La personalidad de esta cima, último apéndice de la Cuerda Larga, en la Sierra de Guadarrama, reside principalmente en su inconfundible perfil. El nombre seguramente hace referencia al abrupto desnivel que presenta en su parte Sur. Es una montaña atractiva, altiva y rocosa. Mirador privilegiado sobre la llanura de Madrid, antesala y balcón sobre la Pedriza.
El trayecto de hoy es un camino de ida y vuelta por el mismo sitio, con origen y final en el collado de Quebrantaherraduras (1.084m). Recorre la Sierra de los Porrones (o Cuerda del Hilo) y parece estar diseñado para divertirse y “saborear” los variados escenarios que ofrece la Sierra de Guadarrama. Un “collage” con un poco de cada cosa: zona de bosque, un toque de trocha “pedrizera”, un par de empinadas cuestas y una buena dosis de naturaleza, para culminar en una cima con amplias y hermosas vistas.
Carente de dificultad técnica, permite adaptar el ritmo de la marcha al propósito de cada cual: Desde el paseante más tranquilo al más competitivo “trial runner”, pasando por todos los intermedios, tendremos la oportunidad de respirar aromas y contemplar espacios nada contaminados.
El recorrido se compone de dos tramos bien diferenciados, el primero de ellos discurre por el bosque de la vertiente N de la Sierra de los Porrones, y el segundo, fuera ya del abrigo de los árboles, discurre por la vertiente Sur, encarando ya la cara Este de la Maliciosa.
Salgo a las 8h 45m del aparcamiento de Quebrantaherraduras (1.084m) tomando un sendero PR (Pequeño Recorrido) muy bien señalizado, porque donde faltan las rayas blancas y amarillas características de él, se encuentran puntos amarillos o mojones de piedras. La suave subida y la buena senda permiten ir calentando lentamente con un trote cómodo y sostenido que se puede mantener hasta terminar los árboles y salir a la zona descubierta, territorio del enebro y del piorno.
* (Los GR – Gran Recorrido – están señalizados con rayas blancas y rojas).
Encaro un tramo empinado de cortafuegos que me obliga a ir "al paso", hasta que lo abandono unos 50m más arriba para tomar una senda que emprende subida en diagonal a través del pinar de la derecha ¡De nuevo trote sostenido al abrigo de los árboles!
Voy mirando cómo "la herradura" de la Pedriza va variando su perspectiva. Las Cabezas del Hierro y el cerro de Valdemartín cierran el horizonte por el Oeste. Promesa de futuras esquidas.
Desde aquí doy por fin vista a la cara sureste de la Maliciosa.
Ahora el terreno cambia, atrás quedan los árboles y entro en una zona pedregosa con matorrales de enebro y de piorno. A partir de aquí comienza el segundo tramo del recorrido y la pendiente se acentúa subiendo hacia la Maliciosa Baja. Sin llegar a alcanzar su cima, la senda se desvía a la izquierda para atravesar la ladera suroccidental del cerro, por medio de una zona de rocas “pedrizeras”, sin dificultad alguna, superando la primera de las dos cuestas que se encuentran en el recorrido.
Poco antes de alcanzar el collado de las Vacas (1.907m) un macho cabrío me observa desde lo alto de una roca. Él está en su hábitat, yo soy el primer bípedo que aparece por aquí esta mañana.
Nos miramos mutuamente, el tiempo se detiene, el ambiente queda en suspenso, unos golpes secos me sacan del embelesamiento, en otro grupo próximo, un par de machos entrechocan sus cornamentas, el rebaño se desplaza al verme.
Los machos suspenden temporalmente su reto y me miran de reojo. Prosigo el camino acusando el fuerte y frío viento que me azota la cara.
Frente a mí, la Maliciosa. Comienzo la ascensión por la pronunciada pendiente que claramente surca su lomo tapizado de piorno; subo apoyando las manos sobre las rodillas, descansando los riñones. Voy a plantar la mano sobre una roca cuando instintivamente detengo la acción. Concentro la mirada en “lo que se mueve justo al lado de la piedra bajo mi mano en alto”. Una víbora se desplaza lentamente, rodea la roca y se mete bajo el piorno que hay a continuación. Ahora ya completo el movimiento, apoyo, me izo y sigo hacia arriba. Finalmente supero los 300m de cuesta y me planto en la cumbre.
La Maliciosa (2.227m) constituye un mirador de primer orden en sus 360º. El día no acaba de aclarar, se mantiene con nubes altas, pero las vistas son extensas y buenas; no obstante, el viento que barre a la cumbre hace que el sitio no esté para quedarse demasiado rato.
Tras 15 minutos de abstracción, abrigo y recuerdos, me pongo de nuevo en marcha, intentando entrar en calor con el ejercicio de la bajada.
En el descenso voy cruzándome con los que, habiendo madrugado menos, están subiendo ahora. Las cabras ya han desaparecido (demasiado trajín, supongo), voy deseando pasar a la vertiente Norte para que el aire me deje tranquilo.
Alcanzo el tramo de bosque, entro en el cobijo de los árboles y de nuevo el cómodo trote por la suave senda, admirando una vez más el perfil de la próxima Pedriza y de sus altivas crestas y formaciones rocosas.
Llego al punto de partida a las 13h, completando un recorrido de 14km, con 1.200m de D+ acumulado. Recojo los bártulos, me cambio de zapatillas y ropa y emprendo la vuelta a casa.
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