Cara Norte de la Cabeza de Hierro Mayor. A su derecha, el tubo Norte de Cabezas |
Pocas horas de sol a lo largo del día, temperaturas habitualmente bajo cero
y viento casi permanente hacen que, en invierno, la vertiente de Cabezas sobre
el circo de las Cerradillas sea “una norte” de las de verdad.
Rodear la cima de la Cabeza Mayor con esquíes recorriendo el bosque de las
Cerradillas, ascender al pico por el Nordeste, confluyendo con la Cuerda Larga,
y descender por el corredor Noroeste, desde el collado entre las dos Cabezas,
dejando para otro momento el atractivo tubo Norte, constituye un circuito muy
montañero que permite saborear en toda su plenitud la llamada de la montaña
invernal, allí donde la nieve se torna hielo y las cuchillas de los esquíes
apenas muerden la blanca superficie.
El itinerario que me fijo para el día de hoy es el siguiente: Estación de
esquí de Valdesquí (1.850m) – Arroyo de las Cerradillas (1.700m) – Base del
Tubo Norte de Cabezas (1.850m) – Loma del Empalotado (2.050m) – Cabeza de
Hierro Mayor (2.380m) – collado de Cabezas (2.300m) – Estación de esquí de
Valdesquí. En conjunto resultará un recorrido de 12km, con un desnivel
acumulado de 900m de D+.
En la cabecera del río Lozoya, cuando todavía no lo es y aún son los
arroyos de Guarramillas y de las Cerradillas los que se precipitan pendiente
abajo para confluir en el arroyo de la Angostura que luego se transformará en
el Lozoya, en la vertiente Norte de la Cuerda Larga, se encuentra una zona de
bosque umbrío, de altos pinos que cubren las empinadas laderas hasta los 1.900m
de altitud, bajo las segundas cimas más altas de Guadarrama, las Cabezas de
Hierro: la Mayor (2.380m) y la Menor (2.376).
Cualquier recorrido con esquíes de travesía por estos parajes norteños
tiene por delante grandes rampas donde las cuchillas resultarán más que
necesarias y unas bajadas muy pendientes cuyo grado de exigencia dependerá de
la dureza de la nieve que, normalmente, oscila entre muy y extremadamente dura.
El hielo rizado y las coliflores son típicos de las cotas más altas.
Es temprano cuando, desde el aparcamiento de Valdesquí, inicio la marcha
por la margen derecha del arroyo de Guarramillas, en dirección al puente de
madera que confluye con el camino que viene del refugio del Pingarrón. Hace
frío y el cielo está cubierto de nubes; confío en que vaya aclarando conforme
avance el día.
Descendiendo por la margen derecha del arroyo de Guarramillas |
Desde el puente la traza en la nieve que se interna en el bosque está clara
y dura a consecuencia de las abundantes pisadas. Es un itinerario mucho más
frecuentado por los montañeros escaladores que por los esquiadores de montaña.
De hecho, soy el único que va esquiando en el día de hoy.
En un recodo del camino, cuando éste gira directamente al Oeste para
adentrarse en el agreste rincón de las Cerradillas, la cara Norte de las
Cabezas se muestra en toda su dimensión. Ojalá acabe aclarando el cielo.
Trazado de ascenso por la cara Norte |
Desde este punto la discontinuidad de la nieve en algunos tramos del
sendero, que desciende hasta el puente de madera que cruza el arroyo de las
Cerradillas, me obliga a cargar con las tablas sobre el hombro. Como es corto,
el porteo se hace llevadero.
Puente sobre el arroyo de las Cerradillas |
Cruzo el río, me vuelvo a calzar los esquíes y me interno de nuevo en el silencioso
bosque, iniciando una diagonal que me llevará al pie del tubo Norte de Cabezas,
¡Lugar de excitantes esquiadas!
Saliendo del bosque, en dirección al tubo Norte |
El tiempo sigue gris, la pendiente se empina y la nieve está muy dura. Bien
para crampones y bien para cuchillas. Varios grupos se reparten a lo largo del
tubo, con destino hacia la zona de cascadas que hay en el lateral del mismo.
Los observo durante unos instantes y prosigo la marcha. A partir de este punto
voy solo, por un trazado fuera de las rutas habituales de acceso a esta
montaña.
Al pie del tubo Norte. Hacia arriba, un grupo de personas, hacia abajo, el bosque con el macizo de Peñalara al fondo. |
Abandono el tubo y me dirijo hacia la loma del Empalotado. Transito entre
pinos solitarios y ralos, por pendiente sostenida y con abundantes rocas
aflorando;
Voy pensando cuántos días más será posible seguir practicando el
esquí de travesía por estas latitudes,
y no me refiero a subidas y bajadas
repetitivas por las canales de las caras Sur, que para eso aún queda, sino para
seguir realizando estos circuitos invernales por la montaña, a lo largo de los
cuales los ascensos y los descensos son parte de los mismos, pero no el único
de los objetivos, integrados en la soledad de la montaña blanca y helada, calibrando
la calidad de los pasos, atentos al chirriar de las cuchillas, resoplando en
cada cambio de dirección en la cuesta cuando has de despegar el esquí para
re-orientarlo, entornando los ojos cuando el viento te da de cara.
Miro hacia atrás, al tubo cada vez más lejano. Las nubes van cubriendo el cielo por completo
y el ambiente resulta frío y gris.
Al fondo, el cerro de Valdemartín |
Llego a la loma del Empalotado y continúo hacia arriba.
Loma del Empalotado, al fondo el macizo de Peñalara cubierto de negras nubes |
Alcanzo el amplio plateau que antecede a la Cuerda Larga, la pendiente aquí
disminuye notablemente y la cima de la Cabeza de Hierro Mayor se presenta ya
cercana. El tiempo empeora pero lo proximidad de la cumbre lo compensa.
