Pico de la Miel desde la vertiente del pueblo de la Cabrera |
La Cabrera es una pequeña
estribación rocosa de la Cuerda Larga de Guadarrama. Sus altitudes máximas son
el Cancho Gordo (1.564 m) y el Pico de la Miel (1.392 m). Extendida en sentido
Este – Oeste a lo largo de unos cuatro kilómetros, presenta una calurosa cara
Sur contrastando notablemente con la más fresca vertiente Norte.
Los Canchos graníticos que
componen el cordal son utilizados para nidificar por un gran número de buitres
leonados, cuyos vuelos y evoluciones constituyen un espectáculo natural de
primer orden. Éste, junto con el recorrido integral de la sierra, es el
objetivo que me marco para la circular de hoy.
Son las 9:30h cuando inicio la
marcha en la población de la Cabrera (1.038m), en la base del Pico de la Miel. El
termómetro marca -4ºC cuando comienzo el trote orientando los pasos hacia el
pie de la vertical que marca el pequeño collado que se ve justo a la izquierda
del pico. Dónde llegar me resulta evidente, cómo embocar el sendero de acceso
que sé que existe, no tanto.
En busca del sendero |
De hecho, comienzo la subida en
una zona sin trocha clara, a sabiendas de que voy monte a través, hasta que,
tras unos cincuenta metros de desnivel, ganados en penosa ascensión entre
piornos y rocas, consigo localizar y alcanzar a mi derecha el camino que voy
buscando.
El sendero es de los de “todo
tieso”, mayormente cubierto de arena granítica deslizante, con lo que ayuda a
progresar el asirse a lo que sobresale, roca o arbusto tanto da, que se torna
gimnástico en la parte final. Trescientos metros de desnivel ganados casi en
línea recta, sin zigzags, progresando muy rápidamente.
Últimos metros para alcanzar el collado |
Alcanzo el colladito y paso del
luminoso Sur al sombrío Norte. El contraste de temperatura es notable.
Justo enfrente, posado sobre una
de las rocas a escasos diez metros de distancia, hay un buitre.
Ambos nos sorprendemos, nos
miramos, y decidimos: yo, enfocarle rápidamente con la cámara; él, extender sus
alas y emprender vuelo hacia otra zona sin humano cerca.
¡Una imagen que bien vale el esfuerzo de la subida!
Alcanzar la cima del Pico de la
Miel (1.392m), caminando sobre llambrías de granito con buena adherencia, es
técnicamente fácil y rápido. Lo único a tener hoy muy en cuenta es que
cualquier traza de agua o humedad se ha transformado en hielo cristal. Tengo
que habituar la vista al entorno y andar muy atento para evitar las corazas de
hielo.
Todo vestigio de agua se ha convertido en hielo |
Punto geodésico en la cumbre del Pico de la Miel |
La cumbre constituye una atalaya
desde donde contemplar el entorno.
El embalse del Atazar desde el Pico de la Miel |
Resto del cordal hasta acabar en el Cancho Gordo |
Desciendo de nuevo al collado y
tomo el claro sendero que, por el Norte, recorre la línea del cordal unos
metros por debajo del mismo. De vez en cuando me salgo de él para ir
ascendiendo a las diferentes prominencias.
Formaciones rocosas de curiosas
formas, avistamiento de buitres y mucha atención al agua solidificada son la
tónica hasta alcanzar el collado de Alfrecho (1.422m).
Posadero de buitres sobre el pináculo central |
¡Atención a dónde pisamos! |
El collado es una amplia
depresión en el cordal desde el que arranca una senda hacia la cima del Cancho
Gordo, el más elevado de la Sierra de la Cabrera. El hielo sigue haciendo acto
de presencia.
Collado de Alfrecho y, a continuación, el Cancho Gordo |
Ascendiendo al Cancho Gordo, mirada atrás, a lo ya recorrido. En el extremo, el Pico de la Miel. |
En la cima del Cancho (1.564 m),
a la que se llega tras una sencilla trepada, hay un punto geodésico y los
restos de una pequeña construcción que afean el lugar. A pesar del sol el frío
es intenso.
Paso un rato largo observando las
evoluciones de los buitres que, a estas horas, ya están en plena acción
aprovechando las térmicas.
Llega el momento de continuar la
marcha y emprender la bajada hacia Valdemancos.
El sendero desciende
pronunciadamente, el cordal pierde altura progresivamente y lo voy bordeando
hasta que se acaba.
Atrás queda el Cancho Gordo |
De las varias sendas que encuentro tomo la que se mantiene
más próxima a la base de los canchos. Poco a poco cambio de vertiente para
luego ascender por una pista hormigonada que termina en unas antenas, a partir
de las cuales arranca el GR que comunica con la población de la Cabrera.
