Esta circular, realizada en
sentido de las agujas del reloj, recorre en altura la loma de la Sierra Fría
hasta llegar al Cerro de Rocigalgo (punto culminante del Parque Nacional, con
1.448m de altura, de nombre con tintes cervantinos), para retornar luego por el
fondo del barranco por el que baja impetuoso el Arroyo del Chorro de
Navalucillos. Este arroyo, que nace al pie del Collado del Chorro, fluye entre
las lomas de la Sierra Fría (al Noreste) y el monte de la Arañosa (al
Suroeste).
A destacar un par de chorreras
del Arroyo, la Chica, en la parte superior del barranco, y la Grande, ya más
próxima al final. Entre ambas, el camino pasa por una zona de cornisas, fáciles
pero espectaculares, con vistas sobre el fondo de la garganta unos doscientos
metros más abajo.
El acceso al aparcamiento de la
entrada al Parque Nacional está en el kilómetro 16,5 de la carretera CM-4155
que une Los Navalucillos con Robledo del Buey; en este punto se encuentra el
entronque con una pista de tierra con la indicación "al Rocigalgo". A
partir de aquí hay unos 5 km por una pista forestal en buen estado, hasta
llegar al aparcamiento del Parque, junto al cual hay una caseta informativa
donde muy amablemente te explican la ruta y proporcionan un boceto del
recorrido. El itinerario está balizado e indicado perfectamente.
Preguntamos por la duración estimada
de la circular así como por el entorno “Vienen siendo unas 7 horas, pero
claro, ello depende de las paradas y de la marcha de cada cual. En cuanto al
agua, aunque no hay fuentes, y mucha gente vuelve agobiada por la sed, la de
los arroyos se puede beber ya que no hay ganado por las partes altas” ¡Respuesta muy
acertada en todos los sentidos!
El Parque Nacional de Cabañeros
fue declarado con la máxima figura de protección en 1995.
Entre sus valores naturales no
esperemos encontrar grandes o afiladas cimas, ya que su perfil es más bien
redondeado, pero sí hay que destacar sus bosques de robles (espectaculares en
otoño), y su cubierta de matorral donde el brezo es predominante, junto con la
jara pringosa. Estos dos últimos, el primero con su color rosa y la segunda con
su perfume, acompañan constantemente la vista y el olfato de cuantos nos adentramos
por estos parajes.
Son las 9 de la mañana cuando comenzamos
la marcha en el parking habilitado en la zona de información tomando la
indicación de la Calanchera y encaminándonos hacia el pie de la Sierra Fría
llegado al cual, a la altitud de 750m y tras una gran lazada hacia el Oeste
(dcha en sentido de la marcha) iniciamos lo que será una larga ascensión por
muy buena pista entre robles que, tras salvar 600m de desnivel en unos 3,5km de
longitud, nos hará llegar acalorados a la parte alta de la Sierra Fría. Las
cuestas son más pronunciadas y tiesas de lo que el buen firme anticipa a
primera vista.
Ascendiendo hacia la Sierra Fría la planicie de la Calanchera va quedando atrás. |
Unos bancos de madera estratégicamente
colocados cada aproximadamente 250m de desnivel ofrecen un momentáneo descanso
nada desdeñable.
Al principio caminamos entre robles, hasta
alcanzar la parte alta donde los brezos toman el relevo. El paraje resulta silencioso
y acogedor. Pocas personas parecen optar por estas zonas solitarias, concentrándose
sin embargo en el barranco del Chorro, por el que descenderemos luego.
Parte alta de la Sierra Fría |
Continuamos por el lomo de la
Sierra Fría hasta alcanzar el Mirador del río Pusa, a 1.387m de altitud, que ofrece
unas amplias vistas. Al Sur, en la distancia todavía, la vertiente Norte del
Cerro Rocigalgo. Al pie, unos 100m más abajo, el aplanado Collado Frío hacia el que nos dirigimos, donde también hay un estratégico banco.
El Rocigalgo (izq.) desde el Mirador de Pusa |
Resulta acogedor el banco del Collado Frío |
Tras un breve descanso encaramos lo que será el último ascenso de la jornada, a lo
largo de unos sube y bajas entre brezos durante los 3km que restan para llegar al Cerro del
Rocigalgo. Hasta el cual con nadie nos hemos encontrado.
Brezos de curiosas formas en el camino hacia el Rocigalgo destacan sobre el fondo de robles deshojados |
En el mirador del Cerro, rodeados de amplias extensiones de brezos en flor y sin apenas viento, permanecemos ensimismados hasta que oímos las primeras voces de los que se acercan
desde el Collado del Chorro (1.324m).
Mirador del Cerro Rocigalgo |
Lugar donde el tiempo parece detenerse |
De sencillos brezos rodeado |
Es momento de continuar. Iniciamos
el descenso hacia donde se oyen las
voces, en busca del barranco del Chorro. A partir de ahora todo será bajada.
Una vez en el collado el sendero
se adentra en un robledal donde musgo y liquen cubren troncos y rocas a la par
que el recién nacido Arroyo del Chorro va incrementando su caudal.
Robles aún deshojados a la espera de que la primavera los vuelva a reverdecer |
Finalmente se dejan atrás los robles,
el cauce se empieza a embarrancar y la vegetación se muestra en forma de
encinas, brezos y jaras, principalmente.
El camino se sigue bien y pronto oímos,
que no vemos aún, la Cascada Chica del Chorro, en un profundo estrechamiento de
la garganta. Al llegar a un poste indicador dejamos el sendero principal para remontar a pie de
cauce unos metros hasta encontrar el escondido enclave de la caída de agua.
Cascada Chica |
De vuelta en la senda principal
ésta se va alejando del cauce para encaminarse hacia unas cornisas rojizas que
constituyen un paso aéreo pero fácil, sobreasegurado con una gruesa cadena,
unos doscientos metros por encima del arroyo. Vale la pena contemplar el
entorno desde aquí.
Seguidamente el camino continúa
al pie de unos paredones de roca por los que el agua resbala abundantemente,
adentrándose después en una zona de carrascas a medida que se aproxima al curso
del arroyo.
Una señal de madera indica la
proximidad de la Cascada Grande del Chorro, chorrera algo mayor que la Chica e igualmente atractiva.
Cascada Grande |
Enseguida se llega al final del
barranco. Las carrascas, recubiertas de liquen, se hacen más abundantes.
Posteriormente la
senda desemboca en una amplia pista con vistas a la caseta de información de la
entrada del Parque Nacional.
En suma, se culmina un recorrido
bello y largo (21,5km de longitud, salvando un desnivel total en ascenso de unos
1.000m de D+), sin dificultades técnicas, con cuestas más exigentes de lo que
se espera de la suavidad de los perfiles, y visualmente espectacular.