW. La amplia pala de dura nieve invita a remontarla directamente hasta la
cumbre. En cualquier dirección el panorama merece la pena.
Cara NW del Montón de Trigo (cima al fondo) |
Tras el primer plano del acebo, al fondo, la Pinareja |
Echando la vista atrás, hacia el Macizo de Peñalara |
Optamos, no obstante, por
alcanzar primero el Collado de Tirobarra, un clásico de la zona, entre la
Pinareja y el Montón de Trigo.
Apuntando hacia el Collado de Tirobarra |
Transitar por la soledad de estas
campas nevadas en un soleado día de frío invierno constituye una delicia para
los sentidos.
Alcanzando el Collado de Tirobarra |
Hielo granulado cubre la
superficie del Collado y largas “crines” heladas adornan cualquier cosa que
sobresalga del suelo.
Sobre el Collado de Tirobarra |
A nuestra derecha la silueta de la Mujer Muerta, con la Pinareja (cabeza de la M. Muerta) en primer plano.
La Mujer Muerta. La Pinareja es la cima de la dcha. |
A nuestra izquierda el Montón de Trigo, lugar hacia el que emprendemos la marcha.
Al fondo la cima del Montón de Trigo, desde el Collado de Tirobarra |
La pendiente se incrementa en los
últimos cincuenta metros de ascenso a la cima. Los crampones y las cuchillas de
los esquíes hacen su labor sobre el hielo.
¡A cinco metros de la cima del Montón de Trigo! |
Desde la cima del Montón de Trigo, vista sobre el Collado de Tirobarra y la Pinareja, al fondo |
Paramos poco rato en la cima del Montón de Trigo, el tiempo justo para quitar las pieles, abrigarnos bien y poner los esquíes y las botas en modo descenso.
El ambiente calmado y la buena
nieve, a sotavento de la cara S del Montón de Trigo, permiten un deslizar tranquilo,
buscando los mejores pasos entre los árboles para alcanzar el collado de
Minguete desde el que, sin detenernos, continuamos descendiendo por una amplia pala donde encontramos una nieve excelente, cosa inusual en este tramo,
que aprovechamos al máximo hasta llegar al collado de la Fuenfría. En total unos cuatrocientos metros desde la cima,
de empinadas palas que con esquíes saben a muy poco y con crampones hay que
descender sin pausa.
Descendiendo hacia el Collado Minguete, al pie del Cerro del mismo nombre (cima de la izq) |
Atrás queda el Collado Minguete |
Llegados al Puerto de la Fuenfría
iniciamos la suave bajada hacia la Fuente de la Reina. La capa de nieve que la
cubre muestra profundas y abundantes huellas, testimonio de lo frecuentado que
habitualmente está este tramo; si bien ahora, al atardecer, pocas personas
encontramos ya. Es momento de cambiar crampones por raquetas. Los esquíes, en
cambio, siguen en su sitio.
Con la vista puesta en la cima del Montón de Trigo, donde hace poco estábamos, emprendemos el retorno hacia la Fuente de la Reina |
Vamos rodeando la ladera Este del
Montón de Trigo, cubierta por un denso bosque de pinos, en dirección a la
Fuente de la Reina, de la que nos separan poco menos de cuatro kilómetros.
Sobre una loma próxima algo más
despejada, que se adivina unos metros
más arriba de una gran lazada del camino, se encuentran las ruinas del Pabellón
de Casarás o Casa de Eraso, construido en tiempos de Felipe II. Bien distinto
se muestra hoy el paraje del de hace dos semanas, cuando el blanco manto cubría
suelo y árboles.
Pabellón de Casarás (arriba) quince días después de la gran nevada (abajo) |
Retornamos a la pista y
continuamos la marcha descendente hacia la Fuente de la Reina a donde llegamos
enseguida.
Al final de la pista se encuentra la Fuente de la Reina |
Acabamos de cerrar el círculo que iniciamos por la mañana. Hacemos nueva
provisión de agua, que ya necesitábamos.
Tan sólo nos queda retornar hacia
el Puente de la Cantina, por el itinerario de subida, recorriendo los poco más
de cuatro kilómetros que nos separan del punto de partida.
Los rayos del sol poniente alargan las sombras de los pinos, mientras dejamos atrás el bosque, que queda a la espera de la noche y de las nuevas nevadas que se anuncian para dentro de pocos días.
El agua baja a raudales por los
numerosos regajos de la parte baja.
La luna se posiciona en el cielo.
"Mira con cuidado, porque lo que verás no es lo que acabas de
ver" Leonardo Da Vinci
Vaya serie de excursiones nevadas llevas! Muy bonitas todas aunque ya parece que los habitantes del bosque no salen en las fotos, los espantas o están asustados de la cantidad de nieve? :-)
ResponderEliminarAlegra la vista ver tanta nieve, eso es agua en el monte y en los pantanos para luego.
Estoy esperando la próxima, un abrazo y mucha montaña!
Gracias Francisco por la visita y por el comentario.
EliminarLos animalillos en invierno se dejan ver poco, puede que estén hibernando. Tan sólo algunas huellas en la nieve vemos. Pronto saldrán al descubierto ya.
La nieve alegra tanto el presente como el futuro, así que ¡Haya mucha!
Un abrazo
La hos...las imágenes de la nieve helada e impactada contra los pinos mediante el gélido viento que debía de soplar con la peor intención, seguramente durante la noche, me deja los dientes quebradizos.
ResponderEliminarSé que merece la pena por el paisaje y la jornada pero, que ganas le echáis valientes.
Una maravilla, de verdad, que os voy a contar montañeros.
Un abrazo (caluroso pa templarse un poco)
Cualquier calorcillo viene bien en medio de tan gélido entorno. La Sierra de Guadarrama está muy expuesta a los frecuentes vientos del Norte, con lo que sus partes altas presentan habitualmente unas corazas de hielo de lo más impactante.
EliminarTenemos asumido que a la montaña hay que ir aunque haga bueno ;-), así que algo de masoquismo también hay, también.
Otro abrazo caluroso.
Hola Carmar.
ResponderEliminarNo es el Monte Perdido, pero tampoco en distancia le va a la zaga :) Veo que todavía se conserva un buen manto de nieve, aunque la diferencia de espesor en dos semanas se nota bastante, aún así un recorrido bello e interesante, que como suele ser habitual poco frecuentado.
Un saludo.
Es otro nivel el Monte Perdido, sí. Aquí buscamos sacar partido al bosque, que eso sí que es distintivo en Valsaín. La longitud del recorrido resulta pelín larga para quien no va con esquíes.
EliminarSalud y Montaña, Eduardo.
Sabe, antes de conhecer esta que agora chamo de beleza inexplicável, não gostava de tanto frio. Porém, ao sentir literalmente na língua, me apaixonei pela neve. Imagina estar ali com o amor da minha vida... um cena inesquecivelmente "calorosa'.
ResponderEliminarImpressionante rota!!! Maravilhosas fotografias!!! Um prazer estar aqui... gracias!!!
Um beijo
*uma cena
EliminarA pesar del hielo y el frío circundante el activo deambular aporta una sensación calurosa que, junto con "la cuesta arriba", ayudan a combatir eficazmente la baja temperatura.
EliminarEn esos momentos piensas más en los metros que aún te quedan por ascender y en cómo adaptarte al terreno helado que en la cena :-)
Muchas gracias por tu visita y por el comentario.
Un abrazo