domingo, 27 de enero de 2019

La Peñota desde el Alto del León, en circular por el bosque segoviano.

La Peñota, cara Sur. A su izq, al pie, el Collado de Gibraltar

Entre el Alto del León (1.511m) y la Peñota (1.945m) se extiende un cordal con orientación  Sur – Norte / Noreste a lo largo de unos 6km, separando las provincias de Segovia (al Oeste) y Madrid (al Este). Bosque espeso de altos pinos en la vertiente segoviana, umbría y húmeda; y solana densamente poblada en la vertiente madrileña.

El inusual trazado de esta circular nos lleva a recorrer el ondulado cordal, pasando por sus numerosos collados ¡Hasta seis toca la ruta de hoy!, sin dificultad técnica alguna, oteando a derecha e izquierda los extensos panoramas que se divisan sobre las vecinas: Mujer Muerta, Siete Picos, Maliciosa y valles del Río Moros y de la Fuenfría, respectivamente.

Pisando una de las cumbres más atractivas de Guadarrama (La Peñota) para, luego de alcanzar el recoleto Collado de Cerromalejo, adentrarnos en el frondoso bosque que cubre íntegramente el valle del Río Moros.

Retornando a través de un pinar apacible y solitario a pie de cordal, por pistas de nombres atractivos: Cordel de las Campanillas y Camino del Agua, hasta cerrar el círculo de nuevo en la Peña del Arcipreste.

Esto es lo que ofrece este circuito a quien desee deambular apartado del trajín que supone el itinerario habitual de ida y vuelta por la cuerda. En total un recorrido de poco más de 18km de longitud salvando un desnivel total en ascenso de 765m de D+.


Son las 9h cuando iniciamos la marcha en el Alto del León. Una densa niebla cubre la vertiente segoviana, mientras la madrileña, sin rastro de nubes, se muestra luminosa bajo el tibio sol invernal.

El Cordal muestra los efectos de la severa cencellada nocturna. Hace mucho frío y vamos con todas las prendas de abrigo puestas. Acompasando el paso, la helada senda cruje bajo las zapatillas. Iniciamos el recorrido hacia la Peñota por un entorno blanquecino y muy frío bellamente iluminado por un tempranero sol todavía rasante.


Por delante un sube y baja que nos ha de llevar hasta el punto culminante de la Peñota, siempre caminando junto a una alambrera de espino delimitadora de provincias.


Tras un kilómetro y medio desde el comienzo alcanzamos la Peña del Arcipreste a la altitud de 1.529m, punto en el que cruzamos la alambrera por un paso habilitado, y ya en la vertiente madrileña ascendemos unos metros por trocha muy definida hasta llegar al pie del Monumento al Arcipreste de Hita, gran apilamiento de rocas graníticas.

Monumento al Arcipreste de Hita
Unas frases alusivas al Arcipreste de Hita talladas en la roca y un pequeño arcón de madera en una oquedad al pie de la parte más alta, conteniendo un ejemplar del libro del Buen Amor, constituyen lo más característico del Monumento.

Retornamos al cruce de la alambrera y continuamos la marcha ascendente por la loma divisoria de provincias que consiste en un prolongado sube y baja, mayormente por la vertiente segoviana, que pasa sucesivamente por los distintos collados y puntas que jalonan el cordal, ganando progresivamente altura, encontrando restos bélicos y apilamientos rocosos.

El sol va templando el ambiente, si bien las umbrías mantienen los restos de las heladas nocturnas.




La característica cara Sur de la Peñota, rocosa y abrupta, se ve cada vez más próxima elevándose decididamente sobre el Collado de Gibraltar. 

A la dcha, la Peñota; A la izq. la Mujer Muerta; En el centro, el Montón de Trigo
Viene ahora la parte más sinuosa y áspera del itinerario, que lleva desde el Collado a la cumbre de la Peñota. Las marcas blancas y rojas del GR se siguen perfectamente.



Los contornos de las rocas evocan “formas” en la imaginación. En nuestro fuero interno lo denominamos “el tramo de las faces” ya que pétreas y  diversas “caras” es lo que vemos a alrededor.




La senda discurre al pie de unos paredones graníticos, sin dificultades técnicas pero precisando de alguna que otra zancada amplia.

Próximos a la cima las marcas nos llevan por la vertiente segoviana, desde donde vienen habitualmente las rachas de viento, como atestigua la inclinación de la mayoría de los pinos.


Alcanzamos el punto geodésico de la Peñota (1.945m),  buena atalaya desde la que, mientras comemos algunas almendras, contemplamos los perfiles de las montañas próximas.

En el centro, los Siete Picos. Al fondo, el pico de Peñalara
La mirada se ve atraída por el denso pinar que cubre la vertiente por la que vamos a deambular seguidamente, en el camino de vuelta.

Un denso pinar cubre la vertiente de Segovia. 
Sin más demora dejamos la cima, a la que cada vez van llegando más personas, y nos encaminamos hacia el Collado de Cerromalejo. Si han sido contadas las personas con las que hemos coincidido hasta llegar a la Peñota, con ninguna nos encontraremos a partir de ahora.

Perdemos rápidamente altura y alcanzamos el Collado de Cerromalejo (1.775m). Lugar recoleto, agreste y generalmente silencioso al que habitualmente se accede desde las Dehesas de Cercedilla.

Buscamos y encontramos el inicio de la senda que nos ha de conducir, arroyo de la Gargantilla abajo, hasta las proximidades de la pradera de Navalatienda, trescientos metros de desnivel más abajo. A los pocos metros de iniciada encontramos que la misma ha sido recientemente transformada en arrastradero de pinos que desciende todo tieso.

La Peñota, durante la bajada desde el Collado de Cerromalejo
Tras una rápida bajada llegamos a la pista transversal que, a la altitud de 1.500m, recorre el perímetro del cordal adentrándose incluso en el valle del Río Moros. Es la que buscamos para retornar al punto de partida, así que la tomamos en sentido Sur.

Tan sólo a las partes más altas de los pinos llega el sol, el resto permanece en la sombra y bajo los efectos de las bajas temperaturas. Nos imbuimos de bosque y sosiego.

En lo alto toca el sol

A ras, los efectos de la helada son visibles


Desestimamos los caminos que, abandonando la pista, tiran hacia los collados superiores; el que buscamos está al final de la misma, que de momento continúa en ligero descenso hasta alcanzar los 1.380m de altitud en un punto en el que confluye con otras. El pinar se ha hecho menos denso y la zona más soleada.




De las varias alternativas seguimos la indicación hacia el “Monumento al Arcipreste de Hita” yendo por la pista “Cordel de las Campanillas”, primero, enlazando luego con el “Camino del Agua”, dejándolo al poco para, siguiendo la indicación del Monumento, enfilar hacia el cordal al que llegamos tras superar cómodamente los 100m de desnivel que nos separan de él.

De nuevo en la cuerda tan sólo nos queda retornar por ella hasta el Alto del León por un sendero en el que, ahora sí,  nos cruzamos con bastantes personas.

En resumen, una circular a lo largo de la cual, si se realiza en sentido contrario a las agujas del reloj, con pocas personas uno se encuentra (sólo coincidimos a lo largo del cordal), que permite ir contemplando los extensos parajes de la Sierra de Guadarrama, para después internarse en las soledades del característico y bello pinar segoviano percibiendo su sosegado y acogedor entorno.

domingo, 20 de enero de 2019

El Cerro de la Camorca y las Pesquerías Reales en el bosque de Valsaín.

Pinar de Valsaín

Parece ser tendencia natural y extendida el no valorar suficientemente lo que se tiene al alcance de la mano. Contrarrestar activamente tal propensión, a la que nos vemos instintivamente abocados, se ha convertido en nuestro modus  operandi desde hace tiempo,  siendo éste el propósito que nos impulsa a buscar, diseñar, y a la postre realizar, itinerarios por entornos intimistas y/o intrincados, a la par que novedosos, dentro del restringido entorno de nuestras montañas próximas, tratando de combinar entorno y estación del año de la manera más conveniente.

La singularidad y la extensión del Bosque de Valsaín son notables ¡Tenerlo cerca constituye un privilegio! Aprovecharlo es cosa de cada uno.

Para hoy nos planteamos un paseo mañanero por el Bosque de Valsaín, buscando percibir sus sonidos y el fluir de las transparentes aguas del río Eresma en una fría y soleada jornada.



Iniciamos la marcha en La Boca del Asno siguiendo el río Eresma aguas abajo.

El Eresma baja bravo junto a la Boca del Asno
El frío resulta más intenso de lo previsto y no acabamos de entrar en calor. Tanto es así que estamos deseando llegar a la fuerte cuesta arriba que nos espera para acceder al Cerro Pelado, como recurso para calentarnos, pero para ello aún falta, así que avivamos el paso todo lo que podemos sin dejar de admirar el bello y silencioso paraje junto al río.

Aguas abajo del río Eresma



Tras un kilómetro escaso desde la salida llegamos al puente de Navalacarreta, por el cual cruzamos a la margen izquierda, y nos alejamos del cauce para adentrarnos en el pinar.

Puente de Navalacarreta
Al poco nos acercamos a ver la Fuente del Tío Linos de la que mana abundante agua.


Seguidamente deshacemos durante unos metros el camino hasta la fuente para encontrar el entronque con un arrastradero de madera, e iniciamos el ascenso por muy pendiente ladera al Cerro Pelado. Recta y hacia arriba es la senda que atraviesa el pinar. Ahora, por fin, sí entramos en calor.

En lo alto del Cerro Pelado, bonito enclave cubierto de pinos, se contempla el Cerro de la Camorca, doscientos metros de desnivel entre ambos y separados unos tres kilómetros que se recorren por la amplia pista del Cordal de la Fuenfría.

Enfrente el Cerro de la Camorca, tras él, al fondo, el Montón de Trigo
Antes de proseguir dejamos vagar la vista hacia las familiares cumbres que se divisan entre los pinos a la par que nos fijamos en los detalles.

El Montón de Trigo, al fondo, desde el Cerro Pelado

Las "peladuras" naranjas son características de los pinos de Valsaín
Sin más demora descendemos unos metros hasta entroncar con el Cordal de la Fuenfría, buena y amplia pista todavía a la sombra por la que marchamos hasta colocarnos al pie y unos metros por debajo del Cerro de la Camorca. Es este un tramo habitualmente muy transitado por ciclistas.

En el Cerro de la Camorca: refugio, buenas vistas y todo el desnivel de la jornada ya ascendido.

Desde el Cerro de la Camorca: a la izq. el Montón de Trigo, a la dcha. la Pinareja.

Peñalara (izq) y las Cabezas de Hierro (dcha) desde la Camorca
Dejamos la cumbre y emprendemos la bajada hasta encontrar, a la altitud de 1.685m, el inicio de la Vereda de Valbuena, que “se precipita” por la Divisoria de los Berciales a encontrar, trescientos metros más abajo, el cauce del Eresma.

Tras esta nava y a la izq. se toma la Vereda de Valbuena
Rápido y cómodo descenso por un bosque de pinos silencioso y apenas frecuentado donde “los habituales”, a los que procuramos no importunar, nos miran con cierta curiosidad.

Montaraz entorno por el que discurre la Vereda

Uno de los "habituales"
Alcanzado el río Eresma lo recorremos junto al cauce, aguas abajo por el Camino de las Pesquerías Reales, contemplando las transparentes y rápidas aguas, hasta alcanzar de nuevo el punto de partida en La Boca del Asno.

Camino de las Pesquerías Reales, junto al Eresma



Bonita circular mañanera por el bosque de Valsaín, un espectáculo en sí mismo en cualquier época del año. Toda una experiencia para el recuerdo.



viernes, 11 de enero de 2019

Tras los Mallos de Agüero y San Felices. Circular por parajes quietos y montaraces.

Los Mallos de Agüero "difuminados" por la neblina

Tomando Agüero como el vértice de un arco, Eduardo y yo emprendemos la circular que nos llevará por "tras os mallos d'Agüero", visitando el pequeño pueblo de San Felices, orientándonos en primer lugar al Norte, dejando atrás la niebla.



Comenzamos ascendiendo por el Este de los majestuosos mallos de Agüero. Hace mucho frío y agradecemos que el sol nos vaya templando. Donde no toca, la cencellada permanece.




Al poco alcanzamos la Collada de Pedro. Ni rastro de niebla a partir de ahora.

Mallos de Agüero (fachada Este) desde la Collada de Pedro.
En la Collada tomamos la indicación a Carcavilla y nuestro itinerario se abre más hacia el Este, porque queremos hacer una visita de ida y vuelta al mirador que constituye la Punta Común.

Durante el ascenso no dejamos de echar la vista atrás, porque el panorama se va ensanchando a medida que subimos. Transitamos ya “tras os mallos” contemplando su aspecto cambiante, según la orientación.

Mallos de Agüero en primer plano y el conjunto de las Puntas Repicón y Choteras, al fondo.

Fachada Norte de los Mallos.
Varios altos pinos, destacando sobre el omnipresente boj, parecen marcar la línea de ascenso hacia el áspero farallón calizo que muestra la cara Norte de la Punta Común (1.191m).


Tras una ojeada desde la Punta Común emprendemos la vuelta hacia la Punta Tolosana. 

Abandonando la Punta Común

Alcanzada la cual iniciamos lo que constituye la parte más áspera y agreste de la circular, porque los 325m de desnivel en descenso entre la Punta Tolosana y el  barranco de la Babosera, que se hacen ladera a través cubierta de aliagas, enebros y bojes, nos requieren un buen ejercicio de voluntad para ir sorteando los espinosos arbustos que conforman un manto vegetal bajo y prieto donde hay que ir buscando el mejor paso.

Descendiendo por la áspera ladera
Tan sólo algunas ocasionales trochas de animales van apareciendo, que valen para poco más que proporcionar un breve respiro. Donde la pendiente crece la incomodidad aumenta.

El panorama, no obstante, con los mallos de Agüero (al Sureste) y las Puntas Repicon y Chotera (al Suroeste) se muestra bello en la lejanía, conformando un paisaje agreste, solitario y muy atractivo. Es éste el tramo que justifica la consideración de “difícil” para esta ruta, no siendo recomendable para personas poco habituadas a moverse por la montaña sin sendas marcadas; por lo demás, el sentido de la marcha es claro y no tiene pérdida.

Enfrente siempre el lugar hacia el que nos dirigiremos, "tras llegar a y cruzar el Barranco de la Babosera"


Una vez en el cauce del pequeño arroyo que surca el barranco, que vadeamos fácilmente, remontamos la ladera opuesta, cincuenta metros de desnivel, también incómodos, y por fin salimos a una pista cómoda. Unas sorprendidas vacas nos miran y, finalmente, se apartan ligeramente para dejarnos pasar.


Pista adelante hacia el Norte, con muy buenas vistas, nos llegamos, también en un corto tramo de ida y vuelta, hasta la ermita de San Esteban ¡Y aquí sí que hacemos un alto para reponer fuerzas!


Ermita de San Esteban
Retornamos a la pista principal y la seguimos hacia el Suroeste hasta alcanzar la vecina Collada de la Abadía, en la que la dejamos y en su lugar optamos por una senda, con indicación a “San Felices” y marcas amarillas, que se interna decididamente hacia el Oeste, en el pinar que cubre el barranco Fociello. El entorno se torna súbitamente húmedo y sombreado.

Vista desde el Collado de la Abadía

Por el pinar del Barranco de Fociello



Donde la humedad es muy elevada
Ahora todo es descender hasta llegar a San Felices, pueblo con muy pocas casas.

San Felices
Desde San Felices, por el GR-1, el sendero nos lleva de vuelta a Agüero y al espectáculo de sus mallos, tras haber realizado una gran circular a lo largo de la cual con pocas personas uno se encuentra.

Saliendo de San Felices por el GR-1

Los madroños flanquean el GR-1

Los olivos indican la proximidad de Agüero

Fachada Suroeste de los Mallos
En mi opinión conviene realizarla en sentido contrario a las agujas del reloj, así la parte final del GR-1 puede realizarse al trote.