Nacimiento del río Guadalquivir |
El lugar del nacimiento del
Guadalquivir lo describe A. Machado como “Un
borbollón de agua clara, debajo de un pino verde”. Modesta surgencia que da
lugar al quinto río por extensión de la península ibérica (660 kilómetros de
longitud).
Tras una breve parada en éste punto
atravesamos un estrecho puente, pasamos por el área recreativa de la Cañada de
las Fuentes y continuamos en dirección a Puerto Llano durante aproximadamente
1km hasta encontrar, a nuestra derecha, un pequeño espacio donde se puede
aparcar, del que sale un camino con un cartel informativo del sendero para
visitar los Tejos Milenarios.
Iniciamos la marcha por una nítida
senda en trazada paralela al barranco de la Cañada de las Fuentes que, con su
verdor, contrasta notablemente con la kárstica ladera que, desde arriba, se
desprende del Aguilón del Loco.
Barranco de la Cañada de las Fuentes, al pie del Aguilón del Loco |
A la altura de un gran pino una
senda lateral se desprende del mismo e inicia la subida hacia el SE en
dirección a la Loma de Cagasebo. La seguiremos más tarde, cuando volvamos de
visitar el emplazamiento de los Tejos.
Así, algo más adelante, llegamos
al reducto calizo de los Tejos Milenarios, ubicados a los pies del pico
Cabañas, una de las máximas alturas del parque natural, donde la orientación
norte hace que las temperaturas sean frescas a lo largo del año.
Gran tejo milenario |
Enmudecemos ante la contemplación de estos supervivientes. El lugar entero resulta impresionante, nos sentimos partícipes fugaces de una naturaleza que nos sobrepasa, en la que el tiempo parece haberse detenido.
Reverentemente dejamos el recoleto emplazamiento y retornamos por el camino de acceso hasta encontrar de nuevo la senda que se dirige a la Loma de Cagasebo.
A la dcha. de este pino arranca la senda hacia la loma de Cagasebo |
El camino supera los últimos metros serpenteando entre las rocas calizas y alcanza la Loma de Cagasebo.
De nuevo nos sentimos transportados a tiempos remotos. De la aplanada loma colonizada vegetalmente por erizones, sobresalen pinos centenarios bien aferrados al áspero terreno, que de otra manera no aguantarían los vendavales que azotan estas alturas tan desprotegidas.
Deambulamos entre estos
auténticos monumentos naturales y finalmente nos detenemos bajo uno
de ellos para comer unos frutos secos antes de emprender el regreso.
Dejamos atrás la elevada loma y encaramos el descenso contemplando las abundantes nubes que cubren las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas.
La vegetación de la Cañada de las Fuentes ofrece perspectivas adicionales a las observadas durante la subida.
Más abajo los vivos colores de la primavera iluminan un paraje donde tenemos el privilegio de, por unos instantes, movernos entre supervivientes de épocas pretéritas.
El track de esta ruta, ampliada con el ascenso al Aguilón del Loco, se puede encontrar en el blog de Álex “Por los cerros de Úbeda”
Excelente dedicatoria a estos sabios testigos enramados de la historia de esta sierra tan emblemática.
ResponderEliminarMe ha gustado el enfoque entregado a los árboles de porte más espectacular, aquellos que, por su fronda y retorcidas ramas han captado tu interés para mostrarlos a posteriormente en el blog.
Otra ruta con encanto especial. Como te os cunde...
Un abrazo.
Los fenómenos naturales infunden respeto, y a ellos nos aproximamos con humildad, sabedores de lo relativo que todo resulta en un mundo que acoge por igual al efímero y al más longevo. El sujeto de estas historias rara vez es el hombre, fugaz en lo natural, sino más bien el entorno por el que transita visto a través de los ojos de quienes se encuentran bien en el sitio que les toca.
EliminarUn abrazo, Javier.
Hola Carmar.
ResponderEliminarHabéis cogido con ganas la Sierra de Cazorla, a este paso, va a ser vuestra tercera casa. Muy bonito el recorrido, desde el nacimiento, hasta esos bonitos tejos y pinos, que muestran la dura supervivencia en esas tierras.
Además al tratarse de una ruta lineal, de vuelta, siempre uno se percata de detalles, que por despiste o prisa, no se han visto en el camino de ida, al final cada circuito tiene sus ventajas.
Un saludo.
Un lugar, Eduardo, el de Cazorla verdaderamente cautivador, donde la naturaleza acoge y los ecos del pasado resuenan en los oídos del caminante inquieto y dado a adentrarse por lo poco frecuentado.
EliminarUn saludo.
Oh! Cazorla! Otra pendiente... una sola vida no me va a dar para tanto =)
ResponderEliminarSalud y monte!
Siempre faltará vida para el inquieto. No desanimemos, que oportunidades tendremos y mientras tanto, vivamos lo que tenemos.
EliminarVaya, hasta una especie de pareado me ha salido.
Salud y Montaña.
Impresionantes los tejos, solo con esa parte merece la pena hacer el viaje hasta allí. Gracias por hacernos vivir esos maravillosos recorridos.
ResponderEliminarAnte ellos uno se siente como un instante fugaz en la existencia. Ya te diré dónde hay alguno también en la Sierra de Madrid.
EliminarUn abrazo