jueves, 1 de agosto de 2019

El Romalo Pelado y el Barranco del Artiñuelo desde el Área Recreativa del Chorro de Navafría. Lugares escondidos de los Montes Carpetanos.

El Pico del Nevero, al fondo, elevándose sobre los bosques que cubren la vertiente norte, segoviana, de los Montes Carpetanos

Es éste un itinerario infrecuente y solitario por la vertiente norte (segoviana) de los Montes Carpetanos, cubierta principalmente por densos bosques de pinos silvestres hasta los 1.800 m de altitud (algunos tejos, cerezos y bastantes helechos también se encuentran), con origen y final en el Área Recreativa del Chorro de Navafría (1300 m).


A lo largo de los primeros 4.5km se ganan unos 300m de D+ siguiendo cauce arriba el Arroyo del Artiñuelo, hasta el punto en el que recibe las aguas el Arroyo de las Mostrencas. En este corto tramo se encuentran ¡cuatro refugios!: el del Chorro, el del Peñón, el de la Fragua y el de las Mostrencas. Tal concentración, tan característica de esta zona de Navafría, no es frecuente en otras áreas de la Sierra de Guadarrama.

Refugio del Chorro, el primero de la serie de hoy
Arroyo del Artiñuelo
Jardín colgante junto a la pista
Refugio del Peñón, el segundo de la serie de hoy
Tejo en el pinar
Refugio de la Fragua, el tercero de la serie de hoy
A la altura del Refugio de las Mostrencas la pista que venimos siguiendo hace un pronunciado giro de casi 180º, e inicia un paulatino ascenso que, alejándose definitivamente del Arroyo del Artiñuelo, conduce, por medio de un fresco pinar de muy altos ejemplares, hasta los 1.800m de altitud. Una ladera muy pendiente que, gracias a la pista, se transita cómodamente.

Refugio de las Mostrencas, el cuarto de la serie de hoy

A partir de los 1.800m la inclinación disminuye sensiblemente, lo cual facilita el resto del trayecto hasta alcanzar el Romalo Pelado, ya que no hay pista o senda por la que hacerlo, con lo cual nos vemos abocados a culminar la subida con un monte a través.

Si bien la pendiente es moderada el bosque resulta especialmente montaraz. El suelo está cubierto de  multitud de ramas y de enebros rastreros, a la par que los pinos, pequeños y retorcidos, mantienen en sus troncos viejas y secas ramas contra las que conviene no golpearse. Suerte que es un tramo breve, porque resulta fatigoso.

Viejos pinos con ramas secas y líquenes
El punto geodésico del Romalo Pelado está, a modo de islote, en un claro del agreste entorno boscoso.

El Romalo Pelado
Abandonamos el enclave en busca del Camino de las Lagunillas.

Nueva ración de pinar selvático durante un corto trecho hasta llegar a las Lagunillas, pradera despejada y atractiva sobre la que ponemos ansiosamente el pie, para inmediatamente comprender la razón de su nombre, ya que se trata de la típica zona de pasto en la que rezuma el agua por todas partes.

Las Lagunillas

La cruzamos completamente para tomar la pista “al otro lado” por la que iniciamos el alomado descenso hacia Los Bañaderos.

Al poco, y antes de llegar a una torre de vigilancia, pasamos junto a otro refugio, éste más desangelado que los anteriores.

Quinto y último de los refugios de la serie de hoy
Torre de vigilancia

Al pie de la torre de vigilancia conviene ir atentos al GPS, pues el itinerario deja entonces de seguir las pistas que hay alrededor para orientarse directamente hacia abajo, pegado a una alambrera metálica que nace allí mismo y que ahora hay que seguir durante un rato en pos de los Bañaderos.

Al poco la vegetación y el bosque se clarifican, el terreno se vuelve a hacer fácilmente transitable y la marcha cunde más.


Los Bañaderos, con abrevaderos y bloques de sal para el ganado, constituyen un espectacular mirador sobre el Arroyo del Artiñuelo, 300m de D más abajo del abrupto corte, y sobre la gran mancha boscosa que precede a la misma cumbre del Pico del Nevero.

Los Bañaderos y su Mirador

Desechando las pistas o caminos que salen hacia la izquierda (N, NO), vamos culminando el recorrido hasta llegar a la zona de La Solana, sobre el río Cega.


La cascada del Chorro desde la Solana
Alcanzando luego el Área Recreativa del Chorro, ahora muy concurrida, tras haber realizado en el sentido horario una circular de algo más de 18km de longitud, superando un desnivel total en ascenso de 750m de D+, transitando por unos parajes muy variados, a lo largo de la cual tan sólo nos hemos cruzado con un ciclista junto al Refugio de la Fragua.


4 comentarios:

  1. Desde luego, aparte de un paisaje poblado de pinar y algún despistado tejo, etc., hay una buena equipación de refugios que pueden ayudar mucho en caso de tormenta u otros imprevistos.
    Bonito paseo veraniego con buena dosis de soledad humana.
    Un abrazo, caminante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estos refugios, que desde el exterior parecen tan solitarios, por dentro suelen encontrarse bien provistos de pulgas que, si entras descuidado y aún más si permaneces un rato, hacen su agosto en pantorrillas y cuantas zonas accesibles de piel que encuentran, dejando un pertinaz recuerdo en el desafortunado despistado.

      Así que, muy fuerte habría de ser la tormenta para que un servidor, que por propia experiencia sabe lo que se dice, buscase cobijo en uno de ellos.

      Un abrazo, Javier.

      Eliminar
  2. Hola Carmar.

    Muchos refugios, en muy poco espacio, seguro que en su día cada uno tendría su cometido, y que ahora se encuentren en un estado aceptable, porque muchas veces se construyen y luego se dejan al abandono, eso y el mal uso que se da a veces.

    Muy curioso el topónimo de Romalo.

    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tantos refugios resultan hoy día útiles cuando, por ejemplo, en ivierno realizas recorridos con esquí de travesía por estos lugares, quieres descansar un rato en un sitio abrigado. Dan una estampa bien maja en la nieve.

      Un saludo, Eduardo

      Eliminar