Pico
enteramente francés que, como un pequeño apéndice separándose apenas doscientos
metros hacia el Norte de la cadena fronteriza que rodea el ibón del Escalar,
constituye un mirador privilegiado sobre
el Midi d’Ossau.
Accesible
desde Astún o desde Bious-Artigues, a este pico se suele ascender desde el
Collado de los Monjes (Coll des Moines). Este paso se llama así en referencia a
los monjes del Hospital de Santa Cristina de Somport quienes, en invierno, se
acercaban al collado para encontrarse con
los peregrinos que, siguiendo el camino de Santiago, subían por el valle
d’Ossau y lo cruzaban en su marcha hacia Compostela y guiarlos hasta la hospedería.
Alcanzar
la cima no presenta dificultad apreciable en ausencia de nieve, pero cuando la
hay la parte final requiere un poco de atención en función de la calidad y
abundancia de la misma. Las caídas laterales son importantes y la formación de
alguna cornisa, junto con la trepada por terreno mixto: roca – nieve, demandan
ir con cuidado.
Es
temprano y las nubes están ancladas en torno a la cota de los 2.200m cuando Eduardo,
Rubén y yo emprendemos la marcha desde la estación de esquí de Astún (1.700m), adentrándonos
en el valle que asciende hacia el ibón del Escalar, unos con raquetas, otro con
esquíes de travesía.
Cuesta
poco ascender por este barranco, tan sólo hay que evitar la tentación de ir por
su parte baja, ya que ello conduciría a una penosa y empinada salida lateral
una vez se embarranca de veras.
Vale
más trazar una diagonal, bien por las laderas que se tienen a la derecha, en
sentido subida, de manera que vayamos ganando altura, rehuyendo el fondo, bien
por las de la izquierda, ya que ambas opciones confluyen en el ibón del Escalar.
Decidimos
ascender por la ladera derecha, para encontrar la pista que, a los 2.150m
altura, comunica el ibón del Escalar con el de las Truchas.
A
medida que vamos ganando altura la pendiente aumenta y es aquí donde, mientras
quien va con esquíes marcha bien, los que van con raquetas empiezan a padecer y
a buscar con ahínco las zonas herbosas. Los cien metros finales resultan
inesperadamente empinados para todos.
Finalmente
llegamos al circo e ibón del Escalar (2.078m), rodeado por la cadena fronteriza
con Francia: Pic de Belonseiche (al Oeste), Punta L’Escalar (al Norte), Pico de
los Monjes (al NE) y Coll de los Monjes (al Este). Las persistentes nubes
siguen ocultando las cimas.
Ibón del Escalar |
La
ascensión hacia el collado des Moines es cómoda, la nieve se muestra moldeada
por la acción del viento. En estas zonas resguardadas el manto es abundante.
Dejando atrás el ibón. Al fondo, oculto por la nube, el pico Belonseiche |
Llegando al Coll des Moines |
Desde
el collado se ve la antecima del Pico de los Monjes. Dejamos los esquíes y las
raquetas, nos ponemos los crampones y emprendemos la subida con la esperanza de
que se aclare el cielo y nos permita contemplar el magnífico paisaje en el que
estamos inmersos.
La niebla va y viene sobre la cima del Pico de los Monjes |
Seguidamente,
ya en Francia, alcanzamos el Coll de Bénou (2.278m) justo al pie del Pic des
Moines. La parte final de la ascensión al pico es por terreno mixto. La trazada
hasta la cima está clara. En un par de
pasos hay que ayudarse de las manos.
Las
nieblas que nos han acompañado hasta aquí finalmente se disipan cuando estamos
llegando a la cumbre ¡Un premio! Ahora sí podemos ver la totalidad del entorno.
Queda alguna neblina residual en la parte francesa que contribuye a realzar la
belleza de la zona.
Desde la cima del Pic des Moines: en el centro el Midi d'Ossau, a la izq, más próximo, el Pic Castérau |
Desde la cima, vista sobre Astún, al fondo el macizo del Aspe y más próximo, a la dcha. el Pic Belonseiche |
A la izq. el Coll des Moines, seguidamente, el trazado completo de la arista de acceso al Pic des Moines |
Tras
un rato de contemplación nos ponemos en modo descenso, que el día es corto en
invierno, y en poco tiempo estamos de vuelta en el Collado de los Monjes, solitario y silencioso enclave.
Descendiendo del Pic des Moines |
Llegando al Coll des Moines |
Aquí
Eduardo y Rubén se calzan sus raquetas y empiezan la bajada hacia el ibón del
Escalar. Yo, como voy con esquíes, me lo tomo con más tranquilidad porque sé
que les alcanzaré pronto. Desde la soledad del collado doy la última mirada
hacia el Plaa de las Baques y al Midi antes de comenzar.
Suave deslizar hacia el ibón del Escalar con el macizo del Aspe a la vista (izq. al fondo) y el Pic Belonseiche en primer plano. |
La
nieve permite esquiar cómoda y suavemente. Llego al ibón y me sorprende no ver
a mis compañeros. Han descendido verdaderamente rápidos y ya deben de estar en
el barranco de desagüe del mismo.
