domingo, 1 de enero de 2017

La Peña de San Cosme por el Camino de las Ermitas. Discreta en la lejanía, rotunda en la proximidad.

 
En el mismo centro de los montes que circundan el embalse de Vadiello, posiblemente eclipsada por los imponentes mallos de Ligüerri y por las cumbres que la rodean (Borón, Fragineto, Montidinero), aparentemente irrelevante y bañada por el sol, se encuentra la Peña de San Cosme.
 
Farallón de conglomerado, compacto y vertical cuya pared oculta el mallo del Huevo de San Cosme, separado de ella y con entidad propia. 
 
Muralla de la Peña de San Cosme
Para ascenderla, habitualmente se suele partir de dos puntos: desde el embalse de Vadiello o desde "la Tejería". En nuestro caso optamos por Vadiello, siguiendo la Ruta de las Ermitas y continuando en circular, tras subir y bajar a la Peña, pasando por el Alto de la Carrasca (convergiendo aquí con el itinerario proveniente de la Tejería),  cerrando el círculo descendiendo por la pista que confluye con el camino de subida, junto a la Cruz Cubierta o "esconjuradero" (ermita abierta por los cuatro costados, desde la que se espantaban las tormentas), fácilmente reconocible y muy próxima al embalse.
 
Sentimos frío cuando, todavía a la sombra y con el viento soplando, comenzamos la marcha junto a la presa de Vadiello en pos de llegar cuanto antes a la calidez que intuimos en las zonas soleadas.
 

Cruzamos la presa y vamos bordeando el embalse por la buena pista que se encamina hacia el Alto de la Carrasca, manteniendo a nuestra izquierda el paredón de la Peña de San Cosme. Atrás quedan los mallos de Ligüerri.
 
Izq. mallos de Ligüerri; dcha. pico del Borón
El camino, flanqueado de encinas y madroños, mantiene una suave pendiente ascendente.
 
El madroño florecido conserva las bayas maduras del año anterior.
En un momento determinado se llega frente al esconjuradero de la Cruz Cubierta. Aquí abandonamos la pista (por la que retornaremos después) para encaminarnos directamente hacia la gran muralla de San Cosme que ahora sí manifiesta toda su relevancia. Al pie de la misma se ubica la única ermita bien conservada de la zona, la de San Cosme y San Damián (propiedad privada).
 
Esconjuradero. Al fondo el paredón de San Cosme
Una senda desciende, adentrándose entre los altos bojes, hasta cruzar un arroyo; volvemos al frío de la sombra.
 


Cruzada la barranquera accedemos de nuevo al cálido sol que "todos" sabemos apreciar.
 



Enseguida se llega a la ermita de San Cosme y San Damián, erigida al pie mismo de la mole de la Peña.
 
Ermita de San Cosme y San Damián
A partir de aquí la senda se transforma en pista que, de seguirla en su totalidad, se une en el Alto de la Carrasca con la que abandonamos hace un rato, junto al esconjuradero.
 
Este camino, que sigue el pie de la gran muralla de San Cosme, va ganando altura progresivamente, y en él se encuentra un "rosario" de ermitas (San Miguel, San Úrbez, Fuensanta, San Gregorio y de la Virgen de la Fabana), bastante mal conservadas todas ellas, y junto a las que se va pasando.
 
Una de las ermitas en pobre estado de conservación
En la ermita de la Fuensanta paramos para ver su caudalosa fuente, de la que mana el agua durante todo el año. Es un rincón agradable y acogedor.
 


Continuamos por la pista que traza amplias lazadas entre las ermitas hasta encontrar, a mano izquierda, un sendero y un cartel que indica "Huevo de San Cosme".
 
Tomamos el sendero y encaramos la fuerte pendiente adentrándonos en un carrascal muy bien conservado alcanzando, poco después, la aplanada parte superior del farallón de San Cosme. Las vistas empiezan a ser muy extensas.
 
La senda se interna de nuevo en una zona boscosa hasta llegar a una bifurcación: a la izquierda, la Peña; a la derecha, el Huevo. Como vamos algo justos de tiempo optamos por ir directamente a la Peña de San Cosme.
 


El bosque empieza a clarear, la Peña y el Huevo se hacen visibles y la senda sale al hombro oriental de la Peña, comenzando la parte muy aérea del recorrido.
 
Izq. la Peña de San Cosme. A su dcha. el Huevo de San Cosme
A partir de aquí el vértigo, si ronda, hay que alejarlo como sea ya que la caída a plomo de unos 250 metros es de impresión. La ruta se enfila hacia el punto donde la Peña "se eleva sobre sí misma" y conduce directamente hacia una terraza que se estrecha en su final, se trata del Paso de Nartesa. Una cuerda pasamanos, bien anclada, asegura el paso que se supera sin apenas dificultad (una "acogedora" y  bien enraizada sabina ayuda a mantener el vértigo "a raya"). Adicionalmente, y como alternativa, puede utilizarse una cornisa superior, más ancha, pero más reducida en altura, por la que puede pasarse andando a gatas.
 
Inspeccionando el Paso de Nartesa
Una oportuna carrasca "alivia" la sensación de vacío.
Tras el Paso de Nartesa se continúa avanzando en horizontal por la misma faja hasta encontrar unos hitos que indican el inicio de la ascensión a la cima. El "patio" hacia el pantano es vertiginoso.  