En lugar del GR tomo una trocha
entre jaras que, en dirección Oeste – Este y a la altura de los 1.200m, se
dirige hacia el Convento benedictino de San Antonio en paralelo a los canchos
que componen la sierra de la Cabrera. Resulta cómodo correr por ella.
Voy pasando al pie de sucesivos
riscos y zonas de nidificación de los buitres.
Ya tengo a la vista el convento.
Por zona de sabinas y carrascas entronco con el GR, que ahora se transforma en
una pista hormigonada hasta alcanzar el núcleo urbano de la Cabrera.
Última mirada a la sierra antes de entrar en la Cabrera |
Tras un recorrido circular de
12.5km de longitud, habiendo superado un desnivel total en ascenso de 825m de
D+, atrás queda el Pico de la Miel, así nombrado por las colmenas naturales que
se formaban en sus oquedades y que permitían la recolección de la miel, los
buitres en su ambiente y que en conjunto conforman una ruta muy atractiva,
instructiva y próxima a Madrid.
Los almendros ya florecen en la bonanza del invierno |
Bonito cordal con semejanzas a La Pedriza. La senda que da acceso a la portilla junto al Pico de la Miel desde el pueblo, se las trae tanto subiendo como bajando; lo mismo que la que enlaza el Collado Alfrecho con las cercanías del convento. Pero que sería de las montañas sin el esfuerzo y fatiga que supone hollar sus cimas. ¡Bendito castigo!
ResponderEliminarUn saludo Carmar
Bendita penitencia la de subir trabajosamente a contemplar el convento de San Benito desde cualquiera de los canchos superiores, resultando uno más entre los buitres, aunque nada dotado para el planeo controlado. La próxima vez subiré por el Collado de Alfrecho, para comparar las fatigas de una y otra subida. Un abrazo, Rafa
EliminarAl paso que vas sorprendiendo a los habitantes de riscos, collados y demás, vas a tener que hacer un monográfico sobre tus encuentros. No estaría mal.
ResponderEliminarEl caso es que no te veo estudiando, en plan documental televisivo, el comportamiento primaveral de la cabra montés de Gredos, por ejemplo, :-) A ti te gusta más correr por ahí.
En serio, bonitas fotos y muy oportunas, como acostumbras a mostrar
Un abrazo y mucha montaña
Mis encuentros con los distintos bichos que habitan allí por donde voy resultan para mí naturales. En realidad, cuando en alguna ocasión no se producen me resulta raro e incómodo. Noto que en tales ocasiones quedo con una sensación de que ha faltado algo importante. Un abrazo, Francisco
EliminarEstimado y apreciado amigo, se me hace la boca miel con esas rocas de las que tanto hemos hablado y aunque de algunas incursiones tengo en solitario, como es tu caso, siempre comentamos de hacerlas juntos. En fin, tendremos tiempo y del bonancible para más adelante. Todo sea, esperemos.
ResponderEliminarAún recuerdo mis viejas excursiones por la comarca y enfrente, a su vez, mucho antes de la autovía, que iba a las dos minas de cuarzos de cristal que por la zona estaban y nos quedábamos a su lado admirando formaciones de hexágonos y transparencias; habían sido empleadas para muchas lámparas. Años topográficos y espeleológicos, donde más de una vez visité a algún amigo del lugar en ese viejo monacal a los pies de tan (i)regular y cortante sierra.
Estos días estuve probando unas nuevas five.ten campfour que en su adaptación, llevando sólo doce días, he tenido que devolverlas pues en la de la izquierda su caucho ha comenzado a despegarse de la piel de color azul claro. Ya sabes a qué modelo refiero y lo que me supone eso de contrariedad. Ando por eso en un mar de dudas con este nuevo modelo, pues ya sabes que suponen siempre la mejor goma para no tener que andar con los gatos a vueltas.
Hablamos con calma y si encontramos rato para largo y tendido.
Afectuosamente un saludo, meu
Salud, Libertad y Monte...porsiacaso :)´
Va siendo el momento de pasar del "tendremos que" al "quedemos", no sea que, sin darnos cuenta, nos encontremos de pronto en el "deberíamos haber tenido" mientras una mueca amarga se nos dibuja en la cara. Cuarzos y otras piedras llamativas son admirables y tenemos la suerte de poderlas admirar.
EliminarLo de la suela despegada hay que tomarlo como un fastidio, pero seguro que con otro par de reposición el asunto se solventa, que no procede el desánimo.
Salud y Montaña, mi querido amigo Deicar.
Espectaculares fotos las de los buitres, amigo!!
ResponderEliminarBellas aves de fúnebre aureola coronadas que, como nosotros, evolucionan en la naturaleza procurándose alimento y solaz como mejor pueden. Salud y Montaña, amigo de otras tierras.
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