Los Mallos de Riglos, a su izquierda Peña Rueba, desde el Mirador de los Buitres |
Circunvalar los Mallos de Riglos nos pareció a Eduardo, Rubén y a mí un
circuito que cubría ampliamente nuestras expectativas. Por sugerencia de
Eduardo, que ya había hecho varias incursiones por la zona, decidimos incluir
en el recorrido el ascenso por la Foz de Escalete hasta el Mirador de los
Buitres, y el retorno a Riglos desde el collado de la Peña de Don Justo
utilizando la vía de descenso de la ferrata de Cubilillo, en el macizo D’os Fils.
En conjunto, un itinerario muy variado, mayormente corredero, con su dosis de
destrepe a pie de los paredones, en un entorno tupido de flexibles bojes de
“bien asir”.
Pintaba incierto el tiempo cuando entre nieblas y nubes iniciamos la marcha
en el pueblo de Riglos. En sentido de las agujas del reloj comenzamos el trote
por sendero ligeramente descendente, bordeando la base de los espectaculares
pilares de conglomerado, en dirección a la vía del tren.
Mallos y pueblo de Riglos |
Buena senda, señales amarillas y blancas, sendero que sigue el trazado de
la línea del ferrocarril manteniendo siempre a la vista el río Gállego.
Vaho que empaña las gafas, incómodo trote sobre guijarros cuando toca
marchar junto a las traviesas hasta encontrar las marcas para tomar otra vez el
sendero, señales que nos pasamos de largo en un par de ocasiones, lo que nos obliga
a recorrer unos cuantos centenares de metros adicionales de raíles hasta
percatarnos del despiste, pero dándonos la ocasión, de paso, de cruzarnos con
el “Canfranero”, antaño tan utilizado cuando teníamos que subir a las tierras
altas.
Los mallos van quedando atrás, engullidos por la distancia y la niebla.
Cada vez estamos más cerca del pantano de la Peña, primer objetivo del día.
El otoño todavía persiste en esta zona. Cuerpo, mente y sensaciones a tono con
el entorno. Naturaleza y detalles que la vista capta.
Humedad, nubes, agua, serenidad y persistente marcha. Delante el pantano de la Peña, detrás los Mallos.
Presa del pantano de la Peña |
Los Mallos en la niebla |
Ya estamos bordeando
el pantano cuyo perímetro parece no tener límite.
Llegamos a la entrada de la Foz de Escalete. Por buena pista cruzamos la
brecha abierta en la roca y nos encaminamos hacia el Mirador de los Buitres.
Nos internamos en la Foz de Escalete |
Dejamos atrás las vaporosas nubes que cubren el pantano y continuamos por
la pista que cada vez aumenta más su pendiente, no en vano hemos de subir hasta
el Mirador, a 1.000m de altitud.
La Foz de Escalete; tras la abertura, las nubes cubren el pantano de la Peña |
Colorido bosque, atentos vigilantes en sus atalayas y afanadas arañas en
sus telas acompañan nuestro ascenso por esta parte; cada vez más altos, cada
vez más lejos de las nieblas mañaneras.
Finalmente damos vista al Mirador de los Buitres, a sus pies y en segundo
plano, los Mallos de Riglos, al fondo, la Peña Rueba.
A la izq. sobre el acantilado, el Mirador de los Buitres, en el centro, al fondo, la Peña Rueba, a su dch., los Mallos de Riglos |
A la izquierda los restos del castillo de Marcuello, hacia donde se dirige
la pista para, posteriormente, girar a la derecha hasta llegar al Mirador.
Castillo de Marcuello |
Tras dieciséis kilómetros recorridos desde que dejamos el pueblo de Riglos alcanzamos
el Mirador, que se alza sobre el borde del macizo D’os Fils.
Algunos lo alcanzan con más facilidad que otros ;-)) (Acentor alpino, identificado por Luís y Javier; gracias ornitólogos amigos)
Pajarico en el Mirador de los Buitres |
Mientras contemplamos el amplio panorama tomamos unas barritas energéticas y un plátano.
Panorámica desde el Mirador de los Buitres |
Seguidamente iniciamos la bajada. Por delante seis kilómetros para
completar nuestro circuito.
A pocos metros de la caseta del Mirador arranca una trocha en dirección al
cortado, que entronca con la vía de descenso de la ferrata de Cubilillo en la
Peña de Don Justo. A partir de aquí el sendero desciende fuertemente,
Iniciando el pendiente descenso ayudándonos de los bojes de "bien asir" |
Discurriendo
por un terreno muy escarpado, con tramos de cable de vida, puente tibetano de
cadena para superar una grieta y escalera, incluidos.
Secuencia del puente tibetano |
El mallo del Tornillo resulta impactante en la proximidad. Nos viene a la
mente que fue ascendido por primera vez en 1963, por Rabadá y Navarro, siendo
ésta la última proeza que realizaron ambos escaladores
antes de fallecer el 15 de agosto en su intento a la cara Norte del Eiger.
El Tornillo, al fondo, la Peña Rueba y los Mallos |
Al rato el camino se vuelve menos escarpado para, finalmente, cruzar el
barranco de la Mora.
Vamos llegando al barranco de la Mora |
Y entroncar con la pista del GR-1, al pie del paredón de
los Buitres (nunca escalado, que se conozca; antaño por la dificultad que
entrañaba su enorme techo, después, por razones ecológicas y de preservación de
los numerosos nidos), por donde volvemos de nuevo a Riglos.
Paredón de los Buitres |
El sol del atardecer tiñe de rojo los Mallos,
Algunas cordadas están completando
los últimos largos de las vías clásicas, nosotros llegamos al coche tras haber
realizado un bello y variado itinerario de 22 kilómetros, habiendo superado un
desnivel en ascenso de 875m de D+, que nos ha abierto los ojos a unos
escenarios tan próximos y tan desconocidos hasta el momento.
Macizo D'os Fils. En la punta del acantilado, el Mirador de los Buitres |
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYa veo que te quisiste comer Riglos en un día entero...Guapa ruta escogisteis, y más con la guinda final de bajar por el retorno de la ferrata de Cubilillo.He de reconocer que me has dado mucha envidia.
ResponderEliminarA ver si la próxima vez te arrancas con la circular a Peña Rueba, aunque ahí tampoco podréis correr demasiado.
Un saludo montañero!!
Gracias por la recomendación. Me (nos) arrancaré (mos) con la circular de la Peña Rueba y con alguna otra de los alrededores, que le hemos cogido el tranquillo al lugar y es de los que generan adicción.
EliminarSalud y Montaña, Silvia
Hola Carmar.
ResponderEliminarGran recorrido el que nos salió, y que también has narrado, y fotografiado en está entrada. La verdad que nos salió un día estupendo para correr, aunque al principio no estaba tan claro, el descenso por la Peña Don Justo, le dio el toque de emoción.
Aprovecharemos que vienen unos cuantos días de fiesta, para hacer más recorridos, alguno bastante próximo a este de Riglos, y seguiremos descubriendo lugares mágicos, como estos Mallos de Riglos.
Salud, montaña y caña de lomo!!!
Nos salió un recorrido a la altura de los que últimamente estamos pergeñando, de primera categoría. La guinda del descenso le dio el toque "Justo".
EliminarSeguiremos con la serie en los próximos días, lugares mágicos y majicos, que las dos cosas van teniendo.
Salud y Montaña, Eduardo.
Como siempre tu entrada ha respondido a las expectativas y como ya nos imaginábamos, has sido en el primero en publicarla.Al igual que Eduardo, te voy a fichar como "becario" de mi blog, enlazaré tus entradas y todos contentos.........ja,ja,ja, que los demás no escribimos tan bien como tú!!!!!.
ResponderEliminarId pensando la siguiente.
Salud(os)
Los buenos ingredientes naturales, seleccionados por un equipo de manos expertas, vale más cocinarlos y prepararlos recién cogidos, garantizando así que mantienen todas sus cualidades, textura y aromas una vez se presentan a la mesa.
EliminarLa siguiente ya está pensada, ¿no te parece? y ganas hay de hacerla pronto.
Salud y Montaña
Como me gustan los Mallos de Riglos. Que moles más espectaculares para contemplarlas durante largo rato. Son las formaciones geológicas más impresionantes junto a los Órganos de Montoro y Monserrat (por lo menos para mí, en cuanto a estructura). Recuerdo en los años 80 cuando escalé en la Aguja Roja, que se ve espectacular a pesar de no ser tan gigante como el Pisón.
ResponderEliminarEl "pajarico" es un acéntor alpino. Tuve la fortuna de ver una docena en mi pueblo; Calmarza. Lo mejor de su presencia es lo mansos que son.
Un paseo maravilloso que me ha traído recuerdos.
Un abrazo
Bellos recuerdos conforman y traen nuestros paseos por la Naturaleza. Que podamos seguir haciéndolos por mucho tiempo es mí deseo.
EliminarGracias por la identificación del "pajarico".
Salud y Montaña, Javier