Vertiente Sur - Este del pico de la Maliciosa |
De la misma forma que los
penachos de nieve sobre las crestas y cumbres indican gran ventisca, cuando
desvaídas nubes cubren y transitan
veloces sobre las cimas, dejándolas ver durante segundos para taparlas de
nuevo, quiere decir que el azote del viento y la falta de visibilidad están
garantizados. Tal es la situación de hoy: franja nubosa cubriendo la montaña a
partir de los 1.800m desplazándose de Norte a Sur y mucha humedad en cualquier
cota.
Elijo un itinerario que me permita
deambular por naturaleza agreste y solitaria y que, a la par, cuente con los
colores del otoño.
El circuito arranca del Collado
de Quebrantaherraduras (portal de acceso a la Pedriza) y sigue el trazado de la
cuerda de los Porrones hasta el Collado de las Vacas, ascensión a la cumbre de
la Maliciosa, descenso por el collado del Piornal hasta el nacimiento del río
Manzanares llegando al Puente de los Manchegos. A partir de éste el recorrido
sigue paralelo a la margen izquierda del Manzanares para desembocar en la pista
que sale de la Charca Verde, retornando al punto de partida tras pasar por
Canto Cochino.
Son las 9h de una mañana fría y húmeda
cuando comienzo el trote en el Collado de Quebrantaherraduras (1.138m). El
viento es fuerte y viene del Norte, una franja de nubes cubre las cimas.
Voy adentrándome en el bosque de
coníferas por un sendero de suave pendiente. La Cuerda de los Porrones, en su
tendido Este – Oeste, va empinándose. La fría humedad espolea la marcha. Salgo del
resguardo de los árbolesy el aire sopla con más fuerza. Me voy aproximando a la
nube.
Alcanzo el roquedo que hay al pie
de la Maliciosa Baja. Estoy a merced del vendaval. Por delante unos doscientos
metros de cuesta algo exigente que, afortunadamente, se encuentra parcialmente
protegida de las ráfagas.Una fugaz visión de la cima de la Maliciosa me induce
a seguir, “a lo mejor acaba aclarando”; a continuación, retorna la bruma.
En medio de una fuerte ventolera
alcanzo el Collado de las Vacas (1.900m). La pala somital Este de la Maliciosa
Alta, que se eleva 300m desde aquí hasta la cima, ni siquiera se ve. Todo yo,
gafas incluidas, estoy cubierto de finas gotas.Empinada pendiente a merced del fortísimo
viento sostenido que azota
inmisericorde. Temperatura de 4ºC y sensación térmica de “varios bajo cero”.
Tengo problemas para mantener el equilibrio, los bastones se me cruzan con
frecuencia mientras voy “batallando” contra los elementos.
A punto de coronar me encuentro
con dos personas que, bajando hacia mí, me preguntan el camino ¡hacia la
Barranca!Vienen de la cima y, tales son las condiciones meteorológicas que han
confundido la vertiente Sur (por donde deberían ir), con la Este, por la que están bajando. Los últimos
metros hasta la cumbre los realizamos viendo no más allá de unos pocos metros
por delante, sacudidos violentamente por los ramalazos. Desde la cima de la
Maliciosa (2.227m), y durante unos pocos segundos, las nubes dejan ver el paisaje
para cerrarse seguidamente.
Urge abandonar el pico y
dirigirse a cotas inferiores, más protegidas. Una pareja, Verónica y David, retorna
hacia el Collado del Piornal. Me uno a ellos. Atrochamos por entre los piornos,
algo por debajo del camino marcado, rehuyendo la venteada cuerda, con la idea
fija de abandonar cuanto antes semejante ventisca. La falta de visión nos lleva
a salir de la nube unos cincuenta metros por debajo del Collado. Aquí nos
despedimos, ellos suben para retornar al Puerto de Navacerrada y yo sigo
bajando hacia la cabecera del Ventisquero de la Condesa.
Arriba queda la
borrasca, por delante, pasto húmedo y paraje con tintes pirenaicos por los que
discurre el río recién nacido.
Curso inicial del río Manzanares. Al fondo, la Cuerda de los Porrones |
Llego al Puente de los Manchegos,
lugar donde las “zetas de la Pedriza” hacen un giro de 180º y vuelven hacia su
origen, discurriendo al pie de la Sierra del Francés.
A unos 100m del puente comienza
el sendero que discurre por la orilla izquierda del Manzanares, hasta casi
llegar a la Charca Verde. Vegetación natural y apretada, pendiente trocha que
discurre por solitario entorno.
Atrás queda el pico de la
Maliciosa Alta, con su pala, y las nubes que cada vez ofrecen más claros.
Pico de la Maliciosa. Cara Este. |
Comienzo la bajada internándome en
un barranco cada vez más profundo. Los pinos autóctonos y las jaras predominan;
los robles y mostajos proporcionan las tonalidades otoñales.