Antes de abandonar la cubeta del ibón lanzo una mirada a la cima del Pico Belonseiche, ahora sin nubes. |
Sin
pausa me dirijo hacia el punto por donde asomamos esta mañana, con la intención
de bajar esquiando las pendientes laderas por las que ascendimos entonces ¡Y
bien empinados que resultan los primeros cien metros de las mismas! En un
santiamén llego al pie de ellas, a tiempo de ver cómo Eduardo y Rubén aparecen
por la parte derecha (orográfica) de la embocadura del barranco.
La ladera dcha. orográfica no se queda atrás en lo tocante a la pendiente |
Nos reunimos y ya juntos
completamos la bajada por donde vinimos hasta llegar de nuevo a Astún, habiendo
completado un circuito invernal, con un ascenso interesante, que no demasiado
exigente, a un pico que, en invierno, reproduce un ambiente de alta montaña muy
atractivo, tras el cual sacamos en claro
que las raquetas resultan prácticas con nieve blanda para llanos y pendientes
moderadas, pero que en cuanto hay que cantear y la inclinación aumenta,
conviene recurrir a otro instrumental más adecuado. Ideal para esquí de
travesía.
Hola Carmar.
ResponderEliminarMuchas ganas le tenía yo a esta montaña,en verano es poca cosa para ir de propio, pero como invernal merece mucho la pena, es una actividad completa y con muy buenas vistas.
A pesar de las nubes iniciales, disfrutamos de un buen día, casi nos costó más subir la ladera inicial que la arista.
Salud y montaña!
Son lo que tienen las raquetas. Además, esas laderas nevadas pueden tornarse engañosas.
EliminarLas vistas, de primera.
Salud y Montaña.
Oooohhhh, que envidia me da, me voy a poner malo de la envidia que me da.
ResponderEliminarCómo os lo pasáis!!
Que sigáis disfrutando de tan maravillosos paisajes y montañas, y los demás que los veamos en tu blog.
Un abrazo y mucha montaña!!
Serénese vuesa merced, no sea que le coja algún mal que en nada le deseo, sino más bien al contrario, y sepa ver que para el buen tiempo alguna intensa y completa jornada ya nos agenciamos.
EliminarMientras tanto procuraremos ir dándonos contento con esta y otras "invernales" sobre el blanco manto que tanta satisfacción nos producen.
Gracias Francisco por tu seguimiento y comentarios.
Un abrazo, salud y montaña.
Dispongo últimamente de poco tiempo, tal vez, por tantas otras actividades que me observan y absorben tanto. Pero no deseaba comenzar éste sin pararme a ver cómo disfrutáis de tanta nieve que si llegado abril continuase, posiblemente hablaríamos de siguiente sequía. Quién sabe. Las predicciones son tan ineficaces a la larga, cómo las inexistencias.
ResponderEliminarPues eso
Salud, Libertad y Monte, qué orégano se ofrece entre pienso por julio y antes nosotros subiendo
Apartes, meu :)´
Breve y escaso resulta el tiempo, que ya se dijo y demostró que era una magnitud relativa. En cualquier caso, para los "de a pie" nos basta con saber que se pasa volando así que, enfocándonos en el presente más absoluto, queden para otros las relatividades, procuramos dedicar el poco que tenemos libre a lo que nos da vida y oxigeno.
EliminarSalud y Montaña, amigo.
Es interesante este tipo de travesías. Nunca me dio por aventurarme en ellas, sin embargo, veo que tiene su emoción se utilice la herramienta que se utilice según expones a pie de foto.
ResponderEliminarMe parece espectacular la expedición ofrecida con un paisaje privilegiado.
Un abrazo
Adaptarse al medio es la base de la supervivencia de la especie ;-) Así que cada cual con lo que mejor maneja hacemos el mix necesario para seguir deambulando por esas montañas en casi cualquier condición. El espectáculo natural está servido para quien decida acercarse a contemplarlo.
EliminarUn abrazo, Javier.
Nascida em país tropical, é admirável ver cenas de uma travessia que imagino silenciosa para não se desperdiçar um pequeno sopro de ar dos pulmões... que beleza infindável nestas imagens! Ufffffffff... precioso branco de uma pureza sem igual... lindo, lindo, lindo!!! Claro, são necessários todos esses equipamentos que vejo nas fotografias... encantada com tanta beleza gelada... ahah...
ResponderEliminarUm beijo
Precisa el monte nevado de llevar los útiles necesarios para deambular por él con seguridad. Las condiciones son mucho más duras que sin nieve; de hecho, no es fácil encontrar un lugar donde sentarse a descansar o comer algo. Las paradas se realizan estando de pie, salvo en las pocas zonas donde aflora alguna roca.
EliminarEn fin, que vale más no necesitar comer ni descansar demasiado.
Por contra, el entorno cobra una belleza particular, sobre todo con el sol brillando en las alturas, que con mal tiempo la cosa puede perder todo su encanto y transformarse en una aventura de dudoso final. Afortunadamente no fue éste el caso.
Un abrazo.