lunes, 3 de julio de 2017

Las Hurdes: meandros, chorreras, agua, vegetación, paz y sosiego.


Meandro del Melero en el río Alagón
Las Hurdes invitan al tranquilo y sosegado deambular por sus parajes desbordantes de naturaleza, color y vida.

Los versos de Fray Luís de León nos vienen a la cabeza mientras estamos inmersos entre valles y colinas donde el sol y el agua dibujan paisajes que atrapan:

“Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero. Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido”.

Lo que sigue es la crónica de una calurosísima jornada dedicada al descubrimiento de unos cuantos de sus rincones, experimentando cómo el cuerpo primero se rebela y luego se adapta a caminar a 39ºC (cuán importante resulta la hidratación en tales circunstancias), mientras el espíritu va relajándose a medida que transcurre el día.

Meandro (Curva pronunciada que forma un río en su curso). Aguas sosegadas y tranquilas lamiendo los contornos de la tierra y roca por la que discurren.

·         Meandro del Melero: Se trata de un meandro muy cerrado del río Alagón rodeado por un paisaje de montes y bosques. Partiendo de Riomalo de Abajo se toma una pista forestal que, tras un par de kilómetros, lleva hasta el Mirador de la Antigua, desde donde se puede contemplar el espectáculo.


·         Meandros del río Malvellido: se encuentran a medio camino entre El Gasco y Fragosa (poco más de 1km desde El Gasco). Pizarra, bancales y agua componiendo un particular y atractivo conjunto.
 


                                                                                Meandros del río Malvellido
 
Alquería:

Conjunto de casas de campo o granjas que constituyen una pequeña población que depende administrativamente de una villa o ciudad.

Los pueblos de Las Hurdes estaban constituidos en el pasado por 29 alquerías agrupadas en 5 municipios que se han mantenido hasta hace pocos años como ejemplos de dispersión de población.

Chorrera (Lugar por donde cae el agua)

·         El Chorrituelo de Ovejuela es una cascada próxima a Ovejuela, que es una de las alquerías de Pinofranqueado. La ruta parte desde la población y siguiendo un sendero en el que podemos disfrutar de bellos paisajes se llega a la cascada. Antes de comenzar a caminar hay que permitir que el cuerpo se adapte, y que el cerebro asuma que vamos a comenzar una marcha a pie cuando el termómetro supera los 39ºC. El paraguas que llevamos ayuda a tomar la decisión ¡La sombra al menos está garantizada!


Salimos del pueblo, contorneamos un grupo de alcornoques y pasamos junto a una tentadora piscina natural que llena el río Ovejuela.
 

 
 
El camino empieza a ganar altura mientras dejamos atrás los bancales con las huertas y su hortelana.


 
 
Vamos pegados al murete de pizarra buscando cualquier vestigio de sombra. El sol del mediodía pega de plano.


Lozanos helechos y llamativos castaños en flor destacan sobre el fondo más apagado de pinos y olivos.
 

Desde la parte más elevada del sendero contemplamos lo ya recorrido, así como el atractivo cauce hacia el que nos aproximaremos en breve.
 


 
 
El rigor del sol recalienta las pizarras, si bien las mariposas parecen insensibles a la elevada temperatura.
 

 
 
El camino se adentra en el barranco, el murmullo y la proximidad del agua amortiguan la sensación de calor.

 
Los lustrosos madroños y el rumor de la cascada indican que estamos a punto de alcanzar el Chorrituelo.


El paraje y el salto de agua compensan de sobra los sudores.


 
 
Tras un recorrido de 6 km de longitud total entre ida y vuelta estamos de nuevo en Ovejuela y, con decisión y entereza, emprendemos el viaje de unos cuarenta kilómetros por carretera en pos del siguiente de los objetivos pedestres de hoy.


·         El Chorro de la Meancera, chorrera próxima al Gasco, que es una de las alquerías de Nuñomoral.


La pequeña población de El Gasco conserva edificios con la arquitectura típica de la zona, a base de piedra, madera y pizarra, situada en la parte alta del pueblo.
 

Lo primero que hemos de hacer es encontrar el estrecho y muy pendiente callejón por el que bajar al nivel del río. A pesar de tener un cartel indicador, la primera vez nos lo pasamos de largo y, cuando nos damos cuenta, hemos de volver a buscarlo.


La ruta hacia el Chorro de la Meancera comienza en la parte baja del pueblo junto al río. Atravesamos por el puente hacia la otra orilla y seguimos la senda acondicionada que discurre en paralelo al curso del río Malvellido.


Como en la ruta anterior, lo primero que encontramos es una piscina natural.
 

 
 
El bien acondicionado camino gira hacia la derecha dejando atrás el curso del Malvellido y se interna por entre unos huertos cuajaditos de cerezos, adentrándose en el barranco que surca el arroyo de la Meancera.


 
 
Nubes tormentosas van desarrollándose a gran velocidad ¡La utilidad del paraguas promete ser múltiple hoy!


Paulatinamente la senda acondicionada va ganando altura.
 
 
Al poco, tras subir unos últimos metros, se alcanza el paredón rocoso del fondo del barranco por el que la cascada cae en sucesivas terrazas. En este caso no hay poza en la base, sino que tal cual cae continúa su curso barranco abajo.


 
 
Recorrido de poco más de 4km de longitud total, entre ida y vuelta, que casi bajamos a la carrera con el propósito de evitar la tormenta que hubiera hecho muy resbaladizas las pulidas rocas del camino.
 
 
Llegando de vuelta a donde habíamos dejado el coche, en la parte alta del Gasco, empezaron a caer los primeros goterones de lluvia que, tras el riguroso calor soportado durante la jornada, provocaron una drástica bajada de más de doce grados centígrados dejándola en torno a los 26ºC.
 

Damos por terminada así una jornada tórrida en cuanto a la temperatura pero indudablemente recuperadora, visitando meandros, chorreras y alquerías por unos lugares donde el tiempo parece cobrar otra dimensión, las prisas no son habituales y donde las piscinas naturales continúan siendo uno de los recursos naturales para sobrellevar los calurosos veranos.


2 comentarios:

  1. Hola Carmar.

    Con esas temperaturas, el cuerpo no se adapta, sobrevive, así que lo mejor es saber acertar con las fechas en que se visitan estos parajes tan bellos, y solitarios.

    Un saludo.

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    1. Hola Eduardo, saber y acertar son dos vocablos que rara vez se dan juntos, ahora que, cuando eso ocurre el resultado es espectacular.

      Por lo demás no está mal comprobar los propios límites en situaciones algo exageradas.

      El entorno y los parajes merecen la visita "casi" en cualquier circunstancia.

      Salud y Montaña.

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