Cuerda Larga y, a la derecha, la cima de la Cabeza de Hierro Mayor |
Poco antes de acceder el espinazo de la Cuerda Larga entro en la nube. La
temperatura es muy baja, la visión sobre la blanca superficie se torna
difuminada,el relieve desaparece y las cuchillas patinan y rechinan sobre las
corazas de hielo traslúcido que cubre algunas zonas ¡Suerte que la pendiente es
escasa!
Sobre la Cuerda Larga, llegando a la cima de la Cabeza Mayor |
Alcanzo la cima entre el velo gris que todo lo envuelve, los -6ºC se dejan
sentir y el viento, aunque no excesivamente fuerte, también hace su parte. Tomo
una barrita energética y sacudo vigorosamente los brazos para que los dedos me
entren en calor.
Desde la helada cima de la Cabeza de Hierro Mayor |
Aprovecho un momento en el que la visibilidad mejora algo para trazar
mentalmente el itinerario de descenso, ajusto las botas, me calzo las tablas, y
comienzo a bajar con sumo cuidado por la helada superficie hasta alcanzar el
collado entre ambas Cabezas.
Al pie de la Cabeza de Hierro Menor, enfrente, el collado de Cabezas |
El ambiente es fosco y resulta difícil precisar el relieve. Descender por
el tubo Norte queda para otro día. En su lugar opto por el Noroeste, menos
expuesto. Los giros se encadenan, los cantos se agarran bien y enseguida me
adapto a la difusa y dura blancura sobre la que voy esquiando, descendiendo
rápidamente hasta las Cerradillas.
Sin detenerme continúo bajando por el bosque, llego junto al arroyo de las
Cerradillas y de nuevo al puente que lo cruza, por donde pasé hace unas horas
camino de la loma del Empalotado.
Bosque y arroyo de las Cerradillas |
El agua fluye vivamente, pequeñas gotas
solidificadas cuelgan de la rala hierba junto al torrente, percibo más
luminosidad.
Aquí toca echarse los esquíes al hombro para ascender hasta el arroyo de
Guarramillas y volver a transitar por un tramo de bosque agradable y de altos
ejemplares.
Aguas arriba del Guarramillas puedo observar el espesor de la nieve que
todavía queda mientras unos finos copos van blanqueando rocas, arbustos, mangas
del cortavientos e incluso a mí mismo: “Si sigue el frío, y a poco que nieve, a lo
mejor todavía habrá posibilidad de alargar un par de semanas la temporada de
esquí de travesía en la sierra de Guadarrama”.
¿La soledad la elegimos o nos elige? En mi soledad me acompaña el sentido de
lo natural, los soliloquios, la imaginación y los lazos con los ausentes.
Recorrido envolvente y variado por la norte de Cabezas de Hierro: bosque, canales, laderas, rocas,…un paisaje a veces desolado por el frio pero cálido porque nutre y enriquece. Las fotos delatan las condiciones invernales que viviste. La atmósfera se ha convertido este año en un factor de exigencia en las rutas. Territorios conocidos con nuevas perspectivas. Salud y Montaña
ResponderEliminar“Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir.” Dalai Lama
Desolado por el frío y por la ausencia del sol. La atmósfera, en invierno, es retadora así que apliquemos la máxima que dice: "a la montaña hay que ir aunque haga bueno". Como dijo y dices, es el hoy el que se vive, así que a no perdérselo. Salud y Montaña.
ResponderEliminarPero si sólo ver las fotos ya da frío!!!!
ResponderEliminarAunque son muy ilustrativas, sí. Y también me ha gustado lo de "...la dureza de la nieve que, normalmente, oscila entre muy y extremadamente dura." Te metes en algunos fregados buenos...
A disfrutar, con salud y en la montaña!
Pocas jornadas parecen ya quedar de frío intenso y dura, durísima, nieve. Vamos de cara a las temperaturas más suaves que ablandarán y harán desaparecer el blanco manto en cuestión de días. Entretanto, vayamos, cramponeemos, esquiemos, que ya luego caminaremos, o no, que no por donde con esquí se va a pie normal se puede caminar. Pero esto es otra historia que ya iremos narrando. Salud y Montaña.
EliminarA veces, cuando solitario vas y veo los trabajos añadidos, nada más me hubiera gustado que acompañarte; pero entre las muchas tareas que tenemos y viéndonos arrastrados por ellas no encontramos posibles para entretenernos en esas otras de las que tanto disfrutas y, además, coges fuerzas y fondeas lo que llegado a partir del mes próximo se requiere para ir y subir.
ResponderEliminarPero no pienses que ganas no me faltan con unas láminas de foca seguir tus pasos a ratos que sé me hubieran sabido a camaradería. De la buena y nunca mejor dicho que el que de la experiencia disfruta ajena es doblemente disfrute y relajamiento completo, pues del esfuerzo que se pretende el que mayor parte lleva es aquel que compromete prójimo sustento.
Y que entre algún arcaísmo o localismos del que disfruto cuando te leo y veo que sobre tus tablas disfrutas y te desplazas me fijo constantemente en el placer con que relatas esas venturas que van dejando rastro a destajo y buena ruta lejana...
Salud, Libertad y Montaña, cómo siempre, meu
Yendo como voy no sólo fuerzas cojo para otras subidas, sino que aire tomo para oxigenar neuronas que luego, lo cotidiano, requieren en gran medida. Percibo a menudo tu ánimo, y ello me alienta, y me congratulo muy mucho de poder llevar algo de naturaleza a quienes por razones varias han de esperar a que la naturaleza se despoje de su blanco manto y lo troque por el refulgente verde que se aproxima. Buenas rutas futuras, Salud y Montaña, amigo.
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