Cascadas del Aljibe |
Recorrido largo y solitario por
retirados e inusuales parajes de jara y miel: Guadalajara, ríos Jarama y Jaramilla(o),
cubiertos de jaras, lavandas y tomillos tan apreciados por las abejas. Escenarios
naturales sumamente atractivos que incomprensiblemente siguen fuera de los
destinos habituales.
Entre Colmenar de la Sierra y el
embalse del Vado el río Jarama recorre, profundamente embarrancado a tramos o
por terreno más amplio en otros, unos siete kilómetros, a la par que recoge las
aguas de afluentes tan importantes como el río Jaramillo (encajonado entre
abruptos paredones) o el arroyo del Soto, que forma las espectaculares cascadas
y pozas del Aljibe o de Matallana justo antes de confluir con el Jarama.
El propósito del itinerario de
hoy es recorrer por ambas márgenes el curso de este tramo del río, el único
corredor biológico que atraviesa de Norte a Sur la región de Madrid, llenando
nuestros sentidos de extensos paisajes de pizarra, encinas centenarias y
agradables aromas.
Son las 9am cuando iniciamos la
marcha en Colmenar de la Sierra en un día, de momento frío, pero que se anuncia
nítido y claro.
Nos encaminamos hacia el Sur, en
busca del cauce del río Jarama, fijándonos en los detalles que, a lo largo de
todo el recorrido, serán numerosos y nos irán llamando la atención.
Los líquenes cubren las ramas y
los troncos de las carrascas dándoles un aspecto blanquecino y antiguo.
Atravesamos el Jarama por el Puente Nuevo y
continuamos el recorrido por su margen derecha, a mayor o menor distancia de él
en función de lo embarrancado que fluye.
El Puente Nuevo, sobre el río Jarama |
Caminamos a la sombra en sentido
Oeste / Este. El Cuchillar del Asomante se yergue altivo; el río lo atraviesa y
los buitres se asolean en los cortados esperando, algunos, o aprovechando ya
las térmicas, otros.
Cuchillar del Asomante |
La humedad es muy elevada y las
viejas encinas, cubiertas de musgo y liquen, confieren al pasaje un aspecto
antiguo y severo.
Humedad rezumando por todas partes |
Tras dejar atrás el Cuchillar el
camino sale de los cortados, se orienta al Sur y el paisaje se abre e ilumina.
En un entorno de jaras, en la distancia se da vista al Ocejón. El trazado de
una pista lejana, en la otra margen del Jarama, se asemeja a “la Muralla
China”.
El Ocejón al fondo dcha. La Muralla China en el centro |
Por terreno cálido nos vamos aproximando
al enclave de Matalallana. De nuevo los detalles nos atrapan en forma de hojas
de roble alfombrando el camino y cubriendo las aguas de los regajos.
Arroyo de la Llana |
Matalallana es un asentamiento en
el que varias de las casas están habitadas, compartiendo escenario con encinas
centenarias monumentales. Rezuma tranquilidad y sosiego por todos los rincones.
Hasta el momento tan sólo nos hemos encontrado con un perro que,
desganadamente, se ha limitado a lanzarnos cuatro ladridos antes de dar media
vuelta.
Matalallana y sus encinas centenarias |
Abandonamos el paraje siguiendo
un estrecho camino junto a un murete de piedras que empieza a picar hacia
abajo.
El sonido del agua se hace más
perceptible y pronto alcanzamos el puente para cruzar el río Jarama. Pasamos al
otro lado y nos acercamos a contemplar las Cascadas del Aljibe o de Matallana
que se encuentran muy próximas. Aquí sí hay visitantes que vienen desde los
pueblos próximos como Roblelacasa o Campillo de Ranas, a los que se accede
cómodamente en coche por buena carretera.
El espectáculo de las Cascadas
bien merece la visita. No se requieren palabras para describirlas.
Cascadas del Aljibe |
Toca ahora iniciar el retorno e
ir cerrando la circular, para lo cual aún queda mucho por recorrer.
Primero llegar a Roblelacasa,
bonito y turístico pueblo donde, junto a la recoleta fuente de las afueras,
hacemos un alto para reponer fuerzas.
De nuevo en marcha, y siguiendo
las indicaciones, emprendemos rumbo a los Corralejos por terreno de jaras.
Entre las jaras escondida |
Que
iremos atravesando hasta alcanzar el hondo barranco por donde fluye el río
Jaramillo, al pie de lo que antes habíamos denominado como “Muralla China”.
Muralla China y garganta del río Jaramillo |
Las jaras liberan su perfumado
aceite bajo el efecto del sol.
"Jara pringosa" |
Desde la parte alta de la
garganta son trescientos metros de descenso por abrupta ladera pero por
excelente camino los que habremos de recorrer hasta alcanzar el solitario
puente de madera que permite cruzar el río, dejando paulatinamente atrás el
soleado jaral.
Puente sobre el río Jaramillo |
Una vez al otro lado hay que
subir lo bajado, de manera que con paso machacón ascendemos entre las carrascas
mientras el río Jaramillo va quedando cada vez más, y más en la distancia.
Saliendo del barranco del Jaramillo |
Cada vez más lejano el puente por el que se cruza el río |
Finalmente salimos de nuevo al
sol bajo el que las reses de los Corralejos se mustran tranquilas y apacibles.
Ninguna persona hemos encontrado desde Roblelacasa, ni con nadie nos cruzaremos
hasta llegar a Colmenar.
Los Corralejos |
La circular va tocando a su fin y
las piernas acusan la distancia recorrida mientras atravesamos la Pedriza
Matacuras (curioso el canchal, por lo inesperado que resulta, y no menos
curioso el nombre), de modo que cuando, tras el último recodo de la senda,
damos vista a Colmenar, una sonrisa de satisfacción aparece en el rostro.
Colmenar de la Sierra. La circular toca a su fin. |
Los
días son cortos en esta época del año y no hay demasiadas horas de luz, todas
son necesarias para recorridos de esta envergadura.