lunes, 20 de enero de 2014

La Gran Cañada de la Pedriza, desde el Hueco de San Blas. Caminando sobre la escarcha.

En las primeras horas del día, las que siguen a una noche fría y silenciosa, la extensa dehesa solitaria y blanca incita al recogimiento y a la contemplación.

El recorrido de hoy parte del Canto del Berrueco, en el Hueco de San Blas, accede a la Pedriza por el Collado de la Dehesilla (siguiendo el curso del arroyo de Coberteros), alcanza la base del Yelmo, y va a enlazar con la Gran Cañada justo en el punto donde arranca el callejón de las Cerradillas para, desde él, seguir en su totalidad (sentido Oeste – Este), hasta llegar de nuevo al punto de partida.

Dejo el coche en el Canto y empiezo la marcha. En cuanto me introduzco en el barranco de Coberteros comienzo a transitar a la sombra, y así será hasta poco antes de alcanzar el Collado de la Dehesilla, bien visible durante toda esta parte del recorrido.

La rosada lo cubre todo. Caminar sobre escarcha es andar sobre hielo, de modo que hay que hacerlo con el debido cuidado para no acabar tendido en el suelo, doliéndote de un golpe con imprevisibles consecuencias.

El chasquido de mis pasos es el único sonido que percibo alrededor. Me esfuerzo en evitar pisar sobre las piedras. Roca y follaje cubiertos de blanco, fríos al tacto y resbaladizos. Cuando salga al sol ya entraré en calor, que de momento no tengo.

Tras el rústico vivac se encuentran la calidez y la luz.


Risco de Mataelvicial
Alcanzo el Collado de la Dehesilla y, sin detenerme, continúo por el buen sendero que, por la cara Norte, se enfila hacia las Cuatro Damas y el Acebo. Me sorprende  que, aparte de algunas placas de hielo, perfectamente evitables, el resto del camino está seco y sin restos de escarcha ¡Menos mal!

Superado este último tramo de sombra accedo a la luminosidad de la cara Sur. Las Cuatro Damas se templan al sol mañanero.

Las Cuatro Damas
A partir de este momento la ruta discurre entre las rocas y siluetas pedriceras que tanto estimulan la imaginación. Mirada agudizada y atenta para no dejar escapar detalle alguno de los muchos que nos rodean.

Por más veces que se deambule por estos entornos, siempre se encuentran perspectivas nuevas o diferentes.

Rocas de formas peculiares y animales “a lo suyo” se ofrecen a la vista, transmitiendo a quien por aquí transita sensaciones en consonancia con su estado de ánimo.

Desde la base de la pared Sur del Yelmo intento encontrar la ubicación de la Lagunilla del Yelmo, escondido lugar al que llegué una mañana de niebla, hace unos cuantos meses, y cuyo acceso hoy, a pleno sol, soy incapaz de encontrar. Tras haber descendido un trecho largo buscándola, me detengo sobre unas heladas rocas, y ante el panorama agreste y carente de trocha alguna, decido retornar al pie del Yelmo para seguir con la ruta prevista ¡Otra vez será!

A la derecha, cara Sur del Yelmo
Desciendo por el camino más normal de acceso al Yelmo por la ladera Sur, y alcanzo la Gran Cañada que aquí, sobre el Tranco, discurre  por una amplia explanada herbosa. La senda, bien marcada, se extiende  unos 6km de Oeste a Este, enlazando la vertiente de Canto Cochino con el Hueco de San Blas, “faldeando” la Pedriza Anterior en el entorno de los 1.350m de altitud, cruzando la Senda Maeso para, al poco de pasar al pie de la inconfundible mole de las Peñas Cagás (en clara alusión al sinnúmero de deyecciones de buitres que, a fuerza de años, han conseguido “fundirse” con el granito), comenzar el claro descenso, paralela al Hueco del Recuenco, llegando finalmente al Canto del Berrueco.


Cara Sur de las Peñas Cagás
Recorrido de unos 14km de longitud, salvando un desnivel total de unos 800m de D+, conformando una ruta circular poco usual, que permite acceder a la Pedriza “desde fuera” (el Hueco de San Blas), tocando una de las zonas más emblemáticas de la misma (la cara Sur del Yelmo), abandonándola después a través de una de las sendas más renombradas y menos transitadas en su totalidad, como es la Gran Cañada. Lugar de altivas rocas, donde la imaginación interpreta sus formas y perfiles, bajo la atenta mirada de cabras monteses y buitres que, desde la distancia y seguridad de sus atalayas, contemplan a los que por la zona transitamos más o menos pausadamente. Todo esto antes de las primeras nevadas del invierno.






4 comentarios:

  1. Esta, junto con la subida a las Torres, para mi son las rutas más bonitas en la Pedriza!!

    Vaya espectáculo y derroche de formas y equilibrios.

    Bonita ruta .... las fotos inmejorables.

    S2

    Trasgu

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    1. Son varias las rutas "muy" bonitas que ofrece la Pedriza. Ésta, sin duda, es una de ellas. Las Torres, seguidamente y cómo olvidarse del Puente de los Poyos con extensión hasta Tres Cestos ¿Podríamos dejar en el tintero los jardines del Predicador y Peña Sirio? ¿Qué decir del Laberinto y del Callejón de las Abejas? En fin, paremos, que si no nos vamos a agotar tan sólo de pensar. Gracias por la visita y los comentarios. Salud y Montaña, amigo Trasgu, y a ver si la nieve se mantiene unas semanas y podemos hacer algo en ella.

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  2. Buscando caminos a través de los recovecos que ofrece este espacio granítico y uniendo los valles de acceso encadenas un trazado dispar, como lo es ese entorno, a la vez que singular, por las diferentes sendas que enlazas. El gélido discurrir por los campos adehesados se contrapone a la visión de la verticalidad de los riscos. Territorio de contrastes. Salud y Montaña

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    1. Territorio de hermosos contrastes que nunca acabas de conocer del todo y que, por lo tanto, siempre te atrae porque algo nuevo se encuentra. Salud y Montaña.

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