sábado, 28 de julio de 2018

Pico Crecientes, Hoyos Borrascoso y Cerrado y Pico Negro, desde el embalse del río Pirón ¿Alguna vez camina alguien por aquí?


Pico Crecientes desde el embalse del río Pirón
Circular por la vertiente segoviana de la sierra de Guadarrama, con un itinerario “poco habitual y escasamente frecuentado” que tiene su origen en el embalse del río Pirón.

En resumen, el recorrido circular realizado es el siguiente:

Con origen y final a unos setecientos metros del embalse del río Pirón (lugar donde aparcar el coche), alcanzar primero el renombrado Puerto de Malagosto (1.953m), coronar seguidamente el Pico Crecientes y a continuación las puntas sobre los remotos Hoyo Borrascoso y Hoyo Cerrado, en la divisoria de provincias (Segovia al N; Madrid al S), abandonándola para encaminarse al Pico Negro (enteramente segoviano), tras lo cual bajar por la lejana hoya del Cerro Redondo, recorriendo luego la Majada del Roble hasta llegar a la Aprisquera, junto al río Pirón en los 1.600m, conformando un recorrido largo y apacible por parajes muy poco frecuentados, sirviendo de reconocimiento del terreno con vistas a la época de invierno, ya que resulta muy adecuado para realizarlo con esquíes o raquetas, siempre y cuando las inclemencias del invierno, muy riguroso en esta zona, lo permitan.

Son casi las 9h cuando iniciamos la marcha hacia el embalse. El cielo está cubierto de unas nubes que se irán disipando a medida que avance la mañana. La fresca temperatura incita al rápido caminar.

Al fondo, el Pico Crecientes
Dejamos abajo el embalse y nos adentramos en el pinar. La pista se encamina aguas arriba del río Pirón. El sotobosque está totalmente cubierto de altos arbustos; los helechos alcanzan un porte de metro y medio.

Embalse del río Pirón
Llegamos al punto donde hemos de abandonar la pista que venimos siguiendo para encaminarnos hacia el cortafuego que vemos próximo.

Cortafuego hacia el que nos dirigimos
Desde su base la pendiente no parece excesiva, pero sabemos que no va a ser así.

Ascendemos por él, primero recto, luego, a medida que la inclinación se acentúa, empezamos trazar zetas, a la par que nos internamos en un denso manto de arbustos que nos llegan hasta la cintura y que nos dificulta el avance. 

Buscamos suavizar en alguna medida el esfuerzo saliéndonos a la parte arbolada del lateral, pero volvemos al cortafuego en cuanto vislumbramos que la densidad del matorral permite el paso.

Cortafuego cubierto de denso matorral
Finalmente alcanzamos la pista en la que termina el cortafuego. A continuación nos encaminamos a traspasar la portera que da acceso al valle Sur de la divisoria marcada por la loma que desciende desde el monte de la Campana. A nuestra izquierda, en la distancia, aparece el Pico del Negro por el que pasaremos después.

El Pico Negro en la lejanía
En sentido Oeste – Este nos encaminamos hacia el Chozo de la Chata, al pie del Puerto de Malagosto.

Ya divisamos el Chozo (1.760m). Es éste el lugar donde cobraba el portazgo La Chata, moza serrana nombrada en el Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita.

El Chozo de la Chata
La pista hacia el Puerto de Malagosto es clara, por lo que continuamos sin más demora.

Alcanzamos la portera metálica (1.953m) y la gran piedra que constituye la mojonera entre las provincias de Segovia y Madrid. En el mojón hay una inscripción: Puerto Malangosto (**) o Puerto del Libro del Buen Amor. Año 1330 ¡Qué agradable paso resulta con buen tiempo y cuán inhóspito se torna bajo el hielo y el viento del invierno!

Puerto de Malagosto o Malangosto
A partir de aquí seguiremos una amplia pista que discurre mayormente por la loma que marca el suave perfil de la sierra y que se extiende hasta el Pico del Nevero, 6km al Este, y hasta el Pico de Peñalara, 16km al Sur.

Apenas nos detenemos en el Puerto, y unos metros más arriba alcanzamos la Cruz del Puerto de Malangosto, donde sí paramos para tomar un tentempié. Hoy, como casi siempre, no hay nadie. 

Otra cosa es lo que ocurre cada primer domingo de agosto, ya que tiene lugar aquí la que es reconocida como la romería que se celebra a mayor altitud en Europa (2.002m). Tradicionalmente concentra a los habitantes de los municipios limítrofes de cada una de las vertientes, la segoviana y la madrileña.

Alto de la Cruz del Puerto
En la lejanía descolla el Pico de Peñalara, algo a la dcha.
Continuamos la marcha ganando altura progresiva y suavemente hasta llegar a la parte superior del Hoyo Borrascoso y seguidamente del Hoyo Cerrado, tanto el uno como el otro hacen honor a sus nombres, el primero en invierno y el segundo en cualquier época. La vertiente Sur presenta unos vertiginosos 300m de caída que contrastan con la suavidad de la Norte, por donde discurre el recorrido de hoy.

Prestando atención a los restos de alambre de espino oxidado y enrollado sobre sí mismo, que abandonados sobre el suelo amenazan a quien camina descuidado, nos asomamos sobre los Hoyos.

Hoyo Borrascoso
En la distancia, pero próximos, están las cumbres del Alto del Porrinoso y del Nevero, por lasque anduvimos no hace mucho.

Seguidamente cambiamos de rumbo y nos encaminamos directamente hacia el Norte, apuntando al Negro. Si el anterior tramo es poco frecuentado no arriesgo a aventurar el número de personas que recorren a lo largo del año el que iniciamos ahora. Igual podrían contarse con los dedos de ambas manos, pero a lo mejor no es así.

Cima del Pico Negro; al fondo el Pico de Peñalara
Evitamos a propósito introducirnos tanto en el barranco del río Pirón como  en el que le sigue tras pasar la cima del Negro, porque si bien los inicios parecen suaves y atractivos, unas decenas de metros más abajo el cauce comienza a encajonarse y la pendiente aumenta sensiblemente. Preferimos rodearlos en altura y encarar la bajada por la Majada del Roble ¡More kilometers, more fun!(K. Jornet)

Deambulamos por parajes sosegados, cuyas vistas se van ampliando, observados por alguna vaca aposentada entre las retamas, encaminándonos hacia los restos de una antigua cabreriza desde donde iniciamos de verdad la bajada, ya que por el momento vamos manteniendo los 2.000m de altitud.

A partir de la edificación abandonada el camino emprende el franco descenso hacia la Majada del Roble, a lo largo del cual confirmamos cuán acertado resulta no habernos metido por cualquiera de los barrancos que flanquean el Negro.

Descenso hacia la Majada del Roble
Desde la Majada del Roble, en el centro, el Negro, a la dcha. el barranco del río Pirón
El camino se interna en el pinar a partir de los 1.850m a la par que se transforma en una pista que seguimos hacia el Oeste; vamos muy atentos para encontrar un apenas evidente entronque con una asilvestrada senda lateral, a los 1.770m de altitud,  que  abandona la pista y se enfila ladera abajo hacia el Este, en busca del cauce del río Pirón por un entorno boscoso y montaraz especialmente agradable.

Descenso hacia el río Pirón
Llegamos al río, lo vadeamos y accedemos a una pista que seguimos hasta confluir con el punto en el que por la mañana nos dirigimos hacia el cortafuego.

Pico Negro, en la distancia
Y sí, ¡Sí que se ve empinado el cortafuego por el que subimos! Acabamos de cerrar la circular en este punto.

Vista del cortafuego
Ya sólo nos queda retornar por el camino hasta el embalse del Pirón, primero, y luego al coche para completar una apacible circular de 20km de longitud, superando un desnivel total en ascenso de 850m de D+, por unos lugares escasamente frecuentados (con nadie nos cruzamos en todo el día), adonde procuraremos volver cuando las condiciones permitan realizar el itinerario con raquetas y esquíes.

(**) Apunte:

 Agostar” significa pastar el ganado durante el verano en las dehesas; y “agostaderos” se llama a los sitios o pastos donde agosta el ganado.

El prefijo o sufijo “mal” equivale a montaña (Maliciosa, Maladeta, Viñamala, Bachimala…).  

Malagosto sería pues el “agostadero de montaña”.
Detalles para el recuerdo:
Acebo lustroso
Amigos del bosque

2 comentarios:

  1. Hola Carmar.

    Muy bonito el entorno que rodea al embalse del río Pirón, como te gusta caminar a través del matorral, tendríamos que retomar la idea de hacer el "pinchudo" tridente de Guara.

    Un saludo

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    1. Ay, Eduardo, que por mucho matorrales que sean todos, tienen los erizones un algo particular que los distingue de los demás. Mientras estos rozan, frotan y se pliegan, aquellos pinchan, ensartan y dejan huella. Así que el pinchudo tridente merece capítulo aparte.

      Salud y Montaña

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