Fruto del mostajo |
El río se desploma
en saltos, el caudal es cada vez más agitado y tumultuoso.
El Manzanares, tan
apacible en su origen, varios cientos de metros más arriba, comienza su
impetuoso discurrir por la garganta.
Enfrente, entre los retorcidos
pinos, se ven las cimas de la lejana Pedriza.
Las tonalidades del otoño
“pintan” el recorrido. Naturaleza en estado puro.
El estruendo del agua aumenta
considerablemente.Me acerco a ver “los Chorros del Manzanares” y sus hermosas
pozas.
Ya va quedando menos. Continúo
ahora por un bosque de arizónicas; al poco tengo a la vista “el Puente del
Retén”; rincón al que el otoño confiere un precioso toque impresionista.
En pocos metros más alcanzo los
escalones de piedra que me dejan en la pista que lleva hasta la Charca Verde,
mientras voy levantando la vista hacia alguna de las rocas singulares de la
Pedriza del Manzanares, para tomar luego una senda que, pasando por Canto
Cochino, me conduce de nuevo hasta el Collado de Quebrantaherraduras.
El Cáliz (aunque también hay quién le encuentra parecido con la cabeza de ET) |
La Tortuga |
Son las 15h cuando llego al
coche, tras haber realizado un circuito de 20km, salvando un desnivel acumulado 1.200 de D+, en un día en
el que experimenté la primera sensación puramente invernal de este otoño.
Las fotos son, como siempre estupendas e ilustran correlativamente tus andanzas Pedriceras...
ResponderEliminarYa lo habíamos hablado por el sistema más viejo y cálido; yo iría el sábado, todo el día, incluida la noche y al llegar al lar un Chivas de tanta chiva que vi arriba. Tú irías el siguiente, regresando al dominical almuerzo hogareño.
Cuando remontaba la curva de la pendiente del estacionamiento de Quebrantaherraduras me lo pensé...Me quedo aquí? Pero las ganas de oir al río y subir tranquilo por el Laberinto, sin nadie a esas horas y otras intenciones, me hizo seguir; eran menos cuarto las ocho. Luego fue estupenda al encontrarme expertos gatos amurallados en la Pared de Santillana. La intención era quedarme en el Extraplomado del paso del Perro y esperar la puestas. Ocaso que no llegó a producirse porque no quedaba batería y como las nubes comenzaban a cubrir más de lo previsto éste no tendría los colores con los que despuntó por el Este. Decidí bajar y, además, acompañar a alguien que no conocía bien el lugar. Fue lo prudente y solidario, me pareció lo correcto.
Ahora, aprovecho un descanso, para ver que casi siempre escogemos sendas próximas y algunas coincidentes que como otras tantas veces, seguramente hemos cruzado sin encontrarnos por haber atrochado en diferentes minutos o momentos. Es la diferencia de quien trepando corre y del que trepando anda. Trocha la trepa y trepa la trocha corriendo o caminando.
Ya nos comeremos unas buenas setas de una sentada... :)))´ Para la primavera si hay cantarelos en lo alto de la Morcuera, eso haremos...o no :))´
Salud, Libertad y Monte, amigo...
Me acordé frecuentemente de ti, tanto cuando empecé el domingo (estaba claro que el tiempo del sábado había sido el ideal), como cuando era zarandeado por el viento en las proximidades de la cima (ahí ya sí que la tozudez de los de mi tierra me ayudó a continuar). Luego, acompañando al Manzanares en su barranco, y ver las setas, también pensé en las que tú habrías encontrado y cogido, como conocedor que eres. Los cantarelos son una buena razón para la primavera. Salud y Montaña, amigo Deicar.
EliminarRecorrido sugerente siguiendo como hilo conductor el curso de agua del Manzanares, tras la incursión en la cumbre de La Maliciosa. Subida no sé si a ritmo de Km vertical. ¡Quizás aupado por el viento! O mejor no, para llegar con más resuello y templanza. Descenso, esta vez sin tablas, por el afamado ventisquero hacia el corazón boscoso salpicado de pinceladas estacionales, y con un ojo en derredor para no perder detalle. Los meteoros que describes y las imágenes que muestras aportan un conjunto de indicadores climatológicos y estacionales, a modo de alertas, que ya anuncian un cambio de tendencia a la vista. La observación empírica aporta la frescura del dato sobre el terreno, que el cuerpo ya lo siente o más bien lo padece. Salud y Montaña
ResponderEliminarSubida contra el viento, más propio es decir, llegando con húmeda visión a causa de las mojadas gafas. Descenso echando de menos el que realizamos (-remos otra vez) con las tablas. Absorción a tope del entorno en cuanto salí de la nube, tal cual nos ocurrió este invierno pasado. Tono otoñal pleno acompañando al río, para terminar con dos puntazos de Pedriza típica. El cuerpo lo siente y, si te descuidas, algo también se resiente. Salud y Montaña, compañero.
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