domingo, 31 de julio de 2011

Un “Sarrio” por las Torres de la Pedriza Posterior -31.07.2011

Hermoso rincón este de la Pedriza que hoy, último día de julio, se presenta ciertamente solitario, abandonado por los visitantes, que en otras épocas del año lo recorren arriba y abajo.
El calor que se asienta a partir del mediodía y las vacaciones que impulsan a la mayoría hacia las playas, convierten a la Pedriza en un lugar postergado durante el centro del verano, resurgiendo en otoño para quedar luego relegado nuevamente hasta la primavera.
Un circuito rápido por las Torres, buscando las sombras y madrugando para haber acabado cuando empiece a hacer calor de verdad, es una buena manera de despedirse de la Pedriza hasta el mes de septiembre.
Tras un ratito de “cola” hasta que abren la barrera de acceso al parque (he madrugado demasiado), salgo de Canto Cochino a las 8h 30m con trote alegre por “la Autopista”, en dirección N, hacia el bosque que, al pie de las Milaneras, lleva derecho hasta el Collado del Miradero.
En suave subida dejo a mi derecha el desvío hacia el refugio Giner y enseguida alcanzo el punto de cruce del Arroyo de los Pollos, hacia el Pájaro y Collado de la Ventana. Por aquí bajaré luego. Ahora dejo el arroyo y sigo por mi izquierda, emprendiendo fuerte subida por el bosque que cubre la falda de las Milaneras. Voy a la sombra y fresco.

La pendiente es empinada, pero marcho entre pinos y helechos, algo secos ya, por bosque surcado de cursos de agua.

Desde un claro veo a mi derecha cómo el sol está a punto de asomar por las Buitreras.

Giro la cabeza hacia mi izquierda y veo cuan iluminada está la cresta de las Milaneras, con “los Tres Cestos” bien visibles ahí arriba. Agradezco internarme de nuevo en la sombra del bosque.

La senda sigue ganando fuerte pendiente, algunos troncos caídos cruzan el camino. Algo más arriba los pinos se acaban y entro en los últimos metros “a pleno sol” que preceden al Collado del Miradero (1.878m).
Mirada hacia atrás y la Maliciosa, con su cordal SE de Los Porrones, se me ofrece a la vista.
Subo rápido los aproximadamente 110m que me separan de la entrada al Comedor de Termes (1.990m), punto culminante del circuito de hoy. La sombra de este tramo en cara N resulta hasta fresca.
De pronto este “Sarrio” y una cabra habitante de la zona se encuentran de improviso, sobresaltándose mutuamente. Ella da un silbido y un brinco, él gira bruscamente la cabeza buscándola con la mirada. Ambos se quedan quietos, a unos 5m uno del otro. El “Sarrio”, apaciguador, le chasquea suavemente la lengua, ella le mira y lentamente se acerca hasta una “distancia de seguridad” de un par de metros.

Se miran ambos, él le sonríe, ella baja ligeramente la cabeza aproximándose algo más,.....

.... y le ofrece una buena estampa de costado para la foto del recuerdo.
Se dicen adiós, ella queda en su hábitat y yo prosigo hacia las Torres.
A partir de aquí, el caos granítico y “las Torres” son los reyes y señores. La senda zigzaguea por en medio, los panoramas son atrayentes, las rocas retadoras, las subidas y bajadas continuas.

Desde las Torres, hacia el Sur, en primer plano: la cresta de las Milaneras, a continuación, en segundo plano, la cresta de Los Porrones, en su ascenso hacia el punto culminante de la Maliciosa.
Si pierdes la traza (mojones y marcas blancas y amarillas), das un rodeo y la reencuentras luego; atención no obstante a no perderlas del todo. Lo temprano del día, son las 10h 30m, y la altura de los torreones, permiten que la mayor parte del trayecto lo haga a la sombra.

Dejo a mi derecha el Callejón de la Abeja y al poco encaro la “característica roca” que hay que “cruzar por dentro”, o por fuera con “destrepe adherente”, ambas modalidades “muy particulares” de la Pedriza. En ningún caso difícil, tan sólo, entretenido.
Ahora ya tengo enfrente el Collado de la Ventana, que no toco hoy, sino que me dirijo monte a través, a buscar la senda que baja de él y que pronto alcanzo, en zona de rododendros precursores del pinar que viene seguidamente.
Cómodo descenso acompañando al Arroyo de la Ventana en su discurrir hacia el de los Pollos, y llego al punto de cruce de este último, lugar que miré esta mañana, en subida.
No baja tanta agua como unos meses atrás, y lo cruzo sin dificultad. Ahora estoy ya en el suave y balizado camino hacia “la Autopista”.
Emprendo rápido zanqueo hasta que de pronto, en un recodo desde el que se ve bien el Pájaro, me topo con Christian y sus dos perros, que se lanzan hacia mí para darme “su bienvenida”. Ellos me recuerdan (nos encontramos hace unas semanas en la cima del pico superior de Siete Picos), pero yo, primero me llevo un susto, luego sonrío a la perrita negra que se ha alzado y me ha puesto las manos sobre la cintura, y después saludo a Christian que está apaciguando al “melenudo”, que no deja de ladrar. Nos entretenemos en ver cómo una cordada está escalando el Pájaro, comentamos que hace muchos, pero ya muchos años, cada uno de nosotros también lo escaló, y nos despedimos “hasta la próxima”.
Ahora sí encuentro algo más de gente por “la Autopista”, no demasiada, y llego sin más al aparcamiento de Canto Cochino a las 12h.
¡80% del recorrido realizado a la sombra! Unos 10km de marcha, salvando un desnivel positivo en torno a los 1.000m de D+, y con satisfacción y ganas de comer, de vuelta a casa antes de que haga más calor.

1 comentario:

  1. Je, je....vaya rollitos que te llevas con la fauna!! Espero que por el Piri, con la suerte que tienes, no te topes con algún plantígrado.

    Ta pron!

    ResponderEliminar