Cima de Peñalara |
La belleza no mira, sólo es
mirada (A. Einstein)
Es difícil encontrar unas condiciones de nieve adecuadas para realizar esta
ascensión íntegramente con esquíes, pero cuando se dan, cosa que ocurre alguna
vez cada cierto número de años, merece la pena aprovecharlas.
Mi amigo Manuel y yo estábamos pendientes de tal confluencia desde hacía un
par de años, esperando el momento oportuno para realizar este itinerario en el
que hacer cima no es sino un hito más en el circuito.
A diferencia de la cara Sur, muy concurrida desde su inicio en los
aparcamientos del Puerto de Cotos hasta la misma cima, el ascenso al Pico de
Peñalara (2.430m) por la cara Norte discurre en un ambiente de alta montaña: soledad,
espléndido bosque (Valsain), desnivel total positivo considerable (1.450m de
D+) y 23 kilómetros de recorrido. Para afrontarlo relajadamente y realizarlo en
un tiempo moderado se requieren fondo físico y capacidad para esquiar en todo
tipo de terreno: bosque, palas abiertas, diferentes calidades de nieve...... La
recompensa vale la pena.
Nos ponemos los esquíes junto al palacio de la Granja, en la Puerta de
Cosio, a pie de coche y sin nadie alrededor. Hace frío, estamos a la sombra y
por ella transitaremos la primera parte del recorrido de hoy. El bosque está
silencioso, la nieve es abundante y la marcha cunde. En las encrucijadas
seguimos las indicaciones sobre antiguos carteles de madera, descoloridos por
el tiempo, que precariamente se aguantan en su sitio.
La pendiente se va acentuando, el sol empieza a adivinarse por encima de
los pinos y al rumor de los esquíes deslizando se suma el sonido de un pájaro
carpintero dedicado a su faena. Somos unos más en este pacífico entorno a resguardo del viento.
Un poco más arriba empezamos ya a notar las primeras ráfagas de aire, que
vienen cargadas de cristales de nieve. Detenemos la marcha por un instante,
sintiéndonos en plena armonía con la naturaleza.
Continuamos ascendiendo y pronto empieza a aclararse el arbolado, el sol
alcanza ya a tocar el suelo, la silueta de la montaña se hace visible.
Pico de Peñalara |
Salimos al espacio abierto dejando atrás el denso bosque, a pleno sol, allí
donde los pinos disminuyen su porte y el horizonte se ensancha.
Risco de los Pájaros |
Nos aproximamos al Puerto del Nevero que aparece inmaculado con el blanco manto.
Puerto del Nevero. Al fondo, el risco de los Pájaros |
El viento sopla sin cesar. Nos cuesta poco decidir que hoy no es el día adecuado para realizar
equilibrios sobre la helada cresta que une Pájaros con Claveles, transportando
las tablas sobre las mochilas.
Risco de los Pájaros y cresta hacia el Claveles |
En su lugar, optamos por flanquear por el Norte, bajo la cuerda, en la
vertical del Chozo de Arángüez, con las ráfagas azotando fuertemente. La nieve
se deja transitar, el canto del esquí muerde bien y no son necesarias las
cuchillas.
Flanqueando por la Norte |
Finalmente ascendemos la última pala hasta la venteada cima del pico de
Peñalara (2.428m), inusualmente desierta.
Llegando al pico de Peñalara. Detrás el pico de Claveles |
Cima de Peñalara. Enfrente las Cabezas de Hierro (izq.), Valdemartín (centro) y la Bola (dcha) |
Un descanso mínimo para tomar algo de alimento, quitar pieles y poner equipo y mente en modo descenso antes de enfrentar los más de 500 metros que nos separan del Chozo.
Esquiamos con cuidado por la loma de la Majada Hambrienta, procurando no
romper la fina costra superficial que se ha formado sobre el paquete de nieve
polvo que ha caído en los días precedentes.
Abandonamos la loma para encarar el descenso hasta el Chozo. En esta zona
la costra se torna quebradiza y las siluetas de las rocas escasamente cubiertas
de nieve polvo se muestran amenazadoras. Extremamos las precauciones para
descender este tramo.
El Chozo de Arángüez, en el límite con el bosque, donde la Norte de
Peñalara cede en su inclinación, es un remanso de paz donde descansamos un
momento y comemos algo más.
Chozo de Arángüez |
Lanzamos una mirada hacia atrás antes de internarnos entre los abigarrados árboles y emprender la marcha de vuelta al punto de
partida.
De nuevo esquiamos con sumo cuidado, procurando no salirnos del estrecho
surco abierto por las raquetas y esquíes de otros que por aquí pasaron antes, hasta llegar finalmente a enlazar con la pista por la que hemos ascendido esta mañana.
A partir de este punto la esquiada se torna rápida y fluida, llegando al
coche tras haber realizado un bello recorrido largamente
imaginado, salvando un desnivel y una longitud considerables, que nos deja una
gratísima impronta en mente y espíritu.
La belleza es armonía; la mitad de ella depende del paisaje y la otra mitad
de quien lo contempla.
Uno busca recorridos que aporten actividades donde se combinen diferentes ambientes que creen una atmósfera cambiante y atractiva. Las cumbres siempre buscadas son más atractivas si se sigue un trazado novedoso. Estos elementos se despliegan en esta ruta que recorres con tu verbo, donde muestras la belleza de estas montañas, y de la naturaleza que se despliega en su lienzo norte. Miradas sobrecogidas que tratan de retener los instantes. Oídos que perciben los sonidos, y los silencios. Pasos que se deslizan dejando un rastro volátil. Y estudio del manto nival tratando de anticipar su estado. Esa armonía se alcanza compartiendo las emociones vividas. Gracias amigo, y fuerza para los que nos acompañaron sin estar. Salud y Montaña
ResponderEliminarArmoniosas sensaciones compartidas, imbuidos de entorno y ganas, creyendo que algo meritorio debimos de haber hecho para recibir semejante premio, a la par que dedicamos un pensamiento a los que nos acompañaron sin estar. Salud y Montaña, amigo.
EliminarExtrañas las sensaciones de querer y no poder, aunque también sirvan para mantener la ilusión y desar que el tiempo pase veloz y así volver a escuchar esos silencios, esa nieve. Ahora más que nunca "Salud y montaña" pareja!!!
ResponderEliminarMente y cuerpo, extraordinaria pareja. Uno llega donde el otro no alcanza y así, entre ambos, nada se detiene, y el tiempo que todo lo asienta, pasa y pasa, emparejando de nuevo. Silencios, nieve, vientos, ahí están y estarán. Te seguirán llegando hasta que vayas a encontrarlos. Salud y Montaña.
EliminarVaya pasada de fotos!!!!!!!!!!! Te felicito por ellas.
ResponderEliminarSi en el ordenador quedan así las imágenes, lo que tuviste que disfrutar de la realidad de esa maravilla de paisaje.
Que vaya bueno!!
Gracias Silvia. Dos fuimos los fotógrafos (Mnl y carmar), recorriendo extasiados el paisaje nevado llenando nuestras retinas y tratando de captarlo, y ambos quedamos contentos si conseguimos transmitir aunque sólo sea una parte del mismo. En algún momento, cuando finalmente podamos coincidir con vosotros, que bien que os encaramáis por esas rocas, ya miraremos de conjuntar esfuerzo, fotos y pasión por la montaña. Salud y Montaña.
EliminarPeñalara siempre sorprende y esas lenticulares las vi asomar desde abajo hace ya días, yendo y viniendo. Transformándose; me dieron ganas de subir a ellas y sentado encima verte pasar realizando fotos sobre tus tablas. Pero uno es de comedido esfuerzo que cuando los quehaceres retienen se deja a la imaginación que vuela. Y además así siempre en Los Cotos hay un espacio vacío pues ya fueron muchas las visitas a la cumbre en días de soledad nubosa, cerrada y con rachas de viento. Corridas sus peñas con zapatillas de trapo y destrepadas sus laderas trochas que ahora sepultadas bajo quintales de aguas cuajadas se vadea mejor la cresta Claveles siendo que es la segunda cumbre carpetana y la mayor de las Hierro la tercera.
ResponderEliminarMás allá del Nevero comí a espaldas de las rocas, de la vida y durmiendo a saco libre me olisquearon los lobos o canes que por tronco durmiente sentí su presencia cuando al desayuno faltó condumio. Las caminatas de a loma, senda y marcha devuelven la osadía templada que por fortaleza nos da el tiempo. Madurez finita por tener principio y valor para realizarla.
Del mirador que jalona su entrada y a su izquierda alguna que otra siesta estuve dando bajo el soportal del agua. Deposito allí tras el depósito y recostando en estrecho mesado fetalmente costillas pernocté al fresco de las noches veraniegas. Salamandras a mi paso, corredores y otras ranas en el camino que lleva a la entonces descontrolada Grande.
Cómo dice alguien más arriba, qué buenas fotos. Pardiez qué lo son y más en el ordenata.
Salud, Libertad y Monte a todos, y a ti especialmente, unha aperta.
Soledad compartida y sensaciones que muy bien describes. Canes o lobos difícilmente nos habrían dejado sin desayuno, que ya sabes el escaso y raro yantar que acostumbramos; igual hasta una dentellada nos habríamos llevado como recuerdo de su chasco. Las fotos, fruto de ambos fotógrafos provistos del mismo tipo de portátil cámara, tratan de reflejar la belleza del entorno bajo el blanco manto del invierno, que para el verano, tu descripción es magnífica, contagiosa y llena de vida. Salud y Montaña, amigo Deicar.
EliminarEnvidia me dais, aunque sana, si es que eso es posible viendo por dónde os habéis metido esta vez. Pero se agradece que compartas los magníficos sitios por los que vais, así los puedo ver con el manto de nieve no sólo con la imaginación.
ResponderEliminarA disfrutar! Y un saludo a Manuel
Raquetas y esquíes trazan una huella común de la que ambos se benefician, sobre todo en subida. Las dos formas permiten descubrir estos parajes en invierno (sin olvidar los crampones en la mochila, por si acaso) que, sin duda alguna, ofrecen unas imágenes únicas que perduran durante mucho tiempo en la memoria. Salud y Montaña, Francisco.
EliminarHola Carmar!!
ResponderEliminarQue tal ayer en el Montón???
Muchíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima nieve la que os encontraríais.
Está todo Salvaje!!! Impresionante!! Cautivador!!
Espero leer tu entrada....
Un saludo, Montañero!!!
Hola Carmar!!
ResponderEliminarQue tal ayer en el Montón???
Muchíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima nieve la que os encontraríais.
Está todo Salvaje!!! Impresionante!! Cautivador!!
Espero leer tu entrada....
Un saludo, Montañero!!!
Es difícil poner en palabras cómo estaba el bosque en el Arroyo de los Horcajos, pero lo intentaré. Junto con las fotos, veremos la entrada que sale. Como dices, está: salvaje, impresionante, cautivador, y un montón de adjetivos más. En fin, son los regalos que nos dan estos bosques. Salud y Montaña, Toñi.
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