Terrazas de conglomerado bajo la cima de la Peña
El conglomerado es firme y sólido y los mojones van indicando el mejor trazado para ascender a la cumbre. Hay dos opciones, la primera consiste en recorrer de Este a Oeste, y unos cincuenta metros por debajo, toda la longitud de la aplanada cima, trepando por sucesivas terrazas, y atravesando algún embudo intermedio con vegetación, para finalmente acceder algo a la derecha de la cima más occidental (Oeste: 1.052m), y seguidamente alcanzar, caminando fácilmente por la loma cimera, la cumbre oriental (Este: 1.045m).
 
La segunda opción consiste en trepar directamente y en la vertical de la cima oriental, superando las diversas terrazas que se encuentran.
 
Si bien la dificultad en ambas opciones no excede del IIº la gran exposición al vacío hace recomendable mantener la concentración en todo momento.
 
Las vistas desde la cumbre son muy extensas, la atalaya es de primer orden, pero no se puede demorar demasiado la bajada y, además, hay que andar bien atentos para ir localizando los mojones durante el descenso ¡Cómo cambia la perspectiva en función de si se sube o se baja!
 
Vista de Vadiello desde la cima de la Peña de San Cosme. Se puede apreciar la pista bordeando el embalse
Concentrados en el destrepe y aislados de la vertiginosidad de los trescientos metros de caída libre que se abren a nuestros pies, realizamos el cuidadoso retorno por las aéreas fajas alcanzando de nuevo el Paso de Nartesa (menos fiero cuando ya conocido).
 
 
Prestando suma atención a los guijarros sueltos, llegando de vuelta al Paso de Nartesa.
Tras dejarlo atrás ya podemos respirar contentos de estar de vuelta en el bosquecillo. Ahora, al trote ligero, descendemos a la pista de las ermitas y la seguimos en ligero ascenso hasta el Alto de la Carrasca.
 
Al fondo, en lo plano, está el Alto de la Carrasca
Echamos de vez en cuando la vista atrás para ver en toda su magnitud la Peña y el Huevo de San Cosme, continuando por la pista, ya en descenso, para completar la circular.
 
Peña de San Cosme desde el Alto de la Carrasca.
Un breve alto en el "esconjuradero", acabamos de cerrar el círculo, para tomar una barrita energética.



Y reanudamos la marcha hasta alcanzar la ya próxima presa de Vadiello, lugar donde hemos dejado el coche por la mañana y que, también ahora, queda a la sombra del entorno vertical que le rodea.
 
 

9 comentarios:

  1. Hola Carmar.

    Recorrido sencillo, pero muy atractivo, en el que se puede disfrutar de unas magnificas vistas del entorno de Vadiello.

    Es una pena, que solo se permita una vez al año, la visita a la ermita de San Cosmé, por cinco minutos más no llegasteis hasta la base del Huevo, aunque también te digo, que aporta poco, ya que las vistas son prácticamente nulas, debido a la proximidad de este.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sencillo sí es el recorrido, y gracias a tu "track" (Diario de un Caminante) lo hicimos en circular, que aporta un puntito más. No obstante quiero resaltar que, a pesar de la sencillez del mismo, hay que tener en cuenta la "gran exposición" que tiene el tramo final de la Peña, cuando deambulas por las terrazas de conglomerado. El riesgo OBJETIVO es alto con lo que conviene estar seguros del manejo SUBJETIVO que cada uno tiene de su vértigo. Por lo demás, con esto controlado, a saborear los bellos paisajes.
      Salud y Montaña, Eduardo.

      Eliminar
  2. Uuuf!! con lo poco que me gustan a mí esos "pasos tontos". Bueno, dí que de cría ya estuve, así que cuenta jijiji

    como siempre muy maja actividad.

    Salud, orujo y ¡feliz año!

    ResponderEliminar
  3. Lo de menos es el Paso de Nartesa, que está sobre asegurado, en mi opinión el mayor riesgo objetivo se encuentra en las terrazas de conglomerado que hay a continuación. Los guijarros sueltos sobre ellas y la exposición al vacío que hay han de tratarse con suma atención. Por lo demás, la dificultad técnica es mínima ¡Y claro que cuenta si de cría lo hiciste! ¡Faltaría más :-)!
    Salud, pacharán casero y feliz año.

    ResponderEliminar
  4. Hola Carmar¡

    Que paisajes más espectaculares hay por esta zona, podrías repetir veces y veces pero nunca defrauda¡¡

    Gracias por compartir.
    Salud y a empezar bien el año¡

    Fer

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Fer, que se dé bien el año y que nos permita seguir recorriendo estos y otros rincones de naturaleza que tanto nos atrae.

      Salud y Montaña.

      Eliminar
  5. Fue un agradabke descubrimiento, como todos los que hacemos vosotros. Con ganas de repetir lo antes posible.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. También gracias por buscar bonitas rutas con poca dificultad para esta pareja de principiantes.

    ResponderEliminar
  7. Compartir espacios naturales da gran satisfacción, y más si "los principiantes" se van animando a repetir. Por falta de rutas no será, que para cada situación y condición seremos capaces de preparar alguna. Salud y Montaña.

    ResponderEliminar