lunes, 28 de marzo de 2016

Los “Castillos” de Armantes.

En Aragón, muy cerca de Calatayud, se encuentra un paisaje peculiar y difícil de adivinar desde la distancia, es la Sierra de Armantes.

Formando parte del Sistema Ibérico zaragozano está salpicada de numerosos barrancos y colinas, compuesta por yesos en sus zonas más bajas y por arcillas y margas en sus zonas más elevadas. El manto blanco del yeso, sujetado por el pinar, da paso al rojo de las arcillas que, desprovistas de cualquier parapeto vegetal, son erosionadas y cinceladas insistentemente por los elementos, dando lugar a los denominados “Castillos”, formaciones geológicas que resaltan en esta sierra.

Constituye un entorno de gran belleza, cuyo recorrido permite adentrarse en un paisaje duro y desértico que vale más visitar cuando el calor todavía no aprieta demasiado.

Eduardo y yo optamos por una ruta circular que, partiendo de las afueras de Calatayud, se extiende hacia el Noroeste. La subida la realizamos por el barranco de la Bartolina (marcas verdes y blancas), y el regreso lo hacemos por el barranco del Salto (marcas amarillas y blancas), con una distancia recorrida de 23km, salvando un desnivel total en ascenso de 650m de D+.

Los primeros tres kilómetros discurren por pista que enfila directamente hacia un pinar que se ve en la distancia. La moderada pendiente permite mantener un trote sostenido.

En la linde de “lo verde” la polvorienta y desnuda pista se transforma en senda. Dejamos atrás lo plano y nos adentramos en el barranco de la Bartolina, encaminándonos hacia los llanos de Maño Maño, agradeciendo la sombra.

Barranco de la Bartolina
Al poco, casi al final de la barranquera, alcanzamos la fuente de Maño Maño, de la que apenas mana agua. El entorno resulta algo más fresco que el resto.


A continuación salimos del barranco y accedemos a una pista que va ganando altura entre esclarecidos pinos colonizados por líquenes.

A nuestra izquierda empieza a verse el ocre de la arenisca.

Continuamos el ascenso. Un cartel indica que la Cruz de Armantes está cerca. La pendiente se empina en este tramo, pero apenas son 150m de desnivel hasta alcanzar la parte superior de una amplia meseta que se corta abruptamente por el Norte y por el Oeste.

Ascendiendo hacia la Cruz de Armantes
Una cruz metálica marca la cima; desde esta atalaya de 973m se domina el paisaje que hemos venido a buscar.

La Cruz de Armantes
La ausencia de viento y la temperatura moderada invitan a contemplar tanto el horizonte como el erosionado entramado de las partes bajas.

Desde la cima, hacia el Norte, se divisa el Moncayo nevado 
Entresijos del arcilloso roquedo
Hacia el Este las siluetas de los “Castillos” y el collado al que nos dirigiremos a continuación.

Los "Castillos" de Armantes, el Menor y el Principal (detrás), a la dcha. el collado de los Castillos
A lo lejos la Sierra de Vicor.

El tiempo pasa y hemos de continuar. Al trote alcanzamos el collado de los Castillos (852m); desde él nos aproximamos al menos elevado de ellos y que queda enfrente. Terreno de garbancillo por el que andamos con cuidado. 

Castillo Menor de Armantes

Las Lámparas de Aladino
Otro día, con más tiempo, bajaremos y nos adentraremos en el llamativo desierto de su base, pero hoy no toca.

Seguidamente ascendemos por una trocha corta pero muy pendiente al Castillo Principal (929m).

Ascendiendo al Castillo Principal
La gran plana de la Cruz de Armantes
Lámparas de Aladino y Castillo Menor
Tras un rato de observación emprendemos el pronunciado descenso hacia la embocadura del barranco del Salto, con cuidado para no resbalar por los menudos guijarros, y cuyo inicio arranca del mismo collado.

Desde la cumbre del Castillo Principal, en primer plano, abajo a la izq., el collado de los Castillos
De vuelta al pinar y al yeso.

Atrás queda el Castillo Principal.

Cunde la carrera por la senda trazada sobre las sucesivas viseras de la barranquera. Corremos muy atentos para no dar un tropezón.

Alcanzamos el fondo en un lugar donde volvemos a encontrar arizónicas.

La figura del castillo de Calatayud indica que ya queda menos.


Se hacen algo monótonos los últimos tres kilómetros de pista hasta llegar al lugar donde dejamos el coche por la mañana, completando así un circuito que nos ha permitido descubrir un lugar insólito, al que posiblemente volveremos con el propósito de recorrer los vericuetos de rocas que se encuentran en la base de los “Castillos”, y que en esta ocasión tan sólo hemos contemplado desde las alturas.

12 comentarios:

  1. Menuda colección os estáis haciendo de sitios recónditos y poco conocidos de la provincia de Zaragoza. Me encantan las formas erosivas que se encuentran en las zonas desérticas, éstas de Armantes se ven muy chulas.
    Salud(os),

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ahora toca ir extendiéndonos hacia Teruel, que también tiene rincones de este tipo. Cuando estés operativo nos acercamos a las Escaleretas, que está pendiente.
      Salud (especialmente) y Montaña.

      Eliminar
    2. Esas Escaleretas, qué ganas le tenéis, eh?. En cuanto esté operativo, nos organizamos para hacerlas juntos.
      Salud(os)

      Eliminar
  2. Que sitios curiosos te sabes! Muy bonito, si señor

    Un abrazo y mucha montaña!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El interés por lo inédito e intrincado junto con un equipo creativo (Eduardo es un lince), propician estos hallazgos.
      Salud y Montaña

      Eliminar
  3. Hola Carmar.

    Terreno desconocido, de contrastes, con bellos barrancos (Bartolina y el Salto), y curiosas formaciones en forma de castillo, que hacen, que nos planteemos una próxima escapada, por esta zona, ahora ya, sabiendo que hay que ver, y que hay que obviar.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con el conocimiento llega el refinamiento, así que sí, la próxima nos recorreremos los intrincados vericuetos desérticos a pie de castillos y almenas.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Es guapísimo este paraje de formaciones tan curiosas como sorprendentes. Siempre he querido hacer algún viaje para perderme por ellas pero, lo pospongo por pereza. Sé e imagino, la cantidad de búhos que puede haber por allí. Precioso paseo para alucinar sin descanso.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perderse por ellas y entre ellas me da a mí la sensación que es de lo más fácil, porque en la proximidad son algo enrevesadas, pero merecen la pena. Tanto es así que Eduardo y yo tenemos en la lista de pendientes el perdernos controladamente por sus entresijos.
      Un abrazo, Javier.

      Eliminar
  5. No sabes cómo te agradezco esta entrada mozo!
    No conocía este paraje y me ha gustado mucho. No sé cuando pero lo visitaré.
    Si es que...hay veces que nos vamos lejos y mírate que tenemos aquí al lado!!
    Un saludo montañero o runner, no sé yo...je,je.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vas generando una lista de pendientes, para cuando el retorno se produzca, y celebro mucho que algunas de estas rutas figuren en ella.
      Es uno de mis propósitos descubrir y relatar recorridos por Aragón: inéditos, intrincados y siempre bellos, pues poco hay en la naturaleza que sea desdeñable, y que además del Pirineo y sierras aledañas, de belleza y atractivo fuera de toda discusión, Zaragoza y Teruel tb tienen mucho que aportar; y por ahí andamos / corremos mi compañero Eduardo y yo.
      Montañero y runner, que ambos calificativos aplican, estando el segundo englobado en el primero.
      Salud y Montaña, Silvia.

      Eliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar