Teniendo presente que el animal
grande suele ser percibido como un peligro potencial por el más pequeño, y que
en los entornos naturales por los que nos movemos en España el hombre es de los
más grandes, si queremos aproximarnos a ellos sin que nos rehúyan, penetrando
en su particular perímetro de seguridad, hemos de esforzarnos en NO SER TOMADOS
COMO UN PELIGRO, de otra manera huirán, la mayoría de las veces sin ni siquiera
ser vistos.
La mejor forma de entablar una
relación es ofreciendo un obsequio, y ¡Qué mejor regalo en la naturaleza que
algo para comer, y tan sabroso como la manzana!
Y aquí es donde el “homo sapiens”
ha de hacer uso de la “sapiencia”, alejando de nuestra forma de actuar
cualquiera de los hábitos provenientes de “la civilización”, y tratemos de
“ponernos en su lugar”. Lo que a nosotros nos asustaría también les asustará a
ellos. Por lo tanto, y sin olvidar que “solemos ser el animal más grande”:
·
Obsérvalos, déjate ver y oler, sin movimientos
bruscos ni sobresaltos, esboza una sonrisa sin enseñar los dientes, no les
mires fijamente a los ojos, clava la vista en el trozo de manzana que sostienes
en la mano, ponla a su altura, muéstrala lentamente, deja que su mirada pase de
ti a la fruta y viceversa.
·
Si hay suerte centrarán finalmente la vista en
lo que sostiene tu mano, esto es señal de que has sido aceptado en su inestable
círculo de confianza, comenzarán a acercarse lentamente. Deja que sean ellos
quienes se aproximen.
·
Procura no romper el tenue vínculo recién creado
con algún tipo de movimiento brusco (aguanta ese inoportuno picor de la nariz;
no prestes atención a la mosca que, tras posarse, anda sobre tu frente; tu
propia mirada centrada también sobre tu mano). Sé paciente, si tratas de forzar
la situación solo conseguirás espantarlos.
En función del hambre que tengan
y de cómo te perciban se acercarán más o menos e incluso, si hay suerte y con
paciencia, algunos comerán de tu mano. Los que lo hagan tan sólo te rozarán con sus belfos o
bigotes, notarás el vaho cálido de su agitado aliento, hasta la humedad del
hocico y la tersura de su lengua; en tanto en cuanto les dejes llevar la
iniciativa sus dientes no te lastimarán, ni te tocarán en la mayoría de los
casos.
Hay diferentes grados de
resistencia al innegable atractivo de las manzanas. El perímetro de seguridad
depende de los animales:
o Corzos: ¡Cincuenta metros son pocos!,
yo creo que ni se fijan en las manzanas, de tan atentos como están a la
persona.
o Cabras: ¡Llegan a comer de la mano!
o Jabalíes:
·
Si son muy pequeños (jabatos) vale más ni pensar
en aproximarse a ellos, y si se te acercan, lo mejor que se puede hacer es
rehuirlos y mantener el ojo avizor, que la madre aparecerá de golpe hecha un
basilisco y enfilando derecha hacia ti.
·
Si son ya algo mayores, como los de las fotos,
se comportarán como sus primos los cerdos domésticos y comerán lo que se les
eche.
o Zorros: Tan sólo los ejemplares jóvenes
han acudido a la comida ofrecida. Los adultos son bastante huidizos.
o Caballos: Son muy sociables. La mayoría
comen de la mano
o Asnos: Son tan sociables que lo que
cuesta es sacárselos de encima. Se pegan a quien les da de comer con una
perseverancia inaudita. Y si se les rasca con la mano el interior de sus
grandes orejas hay compañero para un rato largo.
Para mí, una de las experiencias
más agradables que me aportan las marchas por la naturaleza es la de
interactuar con el resto de los animales que en ella habitan; en verlos y ser
visto, siendo considerado como “uno más” en el entorno y, de tanto en tanto,
compartir con ellos alguna pieza de las manzanas que suelo llevar en la
mochila.
Carmar, el encantador de animales, y mi me la das cortadita ...
ResponderEliminarUn saludo.
Conmigo siempre tendrás una manzana a trozos para comer.
EliminarUn abrazo.
La suerte que tienes de encontrarte esas maravillas en tus marchas. Esperamos compartirla en la proxima
ResponderEliminarCompartiremos marcha, suerte, agua, bocadillo y falsos llanos.
EliminarUn abrazo
Irresistíveis maçãs essas da foto!!! ;)
ResponderEliminarQue sorte a sua encontrar todas essas prendas da natureza e poder se aproximar com tanta doçura e paciência!... são bichos encantadores (e, certamente, você se saiu um excelente encantador de animais... ahah... muito lindo!)
Na minha juventude, tive a oportunidade de travar contato com um burrinho gracioso... é uma espécie dócil e bastante inteligente.
Encantada...
Um beijo
Acercarse a los animales y entablar contacto con ellos, siendo aceptado en su círculo de seguridad, produce una hermosa sensación de estar en comunión con la naturaleza.
EliminarNo obstante, hay muchos momentos de frustración también hasta poder conseguirlo, porque su recelo instintivo es grande.
Un abrazo.
Bueno, estoy prácticamente en todo contigo, sin duda. Interactuar con los animales da una sensación de libertad; es como pertenecer aún más a la naturaleza. Supongo que los animales silvestres están en rutas muy transitadas por humanos para poder entablar un principio de amistad; siempre, como no, siguiendo esas pautas que tan bien has establecido en tu texto. No todo el mundo tiene esa mano y paciencia que demuestras en las fotos para eliminar distancias y compartir ese momento tan especial entre dos seres de distinta especie, sabiendo la mala prensa que tiene el humano en la naturaleza.
ResponderEliminarPues si, comparto esa sensación contigo de tratar, por medio del "soborno alimenticio", un mayor acercamiento hacia el animal en cuestión para disfrutar de su presencia, su estampa y su tensión.
Siento haberme pasado esta sensacional entrada, por lo tanto, gracias por el detalle de recordármela para disfrutar de ella.
Un abrazo.
Nunca es tarde si la dicha es buena. Gracias por la opinión del experto, que encontraba yo a faltar.
EliminarUn abrazo y buen verano.
No, por favor, de experto nada; simplemente de admirador de la vida, como toda la gente que sale con la misma intención de disfrutar de la naturaleza y sus criaturas.
EliminarOtro abrazo y mucha naturaleza por delante.