domingo, 24 de julio de 2011

Peñalara, de nuevo, desde la Granja de S. Ildefonso -24.07.2011

Los de mi tierra llamamos sarrios a los rebecos, al viento le decimos aire y somos considerados tozudos y perseverantes. Creo que todo ello es cierto.
Es por esto que un servidor, “Sarrio” de Club y por afición al monte, un día como el de hoy, en el que hacia un aire bastante fresco, ha decidido volver a intentar subir desde la Granja de S. Ildefonso al Pico de Peñalara (punto culminante de Guadarrama, con sus 2.428m) por el itinerario que pretendí seguir, y no pude, el pasado día 11 de junio, de cuya gesta y ristra de “premios conseguidos” ya dejé constancia en este mismo blog, por lo que voy a ahorrarme (nos) los detalles.
Pico de Peñalara
En síntesis, el itinerario consiste en llegar al Puerto de los Neveros, recorrer la cresta de los Pájaros a los Claveles, el Pico Peñalara, y volver hasta la Granja por una senda que se toma al pie de la Peña Citores y que desciende próxima al arroyo de las dos Hermanas, entroncando con la pista que recorre el pinar de Valsaín (el recorrido, perfectamente descrito, lo publicó Luiso el 29.06.2008, en www. Pirineos3000.com).
Como de la vez pasada salí escarmentado (nada más dejar la tapia de la Granja ya tomé el camino equivocado, lo que me recompensó con un extra de 4km, y para rematar, en la bajada desde  Peñalara “mi intuición” me llevó por el curso de un arroyo que luego se metió en su barranco, y yo con él, porque no me podía salir, pasándolas canutas hasta que salimos, digo, el arroyo y yo, del dichoso barranquito), pues esta vez decidí seguir al pie de la letra los pasos básicos del “perfecto excursionista”, a saber:
·         Estudio y memorización del itinerario a seguir.
·         Mapa y brújula, a mano durante el recorrido.
·         Equipo adecuado a la marcha que se va a realizar.
·         Entrenamiento y experiencia acordes con el objetivo.
Todo lo llevaba “bordado”.
Así que a las 8h15m salgo de los jardines de la Granja (1.190m), enfilo tapia arriba (SE) con determinación y buen ritmo, sonrío a la curva del sendero que la vez pasada supuso mi error de itinerario, y dándole la espalda altaneramente me interno por la “poco advertida trocha” que, pegándose a la tapia, gana fuerte pendiente hasta llegar al lugar donde la pared tuerce 90º hacia el SW. Aquí aparecen las marcas amarillas y blancas.
El cerro que aparece a la derecha tiene dos nombres, a elegir, bien el del Moño de la Tía Andrea, bien La Silla del Rey
Hermoso camino por medio de agradable vegetación que enseguida me lleva hasta el arroyo del Morete. Y aquí, nada más cruzarlo, se ofrecen dos posibilidades, bien seguir recto, bien tomar una empinada senda hacia la izquierda, ladera arriba.

La hermosura de la ladera, junto con un relincho que viene de lo alto, me decide por seguirla, y así, de forma entusiasta pero inconsciente, abandono el itinerario memorizado la noche anterior; de la confusión me daría cuenta más tarde.

De momento, subo encantado por esta senda, tiesa para arriba por medio de los pinos, compartiendo trocha, ladera y helechos con un grupo de caballos que por allí están. En la parte alta reencuentro las marcas, que ahora han cambiado de color, unas veces son azules, otras amarillas, a fin de cuentas, hay marcas. Mojones también. Así que, a seguir.
Marcas de todo tipo: amarillas, azules, de "jineta" marcando el territorio, la mía acompañando. 
El sendero por el bosque es precioso. Paso por “la Fuente del Montañero”, de vez en cuando encuentro carteles antiguos de madera indicándome cuánto queda para llegar a Peñalara.
El bosque se acaba, dando paso a los claros de altura.
Y poco a poco, recorro el bosque cuyos pinos, a medida que asciendo, se van haciendo más pequeños y escasos.

Al final, salgo a un claro poblado de helechos,  donde otro grupo de caballos me mira curioso. Me siento en paz y a gusto en este entorno. El collado se adivina más arriba.

Último vistazo hacia atrás, a los animales, al amplio panorama, y pongo proa hacia el collado. Me “escama” que el monte que se ve “no se parece” al de Claveles, además llevo un rato ya sin senda. Si la marcha por el canchal me parece incómoda, cuando éste se acaba y he de comenzar a caminar sobre los enebros y piornos, la incomodidad y los inconvenientes aumentan. Ahora ya tengo claro que el collado hacia el que me encamino es el de los Poyales, 1km a la izquierda del objetivo (el de los Neveros). En fin, al menos esta vez “la deriva” ha sido más tolerable, y el recorrido precioso. La próxima ocasión, que la habrá, ya atinaré.
No sé porqué, pero me pasa por la cabeza que este Peñalara es algo “somarda”, (es decir, un poco “taimado”, vamos que tiene toda una serie de recursos, aparentemente inocentes, para ponerles las cosas en su sitio a los visitantes).
La cresta de Pájaros a Claveles, sencilla ahora, se complica sobremanera con el hielo del invierno.
El acceso al risco de los Pájaros y su cresta al de Claveles resultan sencillos con buen tiempo. En la cima de Peñalara (2.428m, 11h15m), al resguardo del aire y de la multitud que llega desde Cotos, contemplo el paisaje, tomo unas almendras, bebo un trago, ajusto las zapatillas, y a encontrar el sendero bueno que, desde el pie de Peña Citores, desciende acompañando al arroyo de Dos Hermanas.
Esta vez sí que atino. Voy siguiendo los mojones por la empinada ladera cubierta de enebro y piorno. El barranco por el que discurre el arroyo, y por el que bajé la vez anterior, queda unos 30m a mi derecha. Lo miro de reojo.
El arroyo discurre vigoroso por su cauce y por su barranco.
¡Cuánto cunde la marcha por senda! Aunque sea empinada y esté cubierta de “piñas rodantes”, caídas de los pinos, que te hacen deslizar incontroladamente al menor descuido.
Al alcanzar la pista asfaltada que cruza el pinar de Valsaín ya sólo me quedan 5km para llegar al coche.
Son las 13h45m cuando llego a la Granja, tan solitaria esta mañana, tan concurrida de paseantes y turistas al mediodía, gratificado por la completa excursión y por los solitarios parajes por los que he deambulado.

Recorrido circular de unos 22km, que salva unos 1.300m de D+, empleando 5h 30m en  armoniosa sintonía con esta naturaleza tan fresca y lozana que nos ofrece la Sierra de Guadarrama que, si se elige bien, no tiene nada de transitada. De hecho, aparte de los caballos, hasta llegar al risco de los Pájaros, no me he cruzado con nadie ¿será cosa del itinerario seguido? Seguramente.

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